martes, 25 de julio de 2017

Las ovejas de Glennkill


Tras un par de novelas que me dejaron sensación de leído-releído-y-visto-mil-veces hace un par de semanas opté por arriesgarme con un experimento, probar una novela de investigación llevada a cabo por ovejas.

El objetivo, dar con algo distinto que me permitiese salir un poco de la monotonía habitual o de las fórmulas más convencionales y, si era posible, reírme un rato, porque asumí (puede que erróneamente) que en las páginas de este libro encontraría más de un comentario gracioso que amenizase una tarde.

¿Lo conseguí? Sólo en parte. 

He podido leer algo distinto y curioso, lejos de lo que suele pasar por mis manos pero apenas he sonreído, quizás porque su autor nunca pretendió que ese fuese el objetivo de su novela.

Leonie Swann se aproxima en esta lectura a lo que hizo (o también intentó) Mark Haddon hace unos cuantos años con "El curioso incidente del  perro a medianoche", escribir una historia distinta que nos ponga en el "pellejo" de alguien que no percibe el mundo como nosotros.

Haddon utilizó un niño autista, Swann ovejas. Ninguno llevó a sus personajes a las zonas comunes y se agradece. 

En el caso de Maple, Mopple The Whale y compañía son ovejas, se comportan como tal y, lo más importante, aunque entienden nuestra lengua y lo que comunicamos, no son capaces de comprendernos y entender más allá de la literalidad de las cosas, porque su mundo no es el nuestro.

La novela, que tiene algún punto curioso (como la visión de las ovejas del alma), se dedica a contrastar dos situaciones y realidades distintas, la que nosotros como lectores comprendemos/deducimos por los fragmentos de conversación e incidentes que tienen los animales en sus encuentros con distintos humanos y la que ellas, con una visión del mundo totalmente distinta, perciben.

El contraste es curioso y peculiar, debería (como consiguío Haddon con su novela) mostrarnos las limitaciones y condicionantes que conforman nuestra cotidianidad y mostrarnos "desde fuera" con la mirada de quién nos mira sin juzgar y con otros valores presentes.

En todo eso la novela está muy bien, es lo suficientemente curiosa y aporta algo como lector, que cuando comienza la lectura sólo tiene una visión, "la de las ovejas", que son quienes conocen a los distintos "humanos" que aparecen en la historia y termina la trama con un conocimiento distinto al de ellas porque los acontecimientos narrados muestran cosas que los pequeños animales no son capaces de entener y valorar en su justa medida.

Pero para mí hay peros y condicionan mucho la reflexión final sobre la novela.

Empezando porque no me he reído como esperaba (pero eso es en parte culpa mía) y terminando por el tono general de la novela, que es bastante lúgubre y apagado. Así que no ha sido lo que buscaba precisamente cuando pensaba en "arriesgar", si bien he de reconocer que en todo momento han tenido que lidiar con la imagen/recuerdo de la oveja Shawn, con cuya película disfruté y cuya sombra se ha cernido siempre sobre la pobre Miss Maple y sus compañeras.

Y es que, en contraste con las protagonistas de Nick Park,  a las ovejas de esta historia, a todas ellas (quizás con la excepción de Mopple The Whale), les falta algo de chispa.

No ayuda la narración, que es demasiado pausada, y una trama que tiene más de narración contemporánea, sin más, que ese de "misterio" que usan muchas páginas para describirla. 

Es una novela de corte social que centra el foco de la historia en una comunidad, sus secretos y dinámicas internas y un difunto lleno de claroscuros, siempre visto/analizado desde la óptica de unas protagonistas que no comprenden los vericuetos del ser humano.

Sin ritmo que acompase la lectura, ésta se hace larga (con un par de pasajes que se eternizan un poco) y la lectura acaba siendo algo menos apetecible de lo que sería deseable (o de lo que buscaba) en un periodo estival que parece llamar más al disfrute banal y al despendole que a la introspección crítica sobre la naturaleza humana.

Valoración: está bien. Por desgracia ni me ha dado lo que buscaba cuando la escogi ni ha llegado a dar lo que creo que podría haber alcanzado teniendo en cuenta los mimbres iniciales.

Eso sí, me parece una experiencia distinta que se puede afrontar en esos momentos en que uno busca un cambio, eso sí, siempre que lo haga sin pretensiones.


miércoles, 19 de julio de 2017

Las chicas del rosario - Jessica Balzano y Kevin Byrne, vol. 1


Comentar "Las chicas del rosario" resulta complicado cuando hace tan poco que pasó por aquí "El caso Birdman", novela con una construcción similar, con señuelos y fintas que quieren jugar con nosotros pero que ofrece poco más. No muy distinta en algunos aspectos a, por ejemplo, "El cirujano" de Tess Gerritsen.

Los tres son ejemplos de novelas de batalla. Se leen bien, bastante ágiles y hacen que pases un rato entretenido sin complicarte mucho la vida. 

Entre ellas pequeñas diferencias, la más significativa, lo desagradable que puede ser en un momento la narración por la tropelía de turno que tiene que cometer el asesino en las distintas víctimas. Valorando sólo eso la menos agradable de leer con diferencia es la novela de Mo Hayden, que es muy explícita y muy dura en alguno de sus pasajes. 

La historia de la novela de Montanari se mueve en el umbral de muchas de las novelas de finales de los 90, donde se remarca el carácter deleznable del comportamiento del "malo" de turno pero sin entrar en la explicitez de las historias que se cuentan en los últimos años, que, como las noticias, tienden a ser cada vez más sensacionalistas, buscando provocar impacto y repulsión en el espectador.

En ese contexto, "las chicas del rosario" ofrece una mayor sensibilidad dentro de que los hechos que narra no son agradables.

La aparición de un periodista sensacionalista en la novela trae al recuerdo, "El poeta", la novela de Michael Connelly con la que guarda una semejanza difusa, pero carece del empaque y la trascendencia de las historias de Connelly, que siempre escribe con una mirada más amplia, explicando el momento social en que discurre la historia, al menos en lo que se refiere a la situación de las fuerzas del orden .

La mirada de Montanari es mucho más limitada, habla de un par de policías (que podrías ser investigadores, periodistas o meros curiosos lanzados a desvelar un misterio) y añade alguno más en el grupo de investigación pero con roles eminentemente secundarios.

Es evidente que esta novela no está en el mismo rango que las grandes del género pero su creador la dota de un par de elementos que la individualizan lo suficiente como para situarle un paso por delante del resto de medianías, con una trama secundaria lo suficientemente llamativa como para captar nuestra atención y una buena pareja de protagonistas.

La historia paralela, un conato de venganza/represalia, sirve para rellenar los momentos de la investigación principal que no aportan nada, esos silencios que en otras novelas se hacen eternos y tienden a sacarnos un poco de la trama. Aquí eso no pasa, entretenido en ver qué será lo que sucederá al final y qué tipo de final le dará el autor a la historia.

Por otro lado, Balzano y Byrne son personajes solidos y, en algún momento, potentes (especialmente Byrne). Escrita hace tiempo prescinde de los escarceos amorosos o la la tensión sexual no resuelta que se apoderó del género a mediados de la década pasada (da igual el formato que se usase: televisión, libro o cine) y, como lector, se agradece el cambio.

La colaboración/relación entre ellos es de respeto, entre una novata en la Brigada de Homicidios y un veterano que pasó la línea de la legalidad hace algún tiempo de la mano de su compañero, en un intento de llevar descanso, paz y justicia a las víctimas que iban conociendo en sus investigaciones.

Lo demás son pequeñas intenciones e ideas que en esta historia se enuncian pero no tienen apenas desarrollo (como el singular don de Byrne) y habrá que ver si tienen desarrollo en las que continúan la trama o se quedan en un mero elemento circunstancial. Matizar, por si alguien ha leído en algún sitio sobre el citado "don", que la serie no tiene pinta en ser una alternativa viable a los amantes de Charlie Parker, el personaje de John Connolly.

Por gusto personal y estética mi sensación es que Montanari es el autor que he leído hasta el momento más próximo a ofrecer algo solido dentro del género del thriller con asesino en serie, después, eso sí,  de James Patterson, con quien comparte la proximidad al blockbuster palomitero en versión papel.

Valoración: me ha gustado, apoyada en dos personajes que dan cierto brillo a la trama, aunque no sea como para volverse locos.

lunes, 17 de julio de 2017

Dauntless - The lost fleet, vol. 1



Me gusta mucho la Ciencia-Ficción pero no soy especialmente devoto de la Space Opera, que, para lo mucho que me gusta visualmente, en novela me parece que, en general, le falta bastante atractivo. Tiende a aburrirme, a resultarme monótona y carente de gracia.

Sin embargo Jack Campbell consiguió crear una novela interesante, amena y con algún elemento distinto que ha hecho que en conjunto me haya resultado atractiva y no se me haya hecho pesada.

Me ha gustado el planteamiento mesiánico de fondo. La lucha de un hombre contra la imagen idealizada que se ha construido sobre (una ficción) de su persona, y los problemas que supone para él tener que vivir/enfrentarse a esa sombra.

"Dauntless" no es "Dune", no tiene su carga de profundidad ni es tan visual y espectacular pero ofrece una visión distinta de la situación y durante la mayor parte de la narración asistimos a los denodados intentos del "Almirante" John Gueary por reconstruir su flota y mantener su autoridad contra todos aquellos que no creen en él, en quién no encuentran el héroe que rememora la Alianza.

En ese sentido el libro en conjunto está bien. Le falta algo de ritmo en algún momento, incluso se ralentiza durante alguna reflexión personal, pero es bastante realista y va aportando elementos distintos a la historia (como la posible presencia de una tercera entidad, ajena a la Alianza y el Sindicato, en el universo) y hace reflexionar o pensar sobre distintos aspectos de la humanidad, como su ansia guerrera y la pérdida de valores, moral y honor.

Su gran aliciente es el aporte realista de las batallas. Estamos acostumbrados a Star Trek, a Star Wars, a tener la sensación de que todo se ve como lo veríamos a través de la luna de un coche, que todo se mueve a la misma velocidad y que lo que vemos se produce en tiempo real. 

Jack Campbell construye su historia partiendo de una premisa lógica, si las naves se mueven más rápido que la velocidad de la luz y las distancias son abismales, la imagen que percibimos y lo que detectan los sensores siempre va por detrás de la realidad, por lo que en una batalla (y en los cálculos previos) es imposible saber exáctamente lo que está pasando y todo se desarrolla gracias a la capacidad de anticipación y de improvisación, con la incógnita siempre de si lo que estamos haciendo responde a la realidad o a una presunción errónea que condenará a la flota al fracaso.

Es un planteamiento que yo no había visto antes y que me parece novedoso y real. La construcción y recreación de las batallas que realiza, las dudas del Almirante, los problemas para reaccionar y adaptar situaciones en tiempo real, me parece que aportan mucho a la historia (aunque hay alguna coletilla, como la de que no me enteraré de que alguien a entrado en el Sistema hasta pasadas un par de horas, que acaba siendo demasiado recurrente).

La pena es la pérdida de información durante las batallas. La confrontación. con formaciones que se realizan y desempeñan en tres dimensiones, apenas puede ser narrada de forma plástica y se pierde parte de la belleza y plasticidad de la lucha. Incluso para la imaginación a veces es difícil ser capaz de diseñar/entender/comprender el conjunto de lo que se está explicando. Es en esos momentos donde el deseo de ver la historia en el cine gana enteros para poder comprender mejor el desenlace de la confrontación. El problema es que en pantalla grande probablemente perdería parte de la magia y el encanto del papel, de la parte mesiánica y del proceso interno del protagonista.

De los personajes poco que decir. Están bien, quizás les falta un poco de carisma a varios pero supongo que parte de su comportamiento viene marcado por la sombra de "Black Jack", que se cierne sobre John Gueary y en una primera novela eso condiciona todo el desarrollo. 

Desjany, la capitán del Dauntless, apunta maneras y los duelos dialécticos y morales del Almirante Gueary con Victoria Rione están bastante bien, algo parecido pasa en los pocos momentos en los que aparece Caraballi, la máxima responsable de los marines de la flota de la Alianza. Sin embargo, en el entorno cerrado de las naves espaciales donde la aridez y monotonía de los escenarios no aporta nada y el peso de la trama recae casi íntegramente en los personajes, a éstos les falta algo de chicha que llevarse a la boca.

"Dauntless" es más Space Opera que "Star nomad", por ejemplo, la otra novela de Ciencia-Ficción que ha pasado por aquí últimamente. La novela de Buroker tiene algo más de estética Steam Punk, un deje más de aventuras, que esta otra que tiene una mayor estética militar y una reflexión más acorde con el concepto de ciencia-ficción que recuerdo y busco de vez en cuando, con temáticas y planteamientos que dejan margen a la reflexión.

Valoración: Me ha gustado. 

Fuera del mundo literario, poco nuevo que contar...

En música, quizás el "Malibú" de Miley Cyrus (quién me iba a decir a mí algo así...)

"The catch", "Billions", Stan Lee´s Lucky man, Covert affairs (season 2), terminando la primera de Daredevil, y acumulando mil proyectos e ideas que no hay forma de afrontar con días de 24 horas.

miércoles, 12 de julio de 2017

Hexed - The iron druid chronicles, 1


Una de las sensaciones más desagradables que conozco es el de "la promesa incumplida", la espectativa creada (muchas veces es un problema propio y no de quién la origina, todo sea dicho) que no llega a realizarse y que se queda estancada en ese "ufff, si es capaz de dar lo que promete realmente puede ser algo tremendo" y que se quede en un "¿alguna vez llegará a dar el salto definitivo?".

"Hexed", medido en esos términos,  está más próxima a la segunda, o mejor, cuando arranca te deja pensando ilusionado en que estás en la primera hasta que te das cuenta de que algo parecido sentiste con la primera novela y que 300 páginas después no ha ido a más.

Es un strike one en toda regla para Kevin Hearne, no porque la novela esté mal (que no lo está) sino porque en este libro pierde un poco del voto de confianza y la capacidad para reivindicarse como una de las grandes alternativas del género, es más, por primera vez hace que dude si llegará a dar el salto que lo sitúe entre los indispensables o si se quedará en esa zona intermedia del "cógeme si quieres un rato agradable, porque no estoy nada mal, pero no me pidas más porque por mucho que me des besitos seguiré siendo un sapito".

Lo que me duele es la sensación de similitud con la primera entrega, no llega a ser un copy paste pero tampoco te hace sentir el frescor de la novedad. Lo que aportaba el autor en la presentación de la serie sigue ahí, pero lo hace sin avanzar, estancado en la fórmula que le permitió triunfar pero sin asumir nuevos riesgos. Y eso duele.

Me gusta la mitología nórdica y la celta, he leído algo, cotilleo cuando puedo y siempre me ha llamado la atención. Como la griega (la romana no, que es un poco más de lo mismo con nombres cambiados) y no me importaría aprender más de cultura de los indios americanos. Todo eso aparece en la novela pero nada acaba de recibir un tratamiento más allá del meramente superficial y, si bien en la primera novela con eso me bastaba y me sobraba, en la segunda me resulta insuficiente. Mimbres tiene el universo de Hearne para arrasar en todos los frentes, con pinceladas que esbozan diversidad, originalidad y cultura, pero tras dos entregas sigue siendo eso, un mero boceto, sin que la imagen esté terminando de cobrar vida y mi miedo es que al autor le valga con permanecer en esa zona donde es evidente que se desenvuelve muy bien.

No sólo ha habido un parón en el desarrollo del universo, también pasa con los personajes, que se quedan bastante estancados en los contornos de la primera entrega, sin dar ningún paso adelante que ofrezca algo nuevo. Con la ligera excepción de la viuda MacDonagh, que al principio de la novela ofrece una de las pocas grandes incorporaciones de la historia, y el único aporte novedoso a la trama, el resto de protagonistas se quedan estancados en el status de la novela original.  Oberón sigue siendo divertido y alegre pero acapara mucha atención para aportar poca novedad salvo algún comentario gracioso a modo de chascarrillo. Granuaile pierde parte de su encanto, ya sin el misterio y el secreto de la primera novela y se convierte en un mueble más durante esta entrega, sin mostrar un crecimiento real que indique/vaticine el cambio que vendrá. Leif y los hombres lobo no aportan nada nuevo y parte de su embrujo y de la ilusión generada en la lectura anterior se desdibuja quedando como meros comparsas y las brujas del Aquelarre de Tempe, salvo un par de momentos visuales, tampoco dejan nada más.

Mentiría si dijese que la sensación cuando terminas la novela es de que está mal. Ni mucho menos. Y no es una novela pesada, en absoluto. Es una historia que está bien, que se lee con ritmo, con confrontaciones desde las primeras páginas y  las luchas (que se suceden con bastante continuidad), crean una lectura muy dinámica y entretenida, pero siempre con la sensación de que algo parecido ya lo has leído antes y con poca chicha que llevarse a la boca.

Leí una crítica que se ensañaba con la reiteración que Atticus da al uso del lenguaje y las continuas disputas entre seres antidiluvianos sobre las distintas construcciones y la evolución del mismo. Para mí eso es lo de menos, quizás porque me gusta el lenguaje, la gramática y aprender cosas nuevas, quizás porque de alguna forma me parece un pensamiento curioso y lógico que no siempre se tiene en cuenta cuando se habla de criaturas centenarias. Y sí, abusa un poco del tema, pero no es nada serio.

Más importante es la crítica que se centra en el rol secundario de los personajes femeninos. Muy limitados y, por ejemplo la Morrigan o Granuaile, aparecen más referenciadas como una distracción visual que como un componente básico de la historia. En eso se diferencia mucho de otros autores, como el ínclito y muy mencionado Jim Butcher, que desde sus primeras novelas otorga roles significativos a varios personajes femeninos (Susan Rodríguez, Karin Murphy) y los hace cambiar, evolucionar y ser contrapunto de su compañero protagonista. Atticus no tiene contrapunto en la trama y eso pesa en la historia.

Particularmente lo que más me preocupa es que Hearne repita fórmula. No hay nada especialmente nuevo que llevarse a la boca. Sí, hay un rabino algo peculiar, que además va acompañado de un representante de la Iglesia (aquí acaba cualquier parecido con un chiste malo) y un momento con la Virgen María bastante curioso, pero son pequeños detalles que en el conjunto de la trama no dejan una huella significativa ni cambian la percepción de lo que se lee.

Tengo la sensación de que no se explota todo lo que el universo que ha creado podría llegar a ofrecer. Amaga, deja indicios, añade alguna pincelada, pero no exprime el conjunto y, salvo el ya citado momento de la Virgen María (que me parece un planteamiento original y trabajado), el resto es más de lo mismo, incluidas las referencias a Thor y la misma argumentación que en la primera historia al por qué no se le puede tocar y a la existencia de distintas versiones (comiquera incluida) de la deidad nórdica.

Mi sensación es la del niño quien visita a su tía, le enseñan un jardín descomunal, lleno de retos, recovecos, secretos, historias por descubrir, etc... y cuando se dispone a lanzarse a la aventura le dicen "No, no, no, noooo...tienes que jugar en estos dos metros cuadrados, con este columpio como mucho y siempre al alcance de la vista".

El universo del Druida de Hierro es, potencialmente, uno de los más curiosos que hay ahora mismo a nivel de fantasía y sin embargo se queda siempre en la misma zona, sin mostrar/explotar el resto. A Hearne parece que le vale y le satisface, a mí me deja a medias, siempre esperando algo que no termina de llegar.

Es más, han pasado unos días desde que terminé la novela y pervive en mí la sensación de que la historia es algo inconexa, una confusión/profusión de encuentros con una serie de enemigos/rivales/desafíos, que leídos de forma aislada a modo de relato corto funcionan muy bien pero que en conjunto quedan algo inconexos, como episodios sueltos de una serie de temporada larga que sólo en alguno de ellos muestra un hilo conductor del conjunto y deja una sensación de collage variado de ideas y conceptos (algunos muy novedosos, otros bastante menos) que no terminan de funcionar bien en conjunto, convirtiendo la zona de Tempe en una reminiscencia de "La boca del infierno de Sunnydale" de Buffy, la cazavampiros, con cierta irregularidad en el tratamiento y episodios/momentos bastante potentes (como la lucha en el jardín de la viuda MacDonagh) con otros más de cubrir el expediente.

Valoración: me ha gustado. ¿Después de toda esta chapa, te ha gustado? Sí, eso era fijo, pero ha perdido puntos desde "Hounded", se ha desinflado un poco y mis espectativas están bajando a "lectura cómoda" no a "novelón que te pasas". El post habla de los peros, de la insatisfacción generada por el algo más que no ha llegado y no de las cosas buenas, que son similares a las de "Hounded". Simplemente en esta novela Kevin Hearne se ha estancado un poco.

viernes, 7 de julio de 2017

Una trampa para cuervos - Vera Stanhope, vol. 1


Ann Cleeves es una escritora británica a la que llegué por algún comentario sobre su serie situada en la Isla Shetland y decidí empezar siguiendo el orden cronológico, por la de Vera Stanhope.

Buscaba/quería/esperaba una novela de corte social ubicada en una zona rural de Gran Bretaña, con la esperanza de dar con algo que me enseñase cosas nuevas sobre la región y acabé con una variante más de "Cozy Mistery", que no está mal, pero que aporta más bien poco.

Me parece una novela sin grandes pretensiones, bien montada y curiosa pero que no da tampoco para mucho más. Creo que ha sido adaptada a la pequeña pantalla, algo entendible. Es coger la novela y tener la sensación es que está creada y construida con ese objetivo. 

Su lectura es cómoda, no puedo decir que sea muy ágil porque hay varios cambios de personaje (con salto temporal incluido) que cortan el ritmo y aportan poco pero si es fácil de leer y da más pereza sentarse a leerla que la lectura en sí.

Se construye de una forma peculiar, con cuatro narraciones que se suceden, cada una con varios capítulos, que llevan desde el momento inicial (el suicidio de una mujer en una pequeña hacienda) al presente (la investigación de una segunda muerte, esta sí, un asesinato) transitando por los días intermedios a través de la mirada de distintos personajes (todos ellos mujeres) a los que (o las que) conocemos con algo más de detalle (se nos muestra cómo llegaron al trabajo y situación actual, así como el cómo y el qué las define).

Los tres (ampliemos a cuatro personajes) que protagonizan la narración (Rachel Lambert, Anne Preece, Grace Fulwell y Vera Stanhope) tienen cierto interés cuando comienza cada una de sus historias pero, salvo Anne Preece y de forma muy limitada, lo van perdiendo conforme se diluyen en su propio universo, al ser condenadas al olvido por su creadora, que se limitada a usarlas para contar "su" parte de la historia, para luego desentenderse de ellas y relegarlas a un segundo (y casi tercer plano). 

Al final sólo sobrevive con algo de peso el personaje de Vera  con peso vera en la narración y aún así tiene muy poco peso,  con el lector acaba más inmerso en la investigación del suicidio de Bella Furness (personaje que sólo aparece en 3 páginas con vida, pero que acaba por comerse  a todos cuantos pasan por la historia) que en la segunda muerte, cuya víctima no provoca nada en el lector.

La parte rural está bien y la confrontación y movimientos para ver si una mina puede/debe ser explotada a costa del medio ambiente o no, recuerda un poco a "Tierra Prometida" que protagonizó Matt Damon en 2012, pero, por desgracia, la cuestión medioambiental no es tan poco el foco principal y parte de lo que podría aportar a la trama se queda en el tintero.

Da la sensación de que "Una trampa para cuervos" es mucho menos de lo que podría haber sido si Ann Cleeves hubiese querido hablar de todo aquello que aparece en la historia pero se limita a crear un entorno que actúe como escenario, sin más, y acaba por ir desdibujando el conjunto metiéndose/narrando historias nimias, sin peso específico,  que alargan la novela de forma innecesaria y no generan la tensión que seguramente esperaba al introducirlas. 

En conjunto está bien pero se hace larga, no termina de despertar el interés por ninguno de los distintos frentes y acaba, con tanto cambio y confusión, por generar cierto desapego hacia lo que se está leyendo, distanciándonos de la historia y los personajes y convirtiendo todo en un conjunto bastante frío.

Como serie de televisión británica, con 5-6 episodios, actores con carisma, las mil batallitas personales  y un buen efecto de fondo seguramente de mucho juego, como novela, tal y como está planteada.

Valoración: Está bien, sin más.

martes, 4 de julio de 2017

No está solo


En las comparaciones se menciona a Lemaitre y Dicker por el éxito que han tenido y la forma en que irrumpieron en el mercado. Creo que es importante señalar que, ante todo, es una equiparación que tiene más que ver con el éxito comercial que con cuestiones literarias.

He leído "No está solo" y no he podido quitarme otros dúos literarios del género negro:
  • Franck Sharko y Lucie Hennebelle, personajes creados por Franck Thilliez
  • Lincoln Rhyme y Amelia Sachs, de Jeffery Deaver
  • Valentina Negro y Javier Sanjuán, de Vicente Garrido y Nieves Abarca
  • Unai López de Ayala y Alba, de Eva García Saez de Urturi
Lo fácil,  quedarme en la idea de que estamos ante novelas (o series de novelas) construidas alrededor de dúo de protagonistas, uno con un componente más físico, otro más "intelectual", cuya interacción/confluencia acaba por generar un entendimiento único que les sitúa en "otro plano", pero dejar las cosas ahí sería reducir la esencia de todas ellas (y la novela de la que hablo) a un plano bastante simple (más propio de una buddy movie) cuando, con la salvedad de Jeffrery Deaver, hay más similitudes aunque no sean evidentes y puedan creer sensaciones contradictorias.

 La comparación con Deaver es quizás la más sencilla. Superficial quizás, más allá de la idea básica de un asesino en serie perseguido por investigadores. Su aportación fue la creación de un binomio atípico, con  dos personajes "dañados" (fórmula que también se ve en Dazieri) que se instrumentalizan para suplir las carencias del otro y conseguir llegar, de esa forma, a buen puerto. 
 
Las tres series europeas comparten un elemento común en sus tramas, la violencia. Hilo conductor de todas y cada una de sus historias, variando en el origen de la misma.

Franck Thilliez suele hablar de ese tema, en sus distintas manifestaciones, en todas sus novelas y en alguna de ellas, como "El síndrome E", con un trasfondo y en términos similares. Sus historias hablar de personas, sentimientos y violencia, navengando entre la novela de corte social y la de batalla con asesino en serie. Genera debate, plantea dudas y habla, por encima de todo, del ser humano y lo que lo define.

El duo formado por Garrido y Abarca habla de muchas cosas, con distintas problemáticas, pero, como Thilliez, construye las historias entorno a la violencia, la que muestran sus asesinos y la que se plasma en el comportamiento de muchos otros de sus personajes.

 Hay, al menos en la primera entrega de su serie, "Crímenes exquisitos", un elemento común con "El silencio de la ciudad blanca" de Saez de Urturi, la idea de la violencia como algo que se transmite y pasa de generación en generación, un mal endémico difícil de extinguir porque se perpetúa con una facilidad asombrosa entre quienes la han padecido y no han conocido otra cosa en su vida. Víctima y agresor se muestras

En el episodio noveno de Daredevil, durante una conversación entre un párraco y el protagonista, es el eclesiástico quién le hace ver a Matt Murdock que por desgracia, cuando uno se convierte en ejecutor (por buena que sea su causa), acaba por generar y aumentar el daño causado en el tejido social que se transmite como una honda expansiva incontrolable e irrefrenable que cambia y muta lo que toca, llenando las vidas de cuantos rodean a víctima y agresor de dolor, daño y pesar.

Garrido, Abarca y Saez de Urturi plasman en susnovelas algo parecido, mostrando lo que, por desgracia, es el día a día de nuestra sociedad donde la víctima se convierte en agresor pues la violencia es el único lenguaje que consiguen utilizar para expresarse y liberar lo que llevan dentro. 

Dalzieri consigue aunar algo de todos ellos para crear una historia que permite reflexionar sobre distintas formas de violencia, conductas adquiridas y condicionadas, lo que nos hace ser quienes somos pero sin parecer un copy paste, construyendo un todo bastante homogéneo y trepidante, con un ritmo frenético y un estilo narrativo sencillo que no omite temas como el silencio institucional, la mala praxis en las distintas instancias y estamentos de la sociedad, mostrando como todo tiene una lectura distinta dependiendo de en qué lugar nos situemos a la hora de mirarlo pero dándole al lector, generando un interés constante por saber qué va a pasar y terminando en un climax final que deja todo a punto para la segunda entrega.

Valoración: Me ha gustado. Eso sí, me ha faltado algo de Colomba, demasiado a la sombra de Dante y de todo el peso y atención que acarrea durante la novela. En ese sentido probablemente sea el duo más descompensado de todos aquellos que han sido tratados en este post.