domingo, 27 de febrero de 2011

Sé lo que estás pensando

Antes de leer la novela de John Vernon cotilleé en diversos sitios: comentarios de "La casa del libro", algún blog que encontré gracias a google, algún artículo de periódico... En prácticamente todos había loas y comentarios elogiosos hacia la novela. Tras leer que era un éxito de crítica y público me decidí a leerla.

Han pasado dos semanas desde que la terminé y todavía dura mi enfado. Puedo sobrellevar su estilo recargado y pretencioso, la creación de personajes artificiales y la acumulación de clichés, pero no puedo con su falta de credibilidad. Y es que, las licencias que el autor se puede permitir en una novela negra son menores de las que puede cometer un escritor de fantasía o ciencia-ficción.

No hace falta  haber leído muchas novelas de misterio ni haber visto series de televisión para saber que investigar cualquier indicio que pueda tener relación con los sucesos es un comportamiento lógico, exigible a cualquiera que forme parte de la investigación. ¿Qué decir entonces cuando nadie investiga todo lo relacionado con el "apartado postal"?, si en la carta del chantaje se hubiese pedido el ingreso de dinero en una cuenta corriente ¿no se habría extrañado la gente si la policía no hubiese examinado al titular de la misma y cualquier posible movimiento o acceso que hubiese podido tener lugar a la misma?

En el sistema judicial americano rige la doctrina del "fruto del árbol envenenado", que esgrime no sólo la inadmisible de cualquier prueba o dato conseguido de forma ilegal, sino  la de cualquier conclusión o prueba que se hayan podido derivar de los mismos. Algo parecido pasa en el mundo de la literatura, una trampa fragrante desvirtúa  el resto de la trama de la novela.

En el caso de "Sé lo que estás pensado" el problema es mayor ya que  sin el "apartado postal" no existe ningún elemento que pueda llevar al descubrimiento del asesino. Cualquier investigación posterior al Sr. Dermott, aunque estuviese justificada por nuevos hechos,  habría puesto de manifiesto la laguna inicial en el proceso investigador.

Consciente de que su error condiciona el desarrollo de la trama, John Vernon opta por crear una serie de situaciones (extravagantes e irrisorias), que permiten a la novela llegar al desenlace  inicialmente previsto. No parece importarle dejar dos "cadáveres" más en el proceso, el de Davey Gurney al que sus  grandes dotes y  excepcional clarividencia  parecen abandonar antes del mitad de la novela y el de Gregory Dermott que, en medio de una pataleta,  prácticamente acaba suplicando a los detectives que caigan en su trampa.

En "El cerebro de Kennedy" Henning Mankell demostró que no se necesita de un detective para crear una novela de investigación y denuncia social.  Con "Sé lo que estás pensado" John Vernon demuestra que un investigador, un asesino y un misterio pueden coexistir en las mismas páginas y ser, simplemente, una mera casualidad.

lunes, 7 de febrero de 2011

Venganza

Es una pena que el título original de la novela no haya podido mantenerse en la edición española.  Aunque "Venganza" resume en una palabra el eje central de la novela, "Stripped" (el original), va un paso más allá. Anuncia que cuanto contiene la novela va a ser despojado de aditamentos, mostrando sin pudor las miserias e interioridades que lo conforman.

Pero hay más, "Stripped" es el "participio pasado" del verbo inglés "Strip". " Strip" nombre de la zona más importantes de "Las Vegas", en cuyo "pasado" encontramos el asesinato de Amira Luz, "Stripper" y nexo de unión de toda la trama. Una muerte en la que muchos de los personajes  fueron “participes”, de una u otra forma.

Stride y Dial son el instrumento del que se vale el autor para "sacar a la luz" diversos crímenes acontecidos en el pasado de la ciudad, que reflejan, sin miramientos, la condición humana y los miedos y contradicciones que marcan nuestra forma de ser. Una investigación de la que nadie sale indemne, ni siquiera  sus protagonistas, abocados a enfrentarse a sus propios fantasmas, sean cuales sean las consecuencias para su relación y su futuro.

Y de fondo...Las Vegas.
Si “Inmoral” se adentraba en los secretos de los hogares, “Venganza” hace lo propio con la sociedad de “Las Vegas”, mostrando el mundo de corrupción, dinero y poder, que se oculta tras las luces de neón, donde invisibles titiriteros manejan los hilos de "sus marionetas" por medio de amenazas, favores, secretos y mentiras.

Una novela que nos lleva a esa zona gris en donde la legalidad cede ante la necesidad y la justicia se ve relegada por la supervivencia, dejando el regusto amargo del inevitable final "no tan feliz".

Redonda, sobria, muy recomendable.