jueves, 12 de julio de 2018

Cucarachas - Harry Hole, vol. 2


Tras un periodo largo sin disponer de tiempo y siendo consciente de que, condicionado por mis circunstancias laborales,  iba a ser un poco Guadiana en mis lecturas opté hace tres semanas por la lectura de la segunda entrega de la serie de Harry Hole.

La apuesta era, desde todos los puntos de vista, muy segura. Jo Nesbo es un autor al que cuesta resistirse, con novelas bien hilvanadas y cautivadoras que no te dejan desengancharte fácilmente y que generan una huella lo suficientemente precisa para saber siempre dónde estabas cuando la interrupción se produjo.

Hole, que es su máximo exponente literario, es un personaje inolvidable, un antihéroe que genera mucha empatía en el lector pero ninguna gana por estar en su pellejo, pues su creador tiende a maltratarle una y otra vez.

Decir eso pocos post después de escribir sobre "Maderos", de Ken Breuer es una temeridad, porque su alcóholico protagonista tiene también su dosis de castigo literario pero la realidad es que entre Jack Taylor y Harry Hole hay un abismo humano insalvable.

Hole es un hombre golpeado por la vida, obsesivo, apagado, con pocos asideros para mantenerse estable. Su tendencia a sumergirse en fases oscuras, recurrentes, en una búsqueda de justicia que no encuentra necesariamente la satisfacción en la realidad le generan desazón y tristeza, sumergiéndole en fases depresivas y autodestructivas a las que nos arrastra. 

Nada de lo que le sucede en las novelas puede ser considerado, de por sí, extraordinario. Nesbo no es un escritor que necesite forzar las cosas para llevar de forma paulatina a su creación hacia el abismo una y otra vez. 

Tampoco es un autor dado a la justificación barata o a buscar generar una empatía fácil entre el espectador y su creación, pues en todo momento deja claro el carácter autodestructivo de su inspector, combinando un personaje carismático y con un claro sentido de la responsabilidad con una tendencia autodestructiva siempre presente.

Así, la lectura de cualquiera de las novelas de la serie, especialmente las dos primeras, que suceden fuera de Suecia ("Murciélago" y "Cucarachas") ofrecen al espectador tres elementos fundamentales que las destacan sobre el resto.

Por un lado su autor nos introduce en la cultura y forma de entender la vida de distintas civilizaciones y sociedades. En "Murciélago" fue Australia y en "Cucaracha" es Tailandia, de la que muestra las diferencias sociales y culturales en el día a día de la urbe y como toda esa singularidad geográfica y social se plasma en una forma distinta de concebir la propia sociedad y lo que se considera "normal".

Por otro, estamos ante una novela de investigación que consigue ofrecer lo mejor del thriller americano, con ritmo, tensión y misterio pero sin caer en los clichés más habituales del género ni repetir las fórmulas que le sirvieron en la primera entrega de la serie. Es, por tanto, una lectura fresca que no recuerda a ninguna otra (del autor o del género).

Y lo mejor es que lo hace sin perder la parte introspectiva de la novela nórdica moderna, con el mérito de conseguir aunar la acción y la tensión de la investigación con la parte sosegada, calma y dura del viaje interior del protagonista.

La novela, al menos en su traducción al castellano, resulta muy cómoda de leer, eso sí, con un número significativo de hojas.

Cautivadora por momentos, cuesta un tercio de la novela llegar a situarse en la trama principal y llegar a funcionar con los nombres de los distintos personajes. 

Resulta dura por momentos, pues la pederastia (sin ser explícita) tiene un pequeño hueco en la trama y los personajes que van surgiendo no son estereotipados pero, quizás por eso, tampoco especialmente definibles com buenos o malos.

Durante la lectura tuve que parar durante casi 10 días. Quizás por eso quiero poner en valor el hecho de que no sólo no me costó retomar la lectura sino que, además, durante los primeros días llegué a echar de menos el poder sumergirme en ella.

Sigo deseando releer "Petirrojo" y "Némesis" para poder avanzar en la serie y terminar la trilogía que forman con "la estrella del diablo" pero creo que parar y leer las dos primeras entregas ha sido lo correcto para poder llegar a entender el cómo y el por qué de la forma de ser de Harry Hole.

Valoración: me ha gustado mucho. Para mí es un "must" ineludible de quienes disfruten con una buena lectura, sea o no amante de novela negra.

En otro orden de cosas: Sin tiempo para la televisión y a rastras con muchas otras materias, la música es la única compañía constante que he tenido este tiempo.

Me quedo con "En aire y hueso" de Izal,  "Jump" (versión acústica) de Julia Michaels, "Makeba" de Jain, "Karma" de Years & Years, "Take me home" de Jess Glynne y, el placer culpable de la semana.. "Ni la hora" de Ana Guerra y Juan Magán.

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