viernes, 30 de septiembre de 2016

El asesino de la regañá - Serva la Bari, 1



No esperaba encontrarme con una novela como esta cuando comencé a leerla, es más, ésta no era la novela que pensaba que iba a leer el día anterior cuando me fui a la cama.

Por eso a primera hora empecé con "Lunes Amargo" de Nicci French, con la mala suerte de que no estaba de ánimo y en ese primer arranque no despertó mi curiosidad. La dejé a un lado y me lancé a por algo distinto, una novela que a lo mejor no tiene tan buenas críticas pero que sí que han destacado en general por el peculiar enfoque al género que está dándo Julio Muñoz Gijón a sus obras.

Cuando lees la sinopsis esperas quizás una parodia, algo surrealista, desprovisto de mayor trasfondo, que va en busca de una carcajada fácil y rápida. Una opción con la que me he llevado varios chascos en los últimos años.

Una vez leída debo decir que no me parece una novela hilarante (me arrancó un par de sonrisas) pero si interesante, incluso llamativa dentro de lo que uno puede encontrar actualmente en las librerías, una de esas que sin ser un novelón (ni pretenderlo) aporta y suma, dejando al final un rastro indeleble bastante fácil de recordar.

"El asesino de la regañá" es una creación que se disfruta más a posteriori que durante la narración, que disfrutas más compartiendola con otras personas cuando la comentas que lo que te resulta cuando la lees. Supongo que influye la forma en que está narrada (prácticamente todo es diálogo), con exiguas descripciones, que se limitan a situar la acción en distintos sitios de Sevilla, mientras todo acontece en las conversaciones.

Es corta, bastante corta, la verdad. 

Se lee con mucho ritmo, hasta el punto de que creo que su lectura estuvo más próxima a las dos horas que a las tres, siendo precisamente esa agilidad la que hace que no te despegues de la novela para no obviar nada de lo que pasa.

No es sangrienta, no tiene acción (realmente eso es un eufemismo ya que prácticamente no tiene  movimiento) pero es cualquier cosa menos algo que hayas leído antes.

Me recuerda (más por la sensación que por la narración o la forma en que está contada) a alguna de las novelas de Andrea Camilleri, más a las independientes de denuncia social que a las de Montalbano (que tienen algo más de introspección). Comparte con ellas el ritmo, los diálogos, el peso que tiene la ciudad y las costumbres en la trama por encima de todo y esa sensación cuando terminas de que ha durado un suspiro y no puedes pensar en qué falta pero no te quitas de encima la sensación de que se ha quedado corta.

Carece de la velada crítica social que acompaña las novelas del autor italiano pero sí que describe perfectamente la idiosincracia propia de la ciudad en la que transcurre todo, Sevilla, lo que mueve a sus ciudadanos y a los señoritos,  las luchas internas que hay entre ellos, esa extraña confrontación entre "rancios" y "modernitos", entre la Semana Santa, la Feria de Sevilla y el Rocío frente a las nuevas construcciones, la nueva cocina y la propuesta del cambio.

Esa disputa, esa propuesta de cambio y el rechazo social al mismo, son los protagonistas de toda la novela. Eso y el señorío de la ciudad. Se narra con mucho arte, con un sinfín de edificios, monumentos, lugares representativos de la tradición local y miembros de la farándula asentados en la región que sirven para mostrar que "Sevilla tiene un color especial" y que las cosas se viven de forma distinta allí que en el resto de España.

Villanueva y Jiménez sirven de meros vehículos para transportarnos por los distintos lugares de la ciudad, para mostrar las diferencias entre lo "que es" y lo que los habitantes de la ciudad "no quieren que sea", de darnos a conocer algunas de sus delicatessen, de los lugares con tronío y de la forma de sentir la ciudad que tanto caracteriza a los sevillanos. Personajes más bien esquemáticos, que no caen en clichés porque realmente no son tridimensionales, hasta el punto de que es muy probable que uno se acuerde de Sevilla y de algunas de las cosas que se narran en al novela sin llegar a tener el más mínimo recuerdo de esa peculiar pareja, el especialista de Madrid y el sevillano de pro que está el último en el escalafón policial.

Valoración: Me ha gustado.

Extenderse en atentar contra el espíritu de una novela, alegre, rápida, curiosa e instructiva. 

Me ha permitido acercarme a Sevilla desde otra perspectiva, conocer a sus gentes y la forma en que entienden cuanto les rodea, como viven y, sobre todo, como sienten, que creen y qué defienden y he pasado un rato muy agradable buscando las distintas localizaciones y despertando mi curiosidad hacia una ciudad que contaba con visitar pero que seguramente ahora lo haga con otra mirada y mucho antes.

Siendo honesto es una novela que por ser patria posiblemente valore menos que si hubiese sido escrita de forma similar narrando y describiendo una ciudad extranjera. Soy capaz de hablar de la Venecia de Brunetti, del Hamburgo de Jan Fabel o "los Ángeles" de Harry Bosch, la pregunta es, ¿habrá conseguido Julio Muñoz que hable de la Sevilla de Jiménez? sinceramente, creo que sí y que cuando la visite no me acercaré sólo a la Giralda o a ver las cuatro cosas que en cualquier otra guía pueda encontrar. 

Gracias a él sitúo la playa de Matalascañas y el pueblo de "El Rocío", para empezar y aunque no soy una persona especialmente beata y odio las aglomeraciones, que duda cabe de que Sevilla en Semana Santa debe ser algo muy especial. Y los Morancos, serán más especiales ahora que hemos coincidido en un libro, la verdad.

lunes, 26 de septiembre de 2016

Ghostman - Jack White, vol. 1



Hardboiled moderno, sin elemento sexual, con protagonista potente cargado de magnetismo.

Las novelas de detectives duros ambientadas en los años 20-30 no son de mi gusto. En general me parecen desactualizadas, tanto si se trata de los originales como si son las narraciones actuales. Me parecen frías, distantes, hasta cierto punto predecibles y carentes de atractivo, con personajes torturados de cliché que al final no me aproximan a lo que leo, más bien al contrario, me alejan y, lo peor de todo, tienen tendencia a que se me hagan largas durante su lectura.

Roger Hobbs consigue precisamente lo contrario, durante la narración he tenido la sensación de leer algo parecido pero totalmente actualizado a tiempo presente, con situaciones verídicas, un protagonista con el que es casi imposible empatizar pero que atrae y hace la novela muy entretenida a pesar de que, al menos de inicio, realiza un tipo de construcción similar, sustituyendo la figura del detective de la vieja escuela por un fixer, un resolvedor, actualizado, especialista en arreglar situaciones y en hacer desaparecer los problemas.

El mérito de Hobbs es ajustar las características de su narración al carácter de su protagonista, convirtiendo lo mil veces visto en algo totalmente distinto, con un estilo directo, práctico y crudo, muy cómodo de leer a pesar de que se suceden de forma constante dos narraciones, una presente (un atraco a un casino que sale mal) y una pasada (situada 5 años atrás en otro robo, ésta una misión casi imposible, en Kuala Lumpur), las dos vividas y narradas a través de la mirada del protagonista.

Las dos novelas llevan ritmos y tiempos distintos lo que permite tener siempre una de las dos historias en un momento trepidante y que la lectura avance siempre a buen ritmo mientras, de fondo, y sin darte cuenta, se van perfilando los rasgos que definen a su protagonista.

Los límites y la capacidad de Jack van apareciendo poco a poco ante nuestros ojos a través de distintas vivencias, perfilandole al pasar las páginas, alejándole poco a poco del cliché y fozalizando nuestra mirada, que comienza (al menos en mi caso) con una imagen similar a la del Harry Bosch de Connelly y termina en una creación propia con la exposición del ideario particular del personaje, en una de las escenas más trepidantes que recuerdo en una novela en mucho tiempo y eso que los dos antagonistas se encuentran sentados, hablando, simplemente con una pistola en medio.  

Desde ahí y hasta el final, la imagen de nuestro antihéroe se reforma, retocado y ajustado tras los últimos descubrimientos y dando al conjunto un empaque que durante algún momento inicial carecía, es tras ese encuentro cuando queda claro que Jack no es un mero matón más a sueldo sino un alguien que se mueve por criterios propios y que actúa de la forma y manera que cree conveniente en cada momento, respondiendo tan sólo ante sí mismo.

Hay acción sin ser trepidante, hay tensión sin que se trate de un thriller, hay emoción aunque no empatices con los personajes y hay humor, aunque sea el que surge de un par de duelos dialécticos entre el protagonista y la agente del FBI Blacker, que sólo quiere zanjar el asunto asignado cuanto antes para retomar sus vacaciones. Es en ella en quién Jack encuentra su antagonista, con quién juega al gato y al ratón y con quien, en ocasiones, hasta pierde.

Me gustaría decir más, pero no quiero reventar nada de la trama. Sólo puedo decir que "Ghostman" da lo que promete, que es muy buena dentro de su género, que seguramente mi lado más romántico haya echado de menos un toque algo más sentimental pero que asumo que él mismo habría contravenido la quinta esencia de su protagonista, que vive para muchas cosas pero para el amor no.

Valoración: Me ha gustado mucho.

Duda: Cuando me hice con "Ghostman" parecía una novela suelta y al terminarla y cotillear he visto que hay una segunda entrega. ¿será capaz Roger Hobbs de conseguir repetir éxito sin repetir la fórmula y teniendo a su protagonista ya muy definido?

Otros:

Este fin de semana he podido disfrutar de un par de dosis de cine. 

La primera "Ghostbusters", la revisión que han hecho del clásico, y que fracasa por completo en todos los aspectos: larga, tediosa, carente de gracia, sin capacidad para aportar algo nuevo y dependiente del carisma de unas actrices que, para mí, no lo tienen. Lo mejor los cameos de Sigourney Weaver y Bill Murray. Realmente una pérdida de tiempo.

La segunda, más acorde con la novela que hemos tratado hoy aquí, "Toro". Película de corte negro, con mucha violencia, sangre y mamporros, con un Luís Tosar que en esta película no me termina de gustar, un argumento bastante básico y una serie de referencias mitológicas que subyacen en la trama (el intento de evitar el destino como desencadenante del cumplimiento del mismo, el oráculo (aunque en forma de tarot), un tatuaje de un toro que va rodeado de lo que podría ser "El laberinto del minotauro") que nadie comenta, subyugadas por la acción y los diálogos. Para pasar el rato.

viernes, 23 de septiembre de 2016

Abby Cooper - Psychic Eye Mistery, 1


He optado por cambiar el sistema de valoración de las novelas, voy a dejar de dar notas del 1 al 10 y voy a limitarlo todo a 5 valoraciones posibles: "no me ha gustado", "está bien", "me gusta", "me gusta mucho" e "increíble".

Intento con este cambio facilitar, de alguna forma, la valoración y ver si así me desbloqueo un poco, porque hay ocasiones, como me lleva pasando esta semana, en la que al intentar comentar un libro me quedo entre dos aguas, lleno de lodo y con la sensación de no haber hecho las cosas bien.

Es muy difícil establecer las diferencias entre "Abby Cooper: Psychic eye", por ejemplo y "Uno por dinero" cuando la cuestión se dirime en una mera cuantificación numérica. Con el nuevo sistema de valoración, aunque exija matizaciones, creo que la diferencia es más salvable o al menos queda más claro que puede haber cuestiones de gusto de fondo.

"Uno por dinero" pasa a un "está bien", es decir, es una novela amena, poco exigente pero que procura un rato normal de entretenimiento. 

¿Por qué no un "me gusta"? Porque por mucho que lo que lees no esté mal tiene ese regusto a prefabricado que a veces aparece en los libros, esa sensación de esto o algo muy similar lo he leído en otro sitio

Cierto que no es malo, que se lee bien, que entretiene pero también que no llega, que se queda en el mismo punto que había al principio y que si bien te vale para una novela puntual, de pronto ves que se ha convertido en serie y que lo que vas a encontrar es la repetición de esquema con ligerísimas variaciones, fundamentalmente, en los gags que adornan el paquete.

"Abby Cooper: Psychic Eye" es un "me gusta" muy claro. ¿Por qué?

Porque por encima de todo sabe a algo distinto, a ligero intento de cambio de la fórmula, a invención propia y eso está bien. 

El punto de partida me aterrorizaba un poco pero me he encontrado con un personaje bastante creíble y real, asible, con reacciones sensatas y un comportamiento lógico.

Frente a lo que sucede en muchos casos en este tipo de novelas, donde hay tendencia a dotar a sus protagonistas con comportamientos tan ingenuos que rozan por momentos lo caricaturesco, en Abby Cooper encontramos a un personaje coherente y capaz que se comporta de acuerdo con impulsos entendibles por cualquiera de nosotros, que se mueve por curiosidad, por necesidad de encontrar paz interior o de no dejarse amedrentar por el miedo en un momento dado.

Lejos de tirar hacia el gag físico o el guión de película de aventuras con algún tinte romántico (tipo "Tras el corazón verde"), Victoria Laurie opta por una novela de misterio (más que negra o thriller) aderezada con los diálogos y las miradas complices de las películas románticas del mismo periodo, tirando más hacia un "Cuando Harry encontró a Sally".

Y funciona... porque el personaje protagonista tiene el carisma justo y su contraparte, el Detective de homicidios Dutch Rivers, también y entre los dos tienen química y se transmite durante la lectura sin caer en lo empalagoso o en lo erótico (¿será porque es previa al efecto "Grey"?) y porque hay humor inteligente y relaciones fraternales creíbles.

Le falta...

Es más un pasatiempo que una obra maestra y carece fundamentalmente de tensión. No se nota tanto durante la novela en general pero en el supuesto climax final no hay nada que provoque reacción en el lector que en esos momentos es más que nada un espectador de un episodio de "Luz de luna" con Cybil Shepherd luchando contra un malo donde sabes que no hay riesgo alguno porque todo va a acabar bien.

El elemento paranormal es bastante tangencial y muy light. Mucho más próximo al enfoque que le da el personaje de Oda Mae Brown (que Whoopi Goldberg interpretaba en "Ghost") que al acercamiento más tenso, lúgubre y espectral de Stephen Woodworth le ha dado al tema en su serie de "los violetas".

Queda la duda de si realmente la serie irá evolucionando y ofreciendo planteamientos, momentos y situaciones distintos o si se circunscribirá a lo que ya ha mostrado en esta primera entrega, aunque eso, la verdad,  queda para el futuro. De momento el hueco en la estantería para el segundo volumen se lo ha ganado.

¡¡¡Ahhhhhh, y no está traducida!!!. No ha llegado a España salvo en versión original, aunque eso sí, si alguien se quiere arriesgas con algo en inglés que aproveche, porque tiene un lenguaje bastante manejable.

Valoración: Lo dicho, Me gusta.

Leo más de lo que veo la tele así que hay pocas cosas ajenas a la literatura que pueda aportar por aquí salvo dos breves notas. Estoy volviendo a ver "Covert Affairs" entretenida serie de espías que dejé en la tercera temporada y que voy a ver a pesar de que sé que dejaron flecos pendientes cuando dejaron de producirla al final de la quinta temporada. Demasiado ingenua al principio fue ganando en profundidad argumental conforme se fueron sucediendo los episodios, se introdujeron ciertos personajes secundarios y ganaron profundidad los protagonistas. 
En música algo con cierta antigüedad pero que me ha alegrado un par de momentos en las últimas tardes: "Tecnicolor", de Supersubmarina.

P.D: conforme tenga ratos libres espero ir pasando las distintas entradas del post al nuevo sistema de valoración con la idea de homogeneizar y además incluir la misma en las etiquetas de los post para facilitar búsquedas.

martes, 13 de septiembre de 2016

La chica que llevaba una pistola en el tanga


Cuando escribo sobre una novela negra suelo matizar, sobre todo últimamente, que se trata de una novela bastante blanda o que tiene un corte más social o... hoy no puedo decir eso, "La chica que llevaba una pistola en el tanga" es una novela muy, muy negra.

Como obra me parece que tiene cosas interesantes, es muy rápida (tanto su trama como su lectura), es muy fácil de seguir, la forma en que está escrita agiliza el ritmo de la lectura y la forma en que está planteada hace que te sumerjas en la misma de forma irremediable a pesar de su dureza (que hay y mucha).

Cuando descubrí que Nacho Cabana había sido guionista temí encontrarme con una novela que tuviese más de guión que de libro, orientada a una adaptación cinematográfica a corto plazo que en la pantalla tuviese sentido pero en papel careciese de unidad. Mis miedos eran infundados.

La narración es coherente, se sigue bien y es lineal. Hay descripción, la justa, ceñida a lo que es, dos historias que suceden en muy poco tiempoy en el que poco i mportan aspectos colaterales que no aportan nada a la narración. 

Los personajes son nítidos. No son complejos ni enrevesados, son creíbles, reales y ceñidos a sus tramas, al momento y ambiente en el que trabajan y se desenvuelven. Cuestiones triviales, que en ocasiones amenizan la lectura, desaparecen para que la narración tenga un ritmo muy vivo, con mucho movimiento y la descripción justa de cada uno.

Cuatro protagonistas llevan el peso de la novela con dos historias distintas que de forma funesta acaban por cruzarse y las pequeñas irrupciones de personajes secundarios sirven para dotar a la novela de una serie de elementos que le dan empaque, unión y credibilidad.

No es una lectura apta para todos los públicos. Si fuese una película habría un +18 en la esquina superior derecha, es más, es una novela sólo para aquellos que estén dispuestos a aceptar una realidad tan cruel como veraz.

Quienes hayan leído "El ángel rojo" de Thilliez pueden entender de lo que estoy hablando, la realidad más sórdida aparece mostrada de una forma sencilla pero honesta, sin recrearse pero sin obviar lo que está pasando en el momento actual.

Es una lectura muy dura no sólo por lo que lees sino porque la narración no acontece en el tercer mundo. Aquí no visitamos Tailandia, estamos en España, en la capital, y vemos que muchos de esos personajes siniestros con gustos retorcidos y todo el engranaje mercantil ilegal que lo rodea también tiene cabida en nuestras calles. Y lo digo yo que no sólo conozco las localizaciones del centro que utiliza en una persecución sino que transito alguno de los pueblos por los que transcurre parte de la trama en sus compases finales.

...Y al final te das cuenta de que tienes los pelos como escarpias y la sensación de que podría ser, de que no existe ningún lugar "seguro" en el que esas cosas no pasen y que realmente no conocemos a las personas que nos rodean.

Como lector me ha gustado bastante. 

Me gusta su ritmo, la frescura de los diálogos y la familiaridad con los lugares por donde se mueven los personajes. 

El estilo es directo pero hilvanado, la trama no te suelta y lo he agradecido

Estaba en medio de la lectura de omnibus de dos novelas de fantasía y necesitaba coger un poco de aire. Sorprendente como en apenas 3-4 horas de lectura Nacho Cabana ha conseguido traerme de vuelta a la realidad, sumergirme en su universo y hacer que conjuras palaciegas, luchas intestinas y duelos de espada parezcan lejanos y no una lectura de antes de ayer.

Como persona... como ser humano (que hay veces que no sé si todos entendemos lo mismo por cada uno de estos términos)

Me sorprende la capacidad del escritor para mostrar los lados más oscuros y recónditos de nuestra sociedad.

En una novela con prostitución, trata de blancas, pedofilia, violaciones y violencia, tiros, mafia... lo que más me sorprende es su capacidad para recrear el pensamiento y sentir de la gente joven en su día a día (como muestra los cuatro párrafos con los que finaliza un tiroteo situado hacia la mitad de la novela, en donde con cinco personas fallecidas alrededor la gente que queda en la zona piensa en cualquier cosa banal o pueril pero no en lo que ha sucedido). No es la novela la que da miedo, es la sociedad que retrata.
 
La realidad de México está muy de moda: la situación que se vive en el país, la violencia contra las mujeres, la corrupción política, las mafias, la prostitución las muertes constantes... Y sin embargo leerlo en esta novela es muy distinto a hacerlo en un artículo de un periódico, ver como la gente lo acepta y asume como parte de su vida, como algo que está ahí pero que asumen que va a pasar a su lado sin mancharles ni tocarles, como si las cosas malas sólo pasasen a otras personas y el hecho de ignorarlas fuese a servir para que desaparezca. Es cautivador y aterrador a la vez, hasta el punto de que, junto a la reflexión posterior al tiroteo mencionado arriba, el pensamiento de Itzel que le lleva a obviar los peligros de la situación por las que atraviesa su vida me sorprenden e impactan tanto o más que la violencia más explícita del libro.

Otra cosa que me ha llamado la atención, aunque tiene un carácter más personal, es como la situación es tan del día a día y es tal el flujo constante de noticias similares con tintes tan abrumadores que  en los momentos en donde los excesosos policiales que se narran y la actuación al margen de la legalidad son claramente flagrantes la parte de mí que siempre se ha encendido al leer cosas parecidas esta vez ha permanecido casi callada, esperando un castigo final a ese proceder pero aceptando de forma alarmante que para vencer a un gran mal a veces hay que... y eso da miedo. ¿En qué sociedad vivo si cada vez dudo más sobre si a veces el fin justifica los medios?

Pequeña pero matona, impactante,  directa, rápida (pero no liger), honesta y algo abrumadora. Creo que todo eso define esta obra que pasará bastante desapercibida pero que debería tener un pequeño hueco en la biblioteca de todos nosotros aunque sólo fuese para ver si realmente mueve algo en nosotros. 

Como para gustos colores me falta quizás algo de lo que le sobra a "El poder del perro", un poco más de empaque, aunque es una presunción que puede ser equivocada porque lo mismo perdería parte de su esencia.

Por todo ello o a pesar de...

Valoración: Me gusta

lunes, 12 de septiembre de 2016

La isla de los cazadores de pájaros - Trilogía de Lewis, 1




Más próxima a la novela costumbrista que al thriller negro, "La isla de los cazadores de pájaros" ha sido una de las lecturas que más me ha sorprendido en lo que va de año. Para ser lo más justo posible añadiré que dentro del género negro.

Cierto que en este 2016 van unas cuantas novelas que me han causado una grata impresión, que me han llamado la atención por el tipo de planteamiento o por la forma en que se desarrollan pero hay muy pocas que me hayan sorprendido cuando he ido con una idea preconcebida sobre las mismas, un mal hábito que por más que lo intento no consigo quitarme.

Cogí el libro esperando una de esas novelas que han surgido en la última década aprovechando el despegue de la novela nórdica, con tramas más o menos similares (variando la ambientación ) y aspectos poco novedosos.

Durante la lectura me encontré con algo diametralmente opuesto, más próximo a una novela de corte costumbrista, descriptivo de la sociedad y entorno de la isla que de la novela negra de investigación. Una novela de personas (más que personajes) y no tanto de pruebas e indicios y, por eso, distinta.

Pienso en ello y acude a mi cabeza Dolores Redondo y su trilogía del Baztán. Veo similitudes en la idea, más que en el fondo y en la forma. Son obras descriptivas, que te cautivan porque muestran el día a día de mucha gente, el de la tierra donde se desenvuelven, entornos que por su propia tipología marcan el carácter y la forma de actuar de sus habitantes.

Es una visión peculiar y distinta de todo cuanto rodea a la novela que surge de la intimidad con el entorno de quién lo conoce y trata, no de quién ha estado allí como un mero turista, pero con la perspectiva de quién no es nativo y tiene la opción de haber crecido y haber conocido otra forma de hacer las cosas, otra naturaleza y otra sociedad.

En eso me recuerda a "Ángeles en la nieve" de James Thompson pero quizás con una visión más amplia, más global y más completa de la sociedad que trata sin que por ello se pierda la parte introspectiva de los personajes.

Profundizar el porqué ha triunfa en mí Peter May donde otros (los citados Thompson y Redondo) no me han hecho enloquecer puede tener muchas explicaciones, algunas tan básicas como que tal vez llegaron en un momento en el que no estaba yo por la labor pero creo que eso es simplificar mucho.

Me gusta la forma en que se acerca a la sociedad de la pequeña isla, abarcando todos los aspectos pero haciéndolo sin que seas consciente de la recreación que está llevando a cabo. La Isla de Lewis crece ante tus ojos de forma exponencial, no desde un atlas implantado en la primera página sino con las pinceladas que van impregnando la narración.

La prosa influye, me gustaría creer que la del original, pero la que valoro finalmente es la de la traducción a cargo de Toni Hill. 

Un lenguaje distinto y único, con ritmo propio, que la diferencia de otras muchas traducciones que se puedan leer actualmente. No me refiero a que sea una traducción rigurosa (no dudo de que todas lo son), hablo de que tiene alma, , que es rico en su forma y, además, cautivador.

Los personajes están completos, muy lejos de los maniquís que muchas veces adornan las narraciones para crear bulto y aumentar los metrajes y de los estereotipos que aparecen con enorme facilidad en los tiempos que corren. Aquí todos tienen un peso porque su "padre" los dota a todos de pasado y es uno que nos permite llegar a construir su presente con un trasfondo. Los adjetivos sobran, no hace falta entrar en el detalle, porque la intimidad de cada uno de ellos la construímos a través de las distintas vivencias que pasan ante nuestros ojos.

Con pasado una tierra baldía parece un reino lejano de fantasía y sus habitantes los vecinos que podríamos haber tenido de haber nacido en otro lugar.

La narración no es lineal, como no lo sería el pensamiento de ninguno de nosotros si regresásemos al lugar en el que hemos crecido y vivido las primeras dos décadas de nuestra vida. Cuando el detonante llega, el recuerdo aflora, y nos sumergimos en los recuerdos y vivencias de Flin, el protagonista último de la novela.

"La isla de los cazadores de pájaros" es una novela que habla a través de un cadaver de la muerte, pero no sólo de la física, también de la de la inocencia de toda una generación, de una cultura y de una forma de entender la vida, de la llegada de la madurez , de decisiones que cambian toda una vida, de los lugares recónditos que habitan en la memoria y el corazón de cada uno y de esa extraña capacidad que tiene el cerebro para para amortiguar el dolor y el sufrimiento a través del olvido.

Peter May habla de todo esto durante toda la novela consiguiendo que no seamos consciente de que lo está haciendo hasta las últimas páginas. Por más que creemos saber las respuestas hay parte que aparece por sorpresa, que vivimos con el protagonista y que nos hace entender que en este viaje eramos pasajeros y no conductores y que hemos ido por dónde y cuando nos han llevado, sin tener opinión ni voto, cautivados y cegados por la narración, olvidando quizás que toda historia contada por su protagonista es el resultado de sus recuerdos y vivencias, no la realidad contada de forma aséptica y objetiva.

Decir más sería hacerle un flaco favor a su creador así que...me quedo con que por una vez tengo al alcance una serie negra con número limitado de entregas y todas publicadas, lo que me va a permitir ponerme con "El hombre sin pasado" en unas pocas semanas y terminarla con "El último peón", si todo va bien y es posible, antes de fin de año. Pero antes me quedan otras cosas por hacer o que leer.

Nota: me gusta mucho.

Otros temas...

En vacaciones he leído mucho y he escrito poco por aquí. Espero ponerme al día en los próximos días.

He andado mucho y visto poco en televisión  y cine, eso sí, he disfrutado con la última de Bourne, aunque sospecho que más movido por la nostalgia que por la novedad de una propuesta que perdió parte de su gracia con la sucesión de entregas y con argumentos que, en el fondo, están demasiado presentes en muchas novelas actuales.

Y he comido... aunque no es un placer que me vuela loco procuro disfrutar de alguna cosa que me sorprenda de vez en cuando y darme algún capricho. Me gustan mucho las tartas de queso y no me vale cualquiera. Si a ti también te gustan y quieres probar una muy buena y con una presentación totalmente distinta, no dejas de parar por "Somera" en Laredo para probar la suya (eso sí, comprueba que haya disponibilidad que yo tuve suerte) y ya que vas, no dejes de ver el atardecer en alguna de las calas de Cantabria, no hay muchos espectáculos tan bonitos, si el día está despejado.