jueves, 9 de junio de 2011

Lennox

Craig Russell es un autor que me gusta aunque no figura en mi lista de favoritos.

Mentiría si no dijese que es un buen escritor, su novela "Muerte en Hamburgo" ha sido una de las que más me ha gustado en los últimos años, pero es un escritor muy irregular. 

La diferencia entre la primera novela de la serie protagonizada por el Erster Kriminalhauptkommissar Jan Fabel, y las dos siguientes, mucho más planas y predecibles, es significativa. Afortunadamente, en la cuarta, "El Señor del Carnaval", Russell retoma su pulso narrativo y muestra algunas de sus mejores virtudes, como la capacidad para presentar personajes trabajados (incluso los secundarios) y la capacidad para despertar el interés del espectador por la trama.

Como parece que para leer "The Valkyrie song", la quinta novela de la serie, tendré que esperar algún tiempo más, he aprovechado para comenzar con la lectura de su nueva serie,   protagonizada por Lennox, un investigador privado canadiense que vive exiliado en Glasgow.

La primera de ellas, que lleva el nombre de su protagonista, es una novela negra clásica, género del que no soy especialmente amante. Prefiero a Sherlock Holmes, al Dupin de Allan Poe o "El misterio del cuarto amarillo" de Leroux a "El candor del padre Brown" de Chesterton o las investigaciones de "Ataud" Johnson y "Sepulturero" Jones, por mucho que en mi casa las novelas de Chester Himes o Dashiell Hammett  siempre han tenido más predicamento que las de Conan Doyle.

Así que no creo que nadie se extrañe cuando comente que nada más comenzar con "Lennox", en pleno vuelo, me llevase las manos a la cabeza. ¿Qué iba a hacer ahora? De haber estado en casa posiblemente me habría levantado, habria dejado la novela de Russell (con mucho cariño) en una balda y habría cogido alguna otra, pero parafraseando (parcialmente)  y sacando de contesto al celebérrimo Sherlock Holmes: "una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca...", así que..seguí leyendo.

Y lo leí.. en apenas 3 días. Quién me lo iba a decir, acabé ensimismado, olvidando hasta el miedo que me causa volar...¡¡Un milagro!!. Y eso que reune muchos (si no todos) de los elementos del género: un tipo duro, unas cuantas palizas (algunas dadas y otras muchas recibidas), femmes fatales, mafiosos, policías corruptos,  matones y asesinos a sueldo.

Lejos quedan Chicago y los "famosos" años 20 pero, la verdad es que el hecho de que la trama discurria en Glasgow en los años 50 no sólo no resta ningún apice de interés,  sino que, por el contrario,  permite al autor explicar como afrontó la sociedad escocesa el periodo de postguerra y la forma en que cambió el entramado social de la época.

Analizar con detalle toda la novela lo único que haría sería restarle  interés, así que dejaré mis comentarios sobre la capacidad de Russell para mostrar la confrontación religiosa e ideológica que se da en Escocia ,ara otra ocasión (posiblemente cuando me haga con la segunda novela de la serie).

No me gustaría terminar el post sin destacar cuatro momentos que, para mí,  por distintos motivos distinguen esta novela del resto de obras del género:  el viaje de regreso en tren, la confrontación dialéctica entre dos de los tres Reyes mafiosos (Sneddon y Murphy), la resolución del caso que sorprende sin hacer trampas y, por supuesto, el final.

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