viernes, 25 de noviembre de 2016

Aracne. La muerte viene a cenar - Carter & West, vol. 1


Si hay un tipo de novela negra que no me llama especialmente la atención es esa británica de postguerra que tiene a Agatha Christie como gran representante.

Son obras que no siempre han envejecido bien, que son demasiado lineales (con apenas inflexiones o tensión que capten mi atención), donde la narración se limita a discurrir ante nuestros ojos mostrándonos lo que tenemos que ver, en un trasiego de páginas donde seguimos al investigador, detective, periodista (o personaje de corte similar) en sus divagaciones y pesquisas, con un sistema de prueba-fallo, siempre desprovistos de información fundamental para seguir sus derroteros y bastante opacidad en los procesos deductivos.

Por todo ello han sido, y seguramente sigan siendo, novelas que rehuyo (salvo contadas ocasiones) porque son libros que no me llenan, que no consiguen que me sumerja en ellos, plantado en medio de  una investigación que siento como algo ajeno y que, además,  muchas veces son bastante tramposas.

Cuando cogí esta novela lo hice con mucho desconocimiento, ni sabía quién era la autora (de hecho ayer descubrí que es española), ni la temática ni, desde luego, que se basaba en esos mismos autores y forma de escribir o seguramente habría obviado su adquisición y compra.

El desconocimiento a veces es una bendición (como en parte ha pasado aquí) y gracias a él le das una oportunidad a novelas y libros que de forma consciente nunca habrías cogido.

Dentro de ese subgénero G. W. Chesterton y su "padre Brown" son lo más parecido a una lectura que considero pasable aunque esté desactualizado y la forma de escribir y plantear la novela de Bolox me recuerda a él, con un lenguaje y una forma de hacer discurrir la novela que no me ha desagradado a pesar de no conseguir toda mi atención.

Es una obra heterogénea formada por tres historias cortas, la primera más breve que las otras dos, que gana en interés conforme se van sucediendo los tres relatos, más que nada porque la forma en que son narrados difiere mucho entre unos y otros y es en el tercero donde, al adoptar una forma eminentemente dialéctica con el peso en la química/equilibrio establecido entre el inspector Carter y Miss West, la novela alcanza su apogeo.

Vaya por delante que el primer relato, que en la página web de la autora recibe el nombre de "Destino inexorable", muestra sólo una parte de la narración y de la historia, quedando incompleta.

Dice su autora que actuará de hilo conductor entre los demás libros y que, por cosas que le comentan,  hay gente que se ha figurado el por qué de su inclusión y la relación que guarda con las otras dos historias. Tengo mi opinión al respecto y si se cumple no estará mal la idea, aunque reconozco que como lector me dejó algo desubicado, pensando que estaba ante un preámbulo y no ante una introducción inconclusa.

"Aracne" y "La muerte viene a cenar" son dos historias inconexas entre sí que comparten como nexo de unión la figura del inspector Carter. La relación entre estas dos y "Destino inexorable", queda en el imaginarium de cada uno, a la espera de que la autora lo vaya mostrando en sucesivas entregas.

"Aracne" no la he disfrutado. No uso el verbo gustar porque cuando me van llevando de un sitio a otro a voluntad, sin que pueda hacer nada al respecto y sin que la neurona se pueda activar al final me quedo con sensación de indiferencia.

Me queda algo de sensación de engañifa y giro rocambolesco, de esos que cuando al comienzo del relato lees un trozo piensas ¡¡uyyy, aquí está el quiz!! pero que no puedes desentrañarlo porque no hay más miguitas hasta el final de la historia,una vez se ha resultado el misterio.

Ese planteamiento se come el resto de mis impresiones sobre la historia porque me dejó con tal cara de poker que no le dediqué un mayor pensamiento ni al relato ni al conato de relación entre Carter y la Srta. Craddock.

"La muerte viene a cenar" es algo distinto o quizás es parecido pero contado de otra forma. Mismo corte de novela negra pero el giro no es tan exagerado, la posibilidad estaba ahí y lo único de lo que no disponías eran los medios para llegar a esa conclusión pero, y es un pero importante  (para variar, en positivo), tiene una escrutura sustentanda en diálogos, con dos personajes (West y Carter) con mucha química, salidas ingeniosas y un ligero sí pero no que se agradece y gusta.

No recuerdo en novelas de este corte algo parecido y me parece reseñable, más aún cuando surge a mitad del libro tras dos relatos que danalgo totalmente distinto a lo que aquí se ofrece.

Me ha gustado porque me ha recordado al cine clásico del tipo "Tú y yo", ése en blanco y negro de escenarios limitados y acción fija donde es el carisma y atractivo de los protagonistas, sus cruces de palabras, sus flirteos camuflados, sus gestos y maneras donde encuentras el disfrute como espectador.

Ese mismo punto extra que tenían algunas películas románticas de los 80, ya con color, como las guionizadas por Nora Ephron ("Cuando Harry encontró a Sally") como gran exponente y que alcanzó su máxima representatividad en una película de mediados de los 90 como es "French kiss", que me sigue haciendo sonreir cuando la veo.

Es esa forma de afrontar la narración, el cambio sobre el guión establecido, la complicidad entre los dos y ese constante tira y afloja dialéctico el que hacen que cuando acabas la lectura tengas la sensación, por encima de todo, de haber disfrutado, con una ligera sonrisa en la cara y el convencimiento de que finalmente Bolox ha dado con la fórmula mágica.

Valoración: me ha gustado

Tal y como acaba, con ese regusto agridulce que deja y la sensación de que el juego acaba de comenzar, ¿cómo no leer la siguiente novela cuando la publique el año que viene?

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Crimenes exquisitos - Negro y Sanjuán, vol. 1


"Crímenes exquisitos" es una de esas novelas que cuando la lees dudas de entrada que sea española. 

Suena muy mal pero es lo que pensé al leerla, no tanto por el hecho de que haya asesino en serie en la trama (a pesar de Pérez Gellida, es una temática que no se da mucho por estos lares) como por la forma y la seriedad con la que está narrada.

Es una novela que engancha (he leído en algún blog que es adictiva, para mí no es para tanto, partiendo de que me ha gustado, la he leído bien y de un tirón pero le falta un punto extra para llegar a considerarla una lectura cautivadora), está bien escrita, pausada (en algún momento demasiado) aunque puede que algo monótona, con algún giro/sorpresa que rompe el ritmo pero que no termina de sorprender como pretende. Para mi gusto demasiado "de manual", algo más rígida del tipo de lectura que me gusta pero con bastante cuerpo.

La trama/investigación de la muerte de Lidia Naveira con asesino en serie incluido es bastante ágil. Ofrece la oportunidad de vivir la narración en dos ubicaciones distintas (la Coruña y Londres), con formas de entender y obrar distintas, planteamientos vitales opuestos y paisajes a destacar (los urbanos y campestres británicos y la costa gallega).

Como empieza a ser habitual en los últimos tiempos la investigación y los crímenes se interrelacionan con el mundo del sadomasoquismo, los juegos sexuales extremos y el fetichismo, jugando con un mundo cautivador por su carácter reservado y hasta cierto punto tabú que lo convierte en ese gran desconocido que la curiosidad más morbosa quiere explorar.

En esa vertiente y siguiendo con un comentario que sé que ya he hecho en alguna otra ocasión, me falta algo de ambientación, ese halo pesaroso y lúgubre que sólo unos pocos privilegiados consiguen crear en sus narraciones y que consigue situarme, a pesar de ser un mero espectador, en un umbral mezcla de incertidumbre, desasosiego y respulsión que convierte la lectura en algo único. 

Ese algo que englobo en ese término tan manido de "thriller", capaz de combinar la tensión de lo qué vendrá con la espectación del curioso que roza la morbidez y los nervios a flor de piel de quien sabe que algo va a suceder y  no va a ser bueno o, (¿)simplemente(?), el del dilema moral del investigador que se ve obligado a enfrentarse con la autentica realidad del ser humano en su máxima (y peor) expresión. 

Ese es el mayor pero que le pongo a la novela, por encima de cuestiones más o menos subjetivas que tienen un peso relativo y que, aunque reseño, no me impiden apreciar el libro. 

A "Crímenes exquisitos" le falta ese algo que convierte una trama en memorable, que te hace sentir y estremecer, recordar la novela con sensaciones físicas y no sólo con un mínimo resumen mental elaborado como recordatorio.

Ese algo ese algo más es el que en este tipo de construcciones dan autores  como los franceses Thilliez y Lemaitre o los americanos Connelly (sin elemento sobrenatural) o Lehane, capaces de mostrar la naturaleza humana (y sus miserias) en todo su esplendor.

A su favor la obra de Vicente Garrido y Nieves Abarca cuanta con una segunda trama interesante y distinta que muestra una parte del mundo criminal español que estos días está muy de moda entre los seguidores de la televisión nacional, como es la trata de personas (vease "Mar de plástico", por ejemplo), aquí en íntima relación con el tema de la corrupción, el tráfico de favores, los chantajes y las tramas económicas y políticas que se dan dentro de las instituciones de todo tipo de Administraciones.

Dentro del esquema general es una novela curiosa, hasta cierto punto destacable, que muestra mucho de lo que se ve en las noticias y lo envuelve en un formato lo suficientemente llamativo como para que te sumerjas sin problemas en la trama sin sentir la repulsa, el rechazo o la culpa del mirón que otras obras similares son capaces de generarnos, con la pena, eso sí,  de que esa misma asepsia, que en según que puntos nos envuelve, acaba por tocar a los personajes protagonistas (Valentina Negro y Javier Sanjúan), desposeyéndolos de cierto encanto y privándoles de ese magnetismo que habría convertido la novela en su conjunto en un obra más redonda.

Pecaditos perdonables porque la novela gusta.
 
La falta de cercanía/identificación con los protagonistas. Ni Negro ni Sanjuán dejan huella y eso da que pensar si se tiene en cuenta que acompañan durante muuuuchas páginas.

La desaceleración de la novela en la zona intermedia, que se convierte en un momento malo para un lector que tiene demasiado margen para pensar en lo que aún queda por delante. Previsible y esperable en una obra tan larga pero aquí demasiado acusado.

Los cambios de puntos de vista/protagonista que se van sucediendo a lo largo de la novela. Hay momentos (coinciden con el gran bajón de la novela) en donde consiguen el efecto contrario al que pretenden, mostrando más de lo que deberían, ralentizando la lectura y desincentivando a un lector que se enfrenta a 800 páginas con lapsos y personajes que ocupan mucho para aportar mas bien poco.

Cierta predictibilidad y falta de originalidad en la trama principal con pocos o ningún elemento especialmente novedoso y escasas sorpresas que mantengan la tensión y el interés. Problema solucionado con una trama paralela, mucho más interesante/sorprendente/curiosa que aporta ese plus que si no le habría faltado a la novela.

Y un queja personal que no tiene por qué ser compartida... esa mala costumbre que están cogiendo todos los escritores y guionistas de acabar entrelazando historias distintas que se desarrollan en paralelo y que por algún extraño motivo siempre acaban por tener un nexo común que las une, aún a costa de exigir auténticos actos de fe por parte de los lectores. 

Valoración: Me ha gustado (casi) mucho.

Y es que, por encima de todo, está bastante, bastante bien, notable dentro del género. Recomendable su lectura y muy de agradecer la posibilidad de incorporar una serie de novela negra española con carácter de thiller serio  en la biblioteca.

Y en otros órdenes...

"Mar de plástico", que se menciona en párrafos anteriores se alarga demasiado. Le pasó en la primera temporada y repite error en la segunda, con tramas secundarias que ocupan más de lo que parece adecuado y enrevesando las historias hasta límites insospechados/poco creíbles. Y, al final, el asesino será el mayordomo.

Bruno Mars y su "24k Magic", o cómo unas entradas pueden volar en menos de dos horas. Una pena, no me dio tiempo ni a pensar si a pesar del precio me lo planteaba. Tal vez la próxima.




jueves, 17 de noviembre de 2016

Star nomad - Fallen empire, vol. 1


Cuando uno busca la definición de space opera en la wikipedia se encuentra con esto: "subgénero de la ciencia ficción donde se relatan histotiras acerca de aventuras tratadas de forma futurista, tecnológica y, en ocasiones, romántica, y que en la mayor parte de los casos tienen lugar en el espacio". 

Es una definición curiosa, que no se termina de ajustar a lo que yo asociaba con ese término pero me viene muy bien para establecer el paralelismo que tenía en mente desde ayer cuando acabé la novela y es que, desde que comencé con su lectura, no he podido quitarme de la cabeza la imagen del Ketty Jay, de Chris Wooding, con el que guarda muchas similitudes con la única gran diferencia (luego veremos más o matices dentro de lo general) de que una discurre en el espacio exterior como telón de fondo y la otra siempre lo hace dentro de un entorno planetario definido, sin que haya viajes interestelares de ningún tipo.

La base en ambos casos es común, capitán/piloto/comandante más o menos desdichado, con limitación de tripulación, que incorpora algún miembro nuevo al comienzo de la aventura viendose sumergido, sin comerlo ni beberlo (o haciéndolo sin medir las consecuencias) en una situación insospechada y altamente peligrosa.

El secretismo/misterio que envuelve a alguna de las nuevas incorporaciones, el pasado de algún miembro de la tripulación, algún hecho adicional que surge por sorpresa y pequeñas dosis de humor (en una serie más que nada situacionales y en la otra por incontinencia verbal de su protagonista) son los distintos aliños con el que cada uno de estos autores (Buroker y Wooding) rellenan los huecos de la aventura/intriga principal.

El entorno al final importa poco salvo para demostrar la imaginería de su creador y adornar, en algún momento, las posibles persecuciones en las que se ven inmersos. Aquí la balanza está inclinada hacia la serie del Ketty Jay, influido seguramente por mi gusto por la estética retrofuturista sobre cualquier posible imagen futurista space-opera que muchas veces acusa una estética fría, cruda y manida de estaciones espaciales donde los paneles metálicos, el ambiente claustrofóbico y los barracones se comen cualquier posible intento creativo.

En ese sentido el de Wooding es un universo/planeta/mundo mucho más complejo, variado e interesante, capaz de atraer y sorprender en la dosis justa al lector. 

Hablo, eso sí, condicionado por el hecho que que he leído más de una entrega de su serie y, por tanto, la construcción es más sencilla al disponer de un espacio mayor para crear.

Si pasa con los escenarios y el atrezzo también sucede con los personajes, siendo la creación de Buroker más lineal, tirando a plana y predecible, con un cyborg y un monje en su exigua plantilla y un entorno geopolítico inestable pero tampoco distinto a cosas que ya se han visto antes (no sólo en el mundo literario, también en el televisivo o cinematográfico).

Los habitantes del Ketty Jay son más carismáticos y están mejor construidos, capaces de sorprender y de repartir la carga de la novela entre diversas espaldas. En su caso lo marca la propia narración, que en "Retribution falls" o "The black lung captain" suele cambiar de perspectiva/protagonista con bastante facilidad, creando una imagen mucho más coral, plural, compleja e interesante al diversificar,  definiendo mejor distintas personalidad, caractéres, problemáticas, situaciones, luchas y disputas de formas muy distintas y enriqueciendo la narración con distintos pasados y relaciones personales que favorecen la creación de ambientes y tensiones distintos. Y como lector se agradece, porque rápidamente la lectura se convierte en entretenimiento cautivador, capaz de conseguir que te abstraigas del entorno, de tu vida y de la longitud de lo que lees.

En comparación con todo lo anterior "Star nomad" queda como algo más esquemático y típico, demasiado circunscrista a los tópicos del género y dependiendo en exceso del carisma de Alissa y del cyborg Leónidas, de la química/compatibilidad/respecto mutuo que pueda resultar de su interrelación,escenas de acción resueltas de forma rápida sin que lleguen a satisfacer las ansias de movimiento y con la adrenalina siempre en niveles bastante bajos  y con poco o nada especialmente novedoso que llevarse a la boca.

Distinta pero en el mismo entorno, hasta punto definición, de space opera, estaría la serie de los "Fantasmas de Gaunt" de Dan Abnett, que ofrece más y mejor, o al menos, más variado, dentro de la linealidad que puede suponer el saber que hay una misión y que hay que cumplirla. Ayuda que encontramos narración con distintos cambios de perspectiva/personaje,  todos ellos, además, provistos de carisma y personalidad únicas y, eso sí, un elevado volumen de acción y muertes que pueblan los distintos libros, donde la única seguridad de la que dispone el lector es que es casi imposible que al final lleguen los mismos que comenzaron la historia. 

En esa incertidumbre reside uno de los secretos de su éxito y una de las carencias de las que esta primera entrega de la serie "Fallen empire" adolece, al no conseguir transmitir al lector esa simpatía y acercamiento hacia los protagonistas que, ante la sensación de que algo puede pasar, haga que sientas inquietud por el futuro de alguno de los protagonistas o preocupación por su devenir futuro.
Con todo lo que he puesto es evidente que no me cuento entre los fans devotos de la novela pero sí me gustaría decir que siendo justos y sin entrar a que existen alternativas que me convencen mucho más, está bastante bien y ha cumplido perfectamente con su objetivo, que no era otro en estos días que distraer y ayudar a desconectar. 

El ritmo es lo suficientemente vivo como para leerla de un tirón sin problemas y la narración te atrapa lo suficiente para que no remolonees a la hora de intentar cogerlo, el inglés, además, no es especialmente complejo y el mundo que ha creado Buroker no exige un ejercicio muy exigente de imaginación si te has movido anteriormente por novelas similares.

Alissa y Leónidas gustan, tienen química y forman un buen equipo, quizás demasiado, hasta el punto de que el resto de personajes quedan bastante desdibujados y el foco del lector siempre se centra en ellos, en una narración individual marcada por las inquietudes y perspectivas de la capitán.

La trama se inicia bien, tiene un bajón hasta que se lleva a cabo la primera etapa del viaje y a partir de ese momento recobra parte del pulso, manteniéndose en niveles aceptables aúnque no llega a explotar todo su potencial.

Valoración: está bien. Sin más pero también sin menos. Por si alguien tiene dudas leeré la segunda entrega de la serie, aunque tendrá que esperar un tiempo porque antes tengo demasiadas cosas pendientes que me llaman más la atención.


martes, 15 de noviembre de 2016

Hounded - The iron druid chronicles, 1


Para quién no sea seguidor del género es probable que entre cada uno de los libros sólo perciba meros cambios estéticos y crea que la diferencia entre esta serie y las demás se reduce a que el protagonista tiene un perro como mascota en lugar de un gato, que hay una espada y no un bastón, que el protagonista tiene algún tatuaje y el resto no, que aquí es un hombre el protagonista y en otras series es una chica, etc...

Una generalización en la que yo también caigo en muchas ocasiones y que posiblemente esté suponiendo que me pierda más de una buena novela. Es una pena pero es tal el volumen de títulos disponibles que a veces no queda otra que guiarse por una sinopsis (normalmente adulterada) y por una serie de percepciones para escoger entre unos y otros. 

A mí me llamó mucho la atención, por ejemplo, la portada del libro. Me gustó mucho e hizo que me fijase en la reseña para ver si me decía algo o no

Pudo ser la portada, la sinopsis o la suma de las dos, pero algo me llevó al error ya que entendí que se trataba de una novela de fantasía épica, con mucha espada, con dioses orquestando el movimiento de sus distintos adalides y héroes batiéndose con monstruos horribles por conseguir los objetivos fijados, una especie de "Furia de titanes" (la peli ochentera, no la versión moderna) novelado, eso sí, con la mitología celta de fondo.

Esa premisa me pareció muy atractiva y de haber sido realmente esa la trama, a nada que estuviese bien escrita, habría firmado un "valoración: increíble", en un pis pas

No fue así y es cierto que de entrada la novela tuvo que enfrentarse a un "nooo, nooo, noooo, nooo, que me habéis hecho la trece catorce y me estáis dando gato por liebre", que me puso a la defensiva y con una clara predisposición contra ella, pero así es la vida.

Resultó ser "Urban Fantasy", con poco épico. 

Entretenimiento puro y duro, sin gran desgaste para las neuronas pero con algún elemento distinto que despierta la curiosidad.

Es de esas lecturas que cautivan y que, sin apenas darte cuenta, acaban por gustarte bastante y  encima consigue distraer sin esfuerzo sea cual sea tu estado de ánimo y eso hoy cotiza y mucho en mi estantería. No es fácil encontrar libros que aumenten el gozo cuando estás fino y que, si no tienes un buen día, consigan distrae y disipar sin esfuerzo. Éste es uno de esos.

Ayudan varios ingredientes que quiero señalar, por si eres un seguidor del género que quiere algo distinto y buscas un aliciente que te lance en brazos de la siguiente serie o por si no lo eres y aún así estás dispuesto a darle una oportunidad a algo nuevo.

En primer lugar crea un marco distinto para sus tramas. 

Sí, hay vampiros, hombres-lobo, faes y brujas, pero ninguna de esas creaciones tiene el protagonismo en la trama y la versión que presenta cualquiera de ellos es distinta, interesante y atractiva a partes iguales y, lo que para mí es más interesante, está construida con el grueso de las mitologías mundiales de telón de fondo, permitiendo visitar distintas culturas, sociedades y religiones  durante su lectura. Y aunque sólo fuese por eso, en concreto para mí que son temas que siendo más crío me gustaban mucho, hace que sume y mucho.

Las tramas están bien hiladas. Cierto que, como suele pasar,  aparecen muchos frentes y hay una extraña tendencia en el género porque todas ellas acaben por interrelacionarse, lo que a la larga le quita parte de la gracia al asunto, pero en general todas están bien y entretienen, no chirría la explicación al por qué de sus cruces y crea un conjunto muy homogéneo, la verdad.

Además el ambiente general no es el sórdido/sombrío que tiende a predominar en muchas de las tramas de autores similares, aquí hay rayos de luz, un toque adicional de humor/ligereza, que consigue suavizar la lectura y hacerla amena sin que abandones la trama en ningún momento, evitando, además, convertir la narración en algo paródico o absurdo. 
 
Y tiene desde el comienzo un conjunto de personajes bien construidos, coherentes y carismáticos que consiguen acompañarnos durante toda la trama sin que el interés decaiga en ningún momento. No importa quién acompañe a Atticus o con quién se cruce/dialogue/se mida, no te quieres perder ni un ápice.

De Atticus O´Sullivan me gusta, además, que tiene empaque desde el principio. Es un protagonista con más de 1.000 años de existencia, pragmático, que entiende que en ocasiones en necesario acabar con una vida para evitar muchos otros males en el futuro.

En eso me ha recordado dos momentos puntuales de series de televisión que creo haber comentado aquí: ese episodio tercero de la primera temporada de Daredevil, en el que el protagonista descubre que es casi imposible acabar con el mal sin adoptar medidas que te pongan a su nivel (y si no es mejor no meterse a jugar con "los mayores") y un episodio de las primeras temporadas de Supernatural en donde los Hermanos  Winchester descubren que a veces por salvar una vida el daño que se causa es mucho mayor. 

El protagonista creado por Hearne es un druida, guardián de la naturaleza, que además procura mantener los objetos con poderes mágicos lejos de malos usuarios, que no por procurar evitar la confrontación deja de adoptar las medidas necesarias cuando llega el momento, conocedor de que en ocasiones para evitar peligros presentes o futuros para aquello que ha jurado defender no queda más remedio. Y no le tiembla el pulso al hacerlo. 

Quizás por eso resulte más cautivador (y más completo) que los primeros Harry Dresden, Kate Daniel o Mercedes Thompson que durante las primeras novelas de sus respectivas series van teniendo que redefinir sus principios y valores ante la realidad que se encuentran frente a ellos para acabar con un comportamiento similar al de O´Sullivan pero tras un proceso más lento.

En mi comprensión, gusto y disfrute de esta novela ha influido la lectura previa de tres relatos cortos que según todas las fuentes se sitúan cronológicamente antes de esa primera entrega de la serie y que para mí son un must read si realmente te interesa esta serie.

 

"The grimoire of the lamb" que sirve para conocer de primera mano el ámbito de actuación de Atticus y el vasto universo universo politeísta con el que Kevin Hearne está dispuesto a jugar y a sorprendernos. 

La más cautivadora de las tres historias, con diferencia.


"Clan Rathskeller". De los tres relatos es el más ameno, el más ligero y el que tiene más dosis de humor, pero claro que se puede esperar de un relato donde Oberón lleva la voz cantante.



"Kaibab unbounded" que habla de la parte más importante de ser druida, la relación con la naturaleza y cuantos en ella habitan y la demostración de que Atticus hace lo que tiene que hacer para preservarla.

Valoración: Me ha gustado mucho.

Serie ha seguir, que recomiendo a quienes han disfrutado (y siguen haciéndolo) con Harry Dresden y con Alex Verus, que requiere un poco de paciencia al comienzo hasta que te ubicas pero que luego vuela.

martes, 8 de noviembre de 2016

El caso del anillo - Fuego y hielo, vol. 1


Lo primero: ésta es una novela negra.

Lo digo para evitar que la portada puede llevar a equívoco. 

Recuerda a "El Señor de los anillos" y lo hace con razón porque la trama guarda una estrecha relación con J. R. R. Tolkien y su obra cumbre, pero de entrada aleja al lector potencial de la misma y puede suponer más de un desencanto para quién la coja esperando tener algo de fantasía en sus manos.

La portada original, al menos la que he visto , es mucho más clara, centrada en un paisaje islandes, volcánico, gris y espectacular, que puede no captar tanto la atención del público en general pero desde luego no provoca confusión alguna. Pero va en gustos.

En cuanto a la novela...

Es una novela policiaca, más que de misterio, alejada de los thrillers americanos al carecer de su carga de tensión o de cualquier tipo de ambientación lúgubre.

Tiene algo de corte social, que es algo que me gusta, y como lector sirve para realizar un acercamiento (en mi caso el primero) a la realidad de Islandia. 

En ese sentido me parece una lectura interesante y curiosa, que nos sitúa en el país tras la crisis crediticia de hace unos años que estuvo a punto de llevarse por delante a toda una nación.

La kreppa, que es como se conoce allí, forma parte de la trama, una sombra que se cierne sobre la vida cotidiana de algunos de sus personajes y que forma parte, aunque de forma indirecta, de la trama.

Por muy social que pueda decir que es y por mucho que la kreppa aparezca y se explique, la novela de Michael Ridpath dista mucho de representar para el lector un aporte tan enriquecedor y esclarecedor como ha podido ser el de Petros Markaris sobre la crisis griegaAquí la crisis sirve de detonante de la decisión que inicia toda una serie de acontecimientos que desembocarán en una serie  muertes/asesinatos,  y se menciona para explicar algún comportamiento o situación social, pero no es la protagonista de la trama.

Por si alguien intenta establecer algún paralelismo con "La isla de los cazadores de pájaros", que hace unos meses pasó por aquí, quizás al principio de este libro haya algo que recuerde a la forma en que Peter May llevaba allí la narración pero poco a poco se va produciendo el distanciamiento en la forma en que se trata y llegar a compararlas sería muy injusto porque el de Ridpath es un tratamiento más tangencial y mucho menos instructivo que el de May, sin el intimismo que éste le aporta y sin que en ningún momento la propia Islandia, su cultura y su orografía lleguen a convertirse en un personaje más de la narración.

Hay investigación, más a la vieja usanza que con las nuevas tecnologías, en un proceso de interrogatorios, visitas y entrevistas que sirve para recorrer algunos rincones de Reikiavik y de la geografía islandesa. Aquí falla algo el rigor y quizás los personajes carezcan del empaque o del desenvolvimiento que estamos acostumbrados a ver en este tipo de novelas, son mucho más "humanos" y quizás comentan más errores y se distraigan más de lo habitual.

La lectura es dinámica, bastante ágil y alejada de los procedimientales que en ocasiones pueden resultar bastante farragosos.

El ritmo es uno de los pequeños peros de la trama. La narración es inconstante, con un arranque muy vivo y bastante prometedor que lleva a esperar acción, adrenalina y algo de tensión y un tramo intermedio algo más árido, con un ritmo irregular y cierta pausa que produce el distanciamiento del lector. Sólo al final se recupera algo el pulso, con un final bastante correcto,  aunque no llega a cautivar como al comienzo.

Influyen algunos cambios de puntos de vista de la narración que desplazan la atención a historias totalmente secundarias que poco a poco se convierten en pesadas para el poco peso específico que acaban teniendo en el global de la historia.

De entre todas ellas destaca la parte bostoniana de la trama, que se va intercalando para mostrar el riesgo a que está expuesto el protagonista. Fragmentos llamados a subir el ritmo de la trama, a mostrar algo de acción y de generar espectación pero tras la primera/segunda irrupción pierden su encanto y se acaban haciendo algo pesados. Sólo cuando las dos tramas se desarrollan en suelo islandes la trama vuelve a generar curiosidad en el espectador.

Valoración: me ha gustado.

¿Por qué me ha gustado a pesar de todo? Porque durante un rato se toma lo suficientemente en serio y trabaja lo suficientemente bien el hilo tolkeniano como para que pase la mayor parte de la historia pensando en si existe o no la saga de Gaukur y en qué medida influyó en el escritor para elaborar su trilogía y su mundo.

Además Magnus no es un mal protagonista, quizás algo carente de carácter, pero es bastante llevadero y, en general, un buen guía por las costumbres islandesas.

Y, por supuesto, porque Islandia es cautivadora, tanto por sus paisajes como por algunas de sus características sociales. La única pena es que muchas de ellas se quedan sin explicar y las que se ven no son tratadas en profundidad. Sólo espero que en próximas intregas sea posible conseguir un mayor acercamiento.

En otro orden de cosas...

No ha habido muchos cambios en mi vida en estas semanas. Dejé de ver MacGuiver por ser demasiado bodrio, "Lethal weapon" me parece igual de interesante ahora que hace 4 episodios aunque la adaptación de Murtaugh me parece un tanto forzada/ridiculizada y no me ha dado margen a escuchar muchas cosas nuevas, aunque confesaré que disfruto mucho escuchando "In the name of love" de Martin Garrix y que me resulta imposible no mover el cuerpo escuchando "24k magic" de Bruno Mars.