viernes, 25 de marzo de 2011

Temerario: el dragón de su majestad

Gracias a la novela de Naomi Novik he podido reencontrame con la parte de mí que se ilusiona con facilidad, la que se olvida del día a día, la que sonríe sin motivo, la que se permite disfrutar como un niño con cualquier tontería.

No me refiero a las novelas que en un momento te emocionan, provocando la risa o el llanto, sino de las que tienen la capacidad de hacerte soñar. Hablo de volver a sentir la ilusión de montar en Fuyur en las páginas de “La historia Interminable”, de reírse viendo a McMardigan luchando en “Willow”, o de experimentar la alegría de ver a Sarah cantando junto a los demás protagonistas en “Dentro del Laberinto”...

Aunque la novela se sitúa al principio de nuestro siglo XIX, durante las Guerras Napoleónicas, los hechos que forman parte de nuestra historia quedan relegados a un segundo plano en la narración, lo realmente importante es la presencia de los dragones y la lucha entablada por las naciones por hacerse con el control del espacio aéreo.Es en ese contexto en el que Novik perfila la sociedad creada entorno a esos animales extraordinarios.

Más allá de las acrobacias y las luchas aéreas, la escritora americana crea una subcultura entorno a estas criaturas. No sólo con el cuidado de los dragones, sino con la creación de un sistema de educación y adiestramiento de los pilotos desde su juventud. Un mundo al que la rigidez de las reglas y la importancia de los titulos nobiliarios del resto de la sociedad británica resultan ajenos, como demuestra la existencia de mujeres pilotos en una sociedad en el que el rol de la mujer era totalmente secundario, relegadas a las "relaciones sociales" y al control de la servidumbre en las casas.

Y de fondo... Temerario y Laurence. Los dos inúsitados protagonistas de la novela. El primero, un dragón chino, con inquietud por la lectura, los baños y las matemáticas. El otro, un capitán de la Armada británica, cuyas creencias, educación y futuro se ven relegados a un segundo plano por la irrupción del insólito dragón. Juntos crecen y descubren los límites y los sacrificios que conlleva su asociación, mientras afrontan la difícil integración en una Fuerza Aérea a la que son totalmente extraños.
Traición, romance, aventuras, humor, desdichas y muerte, en una novela en donde cuando un hombre compra un collar de oro con perlas lo hace para alegrar a su dragón...

martes, 8 de marzo de 2011

La suerte de los ladrones

Cualquiera que lea el blog se preguntará si lo único que leo es novela negra. Es lo que más leo, aunque no lo que más me gusta. Hay varios motivos para que el número de libros del género negro que hay en mi biblioteca sea tan elevado y el número del resto de géneros sea tan reducido.
En primer lugar, es una cuestión de volumen: el número de novelas negras publicada es mucho más elevado que el de "Espada y brujería", "Fantasía" y "ciencia-ficción" juntas. Un mayor volumen aumenta las posibilidades de lograr dar con una premisa original. Ya lo dice el dicho, "en la variedad está el gusto..."
  
En segundo lugar, dificultad para innovar. La ciencia-ficción supone un nivel de exigencia mayor a la hora de crear entornos y variantes nuevas y creíbles. El “género negro” desde hace algún tiempo se nutre de la diversidad cultural, social, tecnológica y política de las distintas naciones, convirtiendo sus narraciones en un reflejo de la sociedad en que encuentran cabida. Si bien la inclusión de estos elementos  hace que las novelas no envejezcan bien, también lo es que el constante cambio de las circunstancias crea escenarios nuevos en los que ambientar las novelas.
Tercero, el coste y la edición. El menor volumen de libros implica que el mercado está menos surtido. La falta de competencia permite a las empresas fijar precios elevados y no presentar alternativas mas económicas. Hace unos años, editoriales como “ la Factoría de Ideas” y “Puzzle” publicaban muchas de sus novelas de ficción en formato bolsillo, como las del “Mundo de Tinieblas” o “la saga del Vatídico”. Hoy los nuevos títulos de sagas como la de Harry Dresden o la de Anita Blake se lanzan a precios que rondan los 20 euros y no sufren posteriores reediciones en formatos más económicos. Por el contrario, en el genero negro, seríes exitosas como la de Kurt Wallander (Henning Mankell), la de Charlie Parker (John Connolly) o la de Kensy y Gennaro (Dennis Lehane) si han visto segundas ediciones en formato de bolsilllo con una bajada de precio del 50%, lo que las hace mucho  más asequibles.
 
Cuarto, el maltrato al que se somete a las sagas de fantasía y ciencia-ficción. Muchas se quedan por el camino, como la serie “Tierra de vampiros” de E. E. Knight, que dejó de traducirse tras la segunda novela, aunque se acaba de publicar la novena novela en Estados Unidos. Otras se publican cuando no está completa la serie, como “La rueda del tiempo” de Robert Jordan o “La canción de fuego y hielo” de George R. R. Martin, teniendo que esperar años hasta que se publican en su integridad.
Es cierto que son muchos los autores de novela negra cuyas series están en constante crecimiento, por ejemplo, la serie de Brunnetti, escrita por Donna Leon, pero todas son “autoconclusivas”, por mucho que se centren en la vida personal de su personaje protagonista. Mientras que quien sigue “La canción de fuego y hielo” tiene que esperar casi 3 años para poder leer la 5ª novela...¡¡¡¡y aún quedan 2 más para terminar la serie!!. Eso, si no pasa como con "La Rueda del tiempo" de Robert Jordan, cuya decimoctava novela ha tenido que ser escrita por Brandon Sanderson, al haber fallecido su autor.
 
Y todas estas quejas, ¿por que?...pues porque quería comentar la primera novela de una serie que no se ha publicado íntegramente en castellano. De las hasta ahora cinco novelas de la serie, tan sólo tres se han publicado traducidas y ni siquiera éstas resultan fáciles de conseguir, ni siquiera en tiendas de segunda mano.  Es una pena, porque la novela de Lynn Flewelling, es entretenida, ágil y por momentos divertida. 

La novela narra las aventuras de Seregil de Rhiminee, un "espía-ladrón" del reíno de Escania y Alec de Kerry, un joven huérfano al que rescató de una prisión. Centrada en la relación de tutela, amistad y amor entre los dos proganistas, nos lleva desde el momento en que se conocen hasta su primera misión como "centinela". Y todo mientras Eskalia y Plenimar, se preparan para la guerra y un peligro oculto amenaza desde las sombras.

Quizás los dos grandes aciertos de la novela sean la forma en que esta escrita y, sobre todo, su personaje central, Seregil, un pícaro ladrón y espía, que con sus recursos, inteligencia y perspicacia  me recuerda a Arsenio Lupin, el ladrón de guante blanco creado por Maurice Leblanc, con quien parece compartir no sólo sus virtudes, sino muchos de sus "defectos", como el actuar de cara a la galería, su descaro y una picardía sin fin. 

Quizás las intrigas palaciegas no lleguen al nivel de las creadas por George R. R. Martin, ni sus luchas y aventuras parezcan tan apasionantes como las escritas por Margaret Weis, pero su estilo, con bastantes similitudes con  el de Lois McMaster Bujold,  es ágil y  entretenido.

Una lectura más que recomendable para quién consiga dar con ella...