domingo, 26 de agosto de 2012

Los crímenes del Big Ben

"Los crímenes del Big Ben" es una novela que tenía muy claro que no iba a comprar pero que en cuanto cayó en mis manos he leído con avidez. Por mucho que una parte de mí (pequeñita, es cierto, pero aún así una parte) echaba de menos a la pequeña Mary y daba vueltas a si el Sr. Easton volvería a cruzarse en su vida, tenía bastante  claro que tras el "chasco" que me llevé con la primera novela en lo que a relación precio-obra se refiere no iba a volver a suceder y eso implicaba minimizar el riesgo de que pasase de nuevo.

Chasco relativo, ¿vale? es una mera cuestión de gustos. A mí, 16 o 17 euros por esa primera novela (o por esta segunda) me parece un sablazo en toda regla. Nada me gustaría más que establecer una especie de regla matemática valoración (o calidad) vs precio de la novela para poder explicar en cifras los porqués de mi postura pero esa fórmula no existe (o yo la desconozco) y expresarlo con palabras resulta cuando menos largo.

Leo para distraerme y para pasármelo bien. Me gustan las novelas que me intrigan, que me cautivan y que me hacen querer (y desear) más. Mejor o peor escritas, más o menos instructivas, al final todo se reduce a una mera cuestión de gusto y, como (al menos a nivel literario) debo ser un poco facilón, son bastantes las novelas que encuentro de mi agrado. Gracias a eso tengo donde elegir. 

Cuando algo me gusta mucho no me importa lo más mínimo renunciar a lo que sea para conseguirlo (por ejemplo, la nueva novela escrita por Tad Williams, "The dirty streets of heaven", que sé que voy a estar erre que erre esperando la más mínima oportunidad para hacerme con ella), perocuando no estoy ante algo que "me vuelva loco" soy (o me tengo por) una persona bastante racional y entran en escena "múltiples variables". En ese momento sopeso y empiezo a cambiar cromos:  tengo 18-20 euros para gastar entre estas 15 (y me puedo quedar corto) novelas que tengo por ahí anotadas, ¿cuál cojo? en liza entran gustos y apetencias del momento, corazonadas, sensaciones y cifras. En ese duelo la primera descartada es Y. S. Lee, también suelen serlo Andrea Camilleri o Alexander McCall Smith, pues en los guarismos económicos en los que sus editoriales tasan sus obras se los "grandes tiburones" (al menos los míos: Jo Nesbo, Lehane, Mankell, Lorenzo Silva...) y en esa equiparación para mí no hay discursión posible. En formatos de bolsillo la lucha estaría más igualada pero como no parece que a estas alturas de la película esta serie vaya a tener  versión económica al final todo se reduce a elegir entre Y. S. Lee o Fred Vargas y uno cuesta el doble que el otro, ¿qué voy a coger? y lo que es más importante, si por el montante que mesupone "Los crímenes del Big Ben" puedes comprarte dos libros de autores que también te gustan, ¿acaso dudas?

¿Merecen la pena las novelas de Y. S. Lee? al menos las dos que he leído sí. ¿A cualquier precio? no, ahí fuera hay veinte, treinta, cuarenta autores (sólo en novela negra) que pueden ofrecer algo "que compense más" bien porque son mejores o porque son mucho más económicos.

Es una pena porque a mí me gusta la serie lo paso bien con sus dos protagonistas, sus idas, sus vueltas, sus dudas... todo el conjunto está bien construido y la ambientación del Londres de la época está muy lograda, sin grandes descripciones, sin pedantería, sin alardes, pero con solvencia, con un lenguaje sencillo (una parte del mérito será de quién lo haya traducido), una acción ligera pero atractiva y unos personajes simpáticos a los que rápidamente coges cariño.

Ya lo dije con la primera novela, es una lectura óptima para adolescentes (posiblemente más chicas que chicos) que podrán disfrutar de una historia de amor (parece que condenada a no triunfar) sin tener que adentrarse en la lobreguez de los vampiros y demás integrantes de la fantasía romántica sobrenatural (que en estos momentos parece la única forma de disfruten de un romance en condiciones), pero también los adultos encontrarán excusas y atractivos para seguir leyendo, no sólo por la parte del "amooooor" , también por la descripción de la del Londres y de los usos de la época una parte realmente conseguida donde sin detallar hasta la extenuación uno logra formarse una idea bastante aproximada de las situaciones a que tuvieron que hacer frente entonces.

En "La agencia: una espia en la casa" la trama se centraba en las familiar adineradas y en los negocios navieros, una temática más manida y, para mí, más aburrida. Allí era Mary quien desentonaba y eran sus (nuestros, bueeeeno, los míos) prejuicios clasistas de persona de clase baja los que imperaban. En "Los crímenes del Big Ben" la situación es diametralmente opuesta pues la muerte de un albañil en la obra para construir el parlamento británico sirve para conocer el día a día de la clase obrera trabajadora, el mundo del que salió Mary. Un mundo gris donde las fronteras entre lo correcto y lo que hay que hacer para poder vivir parecen no existir y que gracias a ella, sus recuerdos y sus reflexiones es posible llegar a comprender.

La investigación de esa extraña muerte  y una posterior investigación sobre el cumplimiento de las normas de seguridad en la obra son los instrumentos de los que se vale Y. S Lee para volver a juntar (y contraponer) a sus dos protagonistas.. A través de Mary, aquí caracterizado como el pequeño Mark, conocemos de primera mano  la situación real de la gente de la calle. No una mera instantánea donde se ve a alguien cogiendo comida de un contenedor de basura, también la explicación del por qué de ese comportamiento. Nadie mejor que ella para poner al lector en situación pues apenas unos años atrás se encontraba en esa misma situación. Es ella quien actúa de nexo entre las dos realidades londinenses: la de los favorecidos y la de los pobres. Los primeros altivos y altaneros, se rigen por unas leyes y una moral que ponen orden en una vida de excesos y bienestar mientras los segundos, en una situación límite, se valen de cuanto está en su mano (aunque es bien poco) para salir adelante. 

Explicar esa realidad, aunque sea someramente y de forma ligera, a través de los ojos de Mary es el mayor acierto del libro porque permite al lector ponerse enen situación y entender por lo que está pasando "esa gente". En un estado de bienestar donde ciertas cosas se dan por hecho, Y. S. Lee nos recuerda que hubo una época no tan lejana donde la gente trabajaba de sol a sol por dos perras, una cantidad que apenas daba para sustentar a una familia y, lo que es peor, con la certeza de que aquella era la vida a la que estaban destinados. Entonces enfermar o ser despedidos eran sinónimos de desamparo y muerte tanto para uno como para la familia y una sombra que enturbiaba el día a día de cuantos padecían esa situación.

James Easton es el contrapunto a Mary, representando a la sociedad como conjunto idílico y bien organizado, una utopía lejana a lo que se está narrando pero que él, desde su situación "privilegiada", desconoce. Así juzga, valora y busca castigo para quién ha obrado mal siguiendo el espíritu de la ley pero dejando aparte el lado humano. Es ese el punto de fricción en torno al que se construye la novela pues el rechazo y la incapacidad de Easton para entender (que no justificar) el comportamiento de los demáshace que Mary tema que tan pronto como el joven ingeniero conozca su pasado no querrá saber nada más de ella. Una vez más se cambian las tornas y ahora son los prejuicios de él los que suponen un freno a los sentimientos de los dos enamorados.¿conseguirán ponerse un día de acuerdo?

El libro ofrece entretenimiento, diversión, transformismo, fantasmas, embriaguez, romance, inspecciones de Sanidad, adulterio, asesinato y periodismo sensacionalista en apenas 3-4 horas de lectura ágil y muy amena.  ¿se puede pedir más?¿llegará el día en que podré añadir la coletilla "por menos" a la pregunta anterior? Tal vez ese día Y. S. Lee se sitúe en mucha mejor posición en mi lista de compras.

P.D: La forma en que escribo sobre Y. S. Lee, como me sucede con otros autores interesantes (que cuestiones monetarias me llevan a relegar a un segundo plano) puede dar lugar a equívocos. Hasta ahora "la agencia:(...)" es la única novela que, como norma, he recomendado a cuanta gente me ha preguntado por una novela pues, con la salvedad de que creo que el género masculino la disfrutará algo menos, abarca un umbral muy amplio de público y que cuenta a su favor con el hecho de ser una lectura muy asequible. De hecho es el libro que más veces he dejado lo que teniendo en cuenta que si son pocos los libros que me atrevo a recomendar son aún menos los que dejo, tiene mucho valor, al menos para mí.

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