lunes, 15 de julio de 2013

La estrella del diablo - Harry Hole, vol. 5


Tras una temporada sin postear por motivos que no viene al caso me he encontrado con ganas, tiempo e interés  suficientes para buscar un hueco y volver a hacerlo.

Por tiempos le tocaría el turno a “Taltos” de Steven Brust, que finalicé hace un par de semanas pero tendrá que esperar su turno pues he decido saltarme el orden habitual (Primero leído primero comentado) y quedarme con “la estrella del diablo”, la quinta entrega de la serie protagonizada por Harry Hole, escrita por Jo Nesbo.

Hago la diferenciación entre los dos, personaje y autor, porque es la simbiosis entre los dos la que convierte estas novelas en algo maravilloso. Como lo son las obras de Lehane con Patrick Kenzi y Angie Gennaro,  las de Deon Meyer con Mpayipheli o las de Franck Thilliez con Sharko, para mí los cuatro mejores exponentes de la novela negra actual.

Harry Hole es un personaje que no lo ha tenido fácil en España. Las dos primeras novelas de su serie no se han publicado traducidas todavía y el lector se ve obligado a montarse sobre la marcha en “Petirrojo”, quizás por eso la novela más “floja” de las tres (lo que no quita para que sea una buena novela). 

En las dos siguientes, con el poso previo de la tercera, el acercamiento a Hole es más sencillo, sus aristas se van limando y el personaje cobra una entidad y un empaque que en un primer momento no parecían posibles. 

Humano, íntegro, solitario y creíble, las cuatro grandes características de un hombre atormentado por distintas pérdidas personales que le han marcado y le han condenado, lanzándole, al comienzo de esta quinta entrega, a los brazos del alcohol.

Hole, como Sharko, Mpayipheli o Kenzi, es un personaje tridimensional, alejado del hieratismo de los protagonistas de los años 60-70 e incluso 80 o de otros personajes contemporáneos como Harry Bosch o Myron Bolitar. 

Un personaje estoico y sufrido, pero también cambiante, en constante evolución. Obligado a enfrentarse a sus miedos y a situaciones que le llevan al límite. Incapaz de superar el trauma de la lesión de su hermana y el asesinato de su compañera, Hole es un hombre en plena espiral autodestructiva hasta que un productor de musicales le pide que encuentre a quien ha secuestrado (¿y matado?) a su mujer.

Pero “La estrella del diablo”, como pasó con “Némesis”, es mucho más que Hole. Es un conjunto de tramas e historias que se entrecruzan para mostrar al lector una imagen amplia de los sucesos que, durante un periodo limitado de tiempo, acontecen a una serie de personajes. 

Una novela donde todos tienen su momento y donde el lector se ve atrapado por el enorme atractivo de la narración. No es cuestión de descubrir quién y por qué está llevando a cabo el asesinato sistemático de varias mujeres en Oslo sino de ver/sufrir a Harry cuando es obligado a trabajar, codo con codo, con Tom Waaler, el hombre que bajo el apodo de “El Príncipe”, es el cabecilla de una red de tráfico de armas, responsable, entre otros, del asesinato de Ellen.

Es esa confrontación/relación entre los dos la que marca una novela entretenidísima que es preferible leer del tirón para no perder la referencia de los distintos personajes. Con una trama muy difícil de predecir, el peso de la obra recae en Hole pero no obvia el importante papel que los personajes están llamados a tener en la historia. 

Tan absorto en el tete de force entre los dos antagonistas el lector no se fija en pequeños detalles que Hole recupera al final para explicar el proceso deductivo que le lleva a dar con el asesino. Pero, incluso en ese momento, la atención y la tensión de la novela se sitúan en otro punto, en esa confrontación anunciada durante varias novelas y que en el final de ésta se produce.

“La estrella del diablo” es un 9 en la escala “hoguerística”. Y no es un 10 porque esa es una nota que creo que voy a reservar para novelas autoconclusivas, que ponga con su  final a la historia. Afortunadamente el final de esta serie todavía está lejos.

Esta quinta entrega lo tiene todo para gustar: es una obra redonda, intensa, bien llevada, que va in crescendo durante todo su “metraje” hasta alcanzar el clímax en su momento final. Tiene amor, dudas, intriga, tensión e incluso (o inevitablemente) amargura. Cuenta con un personaje con el magnetismo que despide Waaler y con la inquietud y la incertidumbre de las sombras que se vierten sobre la institución policial y cuantos los componen. ¿Quién forma parte de la red?¿hasta qué estamentos llega la corrupción policial? ¿Quién está enterado del asunto?¿es Waaler la punta del iceberg?¿si hay un “Príncipe” es que hay un “Rey”?

Jo Nesbo es un autor capaz de construir un gran thriller sin  persecuciones ni juego de luces, sin argucias argumentales ni giros efectistas, sólo necesita su pluma (o su máquina de escribir o su ordenador), un gran personaje, buenos y entrañables secundarios (como Beate) y ese poso de bilis que rezuma la realidad y que sólo unos pocos saben utilizar para construir sus novelas.

Pero:…para mí ninguno. Ni larga, ni corta ni fría ni pasada. Una obra redonda y muy bien llevada.

Lo mejor: Que Harry siempre crece, que cambia, que evoluciona y sorprende pero nunca pierde la coherencia. Y, por supuesto, que la serie continúa.

Premio del Mes de Junio: con bastante retraso pero el premio a la novela que más me gustó el mes pasado es para "Un soplo de aire fresco" de Don Winslow.

P.D: intentaré enmendarme y en las próximas semanas recuperar el ritmo y suplir, además, la sequía que ha padecido el blog, aunque para ello tenga que postear en algún momento entre semana.



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