jueves, 25 de julio de 2013

No existe sabiduría. Relatos

Cualquiera que siga el blog sabrá que no soy amante de los relatos cortos y aún menos de las colecciones.

Es cierto que siempre hay alguna excepción que confirma la regla pero son contadas. Normalmente o se trata de relatos con un mismo protagonista (por ejemplo algunas de las historias de Sherlock Holmes), o son historias con una temática o un entorno común o porque son la obra de un escritor que me gusta.

Esta última combinación es, de las tres, la más arriesgada porque no todos los buenos autores son capaces de llevar con brevedad y concisión sus obras. El año pasado, por ejemplo, pasó por aquí “El déspota adolescente” de Lorenzo Silva, y no me terminó de gustar. A lo mejor es que no me gusta tanto Lorenzo Silva, como Ruben Bevilacqua pero tras la lectura de su colección de relatos me quedé con la sensación de que le habia faltado… algo, su toque.

Algo totalmente distinto me sucedión con “Un caso del Comisario Jaritos y otros relatos clandestinos” de Petros Markaris, una colección emotiva, humana, bien llevada que reflejaba la realidad social griega y mostraba la difícil situación de ciertos colectivos dentro de la misma recordando siempre el estilo y el sentir de Petros Markaris y eso que Jaritos sólo salía en un relato y dos páginas de otro mal contadas.

“No existe sabiduría” es de Gianrico Carofiglio y eso para mí es sagrado, lo que no quita para que no me parezca una obra “redonda”. Puede que si el orden las historias hubiese sido distinto mi valoración también hubiese cambiado (para mejor), porque aunque en todos los relatos se nota ese toque amargo/triste/resignado que caracteriza a Carofiglio, falta ese toque esperanzador que caracteriza los finales de muchas de sus obras.

En cuanto al tono y a la forma en que está escrito esta colección de relatos me parece mas próxima a “El silencio de la ola” que, por ejemplo, a “las perfecciones provisionales”, quizás porque es una obra más plural, quizás porque en la última está Guerrieri y eso cambia la percepción de la obra…

De las historias me quedo con “Ciudades” un relato bello y conmovedor que me arrancó una sonrisa y con “Informaciones sumarias en Bogotá” que muestra una parte de la dura realidad colombiana.

A continuación incluyo un pequeño comentario sobre las distintas historias:

No existe la sabiduría: Un encuentro sorprendente en un aeropuerto, donde dos personas con nada en común y mucho que perder encuentran un punto en común durante un breve instante de su vida.

Vigilias: Un relato que habla de las miserias humanas y como el qué dirán puede acabar con una buena obra.

Entrevista a Tex Willer: Hasta que no he mirado en Internet no sabía si se trata de una entrevista a un personaje “real” de ficción o si se trataba de una conversación con un amigo invisible. Irreal, ocurrente y con algún golpe gracioso.

Giulia: Una historia que nunca pensé que pudiese ver escrita por Carofiglio. Sólo por eso merece la pena.

Mona Lisa: La desaparición de una niña sirve para que conozcamos la complicada que puede llegar a ser una investigación cuando todo está llamado a salir mal.

Ciudades: Para mí habría sido un grandísimo broche a la colección. Un encuentro en un aeropuerto y en el vuelo posterior a Madrid. La ternura comprimida en muy pocas páginas.

Informaciones sumarias en Bogotá: La desaparición de una cooperante de Médicos sin Fronteras sirve para mostrar la realidad de Colombia y la difícil (y complicada) situación en la que se desenvuelven quienes intentan ayudar en la zona..

El maestro de bastón: Ni frío ni calor, salvo quizá por el final. La historia sobre un niño que empieza a alcanzar la madurez durante un verano lejos de casa.

La paradoja del policía: De todos los relatos, posiblemente el “más” Carofiglio. Una entrevista a un policía que muestra la realidad de la labor policial (en todas sus variantes) mostrando, sin pudor, algunos de los grandes problemas del sistema.

La doble vida de Natalia Blum: Una historia triste en la que vemos como lo que comienza siendo un “tira y afloja” de un editor con una posible escritora acaba en un drama humano cuando este entiende la realidad de lo que sucedía realmente.

Obligado a dar una puntuación porque lo hago así últimamente, creo que sería un 7, aunque, como he dicho antes, hay contrastes.

Para mí es una lectura interesante, lo que no tengo claro es que económicamente compense pero eso ya va en función de los gustos de cada uno. En mi caso es que “Es Carofiglio”.

jueves, 18 de julio de 2013

Taltos - The Vlad Taltos serie (vol. 4)


“Taltos” es una novela prescindible, al menos esa es mi valoración dos semanas después de haberla terminado.

Tenía intención de venderla como un buen “entremés”, un aperitivillo veraniego previo a algún festín posterior más sabroso (como “la estrella del Diablo” de Jo Nesbo) pero la realidad es que se queda muy corta y aporta muy poco a los seguidores de la  serie.

Quien haya seguido el blog sabrá que Steven Brust tiene una serie con un humano como protagonista, Vlad Taltos, un Jhereg y jefe de una banda criminal, especializado en asesinatos y que sus novelas son ligeras, fáciles de leer y entretenidas pero sin que se pueda decir que son “para tirar cohetes”. Su gran baza es el precio si lo encuentras en bolsillo o si das con una oferta en la que agrupen varias, su hándicap su brevedad y su levedad.

Las tres primeras novelas: “Jhereg”, “Yendi” y “Teckla” me gustaron. No es que me volvieran loco pero eran un entretenimiento poco exigente e incluso novedoso. Su construcción casi teatral, con poco desplazamiento físico y mucho diálogo las hace  una lectura amena. 

Si “Jhereg” contó con el efecto sorpresa, con el reclamo de ser la primera novela, “Yendi” se aprovechó de una trama muy entretenida, llena de apuñalamientos, incidentes y piques en una lucha encarnizada por aumentar el poder. “Teckla”, la mas madura de las tres, tocaba temas interesantes como la segregación y  los cambios dentro de la pareja. En general libros normalillos que, en función del momento en que se fuesen leyendo y del precio de compra, podían llegar a resultar interesantes.

Con “Taltos” la situación es distinta. Está mejor escrita que las dos primeras pero es una especie de “Flashback”, quizás sea más correcto decir que es una “precuela”, que explican la situación en que se encuentra Vlad cuando comienza “Jhereg”.

Esto no tiene que ser malo pero sí debería determinar el modo de proceder del lector. Cunado uno mira en la wikipedia descubre que hay dos listados para esta serie, el que aparece determinado por el orden en que se escribieron las novelas y, por otro lado, el del orden recomendado de lectura. Yo, que soy muy terco (y a veces un poco zoquete) , hace un par de años opté por seguir el orden de publicación haciendo oídos sordos a cualquier otro posible criterio.

Posiblemente fue un error y sea un elemento determinante en mi valoración de esta obra. Tras haber leído las otras tres novelas, “Taltos” pierde parte de su gracia porque ya se sabe como van a acabar las dos historias. El lector ya no es parte de la trama porque sabe cómo va a acabar la historia y queda reducido a ser un mero mirón que asiste, sin tensión alguna, a una serie de sucesos desprovistos de interés.

En la narración fragmentada de la que se compone “Taltos” el lector asiste al proceso de transformación de Vlad, al que vemos pasar de la infancia a la madurez a través de una serie de momentos puntuales que determinan su destino pero también presenciamos el momento en que conoce a Morrolan y Sethra Lavode así como su relevante papel en el renacimiento de Aliera (todos hechos ya apuntados en novelas anteriores). 

La única novedad (y no justifica la lectura del libro) es una tercera narración que, se alterna con la otras dos salpicando la trama con cánticos y rituales mágicos que sólo son explicados al final de la obra.

Si soy sincero ésta me parece una novela prescindible a la que le falta tensión para enganchar al lector pero, como he dicho antes, estoy condicionado por la elección en el orden de lectura.

 La historia de la resurrección de Aliera me parece totalmente prescindible y aporta muy poco (por no decir nada) a la serie. 

La adquisición del título Jhereg y el nombramiento como cabeza de la banda de Vlad es algo más  interesante pero no justifica en modo alguno la compra de la novela.

“Taltos” es material de biblioteca, de librería de segunda mano o, forzando un poco, de pack con otras novelas de la serie, salvo, quizás, que quien la tenga no haya leído las novelas anteriores. En ese caso puede que la cosa cambie pero esa es una situación que yo ya no voy a poder experimentar haga lo que haga así que…

Para mí es un 5.

lunes, 15 de julio de 2013

La estrella del diablo - Harry Hole, vol. 5


Tras una temporada sin postear por motivos que no viene al caso me he encontrado con ganas, tiempo e interés  suficientes para buscar un hueco y volver a hacerlo.

Por tiempos le tocaría el turno a “Taltos” de Steven Brust, que finalicé hace un par de semanas pero tendrá que esperar su turno pues he decido saltarme el orden habitual (Primero leído primero comentado) y quedarme con “la estrella del diablo”, la quinta entrega de la serie protagonizada por Harry Hole, escrita por Jo Nesbo.

Hago la diferenciación entre los dos, personaje y autor, porque es la simbiosis entre los dos la que convierte estas novelas en algo maravilloso. Como lo son las obras de Lehane con Patrick Kenzi y Angie Gennaro,  las de Deon Meyer con Mpayipheli o las de Franck Thilliez con Sharko, para mí los cuatro mejores exponentes de la novela negra actual.

Harry Hole es un personaje que no lo ha tenido fácil en España. Las dos primeras novelas de su serie no se han publicado traducidas todavía y el lector se ve obligado a montarse sobre la marcha en “Petirrojo”, quizás por eso la novela más “floja” de las tres (lo que no quita para que sea una buena novela). 

En las dos siguientes, con el poso previo de la tercera, el acercamiento a Hole es más sencillo, sus aristas se van limando y el personaje cobra una entidad y un empaque que en un primer momento no parecían posibles. 

Humano, íntegro, solitario y creíble, las cuatro grandes características de un hombre atormentado por distintas pérdidas personales que le han marcado y le han condenado, lanzándole, al comienzo de esta quinta entrega, a los brazos del alcohol.

Hole, como Sharko, Mpayipheli o Kenzi, es un personaje tridimensional, alejado del hieratismo de los protagonistas de los años 60-70 e incluso 80 o de otros personajes contemporáneos como Harry Bosch o Myron Bolitar. 

Un personaje estoico y sufrido, pero también cambiante, en constante evolución. Obligado a enfrentarse a sus miedos y a situaciones que le llevan al límite. Incapaz de superar el trauma de la lesión de su hermana y el asesinato de su compañera, Hole es un hombre en plena espiral autodestructiva hasta que un productor de musicales le pide que encuentre a quien ha secuestrado (¿y matado?) a su mujer.

Pero “La estrella del diablo”, como pasó con “Némesis”, es mucho más que Hole. Es un conjunto de tramas e historias que se entrecruzan para mostrar al lector una imagen amplia de los sucesos que, durante un periodo limitado de tiempo, acontecen a una serie de personajes. 

Una novela donde todos tienen su momento y donde el lector se ve atrapado por el enorme atractivo de la narración. No es cuestión de descubrir quién y por qué está llevando a cabo el asesinato sistemático de varias mujeres en Oslo sino de ver/sufrir a Harry cuando es obligado a trabajar, codo con codo, con Tom Waaler, el hombre que bajo el apodo de “El Príncipe”, es el cabecilla de una red de tráfico de armas, responsable, entre otros, del asesinato de Ellen.

Es esa confrontación/relación entre los dos la que marca una novela entretenidísima que es preferible leer del tirón para no perder la referencia de los distintos personajes. Con una trama muy difícil de predecir, el peso de la obra recae en Hole pero no obvia el importante papel que los personajes están llamados a tener en la historia. 

Tan absorto en el tete de force entre los dos antagonistas el lector no se fija en pequeños detalles que Hole recupera al final para explicar el proceso deductivo que le lleva a dar con el asesino. Pero, incluso en ese momento, la atención y la tensión de la novela se sitúan en otro punto, en esa confrontación anunciada durante varias novelas y que en el final de ésta se produce.

“La estrella del diablo” es un 9 en la escala “hoguerística”. Y no es un 10 porque esa es una nota que creo que voy a reservar para novelas autoconclusivas, que ponga con su  final a la historia. Afortunadamente el final de esta serie todavía está lejos.

Esta quinta entrega lo tiene todo para gustar: es una obra redonda, intensa, bien llevada, que va in crescendo durante todo su “metraje” hasta alcanzar el clímax en su momento final. Tiene amor, dudas, intriga, tensión e incluso (o inevitablemente) amargura. Cuenta con un personaje con el magnetismo que despide Waaler y con la inquietud y la incertidumbre de las sombras que se vierten sobre la institución policial y cuantos los componen. ¿Quién forma parte de la red?¿hasta qué estamentos llega la corrupción policial? ¿Quién está enterado del asunto?¿es Waaler la punta del iceberg?¿si hay un “Príncipe” es que hay un “Rey”?

Jo Nesbo es un autor capaz de construir un gran thriller sin  persecuciones ni juego de luces, sin argucias argumentales ni giros efectistas, sólo necesita su pluma (o su máquina de escribir o su ordenador), un gran personaje, buenos y entrañables secundarios (como Beate) y ese poso de bilis que rezuma la realidad y que sólo unos pocos saben utilizar para construir sus novelas.

Pero:…para mí ninguno. Ni larga, ni corta ni fría ni pasada. Una obra redonda y muy bien llevada.

Lo mejor: Que Harry siempre crece, que cambia, que evoluciona y sorprende pero nunca pierde la coherencia. Y, por supuesto, que la serie continúa.

Premio del Mes de Junio: con bastante retraso pero el premio a la novela que más me gustó el mes pasado es para "Un soplo de aire fresco" de Don Winslow.

P.D: intentaré enmendarme y en las próximas semanas recuperar el ritmo y suplir, además, la sequía que ha padecido el blog, aunque para ello tenga que postear en algún momento entre semana.