jueves, 6 de octubre de 2016

Un cadáver entre plato y plato - Xavier Kieffer, vol. 1



Con esta novela voy a tener un problema de explicar la valoración tras el comentario, pero bueno, es lo que hay.

Tras leer la novela diferencio dos partes que me producen sensaciones distintas:

La primera parte cubre la mayor parte de la novela. Es una novela con un componente de denuncia social, habla de la fast food  frente a la slow food, que aunque lo parezca no es lo mismo que hablar de los grandes fabricantes de productos elaborados frente a los cocineros tradicionales.

Si algo he aprendido de la novela es que reducir la diferencia a eso es, de hecho, el error inicial que todos cometemos o que al menos yo cometía. La diferencia entre una y otra va mucho más allá de distinguirlas por la forma de elaboración o por el impacto en la salud por elevado número de grasas entre unas y otras, la diferencia radica en si se trata de prefabricado o natural.

El matiz o el trasfondo es algo mucho más complejo de lo que yo vaya a poder explicar en un post de apenas unos párrafos, por lo que considero que aunque sólo sea por eso este libro sería un must read (un "debe leerse") en cualquier casa.

Vaya por delante que "Un cadáver entre plato y plato" no es, ni mucho menos, una ponencia sobre la diferencia entre ambas posturas sino una novela de misterio en medio de cuyo desarrollo se exponen las distintas concepciones y problemáticas que plantean las dos posiciones a través de los alegatos de algunos de los personaje.
 
Como suele suceder la controversia generará distintas opiniones y cada uno es muy libre de decidir cómo actuar y qué creer, a mí me ha servido para dar un mayor trasfondo a una problemática que en casa ya llevábamos discutiendo hace algún tiempo pero que, a la hora de la verdad, siempre se resumía en "intento comer bien pero de vez en cuando voy a lo fácil y me cojo algo precongelado o un bollo industrial o...".

A día de hoy mi percepción de la situación ha cambiado e intentaré mantenerme lo más firme posible teniendo en cuenta que ir contra hábitos muy arraigados es complicado, pero la novela ha hecho que me plantee ciertas situaciones y los riesgos de ciertos comportamientos porque, como cada vez está más demostrado, cuando se trata de dinero y de evitar problemas parece que las instituciones tienden a mirar a otro lado, sometidas al poder meditático de los medios de comunicación y al fáctico de las grandes multinacionales.

Quiero dejar claro que esta primera entrega de la serie no es "El chino" de Mankell, no tiene su profundidad, no tendrá su trascendencia y es evidente que no está teniendo su repercusión pero trata un tema importante y lo hace de una forma bastante aceptable. Tampoco es  "El aroma del crimen", de Xabier Gutiérrez, que aunque gira entorno al mundo de la gastronomía no tiene los posicionamientos ni el carácter de denuncia que la novela de Hillenbrand.

Durante su lectura he aprendido lo que es la carpología, el funcionamiento de la Unión Europea en temas de certificados de protección comunitaria de obtención vegetal y, por ejemplo, el problema adicional de la regulación de los alimentos ante un mundo donde la investigación científica permite recrear composiciones de forma artificial jugando con los límites y márgenes establecidos por la normativa en un momento en el que instituciones y estamentos públicos no disponen de los instrumentos adecuados y del personal especializado para llevar a cabo los estudios necesarios para velar por la salud de los ciudadanos de la misma por lo limitado de su presupuesto.

También he podido observar la otra realidad, la que no se vive en países del primer mundo, la limitación al acceso a la alimentación o a todo el espectro alimenticio que se da a nivel mundial, los problemas de una producción que no puede asumir la creciente demanda internacional de dichos productos y los desequilibrios geopolíticos que esa situación pueden llegar a desencadenar.

La ventaja de Hillenbrand es que lo narra dentro de un contexto no científico, con personajes verosímiles aunque no especialmente profundos, que dejan margen a que el lector sea quién saque y valore las dos posiciones y tome sus propias decisiones.

La lectura es amena, lo suficientemente cautivadora como para que te sumerjas en ella desde el principio y con un buen ritmo que, aún cuando parte de la narración es bastante predecible, no nos priva de ningún momento de tensión, lo que es de agradecer.

Pero...

Tiene parte del desenlace en unas 20-30 páginas que hacen que pierda parte de su valor. Es un momento algo Monty Pyton, un poco sobreactuado, un poco...a lo James Bond en cuanto al malo malísimo, que de forzado queda un poco ridículo y de tan extremo acerca por momentos más la novela al Inspector Gadget que a cualquier otro homónimo real. 

Es un porcentaje relativamente pequeño dentro del conjunto de la novela pero lo suficiente como para que el conjunto chirríe y la sensación que dejaba la novela quede un poco deslucida a pesar de que en las últimas páginas termina con las espadas en todo lo alto y una de las mejores exhibiciones sobre enfrentamientos entre David y Goliat y como es muy difícil ganar siempre a las multinacionales, por justa que pueda ser la causa.

Por todo lo expuesto debo decir que la novela me ha gustado, pero que del mismo modo que la información que aporta y la forma en que lo trata hace que suba enteros sobre lo que a priori es una novela negra bastante predecible y que aporta muy poco, su resolución próxima al final impide que llegue a nada más.

En otro orden...

He podido probar tres series...

Macgyver, el remake... bastante malo, la verdad. Con las mismas carencias que tuvo el del Coche Fantástico.

Bull, con un Michael Wethearly demasiado lejos de sus registros como Dinozzo en NCIS y Logan Cale en "Dark Angel", carente de parte del carisma que tenían esos personajes y con una trama y un piloto que establecen ciertas semajanzas con "Lie to me".

Private eyes, la sorpresa de la noche y eso que con Jason Priestley de por medio era lo que menos esperaba. Un poco en la senda de Castle, con el mérito, sobre todo, de haber dado con un contra punto en Cindy Sampson que sabe dar la réplica, general cierta química con él y divierte a la vez que entretiene. Veremos cómo evoluciona, que es mucho más de lo que creo que se han ganado las otras dos series.

En música... "closer to the edge", de Thirty seconds to Mars. Algo antigua pero uno descubre las cosas cuando puede. 

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