martes, 13 de septiembre de 2016

La chica que llevaba una pistola en el tanga


Cuando escribo sobre una novela negra suelo matizar, sobre todo últimamente, que se trata de una novela bastante blanda o que tiene un corte más social o... hoy no puedo decir eso, "La chica que llevaba una pistola en el tanga" es una novela muy, muy negra.

Como obra me parece que tiene cosas interesantes, es muy rápida (tanto su trama como su lectura), es muy fácil de seguir, la forma en que está escrita agiliza el ritmo de la lectura y la forma en que está planteada hace que te sumerjas en la misma de forma irremediable a pesar de su dureza (que hay y mucha).

Cuando descubrí que Nacho Cabana había sido guionista temí encontrarme con una novela que tuviese más de guión que de libro, orientada a una adaptación cinematográfica a corto plazo que en la pantalla tuviese sentido pero en papel careciese de unidad. Mis miedos eran infundados.

La narración es coherente, se sigue bien y es lineal. Hay descripción, la justa, ceñida a lo que es, dos historias que suceden en muy poco tiempoy en el que poco i mportan aspectos colaterales que no aportan nada a la narración. 

Los personajes son nítidos. No son complejos ni enrevesados, son creíbles, reales y ceñidos a sus tramas, al momento y ambiente en el que trabajan y se desenvuelven. Cuestiones triviales, que en ocasiones amenizan la lectura, desaparecen para que la narración tenga un ritmo muy vivo, con mucho movimiento y la descripción justa de cada uno.

Cuatro protagonistas llevan el peso de la novela con dos historias distintas que de forma funesta acaban por cruzarse y las pequeñas irrupciones de personajes secundarios sirven para dotar a la novela de una serie de elementos que le dan empaque, unión y credibilidad.

No es una lectura apta para todos los públicos. Si fuese una película habría un +18 en la esquina superior derecha, es más, es una novela sólo para aquellos que estén dispuestos a aceptar una realidad tan cruel como veraz.

Quienes hayan leído "El ángel rojo" de Thilliez pueden entender de lo que estoy hablando, la realidad más sórdida aparece mostrada de una forma sencilla pero honesta, sin recrearse pero sin obviar lo que está pasando en el momento actual.

Es una lectura muy dura no sólo por lo que lees sino porque la narración no acontece en el tercer mundo. Aquí no visitamos Tailandia, estamos en España, en la capital, y vemos que muchos de esos personajes siniestros con gustos retorcidos y todo el engranaje mercantil ilegal que lo rodea también tiene cabida en nuestras calles. Y lo digo yo que no sólo conozco las localizaciones del centro que utiliza en una persecución sino que transito alguno de los pueblos por los que transcurre parte de la trama en sus compases finales.

...Y al final te das cuenta de que tienes los pelos como escarpias y la sensación de que podría ser, de que no existe ningún lugar "seguro" en el que esas cosas no pasen y que realmente no conocemos a las personas que nos rodean.

Como lector me ha gustado bastante. 

Me gusta su ritmo, la frescura de los diálogos y la familiaridad con los lugares por donde se mueven los personajes. 

El estilo es directo pero hilvanado, la trama no te suelta y lo he agradecido

Estaba en medio de la lectura de omnibus de dos novelas de fantasía y necesitaba coger un poco de aire. Sorprendente como en apenas 3-4 horas de lectura Nacho Cabana ha conseguido traerme de vuelta a la realidad, sumergirme en su universo y hacer que conjuras palaciegas, luchas intestinas y duelos de espada parezcan lejanos y no una lectura de antes de ayer.

Como persona... como ser humano (que hay veces que no sé si todos entendemos lo mismo por cada uno de estos términos)

Me sorprende la capacidad del escritor para mostrar los lados más oscuros y recónditos de nuestra sociedad.

En una novela con prostitución, trata de blancas, pedofilia, violaciones y violencia, tiros, mafia... lo que más me sorprende es su capacidad para recrear el pensamiento y sentir de la gente joven en su día a día (como muestra los cuatro párrafos con los que finaliza un tiroteo situado hacia la mitad de la novela, en donde con cinco personas fallecidas alrededor la gente que queda en la zona piensa en cualquier cosa banal o pueril pero no en lo que ha sucedido). No es la novela la que da miedo, es la sociedad que retrata.
 
La realidad de México está muy de moda: la situación que se vive en el país, la violencia contra las mujeres, la corrupción política, las mafias, la prostitución las muertes constantes... Y sin embargo leerlo en esta novela es muy distinto a hacerlo en un artículo de un periódico, ver como la gente lo acepta y asume como parte de su vida, como algo que está ahí pero que asumen que va a pasar a su lado sin mancharles ni tocarles, como si las cosas malas sólo pasasen a otras personas y el hecho de ignorarlas fuese a servir para que desaparezca. Es cautivador y aterrador a la vez, hasta el punto de que, junto a la reflexión posterior al tiroteo mencionado arriba, el pensamiento de Itzel que le lleva a obviar los peligros de la situación por las que atraviesa su vida me sorprenden e impactan tanto o más que la violencia más explícita del libro.

Otra cosa que me ha llamado la atención, aunque tiene un carácter más personal, es como la situación es tan del día a día y es tal el flujo constante de noticias similares con tintes tan abrumadores que  en los momentos en donde los excesosos policiales que se narran y la actuación al margen de la legalidad son claramente flagrantes la parte de mí que siempre se ha encendido al leer cosas parecidas esta vez ha permanecido casi callada, esperando un castigo final a ese proceder pero aceptando de forma alarmante que para vencer a un gran mal a veces hay que... y eso da miedo. ¿En qué sociedad vivo si cada vez dudo más sobre si a veces el fin justifica los medios?

Pequeña pero matona, impactante,  directa, rápida (pero no liger), honesta y algo abrumadora. Creo que todo eso define esta obra que pasará bastante desapercibida pero que debería tener un pequeño hueco en la biblioteca de todos nosotros aunque sólo fuese para ver si realmente mueve algo en nosotros. 

Como para gustos colores me falta quizás algo de lo que le sobra a "El poder del perro", un poco más de empaque, aunque es una presunción que puede ser equivocada porque lo mismo perdería parte de su esencia.

Por todo ello o a pesar de...

Valoración: Me gusta

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