martes, 11 de octubre de 2011

Percy Jackson and the Titan's curse - Percy Jackson y la maldición del Titán

 Rick Riordan ha conseguido dotar de actualidad la mitología griega. Ha exportado todo esa amalgama de dioses, monstruos y héroes al siglo XXI manteniendo el espíritu de todas sus leyendas. El desamparo de los héroes, la ayuda indirecta de los dioses, la predestinación y los oráculos e incluso la tragedia.

Un batiburrillo que, a priori, parecía difícilmente extrapolable a la sociedad actual pero que con mucha imaginación e ingenio ha sido capaz de llevar a cabo. Es cierto que lo ha hecho centrándose en un público más próximo a la pubertad que la edad adulta pero también ha dejado guiños para aquellos de nosotros que todavía nos resistimos a dejar de soñar, que sonreímos con los sonrojos del primer amor y que tenemos el bagage suficiente como para poder disfrutar de unas aventuras que nos traen de nuevo a muchas de las criaturas con las que nos hemos criado. Las mismas que hace 20 años Hollywood llevaba a la gran pantalla y que hoy, aprovechando el gusto por lo antiguo, el éxito de esta serie de novelas y, por que no decirlo, cierta ausencia de ideas, remakea (perdón a cualquiera al que esta palabra le chirríe) buscando recuperar su época más dorada.

En "La maldición del Titán" el levantamiento de los Titanes contra los dioses prosigue. Al frente del ejercito de monstruos y héroes que se preparaba para servir a Kronos se ha situado "El General", una enigmática figura en la sombra que ha urdido un plan para desatar el fin de los dioses del Olimpo. Para evitarlo Percy Jackson deberá lograr salvar a una diosa que está en peligro y, en el camino, descubrir el paradero de la desaparecida Annabeth, pero antes debe conseguir formar parte del grupo de 5 héroes a los que asigne la misión. Una misión de la que, según el oráculo, más de un miembro no va a regresar y de la que no está llamado a formar parte.

Percy se verá obligado a recorrer Estados Unidos de costa a costas en busca de la única pista que puede  seguir, la criatura a la que Artemisa intentaba dar caza cuando fue secuestrada. En el camino se verá  enfrentará con el "León de Nemea", el "Jabalí de Erimantea" y un primer prototipo del gigante Talos, para acabar frente a Ladón en el Jardín de las Hespérides, en un viaje que guarda una estrecha relación con el que muchos siglos antes emprendiese el intrépido Hércules en su búsqueda de inmortalidad.

Emoción, humor, acción y mucha imaginación en una novela que no da descanso, que por momenots logra sorprender y que siempre conserva ese "aire" trágico que rodea a las historias de la cultura griega clásica. Y, como entonces, el amor cobra un papel fundalmental, siendo el elemento que marcará el devenir de los acontecimientos y de las relaciones. Un amor que aparece en casi todas las formas imaginables, incluído el filial, cuya presencia (o ausencia) puede jugar un papel crucial ante  lo que está por llegar 

¿Quién será el descendiente de los grandes dioses del que habla la gran profecía? Intentar anticiparlo resulta complicado, todo parece apuntar a Percy pero cada vez son más los personajes y las posibilidades se multiplican. Ya sólo quedan dos novelas para averiguarlo...

Un último comentario. He leído esta novela en inglés. No es un libro complicado de leer, el vocabulario es más que asequible y al estar construido casi todo en diálogos no se hace pesado. Lo digo por si alguien lo quiere intentar leer así, más que nada porque en un momento dado, cuando los héroes visitan la "Presa Hoover", se produce un juego de palabras entre el término "presa" (dam, en inglés) y la expresión  (maldición) "Damn", que da mucho juego, logrando hacer reír tanto a los protagonistas como al lector (aunque en este caso no sé si más por haber sido capaz de entender la gracieta que por la gracia en sí).

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