No soy muy “bélico”…bueno,
miento, soy muy combativo pero la parte “física” la repelo. Habría sido objetor
de haber tenido que cumplir pero para cuando llegué ya no era obligatorio hacer
el servicio militar, así que me libré.
Soy combativo y tengo mala leche
pero las armas, la violencia y la confrontación es algo que no me gusta y ante
lo que respondo mal… y sin embargo me gusta la plasticidad de una buena
confrontación, el notar la camaradería en el aire y el sentir la necesidad de
“cumplir con el deber”. Quizás por eso me gusta tanto la serie de “Los
fantasmas de Gaunt”.. por eso y porque nunca sabes lo que va a pasar.
Cuando has leído un poco de
cualquier otra serie te das cuenta de que las situaciones son más o menos
estancas. Un grupo (hombres, hombres y mujeres, hombres y otras razas, etc…) se
enfrentan a una misión. Normalmente arriesgada e impuesta por las
circunstancias y durante todo el camino se tienen que ir sobreponiendo a lo que
se les pone delante. Luchan por un bien mayor, con la idea y la certeza de que
mas pronto que tarde alcanzarán su meta y que entonces todo se acabará y podrán
descansar. Si durante la obra tienen nombre y apellido sabes que, en situación
normal, vivirán para contarlo en la siguiente novela salvo aquel desgraciado
con el que el escritor de turno quiere dar el sobresalto y decir: ¡¡ehhhh, que
aquí no hay nada fijo!!!
Con “los fantasmas” no es así.
Son un grupo de desahuciados, gente sin planeta que lucha por inercia sabiendo
que si consiguen sobrevivir a esta batalla poco después vendrá otra y otra. Son
una cifra infinitesimal en una lista enorme de carne de cañón. No importan a
nadie, nadie les añorará, nadie piensa en ellos. Menos ellos mismos.
Y tener nombre y apellido tampoco
les garantiza nada porque a lo largo de la serie son muchos los que caen y
pocos lo hacen de un modo heroico. Casi ninguno será recordado y un par de
novelas después ni siquiera el lector mas avezado (ese que lleva un listado
detallado porque quién sabe si mañana llamará a su personaje en un juego de rol
con ese mismo nombre) se acordará de ellos.
Gaunt, Milo, Mkoll, Mkenner,
Domor, Colber, Rawne… algunos (posiblemente casi ninguno) seguirán ahí cuando
acabe la serie. Otros habrán llegado para sustituirles y probablemente casi
ninguno llegará al final.
Así es la historia o, al menos, así es como elige contarla Dan Abnett.
Así es la historia o, al menos, así es como elige contarla Dan Abnett.
Y a mí me gusta…
Porque no sé lo que me voy a
encontrar y quizá por eso la disfruto más.
Porque no puedo dar nada por
sentado. Hoy Domor está aquí pero ¿¿y mañana???
Porque tiene personajes
increíbles apenas esbozados pero cuya marcha (muerte) se siente.
Porque sus historias están llenas
de traición, conspiraciones y subterfugios pero también de camaradería,
compañerismo y sacrificio.
Porque el tiempo pasa y pocos
quedan pero los que llegan para cubrir los huecos se apoderan también de una
pequeña parte de nuestro corazón.
Porque si buscas acción,
adrenalina y tensión aquí la tienes a patadas.
Porque si lo empiezas no paras
hasta que lo terminas. Sin importar cuantos Guerreros del Caos se pongan por
delante para imperdírtelo.
“Los primeros de Tanith” es
sólo el comienzo de una laaaarga serie. ¿cómo puedes pensar en perdértela?
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