domingo, 30 de enero de 2011

Abrázame oscuridad


Cruda, dura, intensa, oscura...son algunos de los adjetivos que asocio a  "Abrázame Oscuridad",  la segunda novela de Dennis Lehane con Patrick Kenzie y Angie Gennaro como portagonistas. Pero ,por encima de todos ellos, hay uno que destaca, "negra". 

"Negra" porque desde el principio, en el que Patrick Kenzie prologa los hechos que se van a narrar, se nos avisa de que estamos ante unos acontecimientos que han marcado la vida del personaje. Nos adelantan que lo que sigue es una tragedia y sin embargo, nosotros seguimos ahí, expectantes, morbosos "voyeurs" de la miseria ajena.

"Negraporque el autor nos quita el privilegio de ser meros observadores. Lehane profundiza en sus personajes, narra sus sentimientos y su pasado, cuenta sus miedos y sus ansiedades, nos hace partícipes de sus alegrías y sueños. Hasta tal punto logra identificarnos que cuando llegan a "la" encrucijada moral, entendemos lo que les mueve a comportarse e incluso respaldamos las decisiones que adoptan, por mucho que seamos conscientes de la dudosa moralidad de su actuación.

"Negra" porque pone nuestro mundo del revés y consigue que un maltratador y alcohólico nos agrade o que, al menos en mi caso, un personaje como Bubba sea "entrañable". 

"Negra" porque posiblemente todos los personajes sean, de una forma o de otra, "víctimas".
"Negra" porque contrapone hasta tal punto a los personajes que acaba con las coartadas que podamos plantear para justificar los actos de unos o de otros. Si la genética es determinante para justificar nuestros actos, si "de tal palo, tal astilla", ¿cómo es posible que Patrick Kenzie y Alec Hardiman sean como son? y si el entorno es la clave, ¿cómo es posible que muchos de los personajes (Patrick, Angie, Bubba, Phill, Kevin, Alex Hardiman) provengan del mismo barrio, se hayan criado juntos y sin embargo hayan salido tan distintos?

"Negra" porque hasta en el comienzo del epílogo se pone de manifiesto lo miserable que puede llegar a ser el ser humano.

"Negra" porque cuando uno termina de leerla y vuelve a mirar las dos primeras páginas del libro descubre que no sobraban en absoluto, que no eran un mero recuerdo con el que el escritor adornaba la novela, sino un aviso para navegantes.

A mí, me ha encantado.