viernes, 16 de marzo de 2018

Maderos - Jack Taylor, vol. 1


Hace cosa de unas semanas un compañero me habló de una serie que estaba viendo. Era antigua, corta y tenía como protagonista a un expolicia, ahora detective privado que se pasaba el día bebiendo. Decía que la actuación de Iain Glen era muy buena y que le estaba gustando tanto que se estaba planteando buscar los libros en los que estaba basada.

Como soy un culo muy inquieto me adelanté y me puse a buscar por todos los sitios hasta dar conla primera de las novelas.

Creo que si soy sincero sería justo decir que ni por el título ni por la portada le habría dado una oportunidad, pero como soy de esos kamikazes que cuando ve un trailer de película que le llama la atención y descubre que es adaptación de una novela corre a por ella antes de ver la película ante la presunción (a veces equivocada) de que la novela siempre será mejor, no dudé en hacerme con el libro.

No puedo extenderme mucho porque sería ser injusto con la novela que si tiene algo de entrada es su brevedad y la capacidad para contar una historia diferente en un espacio bastante decente de hojas, sin alargar más de la cuenta y sin dejar cabos sueltos.

Se trata de una novela cruda, directa e incómoda, donde el alcohol está omnipresente y con un protagonista hundido en la miseria. Así le conocemos y, por desgracia, pase lo que pase en el libro, mejor, lo que se dice mejor, no le dejamos.

Como novela negra de investigación creo que vale lo justito. No es ese su punto fuerte y la trama en ese sentido es bastante directa y cómoda para el escritor. Si por mi fuese creo que podría ser más una novela costumbrista o social que novela negra pero dado el cariz que siempre hay de fondo, la psicología del personaje y ciertos comportamientos a lo largo de la novela prefiero ponerle la etiqueta donde mucha más gente la va a clasificar.

Como lectura, género a parte, me produce cierta ambigüedad, la verdad.

Por un lado no me ha resultado una novela negra que como tal aporte, como se deduce de mi comentario previo. He leído otras mucho mejores incluso muuuuuuchas otras mejores o iguales más gratas de leer. En ese sentido como lectura de investigación, social o negra te deja bastante poco de recuerdo.

Otra cosa es Jack Taylor. Su construcción y la forma en que Ken Bruen nos arrastra al mundo de la adicción, la desesperación y la tristeza es, de alguna manera, cuando menos reseñable. Otra cosa es que como lector resulte una lectura grata (para mí no lo es) y que su personaje acabe resultando para quién le observa un pobre desgraciado sometido a infinitos vaivenes. 

La manera en que su creador construye un personaje autodestructivo al que parece que la vida pone mil y una trabas para que no pueda dejar atrás su sino es desgarradora y la lectura, breve en el número de páginas se acaba haciendo ardua para quien no disfrute del proceso.

En esta parte tengo de nuevo una dualidad, como lector neutro me parece reseñable la capacidad de alguien para construir una situación tan desesperanzadora y tan "injusta" sin tapujos ni cortapisas. Como persona en busca de evasión (y con una clara sensibilización hacia las cuestiones del alcoholismo) me ha resultado hasta cierto punto claustrofóbica la manera de sumergirte en una novela para hablar de un tema que personalmente te repele y que, sin embargo, una vez que la empiezas acaba haciendo que no la abandones hasta el final.

Se trata de una dualidad que a día de hoy aún mantengo, incapaz de decidir si leeré la segunda entrega o no, convencido desde el principio de que las desdichas de Jack Taylor no han hecho más que comenzar y que montarse "en su carro" es aceptar seguir a un personaje hacia su destrucción en un proceso lento, constante e inexorable.

A la hora de valorar el resultado tengo el mismo problema. 

Por gusto, es decir, por la probabilidad de que me haya satisfecho lo suficiente y vaya a recurrir a la siguiente entrega para distraerme y evadirme me sitúo mas en un "no lo sé pero creo que no", que se traduciría en  un "No me ha gustado".

Por la forma en que se construye y el conjunto de emociones que me ha hecho sentir (no estando el rechazo hacia la lectura entre ellas por mucho que me moleste), debería decir que está muy bien si estás dispuesto a pagar el peaje.

Quizás por eso lo voy a dejar en un "Está bien", que la califica como una lectura bien construida y un autor a tener en cuenta pero con la distancia propia de quién ha leído la historia sin sentir placer con ello.

Valoración: está bien.

En otros ámbitos:  El otro día pude ver "Amor a la siciliana", que es cualquier cosa menos una película romántica. 

Crítica durísima a la realidad italiana, a la mafia y a forma en que Estados Unidos contribuyó a que se asentase como forma de gobierno. Con algo de "humor" y un guión que aún hoy sigo buscando si ha escrito o se ha inspirado en Andrea Camilleri de alguan forma.


viernes, 9 de marzo de 2018

Rosy and John - Serie Camille Verhoeven, Vol. 3


Pierre Lemaitre es, sin discusión, la gran incorporación a mis preferencias literarias en el último par de años.

Directo, conciso, con una capacidad increíble para construir historias que te tocan a pesar de que intentas mantener la distancia recordándote que se trata "simplemente" de un libro.

En menos de cien páginas (una longitud que para muchos sólo sirve para introducir a los personajes) el autor francés construye una historia triste, cargada de emoción y con tintes trágicos que le sirve para mostrar  la catadura moral de la clase dirigente de cualquier país (sea o no desarrollado) y el conjunto de palmeros que les acompaña, la incapacidad de los seres humanos para escuchar por encima de sus prejuicios e intereses y la frustración de quién vive su trabajo con respeto y a riesgo de perder un poco de su humanidad cada vez cque se ve obligado a intervenir para evitar una desgracia.

Verhoeven es, posiblemente junto a Harry Hole, uno de los personajes más tristes y complejos que existen en el panorama literario actual, coincidiendo, además, sus creadores en la idea de procurar una descripción minimalista de sus protagonistas, dejando que sean los hechos y sucesos los que los perfilen ante nuestros ojos. p.

El caso del personaje francés es el más marcado de todos. Parco, introspectivo, inquieto y emotivo, tener a Camille como Cicerón en el mundo de Lemaitre (que por desgracia es el nuestro también) es someterse a un pequeño castigo, consciente (tras haber leído varias novelas suyas) y culpable, donde ejercemos de voyeristas impasibles ante las desgracias e infelicidades de un personaje que  trata de ayudar y  que, como los protagonistas de las tragedias griegas, siempre ve como no alcanza su objetivo acumulando mayor frustración y una sensación de insatisfacción y tristeza que siempre acaba repercutiendo de forma solidaria en el lector.

"Rosy and John" se construyó como una historia breve por entregas para poder leer en dispositivos no diseñados precisamente para la lectura o, al menos, poco propiciatorios para conseguir una lectura 100% satisfactoria.

Quizá por eso el conjunto es conciso, directo, carente casi de descripción (o al menos realizándola con silencios y situaciones, escamoteando las palabras) pero no priva en ningún momento al lector de disfrutar de un texto literario único, leíble en apenas 2 horas que como lector tratas de alargar y dilatar lo máximo posible sólo para no tener que salir de la historia.

Y, como sucede en "Irene" y "Alex" un final difícil, que no creo que deje indiferente a nadie, por mucho que quizás en esta entrega es en la que resulta más sencillo entrever hacia donde se dirigen todos los personajes.

Valoración: Me ha gustado

P.D: Pocas novedades, quizás la única reseñable sea Alice Mertón y su "No roots", el resto... más de lo mismo.