jueves, 22 de septiembre de 2011

Soy el número 4

9 gardians (nativos del planeta Lorien con poderes propios) y sus correspondients cêpans (sus mentores y guardianes, desprovistos de poderes) se esconden en la Tierra, ocultando su presencia de los Mogadorians que les buscan para exterminarles e impedir que delaten su presencia a los terrícolas.

Un hechizo lanzado antes de su marcha protege a los jóvenes, que sólo pueden ser eliminados siguiendo un orden preciso pero que, como contrapartida, les impide estar juntos.

John Smith tiene 15 años, vive con Henry, su mentor, intentando no llamar la atención y pasar desapercibido, hasta el día en que en su pierna aparece una nueva cicatriz, la tercera, la señal de que Tres ha muerto. La caza ha comenzado y él es la presa, el número cuatro

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Resulta curioso como suceden las cosas. No habría dado con este libro de no haber sido por el trailer que vi colgado en youtube hace unos cuantos meses. Hoy, tras haber leído la novela y visto la película, no puedo dejar de pensar en cómo es posible que alguien se haya quedado contento con su adaptación a la gran pantalla. ¿dónde queda toda la rebeldía de la novela?¿y las explicaciones al cómo y por qué de cuanto acontece?¿y el mensaje pro medio ambiente que subyace en los distintos caminos seguidos por las dos razas alienígenas?

La película, como prometía el trailer, está llena de acción, un espectáculo de fuegos de artificio y veinteañeros aparentes que deambulan durante casi dos horas para llegar a la más que presumible confrontación final.

Que nadie me entienda mal, me gustan la pirotécnia y los efectos especiales tanto o más que a cualquiera y tampoco dudo de las excelencias en la gran pantalla a Dianna Agron y Teresa Palmer, pero lo que vi una tarde en  Méndez Álvaro poco tiene que ver con lo que escribió el creador de la serie Pittacus Lore, quien quiera que sea el que se esconde tras ese alias.

Antes se adaptaban las novelas, ahora se hacen películas basadas en los libros y ese (¿pequeño?) matiz, empieza a convertirse en un gran agujero negro.

Como pasara hace un par de años con la adaptación de la serie Crepúsculo, la productora ha optado por convertir una buena novela en un taquillazo blockbuster. Un producto de consumo rápido dirigido a un público muy concreto, el que puebla las salas de cine. Que se haya quedado en el tintero todo lo que convierte “Soy el número cuatro” en algo más que una novela de entretenimiento, parece no importar a nadie. Y yo me pregunto, ¿alguien se imagina “La historia Interminable” o “Momo” convertidas en un mero espectáculo circense despojado de todo su significado?

No me gustaría que quien haya visto la película renuncie a la lectura del libro, bien porque crea que ya lo sabe todo o porque juzgue la obra por su adaptación a la gran pantalla.

Como ya he dicho en otras ocasiones, no todas las novelas son fácilmente encasillables. En una de las revistas de fantasía que procuro ojear han creado una categoría propia que cubre ese hueco existente entre las novelas infantiles y las novelas para adultos. Esa categoría “Young adults” cubre un espectro mucho más amplio, dando cabida a todas esas obras que por temática y tratamiento se encuentran un poco en esa zona intermedia, ese limbo literario que en ocasiones condena a las creaciones que caen en él al olvido.

“Soy el número cuatro” habla de asumir responsabilidades. De cambio, tanto emocional como físico, en un momento en el que el cuerpo no responde a lo que le pedimos. Del primer amor, de la búsqueda de la identidad propia, de la necesidad de independencia y de libertad. De la necesidad de pertenencia y la sensación de soledad. En el fondo habla del paso de la adolescencia a la edad adulta pero amplificado por el hecho de que John Smith, con sólo 15 años, está luchando por su vida, en una batalla que empezó mucho tiempo atrás pero que ahora le ha dado alcance.

“Soy el número cuatro” es una novela en dos tiempos, con dos ritmos distintos, una primera  parte más humana, más emocional, donde mientras se esconde en un pequeño pueblo de Ohio, John experimenta el primer amor y la sensación de haber encontrado su sitio. Se siente parte de algo, no sólo con su amada Sarah, también con Sam, su primer gran amigo y con Bernie Kosack el perro vagabundo que recoge nada más llegar a su nuevo hogar y que se acaba conviertiendo en uno de los grandes protagonistas (sorpresas) de la novela.

Y una segunda donde el “destino” o los Mogadorians, hacen acto de presencia siguiendo el rastro de su presa, alterando el equilibrio alcanzado por John, poniendo en peligro todo lo que es importante para él. Una segunda parte más viva, con un ritmo más ágil, rápida y trepidante, donde se empiezan a desentrañar algunos de los secretos que rodean la desaparición de Lorien y el oscuro destino que esta segunda raza prevee para la Tierra. 

Pero por encima de todo la novela es un conjunto armónico, que por su factura recuerda a “Crepúsculo”, la primera novela de la serie creada por Stephenie Meyer, que consiguió mezclar dos mundos tan distintos como el del "drama teen " (con sus romances, desencuentros y hormonas revueltas) y el oscuro mundo de los vampiros (con su misterio, glamour y peligro), aunque en el caso de "Soy el número cuatro" estamos ante una obra más madura, dirigida a un público más amplio y con una una trama más elaborada, menos previsible, más sorprendente.

Un libro interesante que da más de lo que se espera, que incluye momentos emocionantes e incluso emotivos (aunque no resulten sorprendentes) y que termina con un leve anticipo de lo que vendrá en la segunda novela de la serie. Un primer atisbo de Seven escondida en un convento de España, con su cêpan queriendo dejar de lado su pasado, convertida en una monja de clausura. Un pequeño atisbo de lo que vendrá que dispara la curiosidad del lector y abre el apetito para lo que está por llegar.

Para quienes estén interesados se ha publicado un anexo, que , son apenas 30 páginas (en el original) centrados en Six, la inquietante y sorprendente chica de la que apenas nos desvelan nada en el primer libro, al  hacer su incorporación casi al del final del libro. Lo vi el otro día cotilleando en el amazón inglés y allí lo han sacado para ebook por un precio irrisorio (por lo bajo, que nadie piense mal), no sé qué planes habrá de traer ese pequeño relato a España, ignoro si se incorporará a la segunda novela, se venderá suelto o si caerá en el olvido.

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