miércoles, 25 de enero de 2012

El camino blanco

Admiración, asombro, respeto y envidia.

Cuatro manifestaciones difíciles de provocar en terceros y, sin embargo, capaces de resumir en muy pocas palabras lo sentido, vivido y experimentado con la lectura de cualquiera de las cuatro novelas protagonizadas por Charlie Parker que he podido disfrutar hasta la fecha ("Todo lo que muere", "El poder de las tinieblas", "Perfil asesino" y, por supuesto, "El camino blanco"). 

¿Será que soy blandito?¿Me vendo facil?... No lo sé, voy a exponer mis puntos y a partir de ahí cada uno que saque sus conclusiones:

Hecho: Hasta que he leído esta novela no sabía que existía el Congaree o qué era el "gullah". Carolina del Sur era una región de Estados Unidos  que no habría sabido situar y que, desde luego, no entraba en ninguna de las múltiples visitas que algún día espero poder llevar a cabo a tierras americanas. "Hugo" era el título de una película que estaba por venir y no el nombre de un huracán que asoló parte de la zona. Pero, por encima de todo, nunca pensé que aprendería tanto sobre los movimientos segregacionistas o el Ku Klux Klan (del que no llegaba a imaginar ni su arraigo, ni su antigüedad ni mucho menos la gran significancia que tuvo en su origen la Guerra de Secesión). 

Hecho: Yo, que nunca he entendido la segregación racial, que no he entendido el por qué, si hace tanto tiempo que ciertos comportamientos tuvieron lugar (¿no dicen que agua pasada no mueve molino?), la situación sigue estando tan enquistada y resulta tan insostenible, he empezado a atisbar lo hondo que el dolor, el resentimiento y el odio pueden llegar a arraigar y lo difícil que puede resultar seguir adelante por mucho que hayan pasado varias generaciones. 

He presenciado de primera mano como ahorcaban y quemaban vivo a un hombre negro desde el punto de vista de quien asistía a verlo porque no hacerlo podía suponer un problema; desde la perspectiva de quien llevaba a cabo semejante atrocidad y, como no, lo he vivido (sin prácticamente que me salvaguarde ) en las carnes de quien la padecía. Y, por duro que sea reconocerlo, no he tenido la tentación de apartar la mirada. 

He visto como la falta de contención de un hombre ante una humillación le costaba la vida y he entendido que el problema no es que se tratase de una humillación, sino que se trataba de una humillación más. 

He formado parte de esos sucesos y he podido aprender algo nuevo sobre las motivaciones de mis congéneres y sobre las mías propias. Que me haya gustado lo que he aprendido es una cuestión totalmente distinta.


Hecho: Sigo leyendo esta serie de novelas a pesar de que cuentan con un elemento sobrenatural que me acerca cada día un poco más a entender el significado del "creepy" anglosajón. Puedo con vampiros, hombres-lobo, brujas y criaturas mil. Leo sobre ellas, me cautivan, me inquietan y me entretienen, pero reconozco que el vudú, la magia criolla, el más allá y todo cuanto se resiste a quedarse allí consiguen que se me pongan los pelos de punta. Terrores ancestrales, la cábala y la posible existencia de "ángeles" y "mensajeros" que campen a sus anchas por esta Tierra, puff, puff, puff. Pero sigo leyendo... ¿lo más grave? que lo hago con avidez.

He decidido seguir a Charlie Parker por los extraños caminos que se ve obligado a recorrer. Desde que leí "Todo lo que muere" nuestros caminos parecen haberse entretejido y no seré yo quien los desenmarañe ahora. Y si Ángel y Louis deciden venir con nosotros, mucho mejor. ¡¡Ojalá  "el Bubba" de Dennis Lehane se ponga por delante!! lo mismo así podemos salir de dudas y descubrir quien es mejor...

Hecho: Charlie Parker es un personaje increible, redondo como pocos. De su mano avanzas por un terreno inhóspito y cambias. O al menos te ves obligado a reconocer que las cosas desde la barrera se ven siempre mucho más fáciles de lo que son en realidad. Descubres facetas de ti que no siempre conocías. Incluso llegas a asumir (por mucho que cuando lo piensas te cueste aceptarlo) que a veces alguien debe de morir porque es la única forma de que ciertas cosas dejen de suceder. Es un mal necesario y,  aún así, debe llevarse a cabo.¿Nos lo enseña Louis?¿es culpa de cuanto sucede con el reverendo Faulkner?¿Tiene que ver con los sucesos que rodean la investigación del asesinato de Marianne Larousse o la consecuencia de cuanto ha pasado a lo largo de las tres novelas anteriores? ¿Realmente importa cuál es el desencadenante? ¿no es más importante el resultado? Lo cierto es que cuando uno acaba la novela, si te paras a comparar el incidente inicial en la cabaña con las serpientes ( y la motivación de entonces de Charile Parker) y la forma en que se termina el libro, te das cuenta  de que toda la obra gira entorno a esa cuestión (que de simple no tiene nada). ¿Será este un punto de inflexión que marcará el devenir de la serie?


Hecho: Las secuelas que la detención del reverendo Faulkner ha dejado en nuestros protagonistas y el intento de este por recuperar la libertad. La historia de un matrimonio que busca desesperadamente una pista sobre el destino de a su hija, desaparecida unos años atrás. Un abogado que recurre a Charlie Parker para que le ayude a encontrar al verdadero asesino de una joven  antes de que se ejecute a su defendido. Tres historias que se une para formar una trama única que, a pesar de tener sus raíces en el pasado, marcará el presente y futuro de cuantos forman parte de las mismas. Todas ellas complejas y ricas en matices, marcadas desde el principio por la violencia y la tragedia y habitadas por un sin fin de predadores y presas, aunque las víctimas brillan (casi) por su ausencia.

Hecho:  John Connolly es capaz de conjugar una historia vibrante y entretenida con una narración fluida y cautivadora. Ilustra (e instruye) sin dogmatizar, ambienta como pocos y demuestra que sobriedad no tiene porque ser sinónimo de aburrimiento ni una renuncia al entretenimiento. Un estilo propio ameno, atractivo, atrayente y cautivador, que seduce desde el comienzo,  con un pulso creciente hasta que alcanza, como siempre, un climax sublime al final de la narración.


Como resultdo de todo lo expuesto arriba y con el permiso (espero que también con el  beneplácito de vuecencia), una única conclusión, cuatro míseras palabras que deberían decirlo todo: Admiración, asombro, respeto y envidia.

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