jueves, 3 de julio de 2014

El que siembra sangre - Departamento Q vol. 2


La novela negra en su vertiente más genérica, la menos social y desde luego la menos clásica, se está viendo invadida por los “asesinos en serie”.

Antes leías una obra de este género y te encontrabas una actividad delictiva del tipo que sea (robo, homicidio, violación, etc…) que suponía una indagación profunda del entorno de la víctima, de lo sucedido, de los hechos… del día a día en las comisarias o en la vida de los protagonistas.

Hoy son asesinatos en serie. Uno detrás de otro (de ahí lo de “en serie”). Sin más. Los policías se dedican a ir detrás del asesino recogiendo cuerpos (asustándose ante la aparente dureza del crimen cometido, ante la perversidad humana, ante la maldad singular de cada uno), de forma continuada hasta que una pista, un descuido o una idea brillante desatasca el proceso.

Los “asesinos en serie” se están comiendo las distinciones entre las distintas ramas de la novela negra, desdibujando las fronteras territoriales. 

Hasta hace unos años, un autor nórdico ofrecía una visión singular de la sociedad en la que se desarrollaban sus tramas, acercando al lector a una concepción de la vida totalmente distinta a la del lugar en el que vivía. 

Del mismo modo un detective del sur de europa (Montalbano, Brunetti, etc…) mostraba las costumbres de la cultura mediterránea (el gusto por la vida, el buen comer, el aire libre, pasear, etc…) y los estadounidenses explicaban los problemas de una sociedad mucho más convulsa y deshilachada de lo que ellos mismos están dispuestos a reconocer.

Pero, como digo, en algún momento de los últimos años se empezó a generalizar la temática del asesino en serie y se empezaron a homogeneizar las propuestas. 

Da igual el espacio físico, los caracteres de los personajes, las costumbres regionales… nada importa. Todo se reduce a Asesino, perseguidores, muertos, forma de matar (que es donde está la diferencia) y posibilidad  de un giro argumental que sorprenda al lector y deje a demás buen sabor de boca.

Son momentos para James Patterson y Jeffrey Deaver y para los guionistas de series televisivas de éxito en detrimento de Karin Fossum, Lorenzo Silva, Deon Meyer… el consumo masivo y el producto enlatado sobre la elaboración y el sabor original.

Es lo que toca.

Esta segunda entrega del “Grupo A” ( o de la serie de Paul Hjelm), escrita por Arne Dahl, se circunscribe un poco en ese movimiento. 

Cuenta a su favor con un protagonismo mas colectivo que permite alguna variación adicional y un pequeño guiño a la intimidad y el saber estar de los personajes, con un protagonista menos definido y algo menos estereotipado, pero cada vez más alejado del Wallander de Henning Mankell (que ya atisbó varios asesinos en serie en sus novelas pero que siempre reflejó la evolución de su sociedad).

En “El que siembra sangre” la novela discurre en Suecia como podría hacerlo en cualquier parte del territorio yanqui. 

Nada hay del entorno y la sociedad sueca (que por ejemplo si se atisba en “El detective moribundo” de Leif G.W. Persson), de los personajes profundos que reflejan la sociedad que habitan y su distinta forma de entender la vida (como el Konrad Sejer de Fossum) o las tramas elaboradas, bien construidas y fuera de los arquetipos habituales (con el inigualable Harry Hole de Jo Nesbo).

Aquí nada de eso aparece y la distancia con la novela europea a la que estábamos acostumbrados está cada vez más marcada. 

Es la fórmula genérica, en la idea de la construcción de una novela negra estándar, casi unidimensional, que es lo que se estila estos días (bendito Lorenzo Silva que no se deja llevar por modas y publica  “Los cuerpos extraños”).

Habrá a quien le baste con los dos giros que da la novela para decidir que es una gran novela. Yo pido algo más, algo distinto, algo que no sepa a “lo mismo que siempre”, por bien escrito que pueda estar el libro.

miércoles, 2 de julio de 2014

Proven Guilty - Harry Dresden, vol. 8


Siempre he dicho que Harry Dresden es uno de mis personajes favoritos. De “Urban” el que más, seguro. 

Es dinámico, entretenido, con tramas elaboradas y personajes memorables. Está bien escrito, sin demasiados ambages y es casi imposible salirse de la trama. Si lo empiezas lo acabas…y cuanto antes mejor.

Pero dentro de la serie siempre ha habido clases y niveles. Los personajes cambian y en función de cuales salgan puede variar la percepción de la novela.  A mí, por ejemplo, las tramas con las “fairies” no me gustan excesivamente, mientras que las que implican al “white concil” sí. Michael Carpenter me gusta más que Thomas, y Murphy más que ninguna del resto de los personajes femeninos (Eleanor o Susan).

Con el paso del tiempo las tramas se han vuelto más enrevesadas y cabos aparentemente sueltos se han ido cerrando varias novelas después. Todo encuentra explicación aunque no sea en ese mismo momento… y con la complejidad de las tramas un llegado el momento en que dentro de la trama se mezclan universos y personajes muy distintos, lo que hace que si tocan los que más te gustan juntos sea un novelón de impresión y que si se alternan unos que sí y otros que no al menos estés ante una novela interesante.

Para mí este es el caso de “proven guilty”, que tiene una parte que incorpora a las “fairies” y su “Nevernever” y otra que se entrecruza con el “White concil” y Molly Carpenter, la hija de Michael. La combinación resulta bastante bien, porque combina la complejidad del mundo de las hadas y sus artimañas con el “realismo” del Consejo Blanco y sus luchas internas.

Además hay Murphy para rato y con alguna conversación que dará mucho que hablar en lo que está por venir entre ella y Harry, lo que compensa un poco la parte de Thomas. Molly suma y mucho, como lo hace Charity, esposa de Michael y madre de Molly. Quizás el personaje de todo el universo Dresden que más miedo mete a nuestro protagonista de todos los que pasan por ahí.
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Esta nueva entrega sigue siendo trepidante, entretenidísima pero también es cada vez más oscura. Los problemas y las situaciones son más peligrosos y hay mucho menos margen para el humor y la sorna. 

Los personajes son más maduros pero también sufren las consecuencias de los distintos vaivenes sufridos durante las entregas anteriores. Las relaciones se perfilan y cambian, las alianzas mutan y sorpresas hay para aburrir.

Las luchas han perdido parte de su atractivo, son más caóticas, hay menos exhibición y menos descripción en las mismas, discurren de forma más anárquica y mucho menos plásticas. Esto ya no es “Tigre y dragón” todos a cámara lenta, es una Serie B donde todo se acumula y las explosiones, gritos y estallidos se sucede en 10 páginas. Eso sí, ¡¡que 10 páginas!!

La serie ha ganado por ese lado. La seriedad de la propuesta, lo extraordinario de la urdimbre de tramas que parece que va a desembocar en algo tremendo, protagonistas cambiando y evolucionando, la madurez de Harry…ha perdido en plasticidad y en humor. Se puede vivir sin ambas pero a veces la serie tiene momentos muy, muy duros y nada que lo amortigue.

Sigue sin existir ese “momento Bob” en el que elaboraban una poción de forma superoriginal o en el que aprendías muchísimo de la mano del particular “mentor/consultor/ayudante” de Harry y ha cambio tenemos mucho de Mouth, que también está muy bien pero en el fondo es como comparar un buen diálogo de los Hermanos Marx con una película de humor muda. Las dos están muy bien pero son tan distintas que el hueco que deja una no la puede ocupar la otra.

Qué mas puedo decir… que aparecen nuevos malos que repiten (por lo menos en “White Knight”, que he acabo recientemente), que abre un par de nuevos frentes que prometen futuros quebraderos de cabeza y que no va a decepcionar a nadie.

Está más próxima a las novelas anteriores de la serie que a las dos o tres primeras, la verdad, pero es que la complejidad de la trama no da mucho más margen. Es más, si aflojase un poco a Butcher nos lo comeríamos con patatas.

Puestos a pedir.. o a quejarme...no me importaría poder ver un poco más de Kincaid… y de Susan, llegado el caso. Pero supongo que la cuestión es pedir por pedir y  nunca conformarse con lo que hay, porque si no a la serie le tendría que dar un 10 y no habría más que hablar.

domingo, 8 de junio de 2014

El caso Collini

Hay novelas para entretenerse y disiparse y novelas que se deben leer.

Las hay inspiradoras y las hay reveladoras.

Esta es de las segundas... en los dos casos.

No posee un estilo literario atractivo. Se lee porque es breve y las hojas pasan con relativa rapidez aunque su lectura es un tanto insípida, incluso áspera. Pero se lee.

Durante la mayor parte de la obra uno espera un cambio, un giro, que se desvele un misterio que justifique toda la trama, porque en un proceso judicial por asesinato, lo que menos esperas es que todo esté dicho desde el principio: quién, cómo, cuándo... sólo falta el por qué. Y cuando éste llega te quedas con cara de: ¡¡vale, y????

En ese momento estás a mas o menos la mitad de la novela y todo parece haber perdido su atractivo. El protagonista, que a algunos recordará a Guido Guerrieri, es alemán, no italiano y hay algo en la forma de afrontar su desesperación, su introspección que le aleja una barbaridad del personaje creado por Gianrico Carofiglio. Le falta hondura, le falta ritmo pero sobre todo "espíritu". El italiano sube y baja, se rebela contra su situación, tiene golpes de humor, tiene ataques de rabia, tiene... "sentimiento". El de Schirach tienen "frialdad", austeridad, parquedad... incluso cuando todo se va al garete en su relación con una antigua amiga, permanece hasta cierto punto impertérrito, como si la cosa no fuese con él. 

No hay amor, no hay sentimiento, no hay sangre. Hasta el punto de que nunca me he sentido tan mediterráneo como durante la lectura de esta novela. No recuerdo ningún momento en el que describan el tiempo que hace en la calle, o la vida de la misma, o si se mueve algo en el horizonte... yo lo imaginaba todo gris. Una "panza de burro" constante, sin clima, sin tiempo, sin luz.

Y sin embargo habría que leer esta novela. Debería ser obligatorio hacerlo.

¿Por qué?

Porque habla del Derecho Internacional y de las perversiones que existen en nuestro sistema sin que nosotros seamos conscientes. Habla decomo el ser humano puede ser la "cosa" menos humana que exista y permitir y justificar lo injustificable, como las represalias de guerra o, lo que es lo mismo, la cuantificación del valor de una vida humana tomada durante el periodo de guerras. Una monstruosidad tal que no es posible explicarlo con tres palabras y es mucho mejor leerlo.

Y eso, Ferdinand Von Schirach lo consigue sin parpadear. Es alucinante. Como puede hacer que un lector pase de 0 a 100 en el marcador de su indignación. Como puede disparar la repulsa hacia un sistema que creía justo y que demuestra una crueldad y una asepsia inhumanas e impropia de ese "Mundo desarrollado" que se supone que representamos.

Lo hace en apenas 4 páginas, no necesita más. Lo curioso es que levanta nuestra ira desde la parquedad, la frialdad y el inmutismo que caracteriza toda su obra. Asombroso.

Lo mejor... que remata el conjunto con la demostración más palpable posible de que todos somos iguales y que eso que se dice de "esto sólo pasa aquí", es mentira. Que los chorizos y picaros será algo muy mediterráneo, pero que listos los hay en todas partes  y que hasta los creadores de "El Estado de Bienestar", los grandes representantes de la democracia, también son capaces de manipular y jugar con la legalidad para conseguir exonerarse de las mayores perversiones camuflando sus acciones como algo totalmente distinto.

Sólo por eso esta debería ser una lectura obligatoria para todos.

domingo, 18 de mayo de 2014

Tras el espejo de Buda, Neal Carey (vol. II)

Para mí existen tres Don Winslows, el de "El poder del perro" (detallista, capaz de captar la atención del lector mientras explica situaciones políticas y momentos históricos distintos), el de novelas como "Un soplo de aire fresco" o "Salvajes" (ligero, ameno, entretenido, sin grandes complicaciones, con historias concretas que hablan de personajes y vidas personales sin cargar mucho las tintas) y el de "Frankie Machine", una obra que debería estar incluidas en la segunda categoría pero en la que el autor intenta mostrar entornos y situaciones políticas y sociales con tal profundidad que te saca un poco de la trama y acaban por convertir el relato en algo un tanto tedioso.

Para mí "Tras el espejo de Buda" se queda en ese limbo que es la tercera categoría, con una obra llamada para entretener, con un personaje dinámico, sencillo, al que coges cariño y que se ve inmerso en situaciones complicadas (conflictivas) donde lealtad, moralidad y amor tiran de él en situaciones distintas que acaba por convertirse por una ardua descripción sobre la situación de China en los setenta y toda la evolución politico-social que la llevó a esa situación. Una descripción con tal despliegue literario que acaba por comerse a la narración principal, dejándola totalmente desprovista de interés.

Hacía mucho tiempo que no sufría una desconexión tan clara durante una narración. Ha habido en los últimos años novelas que no me han enganchado desde el principio (por muy diversos motivos) y cuya lectura se ha convertido en algo azaroso a lo que hacer frente hasta finalizarlas. Pero en todo ese tiempo ninguna novela que hubiese captado mi atención se me había atascado tantísimo de golpe y con esta me pasó.

Un frenazo de 100 a 0 en tres, cuatro páginas. Una novela que iba viento en popa, con mi ritmo de lectura habitual que acabó por convertirse en esa pesadilla que sabía que tenía ahí para terminar pero con la que no quería perder el tiempo. Ni evasión, ni desconexión, ni divertimento... así noooooooo Don, así no.

Y eso que la cogí con ganas porque "Un soplo de aire fresco" me pareció novedosa y "fresca". Entretenida, ligera y cautivadora. Una novela que recomiendas a cualquier lector, aunque no sea amante de novela negra (sobre todo si no es amante de novela negra) porque aspiras a que le sorprenda y le divierta, sin ser capaz de sacarle grandes peros porque no va a etiquetarla bajo el título "novela negra" general y se va a limitar a disfrutarla.

Neal Carey es un personaje abierto, inteligente, asequible... que quizás en esta segunda historia se queda un tanto atascado, en parte porque su autor lo relega a un segundo plano y en parte, por qué no reconocerlo, porque él mismo se queda atascado en sus constantes indecisiones. A estas alturas de la historia uno esperaría que con cierta edad y ciertas vivencias las dudas que tenía en la primera novela se hubiesen disipado o, al menos, hubiese aceptado su existencia como parte de su forma de ser.

Sin la necesaria "evolución" del protagonista, con una trama ligeramente engañosa con un giro final que no se podía preveer del todo pero que, al menos a mí, tampoco te deja satisfecho del todo y una zona alrededor de las tres quintas partes de la historia donde todo se para a la espera de que se aclare la situación real de China, la novela me parece algo fallido. Quizás porque su creador intenta dotar de una profundidad  a su historia que no necesita. "tras el espejo de Buda" no era "El poder del perro" y la disgresión temporal, mucho más localizada en este libro, no venía tanto a cuento. O al menos no venía a tal una disgresión en dos tiempos que no hace más que repetir una explicación.

En la primera novela de la serie una parte importante del peso de la obra cae en Joe Graham y en Alice, diversificando la atención y atenuando un poco el "efecto Carey". La química con los dos, el divertido y curioso entrenamiento de Neal y la increible atracción por Alice hacían de la novela uno de esos pequeños placeres culpables, que disfrutas mientras lees sintiendo algo de vergüenza por disfrutar con algo tan... poco pretencioso.

Esta segunda historia es más bien al contrario. Aspira a demasiado, muy por encima de las propias espectativas generadas por el lector tras su antecesora, coje un tono demasiado serio (quizás es que se toma demasiado en serio también a sí misma) y pierde parte de su gracia y de su encanto.

Tan sólo cuando se acerca el final, durante una dura ascensión de montaña, un excarceo entre Neal y unos monos asaltadores de caminos recupera un poco el pulso pero es demasiado tarde y demasiado poco. Y, a diferencia de lo que sucedió al final de la primera, las primeras páginas de la siguiente novela ni siquiera han terminado de llamarme la atención (suenan demasiado al comienzo de esta trama).

Mis dudas sobre si esta sería una de esas series para almacenar y releer en momentos posteriores se empiezan a resolver, por desgracia. Aunque imagino que a la tercera le daré una oportunidad en algún momento.

Mientras tanto veré si me distraigo con la lectura de "Palmeras en la nieve" y "El caso Collini" que ahora mismo me llaman bastante la atención por distintos motivos. Ya veremos...

De momento dejo a Don Winslow con un aprobado raspadito, raspadito...

P.D: muchísimas gracias a Raquel, que ha querido comentar eneste blog en "psicólogos, psiquiatras y...". Ha sido todo un detalle. Espero que sigas por aquí mucho tiempo.

domingo, 11 de mayo de 2014

Luto de Miel - Sharko, libro 2

Si hablo de novela negra, lo que es "novela negra".. negra, la real, hay, de los que conozco, cuatro autores que destacaría: Jo Nesbo, Dennis Lehane, John Connolly y Franck Thilliez.

Todos ellos autores que mueven cosas, que muestran el lado más oscuro del ser humano, la parte que nadie quiere ver de nuestra sociedad, no tanto los monstruos que han nacido como tal sino los que se han acabado produciendo por la interacción de la sociedad y el constante desgaste de la sociedad, la educación, el ambiente familiar, los prejuicios, el racismo...

No son iguales entre sí. Ninguno de los cuatro es calco de los demás. Y eso se agradece. Es más por estilo (y en el caso de Connolly incluso por parte de su temática) no son autores similares. Pero todos tienen algo en común. Crean ambientes y situaciones inquietantes, no tanto de tensión puntual, de miedo a una situación como de desazón ante lo que está sucediendo, hacia el proceso interno al que se está viendo sometido el protagonista por la situación que está viviendo. Un cambio que no realizan solos pues siempre están acompañados por el lector (al menos por mí cuando les leo), porque ante las situaciones que experimentan y las dudas que se plantean soy yo mismo quien se ve obligado a replantearse ciertas convicciones que daba por sentadas, a replantearme mis ideas sobre ciertos temas... a aceptar que una parte de mí es más oscura de lo que me gustaría y que a veces, muy a mi pesar, comparto las desviaciones de conducta de Sharko, Hole, Parker o Kenzie.

No sé explicarlo mucho mejor pero de alguna forma leer a cualquiera de estos autores supone aceptar que voy a comenzar un viaje introspectivo cuyo final no puedo llegar a anticipar ni tampoco evitar (porque una vez comenzada su lectura resulta complicado dejar la novela).

De todos ellos me gusta que no ocultan que la vida apesta. Que tendrá cosas bonitas, que hay que tener esperanza pero que esto no es un juego o una película romántica al uso. Que tener esperanza no es garantía de nada. Que, a veces, cuando las cosas van mal no tienen por qué mejorar, que la "vida" no es un cálculo estadístico donde está establecido que al final la balanza se equilibra. A veces, para algunas personas (muchas más de las que creemos) no es así.

Quizás por eso la lectura de todos ellos resulta una experiencia única. Plena y satisfactoria a muchos niveles, pero tambíén devastadora. 

Es difícil terminar una de sus novelas y no pensar en lo que hay a tu alrededor. En lo que sucede a nuestro alrededor y lo poco que conocemos. En lo miserable que puede llegar a ser la vida para mucha gente, más castigo que esperanza y en que, a fin de cuentas, uno debe vivir cada día con atención porque nunca se sabe cuándo y cómo te puede golpear la desgracia.

Ninguno de sus protagonistas (Franck Sharko, Patrick Kenzie, Harry Hole o Charlie Parker) son personajes optimistas. Tampoco son especialmente graciosos (salvedad hecha, de forma puntual a Patrick Kenzie). Sus vidas no son plenas. Son más supervivientes que vividores. Moviéndose siempre en tonos muy grises, más próximos al negro que al blanco.

Desamparados ante los vaivenes de la vida y de sus investigaciones, afectados por lo que ven, por la realidad que aparece ante sus ojos y por los golpes que les va asestando la vida en cuanto se descuidan.

De entre todos el más desangelado es Sharko. Quizás porque en esta novela sigue solo (Kenzie tiene a Gennaro, Parker a Ángel y a Louis, Hole tiene pareja y compañera de aventuras...) Quizás porque sus novelas nunca terminan con un poso optimista, con un rayo de esperanza o quizá, simplemente, porque sus desdichas las conocemos desde el principio. 

En España la serie de Harry Hole se empezó a publicar a partir del volumen 3, por lo que es un personaje cogido "sobre la marcha". Patrick Kenzie cuenta siempre con ese soplo de esperanza que le da tener a Gennaro cerca y Parker cuenta con la posibilidad de rehacer su vida. Quizás por eso Thilliez es mi favorito.

Por eso y porque cuando leí "El ángel rojo" no había nadie que hablase de su autor. Totalmente desconocido. Y pasaron los años y no había forma de encontrar ninguna de sus novelas publicadas en español. Así que cuando finalmente pasó me aferré a ellas como un hombre en el desierto que encuentra un oasis. Y aún hoy, varios años más tarde, sigue siendo así.

Con temáticas totalmente distintas, Thilliez siempre consigue sorprender al lector. Hay elementos comunes, como la violencia y las "creaciones de la sociedad actual", esos "monstruos" que no lo eran hasta que lo que han visto, sufrido, padecido o encontrado en su camino les ha cambiado y "torcido". 

Todas sus novelas (yo llevo tres leídas, por desgracia en desorden por los problemas de publicación) dan que pensar y hacen que revisemos nuestras creencias, ideologías y pensamientos más intimos. 

Con un lenguaje ligero, sencillo para nada grandilocuente. Con las descripciones justas y tampoco con mucho diálogo y sí mucha reflexión personal del protagonista. Con sorpresas que no son giros sino explicaciones a situaciones que se planteaban y a la que el lector no daba mayor trascendencia (la misma que les da su protagonista hasta que se da cuenta de que eso no está pasando en la forma en que cree que lo hace).

Para mí es una de las mejores series que hay ahora mismo de novela negra. Y también una de las que más desgasta porque, como he dicho antes, es muy difícil pasar por sus páginas y no replantearse muchas cosas. Imposible terminar y no dudar de si eso puede pasar aún en día en las calles de nuestras ciudades o países.

Yo la recomiendo como lectura de forma encarecida. Siguiendo el orden y avanzando con Sharko a través de sus desgracias, eso sí, con pausa. Después de su lectura, al menos yo, necesito una lectura ligera, ligera que me permita reencontrarme con el día a día y olvidar lo vivido.

Luto de miel es una novela inquietante. Notable.

miércoles, 30 de abril de 2014

Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos

No creo que por mucho meditar la opinión que tengo de esta novela vaya a cambiar, la verdad. Por eso he decidido coger el ordenador y ponerme con ello cuanto antes.

Creo que hay una parte de las vivencias de Rodrigo, el protagonista, que comparto. No el piso en una zona adinerada, ni el ser jefe de una empresa que funciona bien, ni el estar casado y tener hijos, no. Hablo de la otra parte, de la sensación de que tu vida se ha desmontado por un comentario que una persona imprudente dijo en una ocasión y que se quedó grabada en ti hasta límites insospechados, dejándote tocado, jodido y casi hundido.

Y cualquier mecanismo posterior que has intentado, cualquier posible parche que has buscado, lo único que ha conseguido es agrandar el agujero, porque, como sucede a partir de ciertas edades con los médicos, por algún motivo lo que te alivia (o soluciona) un problema acaba siendo lo que, a su vez, te causa el siguiente (y eso con suerte, que a veces son varios).

Lo que a la gente le deberían decir. Lo que habría que explicar con detenimiento es que ninguno somos muy normales, que somos algo único y extraordinario, un conjunto de imperfecciones y equivocaciones que se ponen de acuerdo para andar de forma uniforme y regirse por una serie de normas comunes.

Que a veces otorgamos a otros un poder desmedido hacia nuestra persona, convencidos, quizás de que aquellos a quienes escuchamos son más listos, más inteligentes o están mejor informados (y formados) que nosotros y que su palabra es ley, olvidándonos de que ellos en el fondo son tan humanos, tan inseguros y tan imperfectos como nosotros.

A veces son esas personas (amigos y personal especializado en la materia) quienes nos circunscriben a experiencias pasadas, a vivencias secundarias que no han superado o a aquel caso que conocen que... y la cosa se complica.

No es este un alegado contra cualquiera de esas figuras. Es una crítica hacia la gente que, como yo, a veces necesita ratificación externa ante un comportamiento, convencido de que otros ven/saben/valoran infinidad de cosas con mayor criterio, porque nos vemos como personas taradas (no locas, sino con taras). Gente incompleta e insatisfecha que intenta que alguien les enseñe la forma de "ser arreglados" como si del espantapájaros o del hombre de hojalata nos tratasemos.

Somos imperfectos. A veces salen comportamientos obsesivos, compulsiones y demás taras que somos imposibles de controlar pero, lo cierto es, que es algo que a todos en un momento u otro de la vida les sucede. Y creo que eso es lo que cuenta la novela, que somos humanos, que hay que conocerse y aceptarse y, por encima de todo, vivir. No a lo loco, no sin sentido, no como nos dicen los demás... simplemente vivir.

Y por eso, sólo por eso, me ha gustado la novela. Me podría haber gustado más, si mi momento personal fuese mejor o si algún pasaje gracioso me hubiese generado una mayor hilaridad, pero quizás, sólo quizás, la pérdida de la chispa no haya sido tanto culpa de la novela como mía, incapaz de no identificarme con los sucesos narrados (o mejor, con la forma de comportarse del protagonista ante ciertos acontecimientos).

 

martes, 29 de abril de 2014

Elantris

Es la segunda vez que leo esta novela, por lo que es muy posible que parte de mi valoración se vea mitigada por el conocimiento previo de la trama y de lo que va a pasar. 

Recuerdo que la primera vez que la leí me dejó impresionado. Para mí era una novela casi perfecta. Era mi primer contacto con Brandon Sanderson y entonces pensé: "¿Y este tío, de dónde ha salido? ¿y cómo es que no he leído nada suyo?

Poco después me frotaba las patitas al ver en la wikipedia que esta no era su primera novela publicada o, al menos, que no era la única.

Para mí es Fantasía Épica, sin grandes alardes ni aventuras, sin capa ni espada, pero con mucha imaginación, intriga y amor. Una novela que puede hacer pensar sobre algunas cosas cuando ya tienes unos años, aunque cuando la lees con veintipocos la mitad de esas ideas no se te pasan por la cabeza.

Es una novela de conquista. O al menos del intento de...de amor o, al menos, de lo que podría haber llegado a ser amor. Y de religión... o de lo que podría ser su instrumentalización como elemento de dominación y revolución social.

Es una novela que se lee bien pero que no es especialmente ágil. Al menos no me lo ha parecido en esta segunda lectura. Hay pasajes largos, cansinos incluso, por mucho que sean necesarios para el desarrollo posterior de la novela.

Una obra que tiene tres personajes protagonistas que se alternan en la narración y que muestran realidades sociales totalmente distintas. 

- A través de Raodén conocemos la dura realidad de Elantris, su caída y la destrucción de lo que representaba fruto, entre otras cosas, de la envidia que forma parte intrínseca del ser humano y de esa capacidad infinita para encumbrar a quienes son distintos y luego, cuando se produce su caída, pisotearlos sin remordimientos corroídos por la envidia ante una situación anterior privilegiada.

- Con Sarene vemos los problemas de las sociedades feudales desde el punto de vista de la nobleza y la burguesía más acaudalada. La importancia de las apariencias, las envidias y celos y las conspiraciones para hacerse con el poder

- Con Hrathen observamos la misma sociedad pero a un nivel mucho más bajo. El pueblo llano y la gente pobre, el caldo de cultivo ideal para iniciar una revolución, para desestabilizar un gobierno, sobre todo cuando se cuenta con el "cobijo" de una religión inmisericorde, que sataniza a quienes quiere ver destruidos con la idea de unir alrededor del fuego de la ira.

A mí siempre me ha gustado mucho el canto de esperanza que supone la novela. La sensación de "lucha" que siempre acompaña la narración, la disconformidad ante una situación (la de Raodén), que a priori resulta injusta y como trae esperanza a quienes le escuchan.

Pero sobre todo me gusta la confrontación entre Sarene y Hrathen, la lucha por evitar la dominación y el intento de conquista de éste, sin usar más armas que la inteligencia, la conspiración y las artimañas más sibilinas.

Por eso, por le distinto sistemas de magia que propugna, por lo imaginativa que es su propuesta y por hablar de una historia de amor totalmente distinta a la habitual, creo que Elantris es una grandísima lectura. 

Lo digo con la boca algo pequeña porque, como he explicado más arriba, la segunda lectura ha pesado bastante mas de lo que pensaba posiblemente porque carecía de la ilusión y la sorpresa de la primera lectura. Pero lo cierto es que aunque creo que pasará bastante tiempo hasta que la vuelva a leer soy incapaz de negar que hay algo dentro de mí que piensa que lo hará en algún momento.

Quizá porque Sarene y Raodén son dos de los personajes más simpáticos y mejor elaborados que recuerdo haber leído en bastante tiempo. Y es que si algo ese Brandon Sanderson es un grandísimo diseñador de universos propios con personajes singulares y carismáticos.

domingo, 27 de abril de 2014

Hounded - The Iron Druid Chronicles, vol. 1

Como siempre que aparece  algo de Urban Fantasy por aquí surgen las comparaciones, que es una de las pocas alternativas a las que estoy dispuesto a recurrir para no reventar los argumentos de las distintas novelas.

"The Iron Druid Chronicles" no se parece a nada de lo visto  hasta ahora. Vale, miento y exagero un poco, se parece a algunas de las novelas que han pasado por aquí pero tiene su propio sello de identidad y eso suma puntos: un panteón interminable de dioses pululando por sus páginas. Mitologías de todo tipo, religiones varias y creencias múltiples para configurar un universo donde si un grupo de seres humanos cree firmemente en algún ser éste puede llegar a existir. Incluso en diversas formas y versiones: incluida una comiquera de Thor.

Sólo por eso para mí la serie ya ha valido la pena. Me gusta la mitología, siempre me ha gustado, y en concreto la celta me ha llamado bastante la atención, así que minipunto y punto (que se decía en mis tiempos mozos) para el Sr. Hearne.

Tiene también un toque de humor, un poco al estilo Christopher Moore, que también le queda bien a la serie. Con Oberón, el perro del protagonista, siempre dispuesto a hacer una puntualización singular o a identificarse con algún personaje histórico (en esta novela Gengis Khan, ni más ni menos, alguna sonrisa está asegurada.

Tiene carencias, como les pasa a prácticamente todas. En este caso faltan LUCHAS con mayúsculas. Hay combates pero ligeritos, resueltos sin grandes artificios ni descripciones. Es cierto, como dice Atticus (el protagonista) que es que la mayor parte de las luchas se resuelven siempre en cuestión de segundos pero aún así el lector adicto a la adrenalina que llevo dentro siempre espera un poquito más. O algún fuego de artificio que me haga decir "Ohhhhh" o "Vayaaaaa" y me deje pensando un rato en lo estupendo que podría ser poder hacer algo así en la vida real.

De eso, por desgracia, nada. 

Lo que sí que hay es una trama urdida, ligera pero con algún toque y algún giro curioso. Con multitud de personajes (aunque se sigue especialmente bien), con una narración ligera, casi carente de grandes descripciones y la sensación de que la serie puede llegar a dar mucho juego si las previsiones se cumplen.

No tiene la tensión que Harry Connolly tiene en sus novelas (sobre todo en "Child of fire") ni tiene esa "química romántica" que aparece en las de Ilona Andrews, ni la complejidad/variedad/innovación que pone Jim Butcher en la serie de Harry Dresden pero consigue hacer de su ligereza todo un arte y sus toquecitos de humor consiguen que  te sientas agusto con el libro en tus manos.

"Hounded" no se hace largo en ningun momento, más bien al contrario. Y aunque las distintas situaciones que se van produciendo podrían generar confusión o caos en algún momento la ausencia de grandes confrontaciones  y la sencillez de sus "magias" hacen que sea más bien al contrario, el lector se siente agusto, lee con facilidad y sin exigencias, pudiendo entrar y salir de la trama sin problemas (lo que a veces, todo sea dicho, es de agradecer).

Si tuviese que catalogarla sería una buena obra menor. Más fantasía (llegado el caso) que Urban Fantasy. Mas próxima a C.E. Murphy y su Urban Chaman que al Universo de Butcher o Andrews, entre otros. Con una forma de escribir que recuerda por momentos a la serie de Steven Brust, quizás porque también aquí brillan por su ausencia las grandes descripciones y pierde peso la ambientación en beneficio de los diálogos. Porque de eso hay muuucho y de todo tipo.

La trama no es especialmente complicada, no hay grandes novedades ni muchas sorpresas pero, por extraño que sea, cautiva. Quizás porque de vez en cuando uno quiere poder meterse en una novela sin tener que mirar un glosario cada dos pasos o tener que hacer un esfuerzo memorístico de impresión para seguir los pasos al protagonista.

No creo que me dejase los cuartos de nuevo en ella pero sí que, de encontrarla en las bibliotecas o si me la dejase alguien, la cogería para pasar un rato entretenido sin dudarlo. De hecho creo que es lo que haré con "Hexed", la segunda novela de la serie.

domingo, 20 de abril de 2014

Hard Magic - Grimnoir Chronicles, Vol.I

Llegaba a "Hard Magic" lleno de prejuicios hacia su autor.

Y es que tras leer "Monster Hunter International" iba con varias ideas claras:

1. Es un autor entretenidísimo

2. Se lee solo.

3. Su lectura es similar a jugar un videojuego en primera persona pero sin las interfaces explicativas. Sale un monstruo, te cargas a un monstruo. Sale otro monstruo y a ese te lo cargas también. Y así hasta el infinito.

4. Morir, lo que se dicen morir, mueren poquitos de los protas. Da igual si les rodean cien y pico mil y ellos son 4 u 8, al final lo cuentan.

5. ¿Argumento? eso es algo para otros autores. Aquí sólo hace falta un glosario de monstruos y armas, el resto es una nadería sin más.

6. Adrenalina a montones. O como diría alguna persona que conozco "De subidón, en subidón y tiro porque me toca"

El problema es que me apetecía algo un poco más complejo. Algo con argumento y una idea original. Algo que me sorprendiese. Por eso no fui a por el segundo de la serie de "Monster Hunter" y sí a por esta novela que todo el mundo ponía bien y que tenía pinta de "hard-boiled" y la literatura "pulp" con ese algo especial que tiene Chicago en los años 20.

Lo que no esperaba era ese toque "Harry Connolly" con extraterrestre de por medio ni un elaborado "sistema" de poderes que completa y dota a toda la trama de un algo distinto que lo diferencia de cuanto has leído antes.

Y es que "Hard Magic" mejora con creces mi experiencia anterior porque si bien sigue manteniendo los valores más destacados de Monster Hunter:

1. Es una novela que se lee de un tirón, casi sin respiro, de esas que te enganchan y no sueltas porque no sabes en qué momento parar para no perderte nada. Y con un inglés manejable, que ya es algo a reseñar porque en cuanto te metes en la ciencia-ficción o en la Urban más innovadora te pasas las primeras cien páginas descubriendo dónde te has metido y qué clase de palabras son esas que no habías visto antes...

2. Entretenida es un adjetivo que se queda muy corto.

3. Se larga pero no porque se haga sino porque lo es.

4. Adrenalina y acción desde el principio.

Pero mejora mucho la fórmula porque:

1. Muere gente  y no vuelven a la vida. Y varios son protagonistas. Lo que se agradece porque llega un momento en que si no cae alguien de vez en cuanto pierdes la tensión y el realismo.

2. Hay muuucha acción pero tiene equilibrio. No todo lo que sucede son luchas. No todas las luchas son iguales y no lo son no porque alguien saque "un arma mas grande" sino porque hay estrategia en las luchas, situaciones totalmente distintas e interesantes y un uso de los poderes totalmente inesperado.

3. Lo más importante: argumento. Más o menos creíble. Especial. Distinto. Único. Coherente. Hasta el punto de que no es la excusa para ir de una escena de acción a la siguiente (como en los videojuegos), si no el elemento que une todo lo que sucede. Suceden muchas cosas, hay situaciones de todo tipo (muchas inesperadas) pero todo tiene un aire de "autenticidad" que mola. Que sorprende y agrada. Que, por inesperado, atrae.

4. Intensidad. Desde casi el comienzo hasta el final. Y eso no se paga.

Queda la duda por saber si la serie tendrá continuidad argumental. Si Correia no se limitará a repetir la fórmula y se lo cargará todo. Curiosidad por saber hacia donde va todo y cómo va a salir el autor de semejante embrollo, pero mientras tanto y hasta sque se demuestre lo contrario, lo que queda es HAMBRE. Sí, con mayúsculas, por ver qué más hay, que viene y cómo van a salir de la próxima Sullivan y los demás.

Para mí una de las grandes sorpresas de lo que llevo de año. Y sería muy injusto decir que es que esperaba poco y... esperase lo que esperase "Hard Magic" es una novela notable por méritos propios.

 

miércoles, 16 de abril de 2014

Un lugar en el que refugiarse


Supongo que decir que no soy devoto de Nicholas Sparks y luego comentar que es la tercera novela suya que leo y que, al menos, ya tengo otra pendiente de leer puede sonar como un contrasentido pero es cierto.

No es un autor que busque leer incesantemente ni uno de los que “me alegra el día”. Su forma de escribir me parece bastante normalita, sus temáticas tampoco son algo excepcional y, seguro que para más de uno, sus obras son “para chicas”.

Puede que todo lo dicho antes sea cierto pero hay momentos en los que no me importa coger una de sus novelas y leerla. Y hablo de sus novelas porque de las películas que las adaptan sólo he visto dos: “El diario de Noah”, que me encantó y “Un lugar en el que refugiarse”, que vi el fin de semana pasado y que me ha llevado a leer la novela.

Y es que llego a esta novela buscando una obra que pudiese interesar a una amiga que lleva una temporada desenganchada de esto de la lectura y que, le ponga lo que le ponga delante, no consigue arrancar. Unas porque le recuerdan el día a día y otras porque ese mismo “día a día” le impiden centrarse en lo que lee.

Por eso, cuando vi la película protagonizada por Josh Duhamel y Julianne Hough pensé en ella y en que era posible que le gustase. Incluso que le ayudase a liberar algo de tensión. Porque si algo tiene Nicholas Sparks es que es capaz de tocar la fibra sensible. El problema es “el cuanto”, porque en según que momentos y con según que temas es un autor capaz de magnificar tus problemas y hacer que te comas muuuucho la cabeza.

Eso ha hecho que cogiese la novela con ganas (y cierta prisa) con la idea de confirmar que la sensación que me causó la película era real y que la novela, con algún toque de amargura inevitable, no era un dramón épico de esos que te dejan incapacitado en la cama durante varias horas porque Menganito ha muerto y Frutanito más que una vida tiene un “vidón”.

De haberme encontrado con el Sparks que siempre me recuerda, siendo muy malvado, a las películas de Disney, por aquello de la muerte de un marido o una esposa (más ellos que ellas, todo sea dicho), creo que hubiese desistido inmediatamente pero, afortunadamente, no ha sido así.

Sigue siendo una historia de redención, o de recuperación de valores, o de reencuentro personal. Trata de gente rota que intenta rehacer su vida pero lo hace con un tono algo más alegre, más digestivo.

En mis dos experiencias previas “El cuaderno de Noah” y “El mensaje en una botella”, ambas con adaptación televisiva, me encontré con un cántico al amor y a la “salvación” personal a través del afecto y el cariño, pero siempre con un claro toque amargo, como si hubiese que dejar claro que la vida es un terreno pantanoso siempre dispuesto a hacerte caer cuando menos te lo esperas.

“Un lugar en el que refugiarse” tiene un tono algo más amigable, más alegre. Aunque tiene varios pasajes, los que se centran en el personaje de Kevin, que pueden sacar lo peor de nosotros. No es fácil estar en el pellejo de un marido maltratador y alcohólico, que se escuda siempre en su trabajo (policía) para justificar todo. Un recitador bíblico que siempre encuentra una excusa para justificar su comportamiento, cargando las tintas contra otras personas, incapaz de reconocer su responsabilidad.

Y sin embargo llega. El mensaje y sus protagonistas. Quizás sin mucha complejidad, sin sobresaltos, sin grandes alardes pero marcando bien los tiempos. Mostrándonos el proceso de cura de una mujer maltratada y como vuelve a encontrar su equilibrio y la paz interior poco a poco, de forma gradual, casi sin darse cuenta. 

No es éste un libro épico. Prefiero mucho más “El cuaderno” y, es cierto, que me hizo llorar mucho más “El mensaje”, pero reconozco que precisamente no era eso lo que buscaba, ni para mí ni para mi amiga. Era un poco de esperanza. Aunque fuese mostrando también las miserias de otra persona y haya que pagar la penitencia de pasar un mal trago cuando la atención se desvía de los protagonistas. La idea, intentar recordar que siempre hay esperanza y algo más por lo que luchar y que, a veces, por injusta que nos pueda parecer la vida, hay motivos para seguir adelante.

P.D: A diferencia de otras lecturas del mismo autor, en ésta no he llorado, sólo se me han humedecido los ojos. Pero es que “el gran giro” o la “gran sorpresa”, el momento más tierno, es una de las pocas cosas que se han mantenido en la película, por lo que parte del efecto se ha diluido.

Sangre dorada


Voy a escribir este post porque se me acumulan los libros que tengo que comentar y el tiempo pasa sin saber muy bien cuál tratar primero y cómo hacerlo.

“Sangre dorada” es la tercera novela de la serie sobre los “violetas” creada por Stephen Woodworth. Una serie que va de más a menos, o al menos esa es mi sensación.

La pérdida de intensidad en la serie sucede también en las novelas, con una puesta en escena siempre vibrante y una apuesta inicial interesante que luego el autor no termina de rematar como debe. No porque la historia pierda consistencia o porque deje flecos sino porque el desarrollo en sí parece liviano, hasta cierto punto precipitado.

No es la primera vez que al leer en la novela anterior el primer capítulo de la siguiente se desatan mis ganas por leerla porque si algo tiene Woodworth es que sus tramas no se repiten. Dentro de las posibilidades que ofrece “el universo violeta” siempre parece encontrar una variante para llevar a cabo una nueva novela distinta a las anteriores. Y eso tiene mucho mérito.

Pero conforme avanza la trama te das cuenta de que la novela se va enfriando, que lo que podría haber sido nunca llega a realizarse y que todo se queda siempre a medias.

Pasa con sus personajes, que siempre se quedan a medio esbozar y pasa con su protagonista, que sigue con los mismos quebraderos de siempre.

En las ocasiones en las que me he parado a pensar un poco en el tema siempre llego a la conclusión de que la complejidad de las premisas de las que parte la serie condicionan mucho el desarrollo de la novela y dificultan un desarrollo elaborado por las posibles incongruencias e inconsistencias que pueden resultar. Sin embargo, como lector, eso no me sirve de excusa, al menos no a la hora de valorar la novela. 

Una premisa, por original que pueda ser (y en este caso lo es) no sirve para encumbrar una obra si no es bien desarrollada, si no explota todo su potencial y Woodworth no suele hacerlo. Infinidad de variantes sin explorar, personajes poco desarrollados y, hasta cierto punto, una trama simplificada para minimizar los fallos no me permiten considerar esta novela como algo notable.

Sí que es una novela cómoda, de lectura sencilla y sin grandes compromisos que procura una buena distracción. Eso sí, sin la tensión y la emoción que había en las novelas anteriores, más en la primera que en la segunda (todo sea dicho).

Natalie Lindstrom sigue pasando ante nuestros ojos sin dejar mucho rastro, es más la curiosidad por todo lo que queda por mostrar de “su universo” que lo curiosidad que ella pueda despertar. Y eso que ella es la única protagonista real de la novela. 

El resto de personajes se quedan en “agua de borrajas” estereotipos circunscritos a roles muy definidos con muy poca sorpresa en el camino.

Una pena porque era una de esas novelas que esperaba con ganas, convencido de que esta vez iba a ser todo un pelotazo.

jueves, 27 de marzo de 2014

Las cuatro plumas


Desde que vi la versión protagonizada por Heath Ledger de esta obra de A. E. W. Mason, quise leerla.

Esperaba algo fabuloso, quizá fastuoso. Una gran novela de aventuras con héroe conquistador, determinado, arrojado, valiente, dispuesto a cualquier cosa con tal de redimirse ante la persona a la que amaba.

No recordaba muy bien qué le motivaba, que llevaba al personaje de Ledger (Harry Feversham) a correr semejantes peligros pero sabía que merecía la pena. 

Con el tiempo casi nada de la película permanecía en mi memoria, sólo un ligero recuerdo y esa impresión de “algo épico” que me quedó tras su primer visionado. Por eso, cuando por fin pude encontrar un hueco no dudé.

Mi primera sensación fue de desilusión. Los parajes y las imágenes de la producción cinematográfica evocan algo único, el desierto, las dunas, la lucha por la supervivencia… un conjunto de sensaciones que con un par de imágenes es posible transmitir a cualquier espectador iniciado en el tema. En papel la cosa se vuelve más fatigosa, hasta cierto punto engorrosa. Las descripciones de la novela son largas, lentas, sin demasiada descripción pero carentes de gancho. Hasta el punto de que la ubicación de la trama queda reducida a un segundo (incluso tercer plano) pero las palabras ralentizan la lectura.
La acción es casi inexistente, quedando la “valentía”, “el arrojo” y el “heroísmo” más implícito que lo que sería de desear para cualquier lector ansioso por una buena decarga de adrenalina.

“Las cuatro plumas” de Mason guarda más similitudes con “Orgullo y prejuicio” que con la serie del “Ketty Jay” escrita por Chris Wooding. Es mucho más intimista y recogida, circunscrita a emociones y luchas internas que a grandes confrontaciones  y alardes físicos. 

Las gestas de los personajes quedan reducidas a descripciones breves, casi reseñas, de momentos puntuales, lejos de las disputas épicas, los tiroteos incansables y las persecuciones trepidantes que uno podría estirar.

“Las cuatro plumas” es, más bien, una lectura intimista y recogida, que nos acerca a la figura de Harry Faversham, un joven atormentado que superado por el miedo al fracaso y a ser un cobarde acaba renunciando al ejército, sin darse que ese mismo acto le ocasionará todas las consecuencias que temía precipitar con su posible “cobardía”.

Durante la narración asistimos a su lucha por demostrar que lo acontecido no es reflejo de su yo interior sino una consecuencia inevitable del miedo al fracaso, de la falta de amor propio y de las expectativas que el joven veía depositadas sobre sus espaldas.

La narración no se detiene en él. Al no estar narrada en primera persona, su lucha y sus disputas se ven a través de los ojos de los demás personajes de la trama: Ethne (la joven con quien estaba prometido) y Jack Durrance (su gran amigo).

A pesar de que en algún momento su lectura me ha parecido algo fría, de que no ha sido la “gran novela de aventuras” que esperaba y de no que hay una parte del personaje de Jack Durrance que no termino de entender por completo, el libro me ha gustado bastante. Quizás influenciado por el momento personal que atravesaba, quizás condicionado por cierta tendencia a disfrutar con tramas de redención y encuentro personal.

sábado, 8 de marzo de 2014

Stolen - Women of the Otherworld, vol. 2

Kellye Armstrong ha regresado al blog casi menos de un mes después de su primera aparición, lo que debería ser identificativo suficiente. Su serie está muy bien, al menos los dos primeros volúmenes, con Elena Michaels como protagonista. 

Y eso que esta segunda entrega es distinta a la anterior, bastante.

"Bitten" o "Jauría" en español, se centra únicamente en los hombres-lobo. Luchas internas, normas, las diferencias entre los que integran el Pack y los que no (los Mutt), su comportamiento "no-humano" y la anomalía que supone la existencia de Elena dentro de su universo.

Evidentemente hay más: la lucha interna de Elena contra su conversión, su relación amor-odio con Clayton Danvers, su tendencia a seguir sus propios impulsos incluso contraviniendo las indicaciones de Jeremy, el Alpha de la manada, etc... pero esta última parte si se mantiene en la segunda entrega. Porque, al tratarse de novelas escritas desde el punto de vista de un único protagonista, las dudas, inquietudes y problemas que rodean el comportamiento del mismo siempre están ahí.

Cambian, afortunadamente, no es esta una serie donde las circunstancias permanezcan constantes en una bucle infinito. La relación de Elena con Clayton ha cambiado, su posición dentro del Pack y su percepción del mismo también tras los acontecimientos ocurridos en "Bitten", lo que se mantiene es su carácter y su forma de afrontar las nuevas circunstancias, por lo que las fricciones y los conflictos también son nuevos.

"Stolen" supone la apertura del universo de Kelley Armstrong. La irrupción de una serie de nuevas razas y de relaciones que modifican la "realidad" que tanto los lectores como los protagonistas tenían.

Brujas, hechiceros, medio-demonios, vampiros, sacerdotes voodoo, chamanes... son algunas de las criaturas que aparecen a lo largo de la trama. Todos aportando un toque distinto. 

Nada de lo que sale en estas novelas se sujeta a "las normas habituales" que todos conocemos. No hace falta usar plata para matar a un hombre-lobo, los vampiros caminan a la luz del día, en toda la novela no aparece ningún caldero pero hay salen bastantes hechizos, y los humanos no son las criaturas inofensivas e ingenuas que siempre acabamos siendo en estas novelas.

Cuando me enteré que en esta segunda entrega la serie extendía sus límites me preocupó que a partir de ese momento las novelas se convirtiesen en una repetición de la problemática de la primera pero variando quienes "plantean" el problema. Ni mucho menos.

Aquí "apertura" significa cambio, adaptación y evolución. Ninguno de los sucesos acontecidos en esta segunda entrega se parecen, ni remotamente, a los ocurridos en la primera entrega. Elena es más animal, acepta más su forma de ser y se enfrenta a elementos desconcertantes que la colocan en una situación casi de impotencia e indefensión. Y mola...

Porque la sensación de tensión, que convertía "Bitten" es un buen thriller, sigue ahí gracias, precisamente, a la novedad. No hay opción para el lector a anticipar lo que va a pasar, la situación de Elena cambia cada X páginas conforme su entorno sufre un nuevo cambio, inesperado pero lógico. No hay nada fijo, no hay nada permanente e incluso la supervivencia de los protagonistas no está garantizada.

Hay acción, que para variar está bien desarrollada, con tiempo para que todo tenga su sentido. Las luchas no duran "cero coma..." aclaradas en un par de líneas, ni se convierten en un duelo brutal donde hasta la propia tierra debería haber explotado por el camino. 

Hay incertidumbre, cambios de lealtad, giros inesperados (pero creíbles) y personajes interesantes que (espero) seguirán evolucionando a partir de ahora.

Clayton sigue teniendo su hueco en la trama. Igual que Jeremy. Pero hasta su relación cambia... o se explica mejor, una vez que Clayton y Elena pueden dedicar parte del tiempo que se les dedica a hablar y no sólo a insultarse o rehuirse. Y con ese cambio todos crecen: Clayton, Elena y Jeremy.

Aparecen nuevos personajes, muchos:  Paige, Cassandra, Adam, Savannah... todos aportan algo, hasta Xavier, el medio-demonio con capacidades de teletransporte. Todos tienen sus pros y sus contras y resultan enormemente atractivos porque aquí cada uno busca lo mejor para los suyos y para sí mismo.

Y puede que haya aparecido el primer nexo de unión de la serie. Ese elemento común que permita seguir la trama de otra forma, ahora que se va a producir el primer cambio de protagonista (si la wikipedia no me ha engañado, jeje). Lo que daría, una vez más, una nueva dimensión a toda la trama.

Habrá que leer "Dime Store Magic" para salir de dudas... y visto los antecedentes y teniendo en cuenta el cambio de protagonista, es probable que no tarde mucho en hacerlo.

Cuidado Jim Butcher que el trono corre peligro. Kelley Armstrong llega pegando muyyy fuerte.

P.D: "Bitten", la serie de televisión, diverge cada vez más de la novela. No sólo se da mayor protagonismo a personajes que apenas intervienen en la novela, es que la propia naturaleza de la novela (con la casi ausencia de humanidad de los hombres-lobo y su nula identificación con los humanos) se va diluyendo cada vez más. No está mal pero no es la novela, que para mí es muuucho más que eso.

sábado, 1 de marzo de 2014

El crimen perfecto

"El crimen perfecto" es una colección de relatos cortos escrita por diversos escritores de novela negra. Con una temática común, la consecución del crimen perfecto (o al menos su intento), pero cada uno en su estilo.

Me decidí por leerlo porque, aparte de que las críticas (que eran buenas), era una buena posibilidad para ampliar horizontes, en esa búsqueda constante por dar con algo distinto y llamativo. Y, en general, estoy contento, porque de las siete historias que componen el libro hay cuatro que me han llamado bastante la atención y sólo una era de un autor que ya conocía de antes, Brian Freeman.

Así que bien, bastante bien, de hecho. Con varios nombres (Hallie Ephron o Karine Giébel) que rápidamente han sido incorporados a mi lista de autores a seguir.

Advertencia: quien recolectó estas novelas no sabía lo que era un final con buen sabor de boca. Avisado quedas.

Sangre fría - Jane Casey: 

De todas las historias es la más corriente. Tanto por su trama como por su desarrollo. Sin grandes sorpresas, con una narración muy líneal, casi plana, carente de elementos llamativos. 

Muerte en la familia - Hallie Ephron: La primera sorpresa de la colección.

Sin sensación de thriller y con un ritmo acompasado, Ephron consigue darnos gato por liebre. Mientras nuestra atención está centrada donde ella quiere los acontecimientos reales suceden en otro lado. 
Sorprendente y atractiva, el relato gana mucho cuando lo terminas y te quedas con la sensación de que te han hecho la "cookie" y no te has enterado. Tramas familiares como centro de toda la novela y una protagonista muy interesante, la Dr. Lissane.

La muerte roja - Brian Freeman: 

Como he dicho antes, Freeman es un conocido de la casa y garantiza siempre entretenimiento y un rato agradable leyendo. "Agradable" entendido como "de buena lectura" porque inquietante, cuando quiere, puede ser como el que más, la verdad y esta es una de esas ocasiones.

"La muerte roja" es un thriller en toda regla, donde el lector cree tener todas las claves de la investigación desde el principio... y cada una de las veces en que se equivoca cree, de nuevo, ser capaz de reconducir sus ideas.

La posibilidad de ver a Jonathan Stride antes de que comenzase  su serie, con "Inmoral" y conociese a Selena. Aquí todavía está con Maggie Bei. 

Un lujo.

Palabras para una muerta - Nicci French: 

No sé si es la mas desagradable de las narraciones, es posible que no, por ahí está "La pareja perfecta", por ejemplo, pero si es la que tiene al protagonista más odioso y odiado de las siete historias, quizás, sólo quizás, porque quien narra la historia es el asesino y no te das cuenta hasta que la narración ha avanzado bastante.

La demostración de que a veces salirte con la tuya no es la mejor opción. 

Post mórtem - Karine Giébel:

La mejor historia de la colección. Y eso que hay un par "La muerte roja" y "Muerte en la familia", que están realmente bien, pero esta lo tiene todo... y es negra como ella sola.

Para definirla sin reventar la trama creo que lo mejor que se puede decir es que es el mejor ejemplo de: "timador timado", pero es que hay tantos giros y todos tan bien llevado que da igual que como lector te sitúes en un rol totalmente pasivo, incapaz de anticipar lo que va a pasar, porque es imposible dejar de leer.

¿Has visto, por ejemplo,  "Confidence" y "El jurado" y te gustaron? Esto es mejor, muuuucho mejor.

¡¡Vaya tres bichos y vaya final!!

Goodbye, Inc - Chris Mooney

A mí se me hizo un poco larga como historia, pero es que venía justo después de "Post mortem" así que tenía un granhandicap desde el principio.

Es una historia que habla del peligro que suponen algunas de las decisiones que tomamos y como sin querer nos sumergimos en espirales destructivas de las que es imposible salir.

El resultado es una narración inquietante pero que no aporta nada nuevo. 

Predecible hasta el final, le falta algo de gancho.

Y es que ejemplos de "familias" como ésta se han visto muchos en la televisión y en la literatura en los últimos años.

La pareja perfecta - Esther Verhoef

Una narración que me deja frío con una historia muy desagradable y un giro final que...

No sé como definirlo pero esta narración me sobra. Quizás porque de todas es la que me parece más tramposa y la menos atractiva. Y eso que hasta casi el último cuarto de la trama me tenía enganchado pero entonces, justo cuando debía llegar el "climax final", da un volantazo y termina...de forma rara.




sábado, 22 de febrero de 2014

Magic Bleeds - Kate Daniel's serie. Vol 4

Después de "The Dresden files" y a expensas de lo que resulte de la lectura de la segunda entrega de "Women of the otherworld" de Kelley Armstrong, la serie de Kate Daniels es mi segunda novela favorita de Urban Fantasy.

Lo importante es que alcanza ese puesto por méritos propios y no por falta de rivales. Cada nueva entrega de la serie supera a la anterior e Ilona Andrews consigue ir corrigiendo alguna de las carencias que se le podían achacar a las novelas anteriores sin perder un ápice de los elementos que la distinguen de otras obras del género.

Da la sensación de que con los protagonistas más o menos perfilados la escritora se permite empezar a completar el universo que los rodea. De esa forma podemos empezar a comprender la filosofía interna del Pack, muchas de las reglas e intrigas internas que, hasta ahora, no habían hecho acto de presencia. Y eso mola.

Porque si algo se le podía criticar a la serie era que el foco estaba tan centrado en Curran y Kate que el resto de personajes quedaba un tanto desenfocado. Sí, estaban ahí y tenían su momento y oportunidad pero nada indicaba qué les movía y por qué. 

"Magic bleeds" permite un acercamiento más claro a las luchas de poder y preeminencia dentro de los cambiaformas, dándonos la posibilidad de empezar a cambiar nuestra primeras impresiones sobre ellos. Algo parecido a lo que sucedía en el "Bitten" de Armstrong.

Así todos ellos Mahon, Jim, Derek, Aunt B... dejan de ser "seres humanos" con la capacidad de cambiar de forma a ser criaturas o especies totalmente distintas a la nuestra, con comportamientos mucho más delimitados, institivos e impulsivos. Mucho más próximos al lado animal que al humano.

Ese cambio de perspectiva abre numerosas vías para la escritora (y para nosotros como lectores), multiplica los conflictos, las disputas y los malentendidos y, por tanto, llena las páginas de la novela de entretenimiento y distracción.

Y es que justo cuando dábamos por sentado que una parte de la ecuación (el comienzo de la relación entre Curran y Kate como pareja) era cosa hecha, la cosa se complica a raíz de un incidente que se irá aclarando a lo largo de la trama. Es ese giro el que permite que por primera vez seamos conscientes de la gran diferencia que existe entre los dos protagonistas. A través de la mirada de Kate empezamos a comprender que las normas que rigen en nuestro mundo no son las que rigen en el de los cambiaformas... y ahí empieza la diversión.

Pero no es sólo "El pack" quien sufre el escrutinio del lector. La "Orden" o Andrea, la mejor amiga de Kate, también van a sufrir un escrutinio mucho más exhaustivo y veremos como cambian ante nuestra atenta mirada.

Hay más... e igual de importante. Por fin hay acción. Mucha. Y bien llevada. Que era el gran pero que le ponía a la serie hasta el momento. Hasta ahora aparecia con cuentagotas, como algo totalmente aislado, totalmente circunstancial. Se resolvía con velocidad y cierto caos, privando a los libros de ese "algo mas" que los convirtiese en algo redondo. En esta entrega no.

Permanece la sensación de "thriller", la sombra de que algo malo va a pasar pero, por fin, pasa. Hay varias luchas que llevarse a la boca y todas ellas tienen algo que las hace diferentes. Por una vez la acción se narra sigueindo unos cánones más o menos corrientes. Da margen a saborear los elementos, a experimentar cierta tensión y algo de subida de adrenalina y HAY MUERTES, por fin. No mueren "treinta miembros del pack", sino X e Y, a los que habías visto unas páginas antes y que parecían la leche. Y se agradece...

...Porque te cansas de que los protas siempre sean tan, tan, tan tremendos que nunca haya enemigo que les haga zozobras. Porque llega un momento en que esto parece Dragon Ball 77 y que al final va a dar igual que  bicho salga al paso que van a dar cuenta de él, sí, con un par de moratones y algún rasguño pero con recuperaciones milagrosas.

Ahora ya no. Derek ya no es el mismo tras lo acontecido en la novela anterior y tras ésta es evidente que va a haber secuelas para aburrir.

Lo bueno sigue ahí. La tensión entre Curran y Kate (que por fin se resuelve), los diálogos y los intercambios ingeniosos y un par de secundarios interesantes. Sólo que en esta entrega es aún mejor.

Y con un malo... o una serie de malos...¿o es una mala?...a la altura. 

Lo único que queda por saber es ¿y a partir de ahora, qué?