jueves, 26 de diciembre de 2013

Hands of flame - The negotiator vol. 3

"Hands of flame" supone el cierre de la serie "The negotiator", de C. E. Murphy, un buen broche para una trilogía que sin grandes elementos agrada y convence al lector.

Una de las cosas que más temo de las series, aparte de la posibilidad (siempre presente) de que el autor fallezca antes de terminarla o de que debido al éxito de las primeras novelas decida alargar la serie rompiendo con la idea inicial,  es que acabe enredándose en alguno de los giros de la trama perdiendo verosimilitud y, por tanto, mi confianza.

"The negotiator" en conjunto es una serie con las ideas claras, una que no vende humo. Y eso me gusta.

 La idea central, el hilo conductor básico, es claro una mujer y una gárgola, cuyos caminos se cruzan y se enamoran, se ven obligados a hacer frente a las distintas complicaciones que se les van presentando. ¡¡Crepúsculo!! pensarán algunos...¡¡sacrílegos!! contestaré yo, mas que nada porque muy poco es lo que tienen que ver los unos con los otros.

Sí, hay triángulo amoroso. Sí, hay amor entre razas. Por supuesto, el romanticismo encuentra un nuevo baluarte en su cruzada en esta serie.. pero poco o nada más hay en común entre las dos series, fundamentalmente porque una es una obra más madura, más serena que la otra.

La obra de Stephenie Meyer centra su mirada en los amores y desventuras de Bella, Edward y Jacob, olvidando casi todo lo que sucede alrededor. Minimizándolo, con la perspectiva "egocentrista" y un tanto "minimalista" que guiaría los pasos de los adolescentes. Mientras C. E. Murphy muestra algo mucho más complejo, como el encuentro entre dos personas de distintas razas puede cambiar el curso de la historia de todos los demás.

 Si uno se para a pensar en los distintos libros uno por uno, se da cuenta de que conforme pasan las páginas son más los personajes que van cobrando importancia y menor el "peso" que cada uno de ellos tienen en el conjunto. Sí, por supuesto, Margrit es el centro de atención y su relación con Alban Korund marca toda la trama y el transcurrir de los días pero lo cierto es que el mismo peso que tiene la gárgola, lo tiene, por ejemplo Janx, el dragón o Daisani, el vampiro. Cada uno responsable de portar la antorcha en un momento dado y de dirigir la mirada del lector a una situación distinta.

Malik, Tarik, Cara, Chelsea Huo, Grace O´Malik... todos tienen un peso específico dentro de la trama porque conforme esta avanza son sus vidas, intereses y necesidades las que acaban estando en juego. Creo que esa es la grandeza de la serie de C. E. Murphy, que comienza la serie con el lector mirando a través de un microscopio lo que sucede a una joven abogada que está corriendo por Central Park, en Nueva York y acaba mostrándonos la trascendencia que ese primer encuentro entre Margrit y Alban acaba teniendo a nivel mundial, con todos los personajes diseminados, obligados a reconstruir y rehacer su mundo tras los cambios acaecidos en los meses previos.

Como no puede llover a gusto de todos y siempre hay algún motivo de queja, mi impresión es que a la serie le falta un poco más de acción.. o mejor, le falta que la acción que hay (que realmente está en los sitios en los que debe) sea un poco más nítida, un poco más vistosa.. más llamativa. Siendo muy burdo, más masculina. De alguna manerala narración en esos momentos se vuelve demasiado simple, turbia, mostrando la sensación de caos generalizado, no el detalle que un avido lector con ganas de subidón de adrenalina espera en esos momentos. Es el único pero... no es un gran pero dentro del contexto general pero sí que está ahí y me parece justo ponerlo.

Compensa ese déficit el resto de la novela con momentos muy entretenidos y tremendamente originales (como el juicio de las gárgolas a Alban), instantes de tensión y rabia (a cargo de los djinns y las selkies), misterio (con los misterios que envuelven las figuras de Chelsea Huo y Grace O´Malley) e incluso algún momento de humor (como el que acontece cuando Margrit intenta rescatar dos estatuas de la azotea de un edificio). Sí, falta un poco de la viveza/ironía/satira que había en las primeras confrontaciones verbales entre Margrit y Janx pero se suplen con otros momentos igualmente entretenidos y novedosos.

Difícil contar más sin reventar nada así que mejor dejarlo aquí.

"Hands of flame" es una buena novela que cierra perfectamente bien la trilogía. Deja algún hilo del que la autora puede tirar en momentos posteriores si quiere regresar al mundo de las "old races" pero cerrando todas las tramas principales, lo que es de agradecer. Como nota creo que estaría entre el 7 y el 8. Posiblemente dado que es una despedida de muchos de estos personajes tal y como los he conocido hasta la fecha, le daría el 8.

Eso sí, de momento sin noticias de que se haya o se vaya a publicar en español. Una de esas cosas que nunca llegaré a entender pero bueno...

viernes, 6 de diciembre de 2013

El misterio de los hermanos siameses

Yo no leí a Ellery Queen a la vez que lo hacían mi madre y mi hermana, hace más de una década.

La primera novela que leí fue "El cadáver fugitivo", que también había sido la última hasta la fecha y, entonces, me pareció un autor del montón, uno de tantos. Lejos de otros autores de su "gama" e incluso época como Gastón Leroux y su cuarto amarillo o Maurice Leblanc y su Arsenio Lupin.

Queen es más árido, menos vivo, más previsible. Sus novelas son bastante más planas pero, eso sí, en "El cadáver fugitivo" el lector encontraba algún elemento que agradecer, como la ironía y el sentido del humor del protagonista. Algo que, junto a los enfrentamientos entre el padre y el hijo, le permitían agarrarse a la narración hasta llegar al final. Lojusto para darle una oportunidad a la siguiente novela si uno la conseguía en la biblioteca o porque alguien se la podía dejar.

Ya entonces, cuando pasé la novela a mi madre, mi hermana dijo que no había envejecido bien pero yo, testarudo como pocos, decidí darle una oportunidad a otra de sus novelas. En este caso "El misterio de los hermanos siameses" que tenía en la estantería como parte de una colección de un periódico de hace unos cuantos años.

Cuando faltan poco más de tres semanas para que lleguen las campanadas y sin haber repasado las novelas que he leído en estos últimos trescientos y pico días, creo que "El misterio de los hermanos siameses" es, posiblemente, la novela más floja que he leído en lo que va de año.

No creo que su problema sea la obsolescencia, pues creo factible desarrollar una novela actual con la misma argumentación sin que los avances tecnológicos y nuevos descubrimientos científicos condicionasen la trama. Para mí el problema es de mala elección de alternativas.

La apuesta de sus creadores es poner a los protagonistas en una situación de peligro extremo en la que su vida está expuesta a elementos externos ajenos a su control (un incendio que les deja aislados en una mansión sin que parezca que ninguna de las actuaciones que desde el pueblo se están intentando consiga atajar el problema). Renuncian por tanto al humor para otorgarle el protagonismo a la tensión, a un entorno hostil y una situación desesperada. 

El problema es que la recreación flojea por todos los lados y el lector, en ningún momento, se ve inmerso en la tragedia. Sin implicación emocional hacia los acontecimientos la actuación de los personajes queda reducida a un mero ejercicio de histrionismo donde todos pierden la compostura, sobreactuados y, en el caso de los protagonistas, cargados de una prepotencia y soberbia que, en ningún momento se ve justificada por sus avances, por lo que la obra, en principio corta y ligera, se convierte en un ejercicio descafeinado, desprovisto de todo acicate para el lector.

Ni siquiera el giro argumental, la introducción del "elemento humano" en el crimen como agente distorsionador sirve para dotar de interés a una novela que, a pesar de su brevedad, se hace muy larga.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Juntos, nada más

La novela que me gustaría haber escrito. Posiblemente la que nunca me habría planteado escribir.

Creo que con "eso" se resume en muy pocas palabras todo lo que representa para mí "Juntos, nada más". 

Una obra redonda y sencilla a la que no soy capaz de sacarle punta, que consigue que lo cotidiano parezca algo extraordinario y que las vivencias de tres criaturas marginales cobren una trascendencia impensable al comienzo de la novela.

Y cuando digo "impensable", no me refiero a que todo cobre un sentido totalmente nuevo y apabullante, que resulten ser otras personas de las que eran inicialmente o que se conviertan en salvadores del mundo. Hablo de la importancia de las pequeñas cosas, de como a veces dos errores hacen un acierto, de como lo único que hace falta para dotar una vida de sentido es dar con esa persona que saca lo mejor de ti.

Ninguno de los protagonistas de la novela (Phillibert, Franck, Camille o Paulette) pasarán a la historia de la literatura universal, es más a los pocos meses de haber leído la novela, parte de su persona se desdibujará por completo (Camille ¿era rubia o morena?, ¿qué era lo que le gustaba a Franck?, ...) dejando sólo un ligero esbozo de sus individualidades pero un grandísimo regusto el conjunto de la obra.

Una novela que habla, por encima de todo, de encontrar tu sitio en el mundo, de aceptarte (con tus virtudes y tus defectos) y de procurar no ser tan cuadriculado con lo que esperas de la vida, de dejar que las cosas vayan pasando y vivirlas, en lugar de intentar acomodarlas a las ideas que inicialmente pudiésemos haber imaginado.

Lo mejor de todo es que su lectura no está condicionada a un estado de ánimo, a un momento de tu vida, a una situación particular. Hay novelas (y películas) que dependen mucho de estados anímicos y situaciones personales, que están muy condicionadas por el momento por el que atraviesa el lector (o el espectador) en el momento de su lectura. Para mí, "Juntos, nada más" es una novela que disfrutas sea cual sea tu estado de ánimo, ofreciendo siempre la posibilidad de sacar algo en claro o te da la perspectiva que necesitas para valorar lo que está sucediendo en tu vida en un momento dado.

Esa es al menos mi experiencia, pues es la segunda vez que leo esta novela con casi siete años de diferencia. Creo que no soy (ni de lejos) la misma persona que era entonces, mi visión de las cosas se ha avinagrado un poco y, en general, creo que soy menos idealista y bastante menos romático de lo que era durante su primera lectura y, sin embargo, esta segunda lectura me ha sabido tan bien como la primera, sino mejor.

El comienzo, que recordaba árido y peleón, un poco soso, tenía en esta ocasión un mayor atractivo. Sin ser deslumbrante sí que me ha resultado más interesante y me ha servido para ir colocando las piezas que se "habían caído" de mi recuerdo. A partir de ahí, cuando la novela despega, el ritmo se acelera, los protagonistas cobran una nueva dimensión y las situaciones y las sensaciones se disparan. 

Difícil que no des con personajes o situaciones que "te toquen" porque las cosas que pasan son tan corrientes que las semejanzas se multiplican. Un poco de aquí, un poco de allá, poco a poco encuentras cada vez más agarraderas para sumergirte en la novela y, para cuando te das cuenta, se está acabando y la pena se empieza a aposentar en ti.

"Juntos, nada más" es una novela para regalar. O al menos para compartir. 

Una lectura para saborear sin prisas, de esas que cogerías una fría tarde de invierno para leer mientras estás tumbado en un sofá con varias horas por delante para disfrutar. Es, una de esas, que cuando la terminas te obliga a coger algo instrascendente para reubicarte un poco y centrarte de nuevo en el día a día. Y, algún tiempo después, volver a ella con el convencimiento de que te vas a reecontrar con una pequeña parte de ti.

Y sí, sé que no he hablado mucho de ella, de sus personajes, de sus tramas... pero es que no hace falta. "Juntos, nada más" es un plato culinario que va muuuucho más allá de la enumeración de sus ingredientes, limitarme a describirlos sería minusvalorar el conjunto.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Magic Strikes - Kate Daniel's serie. Vol 3

Cuando lees tres libros de una serie es factible empezar a tener una buena idea sobre lo que puedes esperar de la misma.

Los autores de "una novela" quedan desenmascarados en la siguiente cuando el "efecto sorpresa" se ha desvanecido o las espectativas están puestas realmente al listón que corresponde. Al novel se le permiten ciertas licencias, cuando queremos consolidar a alguien exigimos un rendimiento más óptimo.

El perfil de la "serie" también queda más o menos perfilado en las tres primeras obras. ¿va a haber cambios?¿son autoconclusivas?¿tiene hilo conductor?y si es así, ¿qué peso real tiene?

Son muchas las series que tienen hilo conductor pero es frecuente que la trama se desenvuelva por un camino y el "nexo de unión" aparezca con cuentagotas, alargando un tanto el suspense y relegando la supuesta trama principal a un segundo plano.

Hace poco pasó por aquí "Game of cages" y comenté mi decepción. Para ser una segunda novela era demasiado plana, las espectativas que despertó la primera se fueron al garete con rapidez siendo reemplazadas por dudas y sospechas sobre su autor. ¿Hacia dónde va al serie?¿va a ser, en el fondo, una de esas series con obras prácticamente autoconclusivas donde los personajes no crecen ni aunque los riegues?¿nada va a cambiar?

En frente está mi serie referente, "The Dresden Files". Que en la tercera novela de la serie "explotó" desatando una vorágine de información, elementos, personajes, acontecimientos que cuatro novelas después todavía siguen ahí. Posiblemente una de las tramas mejor construidas, con un "al menos de momento" objetivo en el horizonte y una idea muy clara de cómo llegar a él. Personajes nuevos, los antiguos en constante cambio (fruto de cuanto les va sucediendo), interacciones que producen fricciones y desencuentros, información que permite analizar los hechos pasados bajo un nuevo prisma... en resumen, coherencia y fidelidad, con una trama muy entretenida y acción a raudales.

La serie de Kate Daniels no llega a alcanzar ese punto pero sí que se sitúa muy por encima de la escrita por Harry Connolly. Divertida, entretenida y dura, carece de acción, aunque tiene tensión para aburrir. Quizás ese sea el mayor pero, que las luchas finales nunca terminan de cumplir con las espectativas, resueltas con cierta premura y una desconcertante ausencia de detalles. Demasiada brevedad y concisión para lo que podría ser el punto culminante de historias bien entretejidas y bastante bien llevadas.

Es cierto que a la serie le falta algo de "hilo conductor". Hasta ahora su presencia ha sido bastante exigua, pero los acontecimientos de esta entrega parecen indicar que esa situación va a ser corregida en breve y que las cosas se van a reconducir. Si es así la serie puede subir muchos enteros.

Hasta ahora lo que es seguro es que tiene un buen puñado de protagonistas, bien llevados y bastante interesantes que suplen con su "lado más animal" cierta carencia de profundidad, aunque eso también puede venir dado por el hecho de ser la tercera entrega, nada más.

Poco a poco los Jim, Curran, Kate, etc... ganan peso y consiguen captar al lector, hacer que se interesen por ellos. Quizás falte algo de variedad, más gente nueva, algún elemento más original, algo más de innovación pero la frescura de los diálogos, los tira y afloja entre Curran y Kate y las distintas formas en que son capaces de tocarse las narices entre todos ellos resulta de lo más entretenido.

Esta tercera entrega me parece mejor que las anteriores, quizás porque los protas han tenido tiempo para desarrollarse, quizás porque su autora ha tenido margen para situarse... lo cierto es que es un buen producto, más original que los anteriores, con más humor y con la tensión sexual entre los protagonistas mucho mejor llevada.

Si la cosa sigue así, weretiger vegetariana incluida, Ilona Andrews tendrá un lector fiel durante mucho tiempo.

domingo, 3 de noviembre de 2013

¿Quién se ha llevado mi queso?

Hay ocasiones en las que la vida me descoloca, en las que pierdo pie. Se produce un cambio inesperado en un ámbito donde me siento inseguro y entonces todo se viene abajo.

Sin referentes, lleno de inseguridades me bloqueo y me quedo parado.

En esos momentos me convierto en el mayor flan del mundo, lleno de dudas, incapaz de moverme.

Es entonces cuando recurro a los libros de autoayuda, a libros para pensar, a... Bucay, entre otros. Con la esperanza de que en algún sitio haya alguien que realmente sepa de qué va esto que se llama "vivir" y que tenga las claves para conseguir esquivar todos los obstáculos de la mejor manera posible.

Sé que no existe un manual de supervivencia que tenga las claves de todo y sé que el cambio es algo inherente al hecho de estar vivo pero esos conocimientos no evitan que cuando llega el momento me pare y me quede completamente descolocado.

Ya había leído "¿Quién se ha llevado mi queso?" en dos ocasiones con anterioridad, por lo que sabía lo que me iba a encontrar y, sobre todo, que ahí no iba a encontrar ningún salvavidas improvisado que me ayudase a llegar a tierra pero sí que iba a encontrar un pequeño relato que me ayudase a ganar perspectiva y a reflexionar sobre lo que me estaba sucediendo y por qué me estaba sucediendo.

 Su lectura cumplió su función, curiosamente donde menos lo esperaba, en mi vida emocional, no tanto en la laboral. Su sencilla historia me ha permitido relacionar su mensaje con los sucesos que en los dos últimos meses han pasado en mi vida permitiéndome poner un poco más de orden.

Sus cuatro protagonistas (dos ratones y dos liliputienses) me han permitido "ver" las distintas formas en que soy capaz de comportarme cuando un hecho inesperado pasa en mi vida y cómo suelo reaccionar, viéndolo desde fuera, ganando perspectiva.

Que nadie se engañe. La obra de Spencer Johnson no es un libro de autoayuda, ni trae las respuestas para nadie pero sí que permite pensar sobre la vida y decisiones de cada uno y los motivos que nos llevan a comportarnos como lo hacemos. Al menos a mí me lo ha permitido.

Sé que el libro tiene tres partes... la primera es una mera introducción que el autor usa para vender el producto. La segunda es la historia de la desaparición del queso y la última son unas preguntas y unas reflexiones sobre la segunda. Nunca he llegado a leer esa parte. Ese trabajo lo procuro hacer yo durante su lectura y, de momento, y hasta la próxima ocasión, me sirve pero cada uno es libre de elegir su camino.

martes, 29 de octubre de 2013

Game of cages



“Child of fire” fue una promesa, por desgracia una que no se ha llegado a materializar. Todo lo que destacó en ella sigue ahí en esta segunda entrega pero sin la novedad del debut y sin algo realmente nuevo que llevarse a la boca, lo que entonces fue notable ahora apenas llega al suficiente.

Ray Lilly, el paria callejero que debutaba en las páginas de aquella sigue siendo el mismo en esta segunda entrega. Algo que, en principio, debería ser bueno porque si entonces funcionaba lo normal es que ahora también lo hiciese pero la realidad es que, de repente, por momentos, deja de ser creíble. 

Tras todo lo ocurrido en la primera novela su  blandura moral debería haber cambiado en algo. Resulta difícil creer que alguien que ha pasado por todo lo que ha pasado él se pueda permitir el lujo de seguir siendo tan naive, tan inocentón. Que un personaje no cambie ante los sucesos acaecidos durante una narración que sucede en muy poco tiempo es creíble. Sin margen para reflexionar uno sigue los mismos principios e ideales que siempre le han marcado pero, pasados unos meses, asimilada la experiencia y habiendo confrontado la situación (sobre todo cuando se supone que te ha dejado muy marcado) lo normal es que “algo”, por pequeño que sea, haya cambiado. El problema es que para él (para su autor) no ha sido así. Ante las mismas situaciones, las mismas reacciones. ¿creíble?¿suficiente?

La situación de su protagonista se traslada a los demás ámbitos de la novela.  Cambia el paisaje (cambiamos un pueblo por otro, una región inhóspita por otra más rural, gente taciturna con muchos secretos a sus espaldas por otros sociables y temerosos de lo que está sucediendo, pero los comportamientos y las situaciones, salvo contadas ocasiones, permanecen.

Sí, hay algo más de información sobre la sociedad “Twenty Palace”, sobre los “predators” y sobre la magia… pero no mucho más y metido un poco con calzador. Seguimos sin tener claro las reglas del juego, qué mueve a cada uno y lo único que se atisban son sombras un poco más definidas que antes, pero sombras, al fin y al cabo. Como en las últimas series de televisión con J.J. Abrams como productor (dicese Alcatraz) donde todo son nuevas preguntas y las respuestas brillan por su ausencia.

Magia nueva casi no hay. Misterios resueltos, tampoco. Ni siquiera algo nuevo sobre el “ghost knive” que tanto apunta y del que nada se concreta. Y Annalise también brilla por su ausencia.

Un comienzo interesante que poco a poco va perdiendo fuerza hasta retomar un poco el ritmo y la senda de la predecesora y sólo un pequeño repunte al final, tampoco nada del otro mundo, que permite a Harry Connolly salvar un poco los muebles y dejar alguna esperanza intacta para la tercera novela. Diría que no cuento más para no reventar la novela pero lo cierto es que hay poco mas. 

Un poco escaso para las esperanzas que despertó la primera entrega y, lo que es peor, la sensación de que estamos ante uno de esos temidos “he dado lo que he podido en la primera entrega y ahora ya no sé cómo seguir” o “si esto funciona porqué me voy a complicar mucho la vida. De momento sigo con lo mismo y luego ya veremos…”.

Yo me quedo con la misma cara que el  niño que tiene un globo de colores bonito e interesante en su mano y que de repente ve como el ******** de turno viene y se lo pincha. Una pena.

viernes, 18 de octubre de 2013

Los primeros de Tanith (Fantasmas de Gaunt - vol. 1)



No soy muy “bélico”…bueno, miento, soy muy combativo pero la parte “física” la repelo. Habría sido objetor de haber tenido que cumplir pero para cuando llegué ya no era obligatorio hacer el servicio militar, así que me libré.
Soy combativo y tengo mala leche pero las armas, la violencia y la confrontación es algo que no me gusta y ante lo que respondo mal… y sin embargo me gusta la plasticidad de una buena confrontación, el notar la camaradería en el aire y el sentir la necesidad de “cumplir con el deber”. Quizás por eso me gusta tanto la serie de “Los fantasmas de Gaunt”.. por eso y porque nunca sabes lo que va a pasar.
Cuando has leído un poco de cualquier otra serie te das cuenta de que las situaciones son más o menos estancas. Un grupo (hombres, hombres y mujeres, hombres y otras razas, etc…) se enfrentan a una misión. Normalmente arriesgada e impuesta por las circunstancias y durante todo el camino se tienen que ir sobreponiendo a lo que se les pone delante. Luchan por un bien mayor, con la idea y la certeza de que mas pronto que tarde alcanzarán su meta y que entonces todo se acabará y podrán descansar. Si durante la obra tienen nombre y apellido sabes que, en situación normal, vivirán para contarlo en la siguiente novela salvo aquel desgraciado con el que el escritor de turno quiere dar el sobresalto y decir: ¡¡ehhhh, que aquí no hay nada fijo!!!
Con “los fantasmas” no es así. Son un grupo de desahuciados, gente sin planeta que lucha por inercia sabiendo que si consiguen sobrevivir a esta batalla poco después vendrá otra y otra. Son una cifra infinitesimal en una lista enorme de carne de cañón. No importan a nadie, nadie les añorará, nadie piensa en ellos. Menos ellos mismos.
Y tener nombre y apellido tampoco les garantiza nada porque a lo largo de la serie son muchos los que caen y pocos lo hacen de un modo heroico. Casi ninguno será recordado y un par de novelas después ni siquiera el lector mas avezado (ese que lleva un listado detallado porque quién sabe si mañana llamará a su personaje en un juego de rol con ese mismo nombre) se acordará de ellos.
Gaunt, Milo, Mkoll, Mkenner, Domor, Colber, Rawne… algunos (posiblemente casi ninguno) seguirán ahí cuando acabe la serie. Otros habrán llegado para sustituirles y probablemente casi ninguno llegará al final.
 Así es la historia o, al menos, así es como elige contarla Dan Abnett.
Y a mí me gusta…
Porque no sé lo que me voy a encontrar y quizá por eso la disfruto más.
Porque no puedo dar nada por sentado. Hoy Domor está aquí pero ¿¿y mañana??? 
Porque tiene personajes increíbles apenas esbozados pero cuya marcha (muerte) se siente.
Porque sus historias están llenas de traición, conspiraciones y subterfugios pero también de camaradería, compañerismo y sacrificio.
Porque el tiempo pasa y pocos quedan pero los que llegan para cubrir los huecos se apoderan también de una pequeña parte de nuestro corazón.
Porque si buscas acción, adrenalina y tensión aquí la tienes a patadas.
Porque si lo empiezas no paras hasta que lo terminas. Sin importar cuantos Guerreros del Caos se pongan por delante para imperdírtelo.
“Los primeros de Tanith” es sólo el comienzo de una laaaarga serie. ¿cómo puedes pensar en perdértela?

lunes, 14 de octubre de 2013

Orgullo y prejuicio

Cogí “Orgullo y prejuicio” con algo de miedo. Con la sensación de que me iba a adentrar en un tiempo pretérito dominado por polvos de talco y miriñaques, lenguaje ampuloso e imposturas. Esa sensación que me acompaña cuando pienso que voy a sumergirme “en una novela de época”, en un tiempo pretérito, y el miedo se apodera de mí y hace que tema el término “clásico” que siempre acompaña algunas novelas.

Nada más lejos de la realidad.  La obra de Jane Austin es cualquier cosa menos arrogante. 

Su lenguaje es suave y coloquial, su lectura sencilla y su trama tiene gancho. Los amantes de los melodramas latinos y las telenovelas sensacionalistas pensarán que le falta gancho, que no tiene fuerza. Para mí, que no soy muy dado a esas cosas pero sí al romanticismo sencillo, es una obra interesante, sorprendente y muy entretenida tejida entre mal(y sobre)entendidos erróneos, en presunciones marcadas por los prejuicios, la lucha de clases y el miedo a que dirán.

Los personajes “de época” con las señoronas (requete)sabiondas buscando el mejor partido para su hija es algo que me revienta, igual que las cazafortunas y las “damiselas en apuros”, afortunadamente Austin debía pensar lo mismo que yo y relega todos esos personajes a un segundo plano, dejando la trama principal a Elizabeth Bennet, una chica/mujer “moderna” dentro de su época, hasta cierto punto contemporánea, activa sin caer en el feminismo recalcitrante y a un Darcy que crece con la novela, conforme sus actos contradicen sus palabras y sus acciones acaban con nuestros recelos.

“Orgullo y prejuicio” es precisamente eso, un tratado narrativo sobre lo malo y contraproducente que puede llegar a ser nuestra propia cabeza, cuando los miedos y los desvelos, nuestras inseguridades y dudas toman el control. Cuando uno deja de ver la realidad y se limita a interpretarla sin darse cuenta de que lo que está aconteciendo.

También habla de redención, de lucha, de familia, de cariño y de amor pero, lo más importante, de respeto. Del que uno se gana con su forma de proceder, no por su cuna, nacimiento o posición social. 

Odio las sociedades clasistas, los status quo y las situaciones inamovibles. A aquellos que cuando miran al prójimo ven una situación inamovible y dejan de luchar y a quienes no entienden que a veces uno tiene que enfrentarse a la situación que tiene enfrente, no resignarse. Quizás por eso Darcy y Elizabeth, me han encantado. Precisamente en ese orden aún cuando él no es el  protagonista de la novela pues toda cuanto acontece se muestra desde la perspectiva de ella. Sin embargo es él, Fitzwilliam Darcy quien desde el primer momento hace frente a una situación que le impide alcanzar sus sueños, quien decide plantar cara a una situación que no le permite ser feliz.

En los intercambios verbales entre los protagonistas (porque para que fuesen diálogos habría sido necesario que se escuchasen), en sus desencuentros, en sus luchas por dejar sentadas sus bases y sus principios he encontrado sinceridad y normalidad, incluso cotidianidad (a pesar de que la obra sea de finales del siglo XVIII) y eso me ha gustado.

No creí poder encontrar “redención” en una novela que tiene más de 200 años pero en la obra de Austin la he hallado. Por momentos arrancó mi sonrisa e incluso me hizo temer que el final no fuese a ser de mi agrado pero lo fue y, lo que es más importante, la obra lo alcanza con naturalidad, sin imposturas, sin frases hechas ni guiños recurrentes.

Estoy seguro de que hay obras mejor narradas, que hay tramas más elaboradas y autores con una mayor capacidad para plasmas ambientes y costumbres pero pocas me han llegado tanto como esta novela, sencilla en su forma y con un fondo sorprendente.

martes, 24 de septiembre de 2013

Dead Beat - Latidos Mortales (Harry Dresden, vol. 7)

Si sigues este blog desde hace tiempo es probable que te hayas dado cuenta que Harry Dresden es uno de mis personajes favoritos y que su serie es el lugar al que intento regresar al menos una vez al año. Tampoco mucho mas no vaya a ser que agote los libros antes de tiempo y me toque esperar.

Voy a intentar definir/explicar por qué pero quiero que quede claro que al final es simple y llanamente una cuestión de "piel", de sentimiento. Harry me pone los pelos de punta porque me llega, porque me intereso por él y porque vivo sus penurias casi casi como si fuesen las mías. Ese es el gran mérito de Jim Butcher, conseguir que su personaje se haya convertido en un compañero entrañable con el que procuro reunirme cuando puedo y al que suelo recurrir cuando no atravieso por una temporada especialmente buena.

Lo cierto es que siete entregas son muchas, al menos para mí. En cualquier otro caso estaría planteándome de qué puedo hablar, cómo puedo explicar ciertos temas sin revelar la trama de la novela. Con Harry no pasa eso. El constante cambio de compañeros de viaje, la diversidad de enemigos y la forma en que confluyen las tramas hacen que cada novela sea algo completamente distinto a las demás y, sin embargo, al final acaban teniendo todas algo que ver, siempre con un hilo conductor que directa o indirectamente las va relacionando.

"Dead beat" llega después de "Blood rites" y guarda una pequeña relación, a fin de cuentas son los acontecimientos con que finaliza la sexta entrega los que situan a Harry en una situación un tanto precaria ante la singular petición que le hace Mavra, la vampira de la Corte Negra pero en cuanto a trama y argumento tiene más que ver (y tampoco por completo) con "Death masks", la quinta entrega.

No estamos ante una novela de transito. Ninguna de las obras de la serie lo es salvo, quizás, la primera. Desde "Luna llena" todas las novelas están relacionadas y van creciendo y en esta aparecen nuevos personajes (como la Capitana de los Guardianes, Luccio) y se da información sobre acontecimientos paralelos que posiblemente traigan cola en las próximas entregas.

Sobre el papel "Dead beat" estaba llamada a ser una obra menor, al menos para mí. Es la primera de la serie en donde ni Murphy ni Susan tienen un papel relevante y eso, a priori, despoja a la obra de una parte significativa de su encanto pero la irrupción de Shiela sirve perfectamente para llenar ese hueco y para abrir un nuevo frente para el lector.

Casi no tenemos a Bob y se echa de menos poder pasar un capítulo entero viendo qué singulares elementos utiliza Harry esta vez para construir una poción en el subsotano de su casa, con la bata a cuesta, pero la presencia de Mouse, el (ya crecido) perro que adoptó Harry dota al conjunto de un todo entrañable. Y el duo formado por Butters y Thomas no suple a Michael o a Kincaid pero sí que permite un acercamiento distinto a los acontecimientos y que el lector (y el autor) puedan afrontar una visión distina de Harry.

Este libro no tiene tantísima acción como los anteriores y posiblemente haya menos magia pero tiene más encanto, con un Harry mas humano y una narración más fluída, quizá sin el ritmo trepidante y la tensión que tenían alguna de las obras anteriores pero sí con más coherencia, dejando la sensación de que estamos ante una novela más elaborada, más provista de sentido.

No sé si para quien lea esto todo lo anterior tendrá algún sentido para mí sí. Esta entrega ha sido un respiro y me ha permitido poner en orden el estado en que se encuentra el universo Dresden. También su propia cabeza porque por fin parece que nuestro protagonista ha encontrado su sitio o, al menos, ha comenzado a aceptar cuál es por muy gris que sea.

Los nuevos personajes como Carlos Ramírez, el nuevo guardián (con quién disfrutamos de una conversación muy graciosa a lomos de un Tiranosaurio Rex), el regreso de Morgan a escena, el paso fugaz de Marconi y la presencia de Billy y Georgia contribuyen a hacer de esta una de las mejores novelas de la serie hasta la fecha.

Lo mejor: que por lo que he leído algunas de las que tengo pendientes por leer de la serie son todavía mejores... y el fugaz vistazo a Murphy

Lo peor: que al final siempre se acaban.... y que Murphy sólo se la vea de forma fugaz.

Para terminar, con el desbarajuste que llevo de vida últimamente y con la cabeza en demasiadas cosas (y ninguna de ellas el blog) creo que ha pasado bastante tiempo así que pido perdón pero bueno, la novela del mes de Agosto, para mí fue "Memento mori", con diferencia.