sábado, 25 de julio de 2015

No nos dejan ser niños

Comencé antes de ayer la mañana con una noticia de periódico que hablaba de la aparición de brotes racistas, con la quema de refugios para inmigrantes y la aparición de cabezas de cerdo, en zonas rurales de Alemania.

Inmediatamente me vino a la mente Henning Mankell, o mejor aún, "su" Kurt Wallander y "Asesinos sin rostro". La novela que comenzaba la serie y que ya en los 90 nos sorprendía mostrando brotes racistas con comportamientos similares en esa Suecia idílica que en mi cabeza era un lugar idílico y paradisíaco ejemplo de lo que debería ser el "Estado de Bienestar".

Después vinieron el resto de novelas de la serie, autores como Stieg Larsson, James Thompson, Leif GW Persson... y toda esa imagen de bonanza y estado perfecto terminó de saltar por los aires. Pero sin Mankell nada de eso habría pasado.

Algo parecido me pasa cuando leo alguna noticia sobre México, la fuga de los líderes de los cárteles de las prisiones, la violencia en las calles y el control de las ciudades...o el trailer de la película "Sicario".  es entonces cuando me encuentro con el recuerdo de Don Winslow y su "El poder del perro"... y por algún extraño motivo siempre pienso en Estados Unidos y en lo que ha permitido o ha consentido (porque en su política hay de todo por activa y por pasiva)  en ciertos países en Centroamérica.

¿Y Petros Markaris qué? ¿Hay alguien que pueda cuestionar que este autor ha sido capaz de avisar, explicar y narrar la situación económica en Grecia, el antes, durante (y ojalá el después) de la misma y los distintos componentes que han tenido que ver en la misma.

Y es que, a veces, la literatura ilustra, enseña, explica o, simplemente, focaliza pone el foco la atención del lector sobre diversas problemáticas éticas, sociales, políticas y culturales.

Aunque no todas. Otras son más entretenimiento. Con un punto de mira más reducido, centrado en ámbitos familiares o personales. Menos descriptivas, menos detallistas y con mucha menos trascendencia real para el lector. Entretenimiento y distracción por encima de lo demás. 

En ese tipo de literatura englobaría a "No nos dejan ser niños". Una novela ligera, de lectura rápida, que centra su trama en la aparición de una asesina en serie en Menorca.

He leído en algún blog que María Medem, la protagonista, se asemeja a "la" Erika Folk de Camilla Lackberg. Para mí la diferencia que media entre las dos es tan abismal que la comparación es hasta insultante. Demasiado naive, demasiado visceral, demasiado influenciada por sus fobias personales, Medem se centra desde el principio en cuadrar sus sospechas de quién puede ser el/la asesin@, adaptando los hechos a sus creencias. Hasta el punto de que llega a ser reconvenida.

Está lejos también de la serie de Cesar Pérez Gellida (mucho más seria y trabajada). Aquí los personajes son mucho más ligeros, mas de andar por casa (quizás por eso gusta, porque podríamos ser cualquiera de nosotros) pero son tratados con simplicidad, sin entrar en detalles, esbozados y, hasta cierto punto, caricaturizados, perfilados tan sólo a grandes rasgos, estereotipos y clichés que aportan poco.

De fondo Menorca, de la que sí se ofrece algún dato interesante pero poco más. Ni los profiler aportan nada nuevo, ni los expertos son una cosa increible ni la protagonista tiene carisma. Su suegra algo más. Una viborilla de altura. Una tocanarices profesional... el único punto curioso de la trama. El resto es un collage de muchas otras cosas vistas anteriormente y ninguna tratada con la profundidad exigida.

Quizás por eso, porque ni ella misma se empeña en convertir su obra en algo que no es, la novela entra bien, aunque no aporte nada. Una pequeña pausa entre lecturas mucho más densas, exigentes e interesantes.

Nota: 5

P.D: Para los que quieran sentir algo trepidante propongo dos trailers: "Sicario" y "Suicide Squad" (que si se acerca a la versión animada del año pasado "Assault Arkham Assylum", la cosa promete y mucho.  Y para los románticos otro trailer que promete "Before we go" con un sorprendente Chris Evans sin el traje del Capi América  puesto.