miércoles, 11 de octubre de 2017

The graveyard book (El libro del cementerio)



Tocaba Gaiman.

No sé si por sibaritismo, populismo, curiosidad o interés, pero cuanto más lo pienso más claro tengo que era lo que tocaba.

Llevaba mucho tiempo rumiando esta lectura. Realmente lo que rumiaba era "una lectura de Gaiman". Durante mucho tiempo.  Hoy parece demasiado. 

Por un lado me movía la curiosidad, vi "Stardust" cuando salió, hace ya mucho tiempo y aunque en película no me terminó de llamar la atención siempre me he quedado con las ganas de enfrentarme al libro y ver qué tal. 

Por el otro, me puede el interés, la curiosidad y la vanidad. He leído a Tolkien, R. R. Martin, a la sociedad formada por Weis y Hickman, Herber, Sanderson, Clark y poco a poco intento que pasen por mis manos todos los "grandes clásicos" o los que lo serán. (Nota personal: China Mieville se sigue resistiendo).

Me gusta tener una idea global, no siempre siento la necesidad de explorar toda la bibliografía de un autor que me haya gustado pero sí tengo una compulsión extraña hacia lo nuevo y variado, a localizar referentes y explorarlos y Gaiman lo es, o al menos lo lleva siendo la última década.

Hace poco estrenaron "American Gods" en televisón y un primer vistazo me dijo que no era para mí pero que quién lo creo tiene mucho que ofrecer.

Hace un par de semanas vi que se publicaba "Mitos nórdicos" y supe que la acabaría leyendo si disponía de unos cuantos meses para ir cubriendo otras asignaturas pendientes. Pero, ¿cómo empezar a leer a Gaiman justo por su última obra? 

Así que mi problema había mutado. Ya no era cuestión de si iba o no a leer algo de Gaiman sino por dónde iba a empezar a hacerlo. Y, salvo el descarte de "Stardust" para evitar comenzar con una novela que ya supiese claramente de qué iba, no tenía un claro favorito. 

Descarté posibles segundas partes y secuelas y me lancé a la suerte, sin buscar sinopsis ni investigar nada en profundidad. El azar quiso que fuese "The graveyard book".

Si soy sincero el comienzo me costó. 

Su prosa no es la de autores de bestseller y consumo rápido. Tiene un ritmo o una musicalidad distinta y su lenguaje es algo más áspero, más incómodo, no siempre tan coloquial como me gustaría. 

Venía de leer "The hostage", donde la mitad de los diálogos tenían jerga y abreviaturas coloquiales propias de dialectos escoceses e irlandeses y, sin embargo, me costó bastante menos que esta novela. En ese sentido el avance fue lento (no mucho pero lo justo como para notarlo, lo que de por sí no es un buen comienzo).

Además el vocabulario es distinto al habitual, no es algo abrumador pero sí lo suficiente como para frenar la sensación de lectura fluida que me gusta. Una cuestión que me ha llamado la atención desde el principio, porque al principio lo interpreté 100% como un libro de Young adult y no terminaba de entender la exigencia para su lector en potencia.  Notaba un contrasentido entre el fondo y la forma y no terminaba de ajustarlo.

He leído "Momo" de Ende, y el lenguaje (que conste que la leí traducida) es otra cosa. La leí siendo un crío y hace unos años y creo que es una lectura de niños con un mensaje que los adultos han olvidado y que a veces necesitamos que nos recuerden.

"The graveyard book" es algo distinto, creo que es un libro de adultos que los niños pueden leer y disfrutar a su manera. O un libro intergeneracional (palabra que está muy de boga) que según quién lo lea ofrece cosas distintas.

El eje argumental no es especialmente complicado, para alguien joven debe ser algo parecido a la serie de "mi pequeño vampiro", mientras que para un adulto puede resultar algo demasiado liviano pero de fondo hay pequeñas cosas adicionales, momentos puntuales que te van transmitiendo algo distinto, información que como adulto interpretas y valoras de forma distinta a los más jóvenes, elementos que están ahí aunque no se mencionan  y que hacen que la novela te vaya cautivando aunque eres consciente de que "eres demasiado mayor para ese tipo de lectura".

No creo que se trate de Nobody, de Silas o de Scarlett, ni de los terribles Jack, creo que se trata de la reflexión sobre la vida, el paso del tiempo, el amor y el cambio. 

Quizás por eso se haya convertido en uno de esos pequeños tesoros que guardas muy dentro para volver a él en otros momentos de tu vida en donde buscas encontrarte o ver si te reconoces, como a mí me pasa con "El principito" de Saint-Exupéry y ciertas películas que te hacen volver, si no a ser el niño que fuiste, si al menos a reencontrarte con emociones y sentimientos que normalmente contienes en el frenesí cotidiano donde las formas se cuidan y todos llevamos armadura.

No sé en qué momento dejó de ser "la lectura a terminar sí o sí porque toca, me guste o no" a un "madre mía que todavía consigue que suelte una lágrima justo aquí, en mitad de la calle", pero la metamorfosis realmente se produjo.

Recuerdo su tramo final, ayer en el metro, inmerso en su lectura, con ese poso de tristeza que se te instala en el interior cuando notas que algo está llegando a su fin y no quieres que sea así, por muy inexorable que sea. Hasta el punto de que cuando te quedan 10 páginas y notas que el autor ha hecho su última pausa antes de cerrar la novela, haces una pausa injustificada para darte un ratito más que te permita despedirte del libro en condiciones.

Su momento cumbre ha hecho que sintiese cosas, no sé si una profunda tristeza, una enorme alegría... o ambas las dos. Es de esos finales que además te regalan una frase de esas que te marcan en un momento de tu vida (y corres a incluir como foto de tu perfil de whatsapp porque en ese momento crees que define parte de qué/quién eres) y un final que me hizo recordar los finales de dos películas ("Dentro del Laberinto" y "Los Goonies") con todas las emociones que generaron entonces en mi interior (ese cúmulo de sentimientos que se contraponen y te convierten durante unos instantes en una montaña rusa donde no sabes si reír de tristeza o llorar de alegría) y ese punto (¿y seguido?) que pone el fin a las mismas.

Quizás por eso, por ese punto que me ha tocado y que la convertirá en algo difícilmente olvidable, la valoro como algo increíble, aún cuando durante la mayor parte del tiempo habría sido una "Young adult" que no está mal, sin más.

Valoración: increíble.

P.D: Volveré a Gaiman, eso seguro.

P.D.II: Las ilustraciones de Chris Riddell suman y mucho.

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