martes, 11 de febrero de 2014

The 39 clues: El laberinto de huesos

Podría decir que no soy devoto de nadie. No sé lo que es ser un seguir incondicional de ningún grupo musical, actor o escritor. Y no mentiría.

Ejemplos tengo a rabiar: No he visto las últimas películas que ha hecho Keira Knightley, por ejemplo y no creo que vea "Passion" de Rachel McAdams. En dos ocasiones he intentado leer la primera novela de Codex Alera (Jim Butcher) y aún no he conseguido pasar de la mitad (aunque no cejo en el intento) y me puede gustar Miguel Bosé, Christina Perri, 30 seconds to Mars y estoy seguro de que de cualquiera de ellos puedo encontrar más de un ejemplo de canciones que me cargaría de un cd si estuviese en mi mano.

Con esto quiero decir que mi "idilio" con Rick Riordan es, de entrada, un enamoramiento focalizado en "Percy Jackson", una serie que me parece inteligente, entretenida y curiosa. Una buena combinación de conocimiento mitológico, imaginación y capacidad para plasmar todo eso en papel dejando que la imaginación del lector vuele, sin tener que cuestionarse en ningún momento el por qué de tener esa lectura en la mano.

Sé que no es una lectura perfecta. Es más a veces se hace un poco larga en casi todas las novelas y le falta ese puntito que harían que pasase de "young adult" a "fantasy", de decidarse a un público entre 14-20, aunque permita a cualquier adulto pasar un rato agradable a ser una lectura adulta y madura que pueda llegar a aportarte algo más.

"El laberinto de los huesos" se queda en el paso inferior, en los 10 a 14. Es posible que los de 15-20 encuentren algo a lo que agarrarse, una referencia, un comentario, un personaje... algo pero a mí me queda pequeño, casi enano. Con 20 años más de la que creo que es su "edad de lectura", me sabe a muy poco la trama, la forma en que se desenvuelven los acontecimientos, la resolución de los distintos encuentros, incluso la información sobre Benjamin Franklin.

Dicen que cuando uno juega a un deporte sin tensión corre el riesgo de lesionarse de gravedad, que el cuerpo no está preparado para los choques y conmociones que se puedan producir y que, por tanto, el riesgo de "romperse" aumenta de forma exponencial. Leer un libro destensado es como hacer algo por obligación. No te llega y poco a poco te va cansando, te "calientas" y empiezas a pensar por qué porras estás perdiendo tu tiempo con él hasta que empiezas a irritarte con todo y dejas de disfrutar lo más mínimo.

Con "El laberinto de huesos" no llega a pasar eso pero le falta poco. Le salva, más que nada, la duración. No es una novela larga y en un par de días te lo has merendado. Así es difícil que nada te colme o te desborde pero le falta poco porque visto por mí es algo "naive", demasiado ingenua, demasiado blanda, demasiado "infantil".

No es culpa de la editorial, ni del autor, ni del libro... sí de mi empecinamiento. Mi convencimiento de que a todo se le puede sacar algo que llevarte a la boca. A veces se me olvida que envejezco y que conforme lo voy haciendo aumentan las exigencias sobre las cosas que hago. Ya no me conformo con cualquier cosa, necesito que me llenen de alguna forma o que me aporten algo y esta serie no parece que vaya a hacerlo.

No digo que sea mala. Sólo que no es para mí, aunque reconozco que si tuviese hijos a lo mejor sería una de las novelas con las que me sentaría a leer con ellos cuando tuviesen 10 años... justo después de haber leído las aventuras de "El pequeño vampiro" y posiblemente antes de empezar con "Percy Jackson".

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