miércoles, 2 de noviembre de 2016

Me llaman Halcón Negro



Con una portada llamativa y con ritmo vivo se presenta esta incursión de Isabel Quintín, joven escritora colombiana, en el mundo de la novela negra.

La sucesión de encuentros y disputas, órdenes, contraórdenes y cadáveres acumulandose en la oficina del forense hacen que las páginas discurran a buen ritmo, entreteniendo y cubriendo, por la velocidad de la narración, los huecos e inconsistencias que aparecen en la trama.

Dos tramas se suceden en la historia, una lucha personal de "El halcón negro" (afamado miembro del cuerpo de lucha colombiano contra las redes de armas y narcotráfico) contra el responsable de la red en cuestión y la investigación por parte de uno de sus hombres de las muertes de varias prostitutas, proxenetas y usuarios de las primeras, que van apareciendo en tandas de tres con pocos días de diferencia, en un radio de acción muy limitado y con distintas formas de ejecución.

El planteamiento inicial es cautivador, interesante y llamativo ya que, sobre el papel, ofrece la posibilidad de trasladarnos a Colombia, conocer sus cuerpos de intervención, los problemas de las redes de narcotraficantes y el tráfico de armas, las conexiones europeas y la figura de los testaferros mientras la adrenalina se dispara con la persecución de un asesino en serie.

El pero que se convierte en "LOS PEROS"...

Colombia apenas se ve. 

Todo discurre en decorados estancos que no permiten observar nada más que lo que se narra. Por tanto, la parte social no se ofrece al lector.

El tráfico de armas apenas se trata como tal y las redes de narcotráfico no reciben un tratamiento singular.

 La acción nos va transportando a los distintos sitios pero en ningún momento vemos la realidad del trabajo de un infiltrado ni lo que se mueve detrás de los círculos más exteriores de estas organizaciones. No hay trabajo de campo ni nada sustancioso que llevarse a la boca, sólo respuestas dadas directamente y sobre las que no cabe reflexión o cuestión alguna.

No hay apenas mención a los cuerpos de choque ni a las fuerzas de intervención. No hay acción ni se narra ninguno de los enfrentamientos que se llevan a cabo, conocemos algún resultado de asaltos efectuados por las fuerzas de seguridad pero es de forma tangencial y más para ensalzamiento del protagonista que para otra cosa.

De las conexiones mundiales, de la extensión de la red a nivel global, etc... tampoco se aportan datos de ningún tipo y al final todo queda reducido a dos cuestiones un tanto triviales, que vas intuyendo porque la propia narración da saltos que te descolocan y te obligan a rellenar los huecos y, la mención final a una organización/movimiento islamista armado que está jugando a la sombra de los que hasta entonces aparecían como grandes mentes maestras deja demasiado sabor salida fácil para complicar las cosas, aprovechar la situación internacional y dejar capítulos sin cerrar.

El asesino en serie existe y se intuye por donde van los tiros en todo momento pero la narración y la explicación dejan bastante que desear, como sucede con la trama principal, al esbozar las cosas pero sin rematar, dejando todo condicionado a la fé del lector en lo que está leyendo y a su capacidad para rellenar los huecos e inconsistencia de las tramas.

Novela negra...

Más de acción que negra, y más "con ritmo" que "de acción", porque de esa hay poca. 

Personajes planos, rellendos con cuatro pinceladas escritas al respecto, bastante inconsistentes y con una tendencia preocupante a dejarse llevar por las distintas formas de calentón que experimentan a lo largo de la narración.

La historia parece más un intento de Isabel Quintin para sobredimensionar su estilo literario, más propio del Chick lit de sus anteriores novelas que del género negro actual, en cualquiera de sus múltiples versiones

Hay sexo, hay moda, mucho postureo y la sensación de que vale más como posible telenovela, con relaciones familiares disfuncionales, atropellos en los diálogos, exacerbación y esperpento, subidas de temperatura y despendole, que como narración seria que aporte algo.  

Valoración: no me ha gustado.

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