lunes, 12 de septiembre de 2016

La isla de los cazadores de pájaros - Trilogía de Lewis, 1




Más próxima a la novela costumbrista que al thriller negro, "La isla de los cazadores de pájaros" ha sido una de las lecturas que más me ha sorprendido en lo que va de año. Para ser lo más justo posible añadiré que dentro del género negro.

Cierto que en este 2016 van unas cuantas novelas que me han causado una grata impresión, que me han llamado la atención por el tipo de planteamiento o por la forma en que se desarrollan pero hay muy pocas que me hayan sorprendido cuando he ido con una idea preconcebida sobre las mismas, un mal hábito que por más que lo intento no consigo quitarme.

Cogí el libro esperando una de esas novelas que han surgido en la última década aprovechando el despegue de la novela nórdica, con tramas más o menos similares (variando la ambientación ) y aspectos poco novedosos.

Durante la lectura me encontré con algo diametralmente opuesto, más próximo a una novela de corte costumbrista, descriptivo de la sociedad y entorno de la isla que de la novela negra de investigación. Una novela de personas (más que personajes) y no tanto de pruebas e indicios y, por eso, distinta.

Pienso en ello y acude a mi cabeza Dolores Redondo y su trilogía del Baztán. Veo similitudes en la idea, más que en el fondo y en la forma. Son obras descriptivas, que te cautivan porque muestran el día a día de mucha gente, el de la tierra donde se desenvuelven, entornos que por su propia tipología marcan el carácter y la forma de actuar de sus habitantes.

Es una visión peculiar y distinta de todo cuanto rodea a la novela que surge de la intimidad con el entorno de quién lo conoce y trata, no de quién ha estado allí como un mero turista, pero con la perspectiva de quién no es nativo y tiene la opción de haber crecido y haber conocido otra forma de hacer las cosas, otra naturaleza y otra sociedad.

En eso me recuerda a "Ángeles en la nieve" de James Thompson pero quizás con una visión más amplia, más global y más completa de la sociedad que trata sin que por ello se pierda la parte introspectiva de los personajes.

Profundizar el porqué ha triunfa en mí Peter May donde otros (los citados Thompson y Redondo) no me han hecho enloquecer puede tener muchas explicaciones, algunas tan básicas como que tal vez llegaron en un momento en el que no estaba yo por la labor pero creo que eso es simplificar mucho.

Me gusta la forma en que se acerca a la sociedad de la pequeña isla, abarcando todos los aspectos pero haciéndolo sin que seas consciente de la recreación que está llevando a cabo. La Isla de Lewis crece ante tus ojos de forma exponencial, no desde un atlas implantado en la primera página sino con las pinceladas que van impregnando la narración.

La prosa influye, me gustaría creer que la del original, pero la que valoro finalmente es la de la traducción a cargo de Toni Hill. 

Un lenguaje distinto y único, con ritmo propio, que la diferencia de otras muchas traducciones que se puedan leer actualmente. No me refiero a que sea una traducción rigurosa (no dudo de que todas lo son), hablo de que tiene alma, , que es rico en su forma y, además, cautivador.

Los personajes están completos, muy lejos de los maniquís que muchas veces adornan las narraciones para crear bulto y aumentar los metrajes y de los estereotipos que aparecen con enorme facilidad en los tiempos que corren. Aquí todos tienen un peso porque su "padre" los dota a todos de pasado y es uno que nos permite llegar a construir su presente con un trasfondo. Los adjetivos sobran, no hace falta entrar en el detalle, porque la intimidad de cada uno de ellos la construímos a través de las distintas vivencias que pasan ante nuestros ojos.

Con pasado una tierra baldía parece un reino lejano de fantasía y sus habitantes los vecinos que podríamos haber tenido de haber nacido en otro lugar.

La narración no es lineal, como no lo sería el pensamiento de ninguno de nosotros si regresásemos al lugar en el que hemos crecido y vivido las primeras dos décadas de nuestra vida. Cuando el detonante llega, el recuerdo aflora, y nos sumergimos en los recuerdos y vivencias de Flin, el protagonista último de la novela.

"La isla de los cazadores de pájaros" es una novela que habla a través de un cadaver de la muerte, pero no sólo de la física, también de la de la inocencia de toda una generación, de una cultura y de una forma de entender la vida, de la llegada de la madurez , de decisiones que cambian toda una vida, de los lugares recónditos que habitan en la memoria y el corazón de cada uno y de esa extraña capacidad que tiene el cerebro para para amortiguar el dolor y el sufrimiento a través del olvido.

Peter May habla de todo esto durante toda la novela consiguiendo que no seamos consciente de que lo está haciendo hasta las últimas páginas. Por más que creemos saber las respuestas hay parte que aparece por sorpresa, que vivimos con el protagonista y que nos hace entender que en este viaje eramos pasajeros y no conductores y que hemos ido por dónde y cuando nos han llevado, sin tener opinión ni voto, cautivados y cegados por la narración, olvidando quizás que toda historia contada por su protagonista es el resultado de sus recuerdos y vivencias, no la realidad contada de forma aséptica y objetiva.

Decir más sería hacerle un flaco favor a su creador así que...me quedo con que por una vez tengo al alcance una serie negra con número limitado de entregas y todas publicadas, lo que me va a permitir ponerme con "El hombre sin pasado" en unas pocas semanas y terminarla con "El último peón", si todo va bien y es posible, antes de fin de año. Pero antes me quedan otras cosas por hacer o que leer.

Nota: me gusta mucho.

Otros temas...

En vacaciones he leído mucho y he escrito poco por aquí. Espero ponerme al día en los próximos días.

He andado mucho y visto poco en televisión  y cine, eso sí, he disfrutado con la última de Bourne, aunque sospecho que más movido por la nostalgia que por la novedad de una propuesta que perdió parte de su gracia con la sucesión de entregas y con argumentos que, en el fondo, están demasiado presentes en muchas novelas actuales.

Y he comido... aunque no es un placer que me vuela loco procuro disfrutar de alguna cosa que me sorprenda de vez en cuando y darme algún capricho. Me gustan mucho las tartas de queso y no me vale cualquiera. Si a ti también te gustan y quieres probar una muy buena y con una presentación totalmente distinta, no dejas de parar por "Somera" en Laredo para probar la suya (eso sí, comprueba que haya disponibilidad que yo tuve suerte) y ya que vas, no dejes de ver el atardecer en alguna de las calas de Cantabria, no hay muchos espectáculos tan bonitos, si el día está despejado.

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