miércoles, 31 de octubre de 2018

"Spider´s bite" y "Web of lies" - Elemental Assassin´s series, vol. 1 y 2




Siendo mi segunda fuente de sustento literario, la "Urban" se ha convertido en mi vía fundamental para cambiar de registro y sanear la cabeza.

Si sigues el blog desde hace algún tiempo serás consciente de que, a pesar de eso, es un género en el que me permito pocas licencias  con autores desconocidos (bastante menos que en otros géneros), resultado de varios intentos que acabaron en agua de borrajas, al encontrarme releyendo historias que ya había visto antes de boca (o pluma) de otros autores con mínimos ajustes literarios.

Tampoco ayuda mi interés en leer estas novelas (todas las fantásticas en general) en su idioma original (¡¡inglés por dios!!, que no doy para más), lo que me supone la suficiente pérdida de tiempo y esfuerzo como para, aunque las intercalo con el resto, no ser capaz de mantener una proporción exacta entre géneros. 

Esa intercalación asimétrica con una proporción de uno a cuatro o de uno a tres me deja mucho menos margen de maniobra, lo que unido a la tendencia de muchos de los autores que sigo a publicar una novela nueva al año (por lo menos), compromete mucho mis opciones futuras.

Por eso es raro ver algo realmente nuevo en esa categoría en el blog.

Sin embargo, en los últimos dos años se han incorporado a mi biblioteca dos autores del género: Stephen Blackmoore y Jennifer Estep.

Ambos autores se mueven en un espectro bastante oscuro  dentro de un género que, de por sí, ya lo es. Por eso mismo, por la libertad que me otorgan y por salirse de lo habitual, a los dos los considero adquisiciones muy interesantes aunque su ámbito de actuación y el umbral que tocan difiere bastante, siendo bastante más "negro" en todos los sentidos Blackmoore y mucho más "coloquial" dentro del género, Estep, aunque siempre lejos de otras novelas más light o que caen directamente en el romance sobrenatural.

Cierto que entre las dos series, la escrita por Stephen Blackmoore es, con diferencia, la más potente de las dos, pero como espero comentar en breve "Broken souls", dejaré cualquier comentario para ese post y me centraré en Estep, que es lo que tenía previsto para hoy.

De Jennifer Estep lo primero que puedo decir es que me gusta, lo segundo que cuando hablo de ella lo hago por mi lectura de dos entregas de "Elemental Assassin", no de "Mythos Academy", que es una serie que no he seguido todavía. 

Cuando digo que me gusta lo hago siendo muy consciente de que no es una de las grandes abanderadas (al menos para mí no lo es). No  estaría en mi top 3 de autores de este género pero creo que sí estaría en un bloque de 10 al que recurrir a lo largo del año, por encima de muchos otros.

Pros...

Me gusta el estilo con el que escribe. Su narración es directa, sencilla, cómoda de leer y con una parte descriptiva muy medida, ajustada a lo necesario para que el lector se ubique.

Es una obra de humanos aderezada con un par de razas más (al menos de momento), donde todo gira entorno a personajes, no a lugares exóticos o a un desfile de criaturas tal que acabas teniendo que llevar un bestiario propio para cuando coges el siguiente volumen de la serie. Así que el mundo que ha creado (o al menos el entorno en el que se desenvuelve su protagonista) resulta cómodo para el lector, lejos de extravagancias.

Los diálogos están bien y el bloque de 5 o 6 protagonistas, a día de hoy, es coherente y mantiene el tipo, adaptándose a lo que ha ido sucediendo en la narración.

No es una novela larga, se lee muy bien y creo que la parte de proceso interno de varios de los personajes es aceptable para cualquier lector, que verá un comportamiento que todos podemos llegar a compartir/entender.

Sus tramas tienen un par de giros o de historias paralelas que amenizan las pausas en la trama principal pero que, al menos en los dos casos de los que hablo, no resultan tan rocambolescas como para no cuadrar bien en el conjunto de la historia, que es donde está el foco fundamental.

Contra...

Como me pasa con las series de urban que sigo (o he seguido) en los últimos años, la sensación de que si la creadora es una escritora falta un punto de adrenalina y la acción se resuelve de forma demasiado somera, sin alaracas pero también sin un punto de atractivo que te cautive y te llame la atención. Son lecturas sin tensión. 

En ese sentido da la sensación de que si quieres que haya "mundo interior" es necesario renunciar a manifestaciones físicas por medio de confrontaciones. Es más, en ambas novelas la parte de las "luchas" tiende a ser breve con cierta sensación de brusquedad en su desarrolo.

Para mí...

Me gusta porque me parece una propuesta honesta.

Es directa, es ágil pero es, ante todo clara. 

Es una historia de/con personajes que sigues porque Jennifer Estep consigue que te identifiques y entiendas a Gin Blanco, incluso cuando escritora y protagonista te ponen ante situaciones donde el "proceder" no es especialmente legal.

Me gusta que no se pierde en historias transversales, que las tramas aparecen pero no convierten toda la lectura en una sucesión de encuentros/desencuentros/heridas y lesiones que transmita sensación de estar dentro de un coche de choque sin saber cuál es nuestro destino final y qué camino hemos seguido para llegar hasta ahí. Aunque admito que en el camino se pierde buena parte de la carga de la adrenalina de otros autores (a veces, según el momento, también necesaria, eso sí,  en su dosis justa).

Tiene un punto de humor en algún momento que me gusta, una parte de "ilegalidad" que me libera cuando leo la historia, secundarios con el suficiente peso y personalidad como para crear una sensación de coralidad que se agradece por momentos y, por supuesto, una trama sentimental que no le va mal y que cuenta con algún momento logrado que la hace  lo suficientemente entretenida (muy de serie de TV).

Me falta de cara a futuras entregas... un revés en las condiciones de desarrollo de la historia, que la lectura me lleve a asumir que en algún momento algún protagonista puede caer y desaparecer para siempre. Esa tensión/miedo que hace que la lectura tenga un punto cautivador y desasosegante que estas dos entregas iniciales no poseen. 

Valoración: me ha gustado. Las dos lo han hecho, quizás la segunda más que la primera porque no sólo marca el camino a seguir sino que se aleja de algunas zonas comunes que amenazaban con instalarse tras la entrega inicial. No entro en mas detalles que paso de spoilers de cualquier tipo.

En otros ámbitos: 

"Ant-man and the Wasp", un rato de cine sin pretensiones que se pasa rápido pero sin ofrecer nada especial que llevarse a la boca.  

"Una relación abierta" para los amantes de un cine distinto, menos comercial, más reflexivo y real. Para los que, como yo, en algún momento pudieron ver y disfrutar (a su manera) de la amargura y el poso de "One night stand" o "Threesome" ("Tres formas de amar")
 
"Contradicción", de Malú, como placer culpable de la semana. 

"Pienso en tu mirá" de Rosalía, como sonido recurrente que se instala en la cabeza y no se va.

 Me llega y yo no tengo la culpa "Nubes de papel" de Izal y Depedro.

La puedo oir infinitas veces y alguna más... "Side Effects" de Chainsmokers con Emily Warren.

P.D: se ha publicado "Lies of the Beholder" la tercera entrega de la serie "Legion", de Brandon Sanderson. Dicen que es de sus mejores novelas, así que me permitiré el capricho de coger la segunda para disfrutar de la serie sabiendo que aún hay más esperándome.

jueves, 25 de octubre de 2018

De Detroit a Triana


Creo que "De Detroit a Triana" está lejos de las novelas tipo que suelen llamar mi  atención y, por ende, será difícil encontrar alguna similar en este blog.

Es un estilo tan ajeno a mí que desde que finalicé su lectura he postergado el momento de publicar este post en una búsqueda de justificación del por qué de su elección, apenas dedicando un segundo pensamiento a lo que me gustaría comentar sobre la misma.

Lo cierto es que, por superficial que pueda sonar, elegí la novela por el título. Nada más verlo me chocó mucho el contraste entre una ciudad americana y un barrio sevillano.

Lo fácil sería quedarme ahí, pero sería mentir. Gracias a (o por culpa de) Julio Muñoz Gijón, "El Rancio", autor que disfruto como lector (y cuya obra de teatro, vaya por delante,  me encantaría ver), se despertó, hace un par de años,  mi curiosidad por la ciudad a orillas del Guadalquivir s, gracias en gran parte a su capacidad literaria. Desde entonces, "El Cachorro"  y Triana, han pasado a formar parte de mi acervo cultural y mantienen un extraño influjo sobre mi persona.

Por eso, ante un título tan sugerente o al menos que a mí me llamó la atención, no pude más que leer la sinopsis de donde deduje (en un acto, sin lugar a dudas,  propio de un vidente realmente talentoso)  que su lectura me sumergiría en una historia con algo de humor, que me iba a descubrir el embrujo que la ciudad andaluza ejerció sobre el escritor quién, la visitó en un intercambio universitario y acabó cautivado por su idiosincracia particular.

No fue hasta la adquisición de la novela cuando descubrí quién era Ken Appledorn e, infantilmente, empezaron mis prejuicios hacia la lectura de la novela. No soy (o no me tengo) por una persona mitómana, y aunque "los Morancos" son uno de los escasos grupos humorísticos a los que dedico un mínimo de tiempo cuando se ponen delante, reconozco que el descubrir que el escritor era el marido de Jorge Cadaval, más que sumar, restó.

En ese momento inicial postdescubrimiento, me arrepentí un poco de mi elección, hasta me avergoncé de mi escaso gusto, sintiendo que no iba a encontrar forma de justificar su lectura y que iba a acabar con mi "supuesto" glamour literario.

Hoy, una vez terminada su lectura, lo único que lamento es haber podido vivir en el desconocimiento un poco más, lo justo para disfrutar de la lectura en toda su plenitud sin tener elementos externos para saber cómo iba a acabar la narración.

La novela, no es una obra que transmita sensación de buscar alcanzar grandes hitos literarios pero se muestra (al menos así se ha revelado ante mis ojos) como un relato agradable y cuenta con algunos momentos graciosos que sirven para aderezar la historia y romper la monotonía, convirtiendo su lectura en una opción agradable para amenizar un par de tardes (su longitud no da para mas).

El relato tiene entre sus grandes valores contar con un narrador ameno, una historia honesta, humana y sincera (o al menos eso parece) que evita por todos los medios caer en la parodia o en el humor fácil que podría haber resultado de contrastar la cultura americana y la sevillanda.

Los amantes de "8 apellidos vascos", su secuela o, por ejemplo, "Bienvenidos al Norte", no encontrarán en este libro el exprimido juego de contrastes, pues el relato evita en todo momento caer en la sucesión de desencuentros que muestren dos pueblos antagónicos y no busca en ningún momento provocar la risa con las situaciones cómicas que genera el choque cultural.

Tampoco es una sucesión de gags de los Morancos o una loa a los mismos, es más, quien busque eso encontrará más referencias (y muchas más excusas para soltar un par de carcajadas) en la primera entrega de la novela de Muñoz Gijón que en esta obra. Así que si alguien se plantea comprar el libro para ver si disfrutas de uno de sus espectáculo por una cuarta parte de su valor, se va llevar un chasco.

A nivel particular la lectura, para mí, ha supuesto la oportunidad de conocer a alguien con una vida singular y un proceso vital enriquecedor que en su caso le llevó a dejar su hogar para intentar ser feliz en otro lugar. 

El camino, o lo que comparte con nosotros, se demuestra difícil, más aún para una persona que salió de un entorno sobreprotegido (y sin querer, represivo) para encontrarse, siguiendo una corazonada y un consejo, al otro lado del océano, en un ambiente distinto, más abierto, desinhibido y quizás demasiado "floclórico", en donde descubrió, no sólo lo que era el amor (que también) sino  cómo para algunas personas la felicidad no reside en el éxito profesional y económico sino en ese intangible difícil de definir que tratamos de abarcar con "sentirse agusto con uno mismo y lo que hacemos"

Ligera, agradable, llevadera, cómoda y asequible, su lectura ha supuesto una pausa muy liberadora tras una sucesión de obras más pesadas y exigentes. Además, me ha dado la oportunidad de pensar y dar vueltas a distintas facetas de mi vida (y la de otros) y tratar de valorar las situaciones desde otro prisma, en un momento (si es que sólo hay uno de vez en cuando y no es un estado permanente) en el que uno reanaliza sus prioridades y objetivos.

Valoración: A mí, me ha gustado. Entiendo que a lo mejor a muchos otros no, pero para mí ha sido lo suficientemente agradable, reflexiva (sin ser pedante), humana y, además, me hizo reír bien agusto con un par de anécdotas (o situaciones variopintas) para enmarcar, con especial mención a l que le sucedió en su primera Semana Santa.

En otras cosas....

En cine sigo insatisfecho. 

"Black Panther" me ha dejado bastante frío.

"Antman and the Wasp" es más dinámica pero no ha llegado a generarme emoción alguna, con Michael Douglas insulso y un actor, Paul Rudd, que nunca termina de llegarme/llenarme.

En música esta semana no me ha dado margen a casi nada pero me quedo con la sorprendente y extraordinaria voz de Bradley Cooper en "Shallow", una canción que llega y crece conforme se viene arriba el personaje de Lady Gaga.



miércoles, 17 de octubre de 2018

Aviso de muerte - (Serie de Anne Capestan, vol. 2)


Cada uno tenemos querencia hacia algo. La mía es hacia mantener un equilibrio inestable entre orden y caos (y no lo escribo con "k" directamente porque el corrector me lo cantaría como falta y me toca las narices ver algo en rojo mientras escribo, que si no...)

Mi vida se basa en compensar. En encontrar la paz que me da tener parcelas  donde cualquier rastro de orden o raciocinio está supeditado a la intuición, las sensaciones o el mero dejarse llevar por lo que sale.

Cuando esa parte más caótica ha entrado en la zona que necesita ser cuadriculada la cosa ha ido muy mal. Algo parecido a lo que ha sucedido cuando he obrado de tal forma que la espontaneidad y lo errático han perdido su espacio en mi vida.

En las lecturas me sucede algo parecido. Me gustan mis clásicos, mi alternancia, mi... pero necesito que dentro de la rutina, de vez en cuando se produzca algún hecho que rompa la monotonía y  deje su impronta, algo que se salga tanto de lo habitual que permita generar un recuerdo propio que deje huella.

En el mundo de la novela negra tengo varios autores (como Jo Nesbo, Lorenzo  Silva o Olivier Norek) que destacan por ser creadores de auténticos novelones, historias completas y complejas que resulta muy difícil no recordar.

Sin embargo, hay un número bastante elevado de autores que entran en ciertas fórmulas tipo o en clichés que dificultan recordar sus historias (y hasta a sus personajes) conforme va pasando el tiempo porque no dejan una impronta personal.

Sophie Hénaff es una autora "singular", que escribe dentro del género negro pero que se sale de los clichés para construir novelas personales, fáciles de identificar, con sello de identidad (y, por que no, márchamo de calidad).

Sus historias son corales, llenas de personajes ricos en matices, que siempre dejan su impronta en el lector.

Es cierto que a veces pueden resultar demasiados y que la constante alternancia entre ellos, el cambio de nombres y el ritmo con el que suceden las cosas descoloca un poco, pero si le puedes dedicar un poco de tiempo al día para que de margen a que se asiente todo, leer sus historias es un placer. Imagino que para muchos culpable pero placer al fin y al cabo.

Y es que me gusta la idea de un grupo (llamese brigada, unidad o...) de personas con sus rarezas, que es capaz de encontrar dentro de su lugar de trabajo su equilibrio y su timing. Porque de eso va la serie, de cómo un grupo de personas que para la sociedad "no son aptos" por distintos motivos, es capaz de encontrar la forma de aportar dentro de sus peculiaridades, tics, manías y obsesiones.

No pretendo engañar a nadie, "Aviso de muerte" no es la novela del año, aunque su autora y la serie llevan recolectados algunos premios, pero sí un soplo de aire fresco, ese "algo distinto" que te permite sanear la cabeza y salir de lecturas rutinarias sin renunciar a la calidad de una buena historia,  mientras pasas un rato agradable y, a veces, hasta sonríes o te ríes con lo que sucede.

¿Su mérito? Construir una historia con personajes "singulares" (y a veces estrambóticos) sin caer en la parodia o en la pantomima, tomándose en serio a todos sus personajes, dotándoles de coherencia y fondo, mientras su creadora aprovecha para ir hablando  de todo un poco.

Para mí tiene la dosis que buscaba de tranquilidad, novedad, ingénio y alegría sin caer en la autocomplacencia, la repetición o el paroxismo. Y eso suena bien y me gusta mucho.

Es ágil, muy cómoda de leer y es capaz de generar cariño y empatía en el lector hacia los distintos integrantes del grupo mientras consigue intercalar, además, algo de crítica social.

Cuando me planteé escribir el post llegué a pensar en equiparar o, al menos, tratar de establecer una vinculación entre Fred Vargas y Hénaff o incluso mencionar a Patrick Weekes de forma tangencial, pero creo que puede generar confusión.

Weekes es fantasía y si bien su grupo de "insurgentes" tiene gracia, tiene un aire menos natural, algo más impostado que la autora francesa. Además, aunque en la segunda entrega de su trilogía se nota algo de cambio, hay una ligera tendencia hacia la parodia y si algo tienen las novelas de la escritora francesa es, precisamente, lo contrario, se toma muy en serio a cuantos pasan por sus páginas.

El caso de Vargas es distinto. Para mí es una escritura con una mente privilegiada, que escribe como nadie, pero lejos, eso sí, de cualquier tipo de convencionalismo. 

Su "pero", al menos el que sé que encuentran algunos lectores, reside precisamente en sus  personajes, Adamsberg en particular, tienen un punto estrambótico y surrealista que no llega a todo el mundo. Su particular forma de plasmar y representar/interpretar la realidad no llega/gusta a todos por igual y quizás la sitúe en un placer no apto para cualquiera.

En cambio, Hénaff es más cotidiana, más cercana, más mundana. Nos permite ser capaces de sentirnos uno más de su brigada y, a partir de ahí, crecer con la novela. Su lectura genera cariño y sensación de pertenencia y eso es algo que muy pocos autores consiguen alcanzar.

Por mucho que leas y aún con la sonrisa cómplice inicial ante esa panda de desarrapados, conforme avanza la novela cuesta no ver en ese conjunto heterogéneo y antagónico de personajes, un "algo" que nos hace sentirnos identificados, reconociendo en su obra un espacio de solaz e inclusión para quienes, en ocasiones, nos sentimos encasillados en ese gran corsé bautizado como normalidad.

¿Mejorable? fijo, toda lectura lo es, pero no sé de qué forma se puede conseguir o que se puede cambiar sin que en el camino desaparezca parte de la esencia que tiene.

¿Lo bueno? que si te va, si te gusta, te gustará mucho, porque llega. 

Como titulaba un artículo de "El país" sobre ella, es una "revolución silenciosa". Una escritora tranquila, que construye historias con sentido porque le dedica tiempo y, además, lo hace sin prisa (que es algo que no se valora pero que es igual o más importante aún). 

Valoración: Me ha gustado. Casi, casi, diría que "mucho", la verdad. Cualquiera de las dos novelas de esta serie está llena de personajes entrañables y relaciones afectivas singulares que merece una oportunidad de cualquier lector que quiera romper con lo cotidiano y que crea que "lo habitual" a veces necesita ser agitado.

Y en los ratos libres... "Constantine: City of Demons", película animada oscura como su personaje protagonista, con tintes muy negros. Una película a juego con la segunda entrega literaria de las aventuras (o eran desdichas) de Eric Carter, el personaje creado por Stephen Blackmoore.

Y musicalmente...sigo con Jess Glynne y  su bozarron cuando busco un descanso, por ejemplo con "All I am" y me sorprendió hace poco "There´s no way" de Julia Michaels con Lauv.

miércoles, 3 de octubre de 2018

Snapshot

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Como suele suceder cuando leo a Brandon Sanderson, llega la hora de comentar y me parto en dos.

El niño que aún habita en mí sólo saber gritar que le ha encantado y se lo ha pasado genial, que quiere más y más, que lo único que quiere es más.

Mi lado más cínico (que imagino que imagino que ya está mancillado por mi vertiente más tiñosa) ha esperado un par de semanas para encontrar un par de referencias cinematográficas a las que aferrarse para justificar un ataque en condiciones, argumentando un posible mashup con ínfulas, que le permita aumentar el continuo resquemor ante un escritor con una producción literaria y artística que convierte el trabajo del resto de los mortales en una pantomima.

Pero ante los ojos abiertos como platos de "mi" niño interior, el cínico recula un poco y acepta, muy a su pesar y a regañadientes, que en un número tan reducido de páginas hay pocos autores capaces de construir una novela tan completa, compleja y entretenida.

Entrar al detalle es reventar una trama que tiene precisamente en la sorpresa su gracia, así que no puedo más que afirmar, sin lugar a dudas, que en esa lista de novelas de este autor que he encontrado el tiempo para ir leyendo, las novellas, esas historias más cortas de lo habitual de unas 100 páginas (un poco más en este caso) son, sin lugar a dudas, lo mejor de su obra. 

Es cuando el autor incrementa el número de sus páginas cuando se diluye un poco y acaba por romper parte del hechizo (me refiero aquí a "Nacidos de la Bruma" y "Steelheart" y no a "Elantris", que sigue siendo una de sus novelas favoritas (quizás, simplemente, porque está a medio camino entre los dos formatos)).

Sin conocerle y dudando de que sea posible que una persona tan prolífica en su labor pueda disponer de tiempo suficiente para "coger" ideas de libros y películas para "hacerlas" suyas, resulta difícil no encontrar referencias en su historia al mejor Christopher Nolan  y quizás, sólo quizás, a M. Night Shyamalan al final.

Directa, concienzuda, mucho más compleja de lo que cabría esperar en una historia que ocupa tan poco espacio y con la dosis justa de descripción (que es donde para mi gusto  pierde en las historias de más de 400 páginas) el autor construye una narración única, impactante, que llega y cautiva sin igual.

Quizás no termine de tener la capacidad innovadora de "Legion" y está muy lejos del esteticismo, la plasticidad y el sentimiento de "El alma del emperador", pero consigo imaginar un lector que, si le dedique el tiempo necesario, no acabe alucinado con la lectura y se llegue a plantear una relectura para terminar de cuadrar todo.

Sobria hasta el extremo y con personajes duros y correosos, en apenas 10 páginas estás dentro de la historia aunque no terminas de encontrarte cómodo (totalmente sumergido) hasta la mitad del relato, que es cuando la se dispara.

Sin el recuerdo constante de alguna película de Nolan de fondo, habría disfrutado aún más de la lectura, pero la espera de lo que tenía que venir acaba favoreciendo la sorpresa final cuando un giro (inesperado pero creíble) te hace entender que no eras tan listo como pensabas, por mucho que justo antes de la explicación final hayas llegado a captar todo el conjunto.

Valoración: me ha gustado mucho.

100% adulta, lejos del young fantasy que abarcó con la serie de "Alcatraz", "Snapshot" es un hardboiled con ciencia-ficción que puede hacer las delicias de los amantes de la novela negra con miras. Puede que incluso a ese tipo de lector le guste aún más que al amante habitual de la sci-fi clásica.

Un pero... es probable que no sea un libro para releer (a diferencia de "El alma del emperador" o "Legión") al perder parte de la magia y misterio inicial tras la primera lectura.

En otros...

Poco tiempo para experimentos... fundamentalmente musicales: "Of the night" de Bastille, para nostálgicos y "Thunderclouds" esa canción que fusiona Sia en su arranque con un sonido muy Kill Bill para meterse en tu cabeza y no salir ni con agua caliente.


lunes, 24 de septiembre de 2018

Instinto y pólvora


Soy más de leer para desconectar (por mucho que siempre se pueda aprender algo por el camino) que de leer tratados o disquisiciones sobre materias concretas.

Quizás por eso hasta hace apenas algo más de un mes no había tenido noticias de este libro y, de no ser por la injerencia externa de una amiga que me envió un enlace en el que hablaban de él j, creo que habría seguido viviendo en la inopia tan tranquilo.

Tras una temporada muy disperso, con demasiadas cosas encima y poco tiempo para dedicarle a cosas más baladís (o para dedicármelo a mí), al final los días se suceden y cosas que hasta ahora eran más o menos habituales van desapareciendo hasta que dejan de formar parte de la rutina cotidiana y de los recuerdos más próximos.

Son esas cosas que posiblemente no te realicen como persona (como leer sinopsis y comentarios de expertos sobre cine, teatro o libros, mirar recetas raras para ver si aprendes algo o tumbarte un par de horas a ver una película sólo por el mero hecho de poderte relajar y no hacer nada durante una tarde) pero que te permiten mantener el equilibrio en un día a día cada vez más estresante y desasosegante.

Entre los placeres de los que adolezco en los últimos días está la búsqueda de nuevas novelas o cotillear foros ajenos que aporten ideas con las que encontrar esa historia curiosa que añadir a la lista de lecturas pendientes.

En resumen, que me disperso: por mis propios medios no hubiese llegado a tener esta novela en mis manos. Como en algún otro blog y en algún artículo de prensa encontré referencias adicionales y lo que leí me llamó la atención, finalmente, me hice con la novela.

Lo primero para comenzar debería ser una corrección: novela es un término inexacto que no termina de encajar por completo con un texto que tiene algo de tratado (en este caso sobre la ciberdelincuencia, Internet y la situación social actual) y algo de biografía novelada.

A caballo entre esas dos partes claramente definidas, surge una lectura curiosa que hasta la mitad aproximadamente, ayuda a entender alguna de las cosas que suceden en la sociedad y que no dejan de tener presencia constante en los medios de comunicación, permitiendo redimensionar y acoplar lo que sabes, oyes, escuchas y crees para terminar de formarte una impresión real de lo que hay "ahí fuera", en ese basto universo llamado "Internet".

Sin llegar a tener una edad para considerarme obsoleto en materia informática, sí empiezo a estar en ese momento en el que soy consciente de la divergencia cada vez mayor entre lo que era una "herramienta" y lo que empieza a ser el lugar de evasión constante donde uno se pierde de forma constante, olvidando que el llamado "mundo digital" o el "virtual" es tan peligroso como el real.

Seguramente tenga la edad de sus padres y como  nunca he tenido una necesidad imperiosa de manejarme y conocer Facebook al detalle o cualquier otra red social, desconoceré el porqué de la necesidad de tanta gente por "estar ahí" pero he asistido a charlas sobre los riesgos de Internet y he visto la cara de pasmo que se les queda a alguno de sus tutores cuando descubren lo que "una burda herramienta de juegos" puede llegar a generar dado el mal uso que muchos hacen de las redes.

Hace unos años, "Los Compadres" hicieron un sketch sobre los peligros de "la nube". Algo digno de verse (Ver sketch,) y que trataba de servir como aviso para navegante.

Por mucho que carezca de la gracia de los humoristas andaluces, creo que los distintos relatos que utiliza Barrera para formar su relato explican sobradamente los "peligros" que rodean a nuestros hijos y a nosotros mismos (a fin de cuentas nuestros datos personales están en la red), la escritora trabaja en ese ámbito y nos ofrece una información más completa y amplia de la que normalmente recopilamos por nosotros solos.

Aunque sólo fuese por eso sería más que suficiente como para recomendar la lectura a todos aquellos que aún no sean conscientes de la forma en que ha cambiado nuestro mundo y el daño que puede llegar a causar en nuestro entorno un uso imprudente de los recursos de la red, sea a nosotros directamente o a aquellos que están a nuestro cargo.

No pretendo engañar, "Instinto y pólvora"  no es la más dinámica de las lecturas que han pasado por mis manos pero aporta un granito de arena que no deberíamos dejar pasar así como así.

La segunda parte, la novelada/autobiográfica, no está mal aunque deja bastante menos huella.

Por cuestiones laborales, por haber pasado por procesos similares y quizás por simpatía hacia alguien que ha luchado por lo que ha creído a pesar de los costes que esa lucha a corto/medio plazo pudiese suponerle, creo que lo mejor de la narración no reside en la explicación y defensa de la labor policial ni en su intento de humanizar una figura cada vez más en entredicho sino en la parte más humana, la suya, la de la persona inconformista que ante una vida que no siempre le ofrece lo que busca acaba por buscar siempre un camino en donde el éxito dependa fundamentalmente de su capacidad, esfuerzo y entrega.

Valoración: Está bien.

No creo que éste sea un libro para deleitarse ni que se aproxime a ser una lectura agradable que llame a la evasión y disfrute, siendo, como es, una "memoria" de los pasos laborales de una joven policía y lo que ha aprendido (y perdido) por el camino para llegar hasta donde está.

Hay un momento en que se hace larga (quizás hasta algo pesada) porque tiene un momento muy "me, mi, conmigo" (y no es la canción "ya no quiero ná" de Lola Índigo) que satura un poco si bien seguramente en las páginas finales se encuentra una de las mejores descripciones de lo que es ser opositor y el coste personal que impone a quienes se aventuran a intentar a entrar en la Administración (sin importar el tipo de puesto).

En otro orden:

Poco que contar. Un mes muy liado, con "Hunger" de Florence+The Machine, "Natural" de Imagine Dragons y "Happier" de Bastille sonando cuando lo cotidiano deja margen a lo extraordinario.

martes, 4 de septiembre de 2018

The light fantastic - Discworld series, vol. 2



Creo que en algún post previo me mostré bastante crítico con la primera entrega del Mundodisco y por ende con su creador y todo cuanto le ha rodeado.

Sigo pensando que Pratchett fue un autor con una cabeza privilegiada pero que su literatura (al menos las dos entregas que he leído) no son las novelas que busque el amante devoto de la novela de fantasía más clásica pero, ha diferencia de "The colour of magic", creo que esta segunda entrega tiene "un pase".

Ayer, pensando en qué escribiría sobre la novela no paraba de pensar en Mel Brooks y quizás sea la mejor forma de expresar lo que quiero.

Mel Brooks consiguió hacerme reír y mucho con "El jovencito Frankenstein", peliculón en blanco y negro que me arranca siempre que lo veo algo más que una sonrisa, a pesar de que la sorpresa o el ingenio inicial se va perdiendo con los años.

Se trata de una película original que reformula el personaje de Frankenstein tomándose en serio, construyendo una historia coherente y original con formato ligeramente musical y varios golpes de risa.

Del mismo creador es, por ejemplo, "Spaceballs: la loca historia de las Galaxias" que aprovechó la película dirigida por George Lucas para crear una hilarante sucesión de gags donde la historia (que no es original) no es más que un elemento secundario que ni al creador ni al espectador le importan especialmente.

Pues bien, creo que la primera entrega del Mundodisco tiene algo de esta Spaceballs. Siendo lo más gráfico posible, creo que Pratchett creó un "museo" (el suyo), tirando de su imaginación y de lo ya contado para crear algo único, distinto e hilarante que debe (pretende) llegar al aficionado a la Fantasía, en pos del recuerdo agradable y la nostalgia y al neófito (casi antifantasía) al que le ofrece una serie de caricaturas de muchos de los héroes y personajes famosos del género. 

Inconexa, llena de saltos y disrupciones que rompen cualquier posible hilo narrativo pero que sirven para que el escritor exhiba su creación en toda su extensión. Un "bestiario" sin imágenes y revestido de formato literario cuando quizás su mayor gracia (e interés) habría residido en la creación de un comic o un recopilatorio en imágenes de lo que había construido.

"The light fantastic" ofrece un segundo registro más novelado, más real, más literario. No hay tanta exhibición y deshecha la idea constante de gag, ofreciendo momentos particulares que generar una sonrisa en el lector sin llegar a provocar la risa o la carcajada pero que hacen su aparición de forma puntual y efectiva.

Con muchos menos personajes, menos saltos narrativos y un uso más racional de los cambios de personaje, la historia (breve y no especialmente compleja) lleva al lector desde el principio hasta el final sin problemas, consiguiendo hilvanar las distintas ocurrencias del creador dentro de un contexto, lo que facilita la lectura y nos da, como lectores, la opción de disfrutar de un rato entretenido de distracción, sin grandes alharacas pero con cierto gusto.

Peros:

  • No es una novela cautivadora: se lee muy bien y es bastante corta pero no llega o, al menos, no genera ese "más, más, quiero más" que tanto busco.
  • Dentro del reparto de roles echo en falta un mayor peso del cofre (sé que no es sencillo dar el protagonismo a un cofre que no habla y sólo corre y come) y  "La muerte" (que para mí es quién presenta un gusto humorístico más próximo al mío) tiene menos presencia de lo que me gustaría, a pesar de que ambos procuran los mejores momentos.
  • Y como "fantasía", la ausencia total de épica pesa mucho al final al carecer la historia de algún punto álgido que rompa el ritmo y te sumerja en la historia. Para mi gusto, la narración resulta demasiado monocorde.


Valoración: Está bien. Con todo y a pesar de los últimos párrafos, es aceptable como pasatiempo y puede llegar a ser entretenida. Cierto que no da mucho pero lo que da no está mal, lo justo como para intentar la tercera entrega en unos meses.

viernes, 27 de julio de 2018

Defensa cerrada - Kostas Jaritos, vol. 2


Leer a Márkaris se está convirtiendo en algo así como convertirse en la madrastra de Blancanieves justo cuando se está contemplando en el espejo. Una cura de humildad.

Normalmente cuando uno habla de una novela "entrada en años", valora su vigencia, si sigue al pie del cañón o no porque, como pasa en numerosas ocasiones, ha envejecido mal y poco a poco se está quedando obsoleta.

"Defensa cerrada" no envejece mal, es más, por sus características puede ser una de las novelas que mejor envejezca de la historia. 

Como novela negra no se agarra al thriller como elemento de reclamo, por lo que ni la fórmula resulta manida ni los tiempos la convierten en una lectura manida y desprovista de interés pero es que, además, en sus páginas no aparecen ni carros tirados por caballos, ni coches voladores ni móviles ni se recurre a internet (y nada de eso se hecha de menos), lo que la convierte en una novela dispuesta a aguantar perfectamente el tipo por mucho que un día la lea alguien de la generación 8.0.

Hay contaminación, tráfico, agobios, relaciones personales (que quizás sea lo único llamado a convertirla en algo viejuno en una época en que todo el mundo parece utilizar medios electrónicos para "comunicarse" con otros) y situaciones familiares y eso, mientras no se demuestre lo contrario, es universal y casi casi atemporal.

También hay corrupción  y una sociedad en crisis (la griega) lo que bien podría poner en jaque mi argumento sobre la obsolescencia futura de la novela pero, honestamente, llevo más de 15 años leyendo sobre la sociedad mediterránea en novelas negras de corte social (donde se hace una descripción real de nuestra mentalidad) y, a día de hoy, me cuesta demasiado pensar que algo de lo que nos define como una sociedad marchita y carente de un sentido de "sociedad o de conjunto" que nos enraíce y nos convierta en criaturas responsables con el entorno en el que vivimos, vaya a cambiar.

Quizás de ahí viene mi imagen del espejo con el que comenzaba el post. 

Si de algo me ha servido leer "Defensa cerrada" por segunda vez (casi una década más tarde), ha sido para ver cómo el que sí envejece soy yo, que he pasado de considerarla una obra protagonizada por un personaje ligeramente machista, algo revenido, con un punto nostálgico hacia el antiguo régimen y un democrata incrédulo a ver en él una de las mejores miradas críticas a esa idea tan mediterránea de democracia que tenemos, donde vivimos en un estado a medio camino entre todo y nada, donde las instituciones proyectan una sombra lo suficientemente grande como para ocultar delante de nuestra mirada un conjunto de personas (llamadas políticos, dirigentes, empresarios, etc...) que crecen y florecen chupando del esfuerzo colectivo de todos, amparados en un control de los medios y una información totalmente instrumentalizada.

Creo que en estos 10 años la novela no ha cambiado, pero mi forma de mirar a la sociedad sí. 

En algún momento de mi interacción con las instituciones y de vivir condicionado a las decisiones políticas de unos, otros y los de más allá, el joven universitario idealista que consideraba el estado social y democrático de derecho creado por la Constitución del 78 como uno de los mayores avances de la historia, ha dado paso a un cuarentón resabiado que se plantea cómo fue posible que una sociedad entera se dejase engañar por quienes una vez servido el primer plato, decidieron dejar de comer para no tener que pagar la cuenta al final.

Se habla de un texto que fue "café con leche" para todos, como si hubiese sido el fin de algo y todo un progreso, cuando debió haber sido "el tinto de verano" del arranque de los aperitivos. Quizás así la sociedad demandaría que el cambio que "debió empezar" en 1978 prosiguiese y no se haya quedado en un campo cultivado aprovechando un barbecho de 40 años que amparó a quienes salieron airosos del periodo anterior y que ahora cobija a gente que sin arte ni parte vive rapiñando de un fondo común que "como no tiene dueño" parece que no nos incumbe a ninguno.

Creo que Márkaris expone en su novela, desde otra evolución pero con una cultura muy semejante, los problemas reales de la ciudadania mediterránea.

Nuestra mediocridad es tal que sostenemos una sociedad donde aceptar  "prebendas" es lo normal y a quién no lo hace y además lo denuncia, se le condena al ostracismo. 

Hay un pasaje en la novela, una conversación entre Uzunidis y la familia Jaritos, que representa la decadencia de la sociedad mediterránea y que seguramente resulte una de las críticas más duras (a pesar de la sencillez de su argumentación) que se pueda leer en una novela. 

Quizás Andrea Camilleri haya expuesto como nadie las carencias de la política italiana, manchada fundamentalmente por la Mafia y cuanto le rodea, pero ha sido el autor turco quién ha mostrado a través de sus personajes los errores de base como individuos que permiten que la corrupción y el mal uso de los medios sea una constante en la mayoría de los países mediterráneos sin que importe la juventud de las caras que representen las ideas políticas o el color del paraguas que cada uno de ellos utilice como seña de cambio.

En ese sentido, la contribución de las novelas de este singular autor a mi pensamiento tienen un valor innegable y hacen que su relectura no sea un esfuerzo sino un placer... por muy mayor que me hagan sentir en ocasiones y por mucho que saquen mi vena más excéptica tras su lectura.

Valoración: me ha gustado mucho. Como novela social, como microscopio para estudiar la sociedad. Como novela negra es... suave.

Otras cosas: Vivo con algo de decepción tras ver "Tomb Raider" no por Vikander sino por cierto alucine en el final que desdibuja un pco una historia más o menos creíble y con música sonando en la cabeza: "Keeping you head up" de Birdie, "Quarter past midnight" de Bastille (de quién también escucho "Good grief" y "Glory", en ambos casos encantado de la vida) y lo nuevo de Imagine Dragons "Natural" y mi placer culpable, "La puerta violeta" de Rozalen, que no dejo de escuchar.

jueves, 12 de julio de 2018

Cucarachas - Harry Hole, vol. 2


Tras un periodo largo sin disponer de tiempo y siendo consciente de que, condicionado por mis circunstancias laborales,  iba a ser un poco Guadiana en mis lecturas opté hace tres semanas por la lectura de la segunda entrega de la serie de Harry Hole.

La apuesta era, desde todos los puntos de vista, muy segura. Jo Nesbo es un autor al que cuesta resistirse, con novelas bien hilvanadas y cautivadoras que no te dejan desengancharte fácilmente y que generan una huella lo suficientemente precisa para saber siempre dónde estabas cuando la interrupción se produjo.

Hole, que es su máximo exponente literario, es un personaje inolvidable, un antihéroe que genera mucha empatía en el lector pero ninguna gana por estar en su pellejo, pues su creador tiende a maltratarle una y otra vez.

Decir eso pocos post después de escribir sobre "Maderos", de Ken Breuer es una temeridad, porque su alcóholico protagonista tiene también su dosis de castigo literario pero la realidad es que entre Jack Taylor y Harry Hole hay un abismo humano insalvable.

Hole es un hombre golpeado por la vida, obsesivo, apagado, con pocos asideros para mantenerse estable. Su tendencia a sumergirse en fases oscuras, recurrentes, en una búsqueda de justicia que no encuentra necesariamente la satisfacción en la realidad le generan desazón y tristeza, sumergiéndole en fases depresivas y autodestructivas a las que nos arrastra. 

Nada de lo que le sucede en las novelas puede ser considerado, de por sí, extraordinario. Nesbo no es un escritor que necesite forzar las cosas para llevar de forma paulatina a su creación hacia el abismo una y otra vez. 

Tampoco es un autor dado a la justificación barata o a buscar generar una empatía fácil entre el espectador y su creación, pues en todo momento deja claro el carácter autodestructivo de su inspector, combinando un personaje carismático y con un claro sentido de la responsabilidad con una tendencia autodestructiva siempre presente.

Así, la lectura de cualquiera de las novelas de la serie, especialmente las dos primeras, que suceden fuera de Suecia ("Murciélago" y "Cucarachas") ofrecen al espectador tres elementos fundamentales que las destacan sobre el resto.

Por un lado su autor nos introduce en la cultura y forma de entender la vida de distintas civilizaciones y sociedades. En "Murciélago" fue Australia y en "Cucaracha" es Tailandia, de la que muestra las diferencias sociales y culturales en el día a día de la urbe y como toda esa singularidad geográfica y social se plasma en una forma distinta de concebir la propia sociedad y lo que se considera "normal".

Por otro, estamos ante una novela de investigación que consigue ofrecer lo mejor del thriller americano, con ritmo, tensión y misterio pero sin caer en los clichés más habituales del género ni repetir las fórmulas que le sirvieron en la primera entrega de la serie. Es, por tanto, una lectura fresca que no recuerda a ninguna otra (del autor o del género).

Y lo mejor es que lo hace sin perder la parte introspectiva de la novela nórdica moderna, con el mérito de conseguir aunar la acción y la tensión de la investigación con la parte sosegada, calma y dura del viaje interior del protagonista.

La novela, al menos en su traducción al castellano, resulta muy cómoda de leer, eso sí, con un número significativo de hojas.

Cautivadora por momentos, cuesta un tercio de la novela llegar a situarse en la trama principal y llegar a funcionar con los nombres de los distintos personajes. 

Resulta dura por momentos, pues la pederastia (sin ser explícita) tiene un pequeño hueco en la trama y los personajes que van surgiendo no son estereotipados pero, quizás por eso, tampoco especialmente definibles com buenos o malos.

Durante la lectura tuve que parar durante casi 10 días. Quizás por eso quiero poner en valor el hecho de que no sólo no me costó retomar la lectura sino que, además, durante los primeros días llegué a echar de menos el poder sumergirme en ella.

Sigo deseando releer "Petirrojo" y "Némesis" para poder avanzar en la serie y terminar la trilogía que forman con "la estrella del diablo" pero creo que parar y leer las dos primeras entregas ha sido lo correcto para poder llegar a entender el cómo y el por qué de la forma de ser de Harry Hole.

Valoración: me ha gustado mucho. Para mí es un "must" ineludible de quienes disfruten con una buena lectura, sea o no amante de novela negra.

En otro orden de cosas: Sin tiempo para la televisión y a rastras con muchas otras materias, la música es la única compañía constante que he tenido este tiempo.

Me quedo con "En aire y hueso" de Izal,  "Jump" (versión acústica) de Julia Michaels, "Makeba" de Jain, "Karma" de Years & Years, "Take me home" de Jess Glynne y, el placer culpable de la semana.. "Ni la hora" de Ana Guerra y Juan Magán.