domingo, 25 de septiembre de 2011

Sicario: la venganza

A veces lo más difícil es intentar entender qué le falta a un libro para llegar al lector. Hay grandes obras que dejan frío y obras bastante mundanas que cautivan al más exceptico. No es una cuestión de la profesión u oficio del personaje, ni de su carácter, tiene que ver con lograr una completa identificación entre lector y protagonista. Un equilibrio difícil de alcanzar.

“Sicario”, la primera novela protagonizada por John Rain es un ejemplo claro de cómo una buena novela puede dejar frío al más pintado. Entretenida, con bastante acción y una ambientación bastante próxima a la novela de espías, esta primera obra escrita por Barry Eisler, adolecía de cierta frialdad, una acusada indiferencia del lector hacia el destino de su protagonista. Habrá quien lo achaque a que John Rain es un asesino profesional, un especialista en causar muertes naturales, pero la realidad es que la sociedad hace mucho que dejó de escandalizarse por eso. 

Hoy, las barreras que el decoro y, en su defecto, el derecho internacional habían levantado para impedir ciertas actuaciones de dudosa moralidad, han caído y nos encontramos en un periodo gris en el que todo parece estar legitimado si uno es capaz de venderlo bien. Guerras declaradas bajo falsos pretextos, cacerías y persecuciones justificadas por tecnicismos legales, medios de comunicación que mediatizan la opinión pública condicionando la respuesta social con el tratamiento que se da a la noticia... los ejemplos son abundantes, forman parte de nuestro día a día.

En la última década, dentro del mundo del cine y la televisión se encuentran grandes ejemplos de como ha cambiado la mentalidad de la sociedad actual. "El ala oeste de la Casa Blanca" dedicaba  un par de episodios a estas cuestiones en "Matamos a Yamamoto", legitimando un asesinato de Estado por el "bien nacional".  "24" elevaba a los altares a Jack Bauer, el intrépido agente americano que hacía cuanto tenía que hacer con tal de lograr salvar el país. Y sin embargo, en esta época en la que los límites de lo "correcto" están cada vez más desdibujadas, el personaje de John Rain no termina de llegar al lector. ¿Por qué?¿Qué le diferencia de Bauer?

Posiblemente las dos grandes diferencias sean el cómo y el por qué de su actuación. Mientras que el protagonista de "24" actúa por un marcado sentimiento de patriotismo y  mediatizado por una vida personal/familiar tortuosa y revuelta, John Rain actúa movido por el dinero, sin entrar en cualquier otro tipo de consideración y siempre con una frialdad que le aisla de cualquier posible vínculo emocional. 

Ni siquiera cuando conoce a Midori (hija de su última víctima) y entabla una relación con ella, pierde la perspectiva, evitando sucumbir a la emoción, anteponiendo su superviviencia a todo lo demás. Su saber estar,  su capacidad para instrumentalizar y despersonalizar a cuántos forman parte de su vida, difícilmente puede llegar a despertar ningún tipo de simpatía en quien lo observa.

Afortunadamente en "Sicario: la venganza", la secuela de la primera entrega,  Barry Eisler ha logrado acercar su personaje al gran público. Ha pasado un año, la mafia japonesa, el Keisatsu (el equivalente japones al F.B.I americano) y la C.I.A, van tras su pista, mientras él se oculta a la espera de su oportunidad para abandonar el país. 

Cuando Tatsu localiza a Rain comienza una novela totalmente distinta, con un personaje vulnerable que, a diferencia de "Sicario", se ve obligado a volver a matar para no quedar expuesto ante quienes le buscan.  Ahora los objetivos han cambiado. Las víctimas son miembros de la Yakuza y no ex miembros de la administración (con hijos y seres queridos que lloren su marcha), que intentan sacar a la luz la corruptela política de los Altos estamentos.

Estamos ante una novela mas profunda, mas elaborada, que muestra el entramado político, económico y social que condiciona el futuro de Japón, un país subyugado por la influencia de la mafia y el peso específico que tiene su economía para la estabilidad mundial. Aprovechando las charlas entre los protagonistas, el autor desmigaja las "amistades" e intereses comunes que tienen grupos a priori tan antagónicos como los Yakuza y la C.I.A.

Pero por encima de todos los tejemanejes políticos, las luchas de poder, el  fiel reflejo de la sociedad japonesa, y el amplio muestrario de jazz y whisky (de las que Eisler/Rain demuestran ser grandes conocedores), "Sicario: la venganza" es una novela de personajes. Esta vez más elaborados, con mayor trasfondo, con dobleces e intereses contrapuestos.  Así nos encontramos de nuevo con Haruyoshi (Harry) el hacker empleado por John en ocasiones anteriores se enamora y acaba cuestionando a su antiguo empleador/compañero/mentor/amigo, como un adolescente que intenta emanciparse de la figura paterna. O  el regreso de Midori a Tokyo, buscando las respuestas que John  le ocultó en la primera novela. Una búsqueda de la verdad que se convierte en el desencadenante de  los acontecimientos que rodean toda esta segunda obra. Y de fondo la sombra de Brasil, el destino elegido por Rain como su próximo refugio, la personificación del sueño de libertad que atesora y, a su vez,  cuna de nacimiento de Naomi Nascimento, la nueva e interesante mujer que, pese a su breve paso por la novela, acaba ocupando un pequeño y significativo lugar en la vida del protagonista. 

En "Scary Movie 2" se iniciaba un fútil (pero curioso) debate sobre las segundas entregas de las sagas en cine . Sobre si éstas eran siempre peores que las primeras partes o si, por el contrario, podían superar a la opera príma de su creador. Tal vez los guionistas de "Scary Movie 17" o de alguna otra película lleven ese debate al mundo de la literatura. Espero que si eso ocurre alguien se acuerde de como esta segunda entrega de la serie creada por Barry Eisler elevó (con creces) el listón puesto por su antecesora, dejando el esquema más típico de lado, enriqueciendo la trama en todos sus frentes: personajes, el estudio político de Asia,  el análisis de la sociedad japonesa actual,  las luchas y combates (en esta segunda novela con mayor presencia, más elaborados/documentados/entretenidos) y la figura de Murakami, rival/antagonista/objetivo de John Rain, un asesino a sueldo utilizado por la Yakuza que no sólo provee bastante entretenimiento y tensión durante la trama sino que actúa como perfecto contrapunto de John Rain, si éste último hace lo que hace por dinero o superviviencia, el otro lo hace por disfrute personal, convirtiendo el dolor y sufrimiento ajeno en un hobby personal.

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