martes, 27 de agosto de 2013

La venganza de la valquiria

No definiría a Craig Russell como un escritor al que uno debe seguir a pies juntillas pero si como uno de los de la segunda fila (esos que, en un número mucho mayor que el de los grandes autores, no me importa seguir), cuyas obras antepongo a las de muchos otros por la sencilla razón de que de él sé lo que puedo esperar.

Russell no es brillante, no creo que tenga una prosa cautivadora y sus protagonistas no tienen mucho brillo pero si tiene algo que a otros muchos les falta, solidez.

Cuando cojo una de sus novelas sé que será entretenida y que tendrá un argumento interesante, fuera un poco de la tendencia general actual de repetir fórmulas sin ton ni son. Cierto que "Resurrección" y "El señor del carnaval" se quedaron un poco cortas, demasiado alejadas de las dos primeras novelas de la serie que para sí si fueron primorosas (sobre todo "Muerte en Hamburgo") pero en "La venganza de la valquiria" parece haber retomado el pulso narrativo y el camino ganador.

Quizás es la menos coral de sus novelas y la pérdida de María Klee ha supuesto un claro cambio en el patrón pero de alguna forma ha ganado en estabilidad y en saber estar, en consistencia. Las últimas versiones de Klee eran las de una persona que había perdido el norte y al centrarse en ella durante una parte significativa de la narración Russell desdibujaba un poco el conjunto.

Sin María y con el protagonisto totalmente asentado en Jan Fabel la novela tiene homogeneidad e incluso empaque, aunque se asienta el tono gris/apagado del conjunto. Quizás careza de parte del candor y la empatía que las primeras versiones de María ofrecían al lector pero gana en estabilidad y yo, visto los derroteros que seguía la serie, lo firmaba ahora mismo.

El resto de elementos que caracterizan a la serie siguen presentes: seriedad argumental, un hilo temático relacionado con la política de la Europa del Este, la singularización de Hamburgo como una ciudad "distinta" dentro del conjunto de ciudades alemanas y un protagonista introspectivo que no cae nunca en fases autodestructivas pero que tampoco termina de alcanzar la plenitud que algunos le desearíamos.

"La venganza..." se lee bien. Es una novela que coges con ciertas dudas (al menos yo lo hice tras las últimas experiencias con la serie) y que te engancha en cuanto te descuidas. No hay mucha sangre, no hay mucho gore y no hay ensañamiento con las escenas  más duras de la obra, puede que incluso no tenga un ritmo trepidante, ni siquiera durante una persecución, pero cautiva y el lector puede ir viendo la evolución de los distintos personajes y, sobre todo, como la investigación va cambiando en función de los nuevos descubrimientos.

No hay apenas vida personal de los distintos protagonistas y aún cuando hace acto de presencia es de forma tangencial sin distraernos de la investigación, mostrando, simplemente, pequeñas gotas de la realidad social del momento en una ciudad tan átipica como Hamburgo.

A mí me ha gustado, pero conviene tener en cuenta que es que hace ya algún tiempo que acepté que el Russell de "Muerte en Hamburgo" queda muy atrás y que desde entonces el nivel  ha bajado un poco. Para mí es un 6,5. 

Una buena novela, menos olvidable que otras por la particular temática que aborda y por un final interesante que lleva al lector a repasar lo que ha leído buscando incongruencias o contrasentidos que justifiquen el que no se le hubiese pasado por la cabeza la solución final. 

Yo no los he encontrado (lo que no quiere decir que no los haya) y lo agradezco porque a pesar de su tono un tanto monocorde ha hecho posible que al final este post tuviese algún sentido.

jueves, 22 de agosto de 2013

Memento mori




Este verano, con motivo de mi cumpleaños, dos personas muy próximas a mí han dado un salto de fe y me han regalado un libro.

Sonará a cachondeo pero la realidad es que no son muchos quienes lo intentan, no sé si paralizados por mis gustos singulares o por mi ritmo de lectura. Lo que tengo claro es que este año ha sido una excepción y lo he agradecido.

La primera, que no soy capaz de describir sin ruborizarme, acababa de conocerme he hizo gala de muchos arrestos lanzándose al ruedo con la única pista que sabía segura, me gusta la novela negra. Así que tiró los dados y se puso en manos de un librero que le recomendó “El guardián invisible”, obra que ahora ocupa un lugar singular dentro de mi estantería a la espera de que sus futuras hermanas la acompañen.

La segunda, que me conoce desde hace más tiempo siguió un proceso distinto y más arriesgado que, sin embargo, le llevó a un punto bastante similar. Buscó una novela negra pero como sabe que no soy muy dado a los autores españoles (y eso que este año llevo varios) buscó entre ellos uno que pusiesen bien pero que llevase publicado el tiempo suficiente como para que, de haberlo leído, hubiese aparecido en el blog.

Un proceso trabajoso que finalizó con “Memento mori”, la primera novela de César Pérez Gilleda, en mis manos. Obra cuya existencia desconocía y que me ha sorprendido mucho.

No es una novela negra “made in spain” si se me concede permiso para utilizar esta denominación. No es novela social (por mucho que describa parte de Valladolid y algunos locales de la zona), no es costumbrista y tiene algo que a mí sí me gusta mucho y que casi ninguna novela tiene, y es música en sus páginas. 

No soy muy de Bunburi y reconozco que desconozco quienes son "Love of Lesbian" pero “Rammstein”, “Placebo” y, sobre todo, “Depeche Mode” son grupos que me gustan y ver como sus letras servían de acompañamiento a la obra de Augusto Ledesma me ha gustado. Imagino que los puristas dirán que basta con poner el título de la canción y que otros dirán que se podía haber traducido la letra de las canciones al español pero entonces, ¿qué labor nos queda a nosotros?

Me ha gustado mucho el personaje de Rodrigo Sancho, el inspector encargado del caso. Me parece un tipo normal, con sus cosas (como todos), pero lejos del estereotipo actual de tipo atormentado por el pasado que… es más un tipo cualquiera, de los que si te cruzas por la calle  no le dedicas ni una mirada. Una persona que un día se encuentra con un caso complicado y escabroso y se ve obligado a enfrentarse a él como mejor pueda.

Hay conversaciones entre él y el experto criminalista Armando Lopategui que me han parecido entretenidas y graciosas, aunque éste es uno de esos personajes que no termino de tener claro cuan bien terminado está. Alguna de sus demostraciones de conocimiento están muy bien pero quizás rompen un poco ritmo de la novela y, sobre todo al principio, sacan al lector de todo el ambiente que se está construyendo.

Orestes, el asesino, es un tipo curioso, con el que no es fácil identificarse pero que sí consigue crear una mezcla de fascinación y tensión interesante, aunque es probable que sea mucho menos carismático de lo que inicialmente su creador tenía pensado.

La mitología y la literatura tienen su pequeña cabida en la novela, y algunas de las explicaciones sobre piratería informática y asesinos en serie están muy bien, la verdad, aunque quizás la forma que lo reviste todo resulte un tanto pretenciosa. Con todo y con eso  a mí  me ha gustado quizá influenciado por el manejo del refranero español del que hace gala el inspector Sancho. Ahí sí que me lo he pasado bien.

El estilo es por momentos algo recargado, no tanto por el lenguaje utilizado como por la exhibición de conocimientos de la que en algunos momentos hacen ganas los personajes. Uno acaba un poco saturado de expresiones latinas y explicaciones a pie de página, al menos hasta la mitad de la novela, momento en que esta ya anda sóla y va sobre ruedas. 

Le falla el final, ese coitus interruptus que para mí ha supuesto descubrir que la novela forma parte de una trilogía y que, como se ha puesto de moda últimamente, no tiene un final “final”. Creo que de haberlo tenido mi valoración habría sido más alta, posiblemente un 8 pero tal y como queda lo mas justo me parecía rebajarla a un 7. Al menos así era hasta que empecé "La silla vacía" de Jefferey Deaver y pude poner las cosas en perspectiva. Un 7,5 posiblemente sea lo más justo aunque me reservo el derecho a revisión para el supuesto hipotético de que las dos novelas siguientes cumplan con las expectativas creadas.

Y me gustaría terminar con dos cosas totalmente distintas. 

Por un lado un anuncio por palabras dirigido a las editoriales. No lo voy a colgar ni en “Segunda mano” ni en otras muchas páginas de búsqueda que hay hoy en día en la red pero espero que sirva un poco como canto-protesta.

“Joven lector (no tan joven como querría pero joven a fin de cuentas) busca novela negra entretenida, con tensión y ritmo alto. La intriga y los personajes bien construidos suman. No importa si es de temática social o si es policíaca, tampoco se exige duración determinada, únicamente, y es requisito indispensable, que sea autoconclusiva. Dípticos y sucesivas “logías” (trilogías, tetralogías, pentalogías, etc…) abstenerse por problemas de intolerancia temporal. Gracias. “

Para terminar dos agradecimientos que creo que son de recivo:

En primer lugar a Natalia. Por este libro y porque todos los años se arriesga y me intenta sorprender. Y sí, te tengo que devolver a Murakami, dame unos meses y hasta lo haré habiéndolo leído.

En segundo lugar para Juana Francisca, que no nació en Jersey y no tiene origen italiano pero que seguro que leyendo esto se ríe. Al grano que no voy a monologar más de lo necesario que bastante me sufres en persona. Gracias por arriesgarte, por querer compartir ese día y muchos otros… y por todo lo demás. Espero que dentro de un año pueda colgar otro post gracias a tu valentía y así agradecerte 365 días inolvidables.

lunes, 19 de agosto de 2013

Las garras del águila


“Las garras del águila” es la tercera de las novelas de la serie que Simon Scarrow ha escrito con el legionario Cato como protagonista.

Lo más fácil sería salir del paso con un post del estilo “esta tercera entrega es una continuación de las anteriores (…)”. Sobre todo de la segunda y continúa con la narración del intento de conquista de Britania por parte del Imperio romano. Cambian las tribus bárbaras a las que se enfrentan pero básicamente es lo mismo.

Como suele suceder cuando se simplifica, todo lo dicho arriba es verdad, pero sólo una parte de la verdad y si que hay cambios, para mí significativos, con respecto a las dos entregas anteriores.

El protagonista de la novela es Cato. Punto. Frente a las dos ocasiones anteriores en las que la novela era coral, o al menos también narraba parte de la historia desde la perspectiva del Centurión Macro y del Legado Vespasiano, en esta entrega la situación cambia. 

Macro pasa a ser un mero acompañante, una simple comparsa que incluso desaparece en algunos tramos de la obra. Una ausencia que puede tener su justificación en el hecho de que Cato ha evolucionado y cada día representa más el sentir del legionario y del ciudadano romano de clase media-baja y menos el sentir de quien se ha criado en Palacio. 

Con Vespasiano la situación también cambia. Sin la presencia de Tiberio en las postrimerías y sin el ronroneo de las posibles conspiraciones y los atentados contra el emperador de fondo, la figura del Legado se circunscribe al ámbito militar donde es menos llamativa, salvo, quizá, por algún lance particular en donde cobra algo más de relevancia.

 Sus intervenciones sirven para mostrar la otra realidad del ejército, la de los altos cargos que saben que esa es una guerra que va a tener un elevado coste en vidas humanas y que la conquista final de Britania, si es que se produce, aún está lejana.

Sin conjuras políticas de por medio la novela podría haberse convertido en un mero peplum de acción, en las correrías y andaduras de un grupo de soldados en territorio enemigo, obligados a luchar hasta la extenuación. Afortunadamente Scarrow incluye la figura de Boadicea a la mezcla y permite al lector conocer una perspectiva totalmente distinta a la que estamos acostumbrados a ver en la serie.
La guerrera iceni muestra al Imperio Romano como una maquinaria burda y dictatorial que apaga las voces distintas a la suya y despoja a los territorios conquistados de su propia identidad con la consiguiente pérdida cultural. 

En Boadicea el autor muestra la otra cara de la historia, la de los sometidos por el yugo romano, la de la gente que aún asimilada al Imperio nunca lo sintió como tal, la del irredento que espera a que llegue su oportunidad para liberarse y poder recuperar sus costumbres y sus raíces.

La crítica al pueblo romano no es la única y convendría destacar una discursión “tirante” que sostiene Macro con Diomedes, un comerciante griego, quien defiende el mercadeo de productos mediterráneos como forma de lograr adhesionar a los pueblos bárbaros en lugar del innecesario  derramamiento de sangre.

Si el paso de la obra colectiva al protagonista único dinamiza la  novela el cambio de temática dota al conjunto de una mayor profundidad y enriquece al lector.  “Las garras del águila” no es un novelón,  pero si una lectura entretenida, que gestiona mejor la acción que sus antecesoras y que sirve para pasar un rato bastante entretenido.

Para mí un 6,5

viernes, 9 de agosto de 2013

6 cerezas y media


Tuve la suerte de conocer a Juana Aurora Mayoral hace un par de meses. Fue en unas circunstancias un tanto inverosímiles relacionadas con mi trabajo (que tiene poco que ver con el mundo literario) pero esa parte de  la gracia que tiene la vida, siempre dispuesta a sorprenderte.

Desde el primer momento me pareció una persona culta e interesante, de esas que son capaces de hablar casi de cualquier tema y amenizar una conversación. Y, a pesar de haberla tratado muy poco tiempo me ha bastado para darme cuenta de cuán suyo es este libro.

Vaya por delante que a pesar de ser una novela policiaca no creo que sea una novela para adultos, muy a mi pesar,  pero tiene elementos suficientes para entretener y pasar un rato agradable sin complicaciones durante un par de días, sea cual sea la edad del lector. 

Si tuviese que recomendarla creo que lo haría como novela de iniciación para jóvenes. No soy capaz de delimitar edad porque en algún momento de los últimos años he perdido la referencia de lo que es un niño, un chaval o un adolescente. No sé si porque yo cumplo años o porque realmente los chicos de hoy en día llevan un ritmo totalmente distinto al que llevábamos antes.

Que más da si tienen 10, 12 o 14, "6 cerezas y media" es un buen libro para introducirles en el mundo de la literatura y, sobre todo, mostrarles que el mundo policíaco también es una buena alternativa para ellos.  Entretenida, muy fácil de leer, bien escrita y con una trama que podrán seguir sin problemas con alguna sorpresa que ellos no podían prever. 

Hay mucho diálogo, las descripciones son someras y prácticas y los personajes no son exigentes. La trama es entretenida y mezcla la originalidad con cierta simpleza que dan como resultado una lectura interesante para ellos.

Si se es “adulto” la cosa cambia. Los personajes resultan muy planos, hasta superficiales, a la trama le falta algo de solidez y de tensión narrativa y, al menos en mi caso, era evidente quién era la asesina por cómo se estaba desarrollando todo. Algo parecido a cuando ves un thriller policial en la tele y ves a un actor muy conocido en un rol totalmente secundario…fijo, fijo que es el malo. Blanco y en botella… Pero como no esperaba otra cosa desde el principio mi experiencia no ha sido mala. Hasta el punto de que, en un momento dado,  me llegué a plantear si con otro desarrollo, si dirigido a otro público, la misma historia habría merecido mucha más atención.

No quiero terminar este post sin agradecerle a Juana que me regalase este libro y que, además, me lo dedicase. Muchas gracias, Juana Aurora.

Por último, y dado que ya estamos en Agosto, tengo pendiente nombrar novela del mes de Julio. Para mí sin discursión “La estrella del diablo”, de Jo Nesbo, uno de los mejores escritores de novela negra actual y, para algunos (entre los que me incluyo) posiblemente el mejor escritor de novela nórdica de este momento.