miércoles, 30 de abril de 2014

Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos

No creo que por mucho meditar la opinión que tengo de esta novela vaya a cambiar, la verdad. Por eso he decidido coger el ordenador y ponerme con ello cuanto antes.

Creo que hay una parte de las vivencias de Rodrigo, el protagonista, que comparto. No el piso en una zona adinerada, ni el ser jefe de una empresa que funciona bien, ni el estar casado y tener hijos, no. Hablo de la otra parte, de la sensación de que tu vida se ha desmontado por un comentario que una persona imprudente dijo en una ocasión y que se quedó grabada en ti hasta límites insospechados, dejándote tocado, jodido y casi hundido.

Y cualquier mecanismo posterior que has intentado, cualquier posible parche que has buscado, lo único que ha conseguido es agrandar el agujero, porque, como sucede a partir de ciertas edades con los médicos, por algún motivo lo que te alivia (o soluciona) un problema acaba siendo lo que, a su vez, te causa el siguiente (y eso con suerte, que a veces son varios).

Lo que a la gente le deberían decir. Lo que habría que explicar con detenimiento es que ninguno somos muy normales, que somos algo único y extraordinario, un conjunto de imperfecciones y equivocaciones que se ponen de acuerdo para andar de forma uniforme y regirse por una serie de normas comunes.

Que a veces otorgamos a otros un poder desmedido hacia nuestra persona, convencidos, quizás de que aquellos a quienes escuchamos son más listos, más inteligentes o están mejor informados (y formados) que nosotros y que su palabra es ley, olvidándonos de que ellos en el fondo son tan humanos, tan inseguros y tan imperfectos como nosotros.

A veces son esas personas (amigos y personal especializado en la materia) quienes nos circunscriben a experiencias pasadas, a vivencias secundarias que no han superado o a aquel caso que conocen que... y la cosa se complica.

No es este un alegado contra cualquiera de esas figuras. Es una crítica hacia la gente que, como yo, a veces necesita ratificación externa ante un comportamiento, convencido de que otros ven/saben/valoran infinidad de cosas con mayor criterio, porque nos vemos como personas taradas (no locas, sino con taras). Gente incompleta e insatisfecha que intenta que alguien les enseñe la forma de "ser arreglados" como si del espantapájaros o del hombre de hojalata nos tratasemos.

Somos imperfectos. A veces salen comportamientos obsesivos, compulsiones y demás taras que somos imposibles de controlar pero, lo cierto es, que es algo que a todos en un momento u otro de la vida les sucede. Y creo que eso es lo que cuenta la novela, que somos humanos, que hay que conocerse y aceptarse y, por encima de todo, vivir. No a lo loco, no sin sentido, no como nos dicen los demás... simplemente vivir.

Y por eso, sólo por eso, me ha gustado la novela. Me podría haber gustado más, si mi momento personal fuese mejor o si algún pasaje gracioso me hubiese generado una mayor hilaridad, pero quizás, sólo quizás, la pérdida de la chispa no haya sido tanto culpa de la novela como mía, incapaz de no identificarme con los sucesos narrados (o mejor, con la forma de comportarse del protagonista ante ciertos acontecimientos).

 

martes, 29 de abril de 2014

Elantris

Es la segunda vez que leo esta novela, por lo que es muy posible que parte de mi valoración se vea mitigada por el conocimiento previo de la trama y de lo que va a pasar. 

Recuerdo que la primera vez que la leí me dejó impresionado. Para mí era una novela casi perfecta. Era mi primer contacto con Brandon Sanderson y entonces pensé: "¿Y este tío, de dónde ha salido? ¿y cómo es que no he leído nada suyo?

Poco después me frotaba las patitas al ver en la wikipedia que esta no era su primera novela publicada o, al menos, que no era la única.

Para mí es Fantasía Épica, sin grandes alardes ni aventuras, sin capa ni espada, pero con mucha imaginación, intriga y amor. Una novela que puede hacer pensar sobre algunas cosas cuando ya tienes unos años, aunque cuando la lees con veintipocos la mitad de esas ideas no se te pasan por la cabeza.

Es una novela de conquista. O al menos del intento de...de amor o, al menos, de lo que podría haber llegado a ser amor. Y de religión... o de lo que podría ser su instrumentalización como elemento de dominación y revolución social.

Es una novela que se lee bien pero que no es especialmente ágil. Al menos no me lo ha parecido en esta segunda lectura. Hay pasajes largos, cansinos incluso, por mucho que sean necesarios para el desarrollo posterior de la novela.

Una obra que tiene tres personajes protagonistas que se alternan en la narración y que muestran realidades sociales totalmente distintas. 

- A través de Raodén conocemos la dura realidad de Elantris, su caída y la destrucción de lo que representaba fruto, entre otras cosas, de la envidia que forma parte intrínseca del ser humano y de esa capacidad infinita para encumbrar a quienes son distintos y luego, cuando se produce su caída, pisotearlos sin remordimientos corroídos por la envidia ante una situación anterior privilegiada.

- Con Sarene vemos los problemas de las sociedades feudales desde el punto de vista de la nobleza y la burguesía más acaudalada. La importancia de las apariencias, las envidias y celos y las conspiraciones para hacerse con el poder

- Con Hrathen observamos la misma sociedad pero a un nivel mucho más bajo. El pueblo llano y la gente pobre, el caldo de cultivo ideal para iniciar una revolución, para desestabilizar un gobierno, sobre todo cuando se cuenta con el "cobijo" de una religión inmisericorde, que sataniza a quienes quiere ver destruidos con la idea de unir alrededor del fuego de la ira.

A mí siempre me ha gustado mucho el canto de esperanza que supone la novela. La sensación de "lucha" que siempre acompaña la narración, la disconformidad ante una situación (la de Raodén), que a priori resulta injusta y como trae esperanza a quienes le escuchan.

Pero sobre todo me gusta la confrontación entre Sarene y Hrathen, la lucha por evitar la dominación y el intento de conquista de éste, sin usar más armas que la inteligencia, la conspiración y las artimañas más sibilinas.

Por eso, por le distinto sistemas de magia que propugna, por lo imaginativa que es su propuesta y por hablar de una historia de amor totalmente distinta a la habitual, creo que Elantris es una grandísima lectura. 

Lo digo con la boca algo pequeña porque, como he explicado más arriba, la segunda lectura ha pesado bastante mas de lo que pensaba posiblemente porque carecía de la ilusión y la sorpresa de la primera lectura. Pero lo cierto es que aunque creo que pasará bastante tiempo hasta que la vuelva a leer soy incapaz de negar que hay algo dentro de mí que piensa que lo hará en algún momento.

Quizá porque Sarene y Raodén son dos de los personajes más simpáticos y mejor elaborados que recuerdo haber leído en bastante tiempo. Y es que si algo ese Brandon Sanderson es un grandísimo diseñador de universos propios con personajes singulares y carismáticos.

domingo, 27 de abril de 2014

Hounded - The Iron Druid Chronicles, vol. 1

Como siempre que aparece  algo de Urban Fantasy por aquí surgen las comparaciones, que es una de las pocas alternativas a las que estoy dispuesto a recurrir para no reventar los argumentos de las distintas novelas.

"The Iron Druid Chronicles" no se parece a nada de lo visto  hasta ahora. Vale, miento y exagero un poco, se parece a algunas de las novelas que han pasado por aquí pero tiene su propio sello de identidad y eso suma puntos: un panteón interminable de dioses pululando por sus páginas. Mitologías de todo tipo, religiones varias y creencias múltiples para configurar un universo donde si un grupo de seres humanos cree firmemente en algún ser éste puede llegar a existir. Incluso en diversas formas y versiones: incluida una comiquera de Thor.

Sólo por eso para mí la serie ya ha valido la pena. Me gusta la mitología, siempre me ha gustado, y en concreto la celta me ha llamado bastante la atención, así que minipunto y punto (que se decía en mis tiempos mozos) para el Sr. Hearne.

Tiene también un toque de humor, un poco al estilo Christopher Moore, que también le queda bien a la serie. Con Oberón, el perro del protagonista, siempre dispuesto a hacer una puntualización singular o a identificarse con algún personaje histórico (en esta novela Gengis Khan, ni más ni menos, alguna sonrisa está asegurada.

Tiene carencias, como les pasa a prácticamente todas. En este caso faltan LUCHAS con mayúsculas. Hay combates pero ligeritos, resueltos sin grandes artificios ni descripciones. Es cierto, como dice Atticus (el protagonista) que es que la mayor parte de las luchas se resuelven siempre en cuestión de segundos pero aún así el lector adicto a la adrenalina que llevo dentro siempre espera un poquito más. O algún fuego de artificio que me haga decir "Ohhhhh" o "Vayaaaaa" y me deje pensando un rato en lo estupendo que podría ser poder hacer algo así en la vida real.

De eso, por desgracia, nada. 

Lo que sí que hay es una trama urdida, ligera pero con algún toque y algún giro curioso. Con multitud de personajes (aunque se sigue especialmente bien), con una narración ligera, casi carente de grandes descripciones y la sensación de que la serie puede llegar a dar mucho juego si las previsiones se cumplen.

No tiene la tensión que Harry Connolly tiene en sus novelas (sobre todo en "Child of fire") ni tiene esa "química romántica" que aparece en las de Ilona Andrews, ni la complejidad/variedad/innovación que pone Jim Butcher en la serie de Harry Dresden pero consigue hacer de su ligereza todo un arte y sus toquecitos de humor consiguen que  te sientas agusto con el libro en tus manos.

"Hounded" no se hace largo en ningun momento, más bien al contrario. Y aunque las distintas situaciones que se van produciendo podrían generar confusión o caos en algún momento la ausencia de grandes confrontaciones  y la sencillez de sus "magias" hacen que sea más bien al contrario, el lector se siente agusto, lee con facilidad y sin exigencias, pudiendo entrar y salir de la trama sin problemas (lo que a veces, todo sea dicho, es de agradecer).

Si tuviese que catalogarla sería una buena obra menor. Más fantasía (llegado el caso) que Urban Fantasy. Mas próxima a C.E. Murphy y su Urban Chaman que al Universo de Butcher o Andrews, entre otros. Con una forma de escribir que recuerda por momentos a la serie de Steven Brust, quizás porque también aquí brillan por su ausencia las grandes descripciones y pierde peso la ambientación en beneficio de los diálogos. Porque de eso hay muuucho y de todo tipo.

La trama no es especialmente complicada, no hay grandes novedades ni muchas sorpresas pero, por extraño que sea, cautiva. Quizás porque de vez en cuando uno quiere poder meterse en una novela sin tener que mirar un glosario cada dos pasos o tener que hacer un esfuerzo memorístico de impresión para seguir los pasos al protagonista.

No creo que me dejase los cuartos de nuevo en ella pero sí que, de encontrarla en las bibliotecas o si me la dejase alguien, la cogería para pasar un rato entretenido sin dudarlo. De hecho creo que es lo que haré con "Hexed", la segunda novela de la serie.

domingo, 20 de abril de 2014

Hard Magic - Grimnoir Chronicles, Vol.I

Llegaba a "Hard Magic" lleno de prejuicios hacia su autor.

Y es que tras leer "Monster Hunter International" iba con varias ideas claras:

1. Es un autor entretenidísimo

2. Se lee solo.

3. Su lectura es similar a jugar un videojuego en primera persona pero sin las interfaces explicativas. Sale un monstruo, te cargas a un monstruo. Sale otro monstruo y a ese te lo cargas también. Y así hasta el infinito.

4. Morir, lo que se dicen morir, mueren poquitos de los protas. Da igual si les rodean cien y pico mil y ellos son 4 u 8, al final lo cuentan.

5. ¿Argumento? eso es algo para otros autores. Aquí sólo hace falta un glosario de monstruos y armas, el resto es una nadería sin más.

6. Adrenalina a montones. O como diría alguna persona que conozco "De subidón, en subidón y tiro porque me toca"

El problema es que me apetecía algo un poco más complejo. Algo con argumento y una idea original. Algo que me sorprendiese. Por eso no fui a por el segundo de la serie de "Monster Hunter" y sí a por esta novela que todo el mundo ponía bien y que tenía pinta de "hard-boiled" y la literatura "pulp" con ese algo especial que tiene Chicago en los años 20.

Lo que no esperaba era ese toque "Harry Connolly" con extraterrestre de por medio ni un elaborado "sistema" de poderes que completa y dota a toda la trama de un algo distinto que lo diferencia de cuanto has leído antes.

Y es que "Hard Magic" mejora con creces mi experiencia anterior porque si bien sigue manteniendo los valores más destacados de Monster Hunter:

1. Es una novela que se lee de un tirón, casi sin respiro, de esas que te enganchan y no sueltas porque no sabes en qué momento parar para no perderte nada. Y con un inglés manejable, que ya es algo a reseñar porque en cuanto te metes en la ciencia-ficción o en la Urban más innovadora te pasas las primeras cien páginas descubriendo dónde te has metido y qué clase de palabras son esas que no habías visto antes...

2. Entretenida es un adjetivo que se queda muy corto.

3. Se larga pero no porque se haga sino porque lo es.

4. Adrenalina y acción desde el principio.

Pero mejora mucho la fórmula porque:

1. Muere gente  y no vuelven a la vida. Y varios son protagonistas. Lo que se agradece porque llega un momento en que si no cae alguien de vez en cuanto pierdes la tensión y el realismo.

2. Hay muuucha acción pero tiene equilibrio. No todo lo que sucede son luchas. No todas las luchas son iguales y no lo son no porque alguien saque "un arma mas grande" sino porque hay estrategia en las luchas, situaciones totalmente distintas e interesantes y un uso de los poderes totalmente inesperado.

3. Lo más importante: argumento. Más o menos creíble. Especial. Distinto. Único. Coherente. Hasta el punto de que no es la excusa para ir de una escena de acción a la siguiente (como en los videojuegos), si no el elemento que une todo lo que sucede. Suceden muchas cosas, hay situaciones de todo tipo (muchas inesperadas) pero todo tiene un aire de "autenticidad" que mola. Que sorprende y agrada. Que, por inesperado, atrae.

4. Intensidad. Desde casi el comienzo hasta el final. Y eso no se paga.

Queda la duda por saber si la serie tendrá continuidad argumental. Si Correia no se limitará a repetir la fórmula y se lo cargará todo. Curiosidad por saber hacia donde va todo y cómo va a salir el autor de semejante embrollo, pero mientras tanto y hasta sque se demuestre lo contrario, lo que queda es HAMBRE. Sí, con mayúsculas, por ver qué más hay, que viene y cómo van a salir de la próxima Sullivan y los demás.

Para mí una de las grandes sorpresas de lo que llevo de año. Y sería muy injusto decir que es que esperaba poco y... esperase lo que esperase "Hard Magic" es una novela notable por méritos propios.

 

miércoles, 16 de abril de 2014

Un lugar en el que refugiarse


Supongo que decir que no soy devoto de Nicholas Sparks y luego comentar que es la tercera novela suya que leo y que, al menos, ya tengo otra pendiente de leer puede sonar como un contrasentido pero es cierto.

No es un autor que busque leer incesantemente ni uno de los que “me alegra el día”. Su forma de escribir me parece bastante normalita, sus temáticas tampoco son algo excepcional y, seguro que para más de uno, sus obras son “para chicas”.

Puede que todo lo dicho antes sea cierto pero hay momentos en los que no me importa coger una de sus novelas y leerla. Y hablo de sus novelas porque de las películas que las adaptan sólo he visto dos: “El diario de Noah”, que me encantó y “Un lugar en el que refugiarse”, que vi el fin de semana pasado y que me ha llevado a leer la novela.

Y es que llego a esta novela buscando una obra que pudiese interesar a una amiga que lleva una temporada desenganchada de esto de la lectura y que, le ponga lo que le ponga delante, no consigue arrancar. Unas porque le recuerdan el día a día y otras porque ese mismo “día a día” le impiden centrarse en lo que lee.

Por eso, cuando vi la película protagonizada por Josh Duhamel y Julianne Hough pensé en ella y en que era posible que le gustase. Incluso que le ayudase a liberar algo de tensión. Porque si algo tiene Nicholas Sparks es que es capaz de tocar la fibra sensible. El problema es “el cuanto”, porque en según que momentos y con según que temas es un autor capaz de magnificar tus problemas y hacer que te comas muuuucho la cabeza.

Eso ha hecho que cogiese la novela con ganas (y cierta prisa) con la idea de confirmar que la sensación que me causó la película era real y que la novela, con algún toque de amargura inevitable, no era un dramón épico de esos que te dejan incapacitado en la cama durante varias horas porque Menganito ha muerto y Frutanito más que una vida tiene un “vidón”.

De haberme encontrado con el Sparks que siempre me recuerda, siendo muy malvado, a las películas de Disney, por aquello de la muerte de un marido o una esposa (más ellos que ellas, todo sea dicho), creo que hubiese desistido inmediatamente pero, afortunadamente, no ha sido así.

Sigue siendo una historia de redención, o de recuperación de valores, o de reencuentro personal. Trata de gente rota que intenta rehacer su vida pero lo hace con un tono algo más alegre, más digestivo.

En mis dos experiencias previas “El cuaderno de Noah” y “El mensaje en una botella”, ambas con adaptación televisiva, me encontré con un cántico al amor y a la “salvación” personal a través del afecto y el cariño, pero siempre con un claro toque amargo, como si hubiese que dejar claro que la vida es un terreno pantanoso siempre dispuesto a hacerte caer cuando menos te lo esperas.

“Un lugar en el que refugiarse” tiene un tono algo más amigable, más alegre. Aunque tiene varios pasajes, los que se centran en el personaje de Kevin, que pueden sacar lo peor de nosotros. No es fácil estar en el pellejo de un marido maltratador y alcohólico, que se escuda siempre en su trabajo (policía) para justificar todo. Un recitador bíblico que siempre encuentra una excusa para justificar su comportamiento, cargando las tintas contra otras personas, incapaz de reconocer su responsabilidad.

Y sin embargo llega. El mensaje y sus protagonistas. Quizás sin mucha complejidad, sin sobresaltos, sin grandes alardes pero marcando bien los tiempos. Mostrándonos el proceso de cura de una mujer maltratada y como vuelve a encontrar su equilibrio y la paz interior poco a poco, de forma gradual, casi sin darse cuenta. 

No es éste un libro épico. Prefiero mucho más “El cuaderno” y, es cierto, que me hizo llorar mucho más “El mensaje”, pero reconozco que precisamente no era eso lo que buscaba, ni para mí ni para mi amiga. Era un poco de esperanza. Aunque fuese mostrando también las miserias de otra persona y haya que pagar la penitencia de pasar un mal trago cuando la atención se desvía de los protagonistas. La idea, intentar recordar que siempre hay esperanza y algo más por lo que luchar y que, a veces, por injusta que nos pueda parecer la vida, hay motivos para seguir adelante.

P.D: A diferencia de otras lecturas del mismo autor, en ésta no he llorado, sólo se me han humedecido los ojos. Pero es que “el gran giro” o la “gran sorpresa”, el momento más tierno, es una de las pocas cosas que se han mantenido en la película, por lo que parte del efecto se ha diluido.

Sangre dorada


Voy a escribir este post porque se me acumulan los libros que tengo que comentar y el tiempo pasa sin saber muy bien cuál tratar primero y cómo hacerlo.

“Sangre dorada” es la tercera novela de la serie sobre los “violetas” creada por Stephen Woodworth. Una serie que va de más a menos, o al menos esa es mi sensación.

La pérdida de intensidad en la serie sucede también en las novelas, con una puesta en escena siempre vibrante y una apuesta inicial interesante que luego el autor no termina de rematar como debe. No porque la historia pierda consistencia o porque deje flecos sino porque el desarrollo en sí parece liviano, hasta cierto punto precipitado.

No es la primera vez que al leer en la novela anterior el primer capítulo de la siguiente se desatan mis ganas por leerla porque si algo tiene Woodworth es que sus tramas no se repiten. Dentro de las posibilidades que ofrece “el universo violeta” siempre parece encontrar una variante para llevar a cabo una nueva novela distinta a las anteriores. Y eso tiene mucho mérito.

Pero conforme avanza la trama te das cuenta de que la novela se va enfriando, que lo que podría haber sido nunca llega a realizarse y que todo se queda siempre a medias.

Pasa con sus personajes, que siempre se quedan a medio esbozar y pasa con su protagonista, que sigue con los mismos quebraderos de siempre.

En las ocasiones en las que me he parado a pensar un poco en el tema siempre llego a la conclusión de que la complejidad de las premisas de las que parte la serie condicionan mucho el desarrollo de la novela y dificultan un desarrollo elaborado por las posibles incongruencias e inconsistencias que pueden resultar. Sin embargo, como lector, eso no me sirve de excusa, al menos no a la hora de valorar la novela. 

Una premisa, por original que pueda ser (y en este caso lo es) no sirve para encumbrar una obra si no es bien desarrollada, si no explota todo su potencial y Woodworth no suele hacerlo. Infinidad de variantes sin explorar, personajes poco desarrollados y, hasta cierto punto, una trama simplificada para minimizar los fallos no me permiten considerar esta novela como algo notable.

Sí que es una novela cómoda, de lectura sencilla y sin grandes compromisos que procura una buena distracción. Eso sí, sin la tensión y la emoción que había en las novelas anteriores, más en la primera que en la segunda (todo sea dicho).

Natalie Lindstrom sigue pasando ante nuestros ojos sin dejar mucho rastro, es más la curiosidad por todo lo que queda por mostrar de “su universo” que lo curiosidad que ella pueda despertar. Y eso que ella es la única protagonista real de la novela. 

El resto de personajes se quedan en “agua de borrajas” estereotipos circunscritos a roles muy definidos con muy poca sorpresa en el camino.

Una pena porque era una de esas novelas que esperaba con ganas, convencido de que esta vez iba a ser todo un pelotazo.