domingo, 24 de noviembre de 2013

Juntos, nada más

La novela que me gustaría haber escrito. Posiblemente la que nunca me habría planteado escribir.

Creo que con "eso" se resume en muy pocas palabras todo lo que representa para mí "Juntos, nada más". 

Una obra redonda y sencilla a la que no soy capaz de sacarle punta, que consigue que lo cotidiano parezca algo extraordinario y que las vivencias de tres criaturas marginales cobren una trascendencia impensable al comienzo de la novela.

Y cuando digo "impensable", no me refiero a que todo cobre un sentido totalmente nuevo y apabullante, que resulten ser otras personas de las que eran inicialmente o que se conviertan en salvadores del mundo. Hablo de la importancia de las pequeñas cosas, de como a veces dos errores hacen un acierto, de como lo único que hace falta para dotar una vida de sentido es dar con esa persona que saca lo mejor de ti.

Ninguno de los protagonistas de la novela (Phillibert, Franck, Camille o Paulette) pasarán a la historia de la literatura universal, es más a los pocos meses de haber leído la novela, parte de su persona se desdibujará por completo (Camille ¿era rubia o morena?, ¿qué era lo que le gustaba a Franck?, ...) dejando sólo un ligero esbozo de sus individualidades pero un grandísimo regusto el conjunto de la obra.

Una novela que habla, por encima de todo, de encontrar tu sitio en el mundo, de aceptarte (con tus virtudes y tus defectos) y de procurar no ser tan cuadriculado con lo que esperas de la vida, de dejar que las cosas vayan pasando y vivirlas, en lugar de intentar acomodarlas a las ideas que inicialmente pudiésemos haber imaginado.

Lo mejor de todo es que su lectura no está condicionada a un estado de ánimo, a un momento de tu vida, a una situación particular. Hay novelas (y películas) que dependen mucho de estados anímicos y situaciones personales, que están muy condicionadas por el momento por el que atraviesa el lector (o el espectador) en el momento de su lectura. Para mí, "Juntos, nada más" es una novela que disfrutas sea cual sea tu estado de ánimo, ofreciendo siempre la posibilidad de sacar algo en claro o te da la perspectiva que necesitas para valorar lo que está sucediendo en tu vida en un momento dado.

Esa es al menos mi experiencia, pues es la segunda vez que leo esta novela con casi siete años de diferencia. Creo que no soy (ni de lejos) la misma persona que era entonces, mi visión de las cosas se ha avinagrado un poco y, en general, creo que soy menos idealista y bastante menos romático de lo que era durante su primera lectura y, sin embargo, esta segunda lectura me ha sabido tan bien como la primera, sino mejor.

El comienzo, que recordaba árido y peleón, un poco soso, tenía en esta ocasión un mayor atractivo. Sin ser deslumbrante sí que me ha resultado más interesante y me ha servido para ir colocando las piezas que se "habían caído" de mi recuerdo. A partir de ahí, cuando la novela despega, el ritmo se acelera, los protagonistas cobran una nueva dimensión y las situaciones y las sensaciones se disparan. 

Difícil que no des con personajes o situaciones que "te toquen" porque las cosas que pasan son tan corrientes que las semejanzas se multiplican. Un poco de aquí, un poco de allá, poco a poco encuentras cada vez más agarraderas para sumergirte en la novela y, para cuando te das cuenta, se está acabando y la pena se empieza a aposentar en ti.

"Juntos, nada más" es una novela para regalar. O al menos para compartir. 

Una lectura para saborear sin prisas, de esas que cogerías una fría tarde de invierno para leer mientras estás tumbado en un sofá con varias horas por delante para disfrutar. Es, una de esas, que cuando la terminas te obliga a coger algo instrascendente para reubicarte un poco y centrarte de nuevo en el día a día. Y, algún tiempo después, volver a ella con el convencimiento de que te vas a reecontrar con una pequeña parte de ti.

Y sí, sé que no he hablado mucho de ella, de sus personajes, de sus tramas... pero es que no hace falta. "Juntos, nada más" es un plato culinario que va muuuucho más allá de la enumeración de sus ingredientes, limitarme a describirlos sería minusvalorar el conjunto.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Magic Strikes - Kate Daniel's serie. Vol 3

Cuando lees tres libros de una serie es factible empezar a tener una buena idea sobre lo que puedes esperar de la misma.

Los autores de "una novela" quedan desenmascarados en la siguiente cuando el "efecto sorpresa" se ha desvanecido o las espectativas están puestas realmente al listón que corresponde. Al novel se le permiten ciertas licencias, cuando queremos consolidar a alguien exigimos un rendimiento más óptimo.

El perfil de la "serie" también queda más o menos perfilado en las tres primeras obras. ¿va a haber cambios?¿son autoconclusivas?¿tiene hilo conductor?y si es así, ¿qué peso real tiene?

Son muchas las series que tienen hilo conductor pero es frecuente que la trama se desenvuelva por un camino y el "nexo de unión" aparezca con cuentagotas, alargando un tanto el suspense y relegando la supuesta trama principal a un segundo plano.

Hace poco pasó por aquí "Game of cages" y comenté mi decepción. Para ser una segunda novela era demasiado plana, las espectativas que despertó la primera se fueron al garete con rapidez siendo reemplazadas por dudas y sospechas sobre su autor. ¿Hacia dónde va al serie?¿va a ser, en el fondo, una de esas series con obras prácticamente autoconclusivas donde los personajes no crecen ni aunque los riegues?¿nada va a cambiar?

En frente está mi serie referente, "The Dresden Files". Que en la tercera novela de la serie "explotó" desatando una vorágine de información, elementos, personajes, acontecimientos que cuatro novelas después todavía siguen ahí. Posiblemente una de las tramas mejor construidas, con un "al menos de momento" objetivo en el horizonte y una idea muy clara de cómo llegar a él. Personajes nuevos, los antiguos en constante cambio (fruto de cuanto les va sucediendo), interacciones que producen fricciones y desencuentros, información que permite analizar los hechos pasados bajo un nuevo prisma... en resumen, coherencia y fidelidad, con una trama muy entretenida y acción a raudales.

La serie de Kate Daniels no llega a alcanzar ese punto pero sí que se sitúa muy por encima de la escrita por Harry Connolly. Divertida, entretenida y dura, carece de acción, aunque tiene tensión para aburrir. Quizás ese sea el mayor pero, que las luchas finales nunca terminan de cumplir con las espectativas, resueltas con cierta premura y una desconcertante ausencia de detalles. Demasiada brevedad y concisión para lo que podría ser el punto culminante de historias bien entretejidas y bastante bien llevadas.

Es cierto que a la serie le falta algo de "hilo conductor". Hasta ahora su presencia ha sido bastante exigua, pero los acontecimientos de esta entrega parecen indicar que esa situación va a ser corregida en breve y que las cosas se van a reconducir. Si es así la serie puede subir muchos enteros.

Hasta ahora lo que es seguro es que tiene un buen puñado de protagonistas, bien llevados y bastante interesantes que suplen con su "lado más animal" cierta carencia de profundidad, aunque eso también puede venir dado por el hecho de ser la tercera entrega, nada más.

Poco a poco los Jim, Curran, Kate, etc... ganan peso y consiguen captar al lector, hacer que se interesen por ellos. Quizás falte algo de variedad, más gente nueva, algún elemento más original, algo más de innovación pero la frescura de los diálogos, los tira y afloja entre Curran y Kate y las distintas formas en que son capaces de tocarse las narices entre todos ellos resulta de lo más entretenido.

Esta tercera entrega me parece mejor que las anteriores, quizás porque los protas han tenido tiempo para desarrollarse, quizás porque su autora ha tenido margen para situarse... lo cierto es que es un buen producto, más original que los anteriores, con más humor y con la tensión sexual entre los protagonistas mucho mejor llevada.

Si la cosa sigue así, weretiger vegetariana incluida, Ilona Andrews tendrá un lector fiel durante mucho tiempo.

domingo, 3 de noviembre de 2013

¿Quién se ha llevado mi queso?

Hay ocasiones en las que la vida me descoloca, en las que pierdo pie. Se produce un cambio inesperado en un ámbito donde me siento inseguro y entonces todo se viene abajo.

Sin referentes, lleno de inseguridades me bloqueo y me quedo parado.

En esos momentos me convierto en el mayor flan del mundo, lleno de dudas, incapaz de moverme.

Es entonces cuando recurro a los libros de autoayuda, a libros para pensar, a... Bucay, entre otros. Con la esperanza de que en algún sitio haya alguien que realmente sepa de qué va esto que se llama "vivir" y que tenga las claves para conseguir esquivar todos los obstáculos de la mejor manera posible.

Sé que no existe un manual de supervivencia que tenga las claves de todo y sé que el cambio es algo inherente al hecho de estar vivo pero esos conocimientos no evitan que cuando llega el momento me pare y me quede completamente descolocado.

Ya había leído "¿Quién se ha llevado mi queso?" en dos ocasiones con anterioridad, por lo que sabía lo que me iba a encontrar y, sobre todo, que ahí no iba a encontrar ningún salvavidas improvisado que me ayudase a llegar a tierra pero sí que iba a encontrar un pequeño relato que me ayudase a ganar perspectiva y a reflexionar sobre lo que me estaba sucediendo y por qué me estaba sucediendo.

 Su lectura cumplió su función, curiosamente donde menos lo esperaba, en mi vida emocional, no tanto en la laboral. Su sencilla historia me ha permitido relacionar su mensaje con los sucesos que en los dos últimos meses han pasado en mi vida permitiéndome poner un poco más de orden.

Sus cuatro protagonistas (dos ratones y dos liliputienses) me han permitido "ver" las distintas formas en que soy capaz de comportarme cuando un hecho inesperado pasa en mi vida y cómo suelo reaccionar, viéndolo desde fuera, ganando perspectiva.

Que nadie se engañe. La obra de Spencer Johnson no es un libro de autoayuda, ni trae las respuestas para nadie pero sí que permite pensar sobre la vida y decisiones de cada uno y los motivos que nos llevan a comportarnos como lo hacemos. Al menos a mí me lo ha permitido.

Sé que el libro tiene tres partes... la primera es una mera introducción que el autor usa para vender el producto. La segunda es la historia de la desaparición del queso y la última son unas preguntas y unas reflexiones sobre la segunda. Nunca he llegado a leer esa parte. Ese trabajo lo procuro hacer yo durante su lectura y, de momento, y hasta la próxima ocasión, me sirve pero cada uno es libre de elegir su camino.