jueves, 31 de diciembre de 2015

Fallos, imperfecciones y propósitos de enmienda

Termino 2015 con infinidad de proyectos, mucha ilusión y la misma sensación de prisa y precipitación que me ha acompañado durante todo el año.

Cambios en el trabajo, situaciones personales y familiares que mutan, una casa celosa que ha optado por la reforma, acumulación de trabajo y mala gestión personal del mismo han convertido 2015 en mi particular parque de atracciones, con demasiados altibajos, demasiada poca capacidad de previsión y muchas renuncias.

He postergado cambios esperando que las situaciones se normalicen cuando hace tiempo debería haber aprendido que a partir de ciertos momentos raras son las ocasiones de tranquilidad absoluta y que cuando juntas tu vida con la de otra persona los problemas y situaciones crecen de forma desmesurada porque a veces 1+1=3.. o 4 o 20.

Necesito dejar el coche a un lado y el trabajo al otro, porque en 2015 (y puede que en parte de 2014) he vivido para trabajar y no he trabajado para vivir, que es algo que nunca pensé que me llegaría a pasar.  
En lo que el blog se refiere ha sido algo similar. 

Termino con sensación agridulce, la de haber retomado algo de ritmo leyendo y el de no haber podido hacerlo casi nada en el último mes. El haber elegido mal diez libros... o mejor, el haberlos elegido bien en su momento pero luego no poder elegir cuando leerlos por mi autoimpuesto ritmo de lectura y la proclamación de la elección del mismo.

Se acumulan los libros que quiero leer, autores que quiero recuperar: Andrea Camilleri (de quien aspiro a leer "La banda de los Sacco"), Jo Nesbo (tengo "Murciélago" congelado en la mesilla desde hace demasiado tiempo), Fred Vargas, Petros Markaris (que lleva casi dos años sin pasar por mis manos) y otros, como Fran Santana y sus "niños que ya no sonríen" o "Las alas del dinosaurio" de Sissel-Jo Gazan que quiero probar.  

Me gustaría poder seguir con Bevilacqua y Chamorro para ver como han cambiado en los últimos años, reencontrarme con Neal Carey o con "El cártel" ambos de Don Winslow... en general quiero recuperar el gusto por la novela negra, por la evasión y la comprensión de los distintos entornos sociales, recuperar la sensación de que cuando leo dejo atrás todos los problemas, me aislo y desconecto.

No sólo la novela negra debe volver a mi vida. Quiero que lo haga la nueva fantasía, y estoy dispuesto a probar cosas nuevas, a arriesgar como siempre, sin perder de vista el pasado... ¡¡¡Harry Dresden, cuanto te he echado de menos!!! 

Deposito mi esperanza en autores que conozco y con los que me he reencontrado hace poco, como Brandon Sanderson y en otros nuevos como Leigh Bardugo, de quien espero mucho en su "6 of crows". Deseo que Joe Abercrombie también cumpla con las espectativas tras años oyendo hablar de su obra, espero avanzar en la pentalogía de "Las monarquías de dios" y recuperar a Tanya Huff en la serie de la Confederación.

Pero sobre todo espero mejorar. 

En lo que respecta a quien lee esto, lo que pretendo es mejorar el blog. Fundamentalmente los post. Espero que vuelvan a ser más personales, más míos y menos presurosos. Disfrutar escribiendo, aunque no lo lea casi nadie y saborear los ratos que dedico a este pequeño pasatiempo. También mejorar el aspecto del blog, aunque aún no tengo claro cuán grande será ese salto, porque de todo quizás es lo que menos me agobie. Por encima de todo procuraré que sea más personal, que en algun momento sea capaz de compartir cómo una canción me ha acompañado a lo largo de una semana por algún motivo desconocido o como una película o un episodio de una serie me ha dejado alucinado... en general, espero sentir lo que hago como algo mío.

Y quién sabe, con suerte a final de año poder recuperar la costumbre de las entregas de premios y de trofeos, con algo de criterio y mucho de humor.

Voy cerrando, avisando de que de entrada ya he hecho trampa y uno de los libros que han aparecido ahí arriba está a punto de ser acabado y lo postearé en breve si todo va bien y, que si soy capaz de centrarme, recuperar parte de mis ritmos y de cumplir con las pocas ideas claras que tengo, aspiro a que este año el número de post supere los 35-40 y alcanzar las 10.000 visitas, que están aún muy lejos pero que me parece un objetivo por el que hay que luchar.

Mis mejores deseos para quien lea esto, si es antes de las 00:00 que entres con buen pie en el año nuevo, si es después que lo mejor que te haya pasado este año sea lo peor que puedas esperar del que viene.

Un saludo 

martes, 8 de diciembre de 2015

Fría Venganza, Joe Kurtz 1



Joe Kurtz, exdetective privado, nada más salir de prisión se ofrece a un Don caído en desgracia para encontrar a su contable desaparecido. 

Supongo que ese sería el resumen más aséptico que se podría hacer de la novela, sin desvelar nada pero indicando que estamos ante una novela de corte más clásico que actual, por mucho que Simmons le haya dado un aire mas moderno al no situarlo en principios de los años 20 sino en el momento actual. 

A mí me ha gustado en la medida en que la lectura es ágil, el lenguaje moderno y la acción constante. No hay tantos impases reflexivos del protagonista, sin que haga acto de presencia el ritmo pausado, lento, casi agónico de las obras más clásicas. Es puro entretenimiento y como tal funciona bien si es eso lo que se busca.

Joe Kurtz tiene cierto carisma (aunque también posee algunas lagunas difíciles de justificar porque son demasiadas las veces en las que a este supuesto profesional de lo suyo le pillan por sorpresa), es un tipo curioso aunque apenas muestra ninguna faceta personal ni nada de interés a parte de un gusto por la lectura desarrollado durante su estancia en prisión.

Los personajes que le rodean son bastante arquetípicos, desde el Don caído en desgracia hasta la femme fatale (aunque aquí sin relación personal entre ella y el protagonista); una secretaria que es más madre y banco que compañera laboral pero que quizás de todos es la que mejor sabe donde se encuentra y a qué juega; Dos soplones/asesores que seguramente sean de lo mejorcito que hay en la novela a pesar de que uno de ellos sea un yonqui sin opción a redención y una andanada de malos que se van sucediendo en su intento de acabar con el protagonista.

La acción está bien, no es especialmente pesada y desde luego es bastante realista. No se suceden las luchas con veintisiete mil golpes, donde el resto de la humanidad habríamos quedado reducidos a fosfatina pero ellos no han perdido ni un diente. Son duelos rápidos, bastante honestos en la propuesta y con buen ritmo.

A la novela le falta peso. Es un ejercicio rápido de construcción, utilizando elementos conocidos y su única ventaja es que  agiliza el desarrollo, una velocidad que intenta tapar dos PEROS bastante grandes para aspirar a algo más que a ser un pasatiempo entre novelas "serias", una ausencia total de investigación y ser ligeramente tramposa.

La investigación como tal no existe. Kurtz parece un agricultor que se limita a hacer ruido y zarandear algunos árboles para ver quién aparece. Es, con perdón por la comparación, como si diese a todo el mundo boletos de la feria mientras el se disfraza de patito al que ir a disparar.  Un pim, pam, pum que entretiene pero que no deja de ser extremadamente básico.

Y las trampas... las trampas están ahí. En un par de conversaciones extrañas, que no terminan de entenderse hasta que se llega al final de la novela, en el supuesto punto álgido cuando en teoría todo toma sentido (o así lo cree el autor). Con salvedades me ha recordado a "Operación U.N.C.L.E", la película que estrenaron hace un mes o así, que en un par de momentos pone una música que tapa dos conversaciones, escondiendolas al espectador para tratar de sorprenderle cinco minutos más tarde cuando explican lo que ha pasado. La diferencia es que en sí, la película tenía sentido y sólo faltaban un par de matices que se llegan a explicar con humor, mientras que la novela se guarda el supuesto as en la manga hasta el final, y sólo si te paras a pensarlo a posteriori te das cuenta de que quedan demasiadas preguntas sin responder, porque todo se apoya en un hecho (Joe Kurtz es un tipo brillante) que no se sustenta en su proceder en distintos momentos de la trama.

Para ser lo que es la novela no está mal, discretita pero llega en un buen momento, tras dos lecturas interesantes y en unas semanas de confusión prenavideña, obras en casa, demasiado ajetreo en el trabajo y poco tiempo para disfrutar sentado con un buen libro. 

En ese contexto "Fría venganza" es una buena elección, una obra sin pretensiones que distrae sin exigir mucho al lector y que te permite dejarla a un lado durante un par de días y retormarla sin haber perdido el hilo conductor (lo que en el fondo dice muy poquito de la trama). 

Si Kurtz hubiese sido calvo y lo visten un poquito más, habría sido una de esas pelis de Bruce Willis de los 80-90 entretenidas y sin pretensiones donde lo único que pasaba es que le daban hasta en el carnet de identidad mientras él iba cargándose a los malos para sobrevivir.

Nota: 5,5