domingo, 17 de marzo de 2013

El silencio de la ola

Tras haber leído "El silencio de la ola" no puedo afirmar si es una novela que narra tres historias usando dos personajes o si son dos historias con tres personajes. Lo único que no admite discusión es que son dos los protagonistas de la narración y los cambios de uno a otro van marcados siempre por un cambio de capítulo, si bien, todo sea dicho, no todo cambio de capítulo acarrea cambio de protagonista.

Como en casi todas las novelas de los dos protagonistas hay uno que podría ser "el peso pesado", el que lleva la mayor parte de la carga de la novela, ese es Roberto, un cuarentón al que descubrimos durante una sesión con su psicólogo al que acude en un intento por mejorar.

Por otro lado tenemos a Giacomo, un niño de doce años que encuentra en Scott, un perro que le acompaña en sus sueños, la guía y consuelo de los que carece en la vida real. .

Y hasta aquí, como decían en el "Un, dos, tres", puedo leer...

Es difícil seguir sabiendo que poco de lo que se diga hará justicia a esta novela de Carofiglio, que lo que he dicho posiblemente no abra el apetito de nadie y que, además, las posibilidades de reventar algo de la trama se irán multiplicando conforme aumente el número de palabras que escriba pero bueno, lo intentaré a mi manera.


Fluido, entretenido, intimista, personal... creo que son algunas de los adjetivos que definen la obra de Carofiglio, una obra que, por cierto, siempre tiendo a comparar con la de Lorenzo Silva porque en ciertos aspectos (al menos en lo que se refiere a Guido Guerrieri-Ruben Bevilacqua) sus estilos son similares (aunque no iguales).

Hay una diferencia fundamental entre los dos autores, mi tía (mientras paseabamos el otro día) decía que es una cuestión de perspectiva sobre la vida y que la de Carofiglio (o más bien Guerrieri porque ella no ha leído nada mas que las novelas protagonizadas por ese personaje) es más optimisma y por tanto su lectura daba algo de esperanza mientras que la de Lorenzo Silva (a través de los ojos de Bevilacqua) es más derrotista, un tanto resignada. 

Puede tener algo de razón.. o tenerla toda, no lo sé. Yo creo que la diferencia fundamental es otra, para mí los personajes del autor italiano parten siempre de lo más bajo, han caído hasta el fondo (o lo hacen durante la narración) y es a partir de ese momento cuando empiezan a levantar cabeza mientras que los del español (quizás porque a Bevilacqua le acompaña Chamorro y le sirve de contrapunto y ancla) nunca llegan a tal extremo, deteniéndose siempre en ese punto que le llevaría a pasar de ser un cínico o un pesimista a ser un perdedor. Y es que, en cierta forma, los personajes de Carofiglio tienen ese halo perdedor que hace mucho más fácil identificarse con ellos. A eso hay que sumarle que es sumamente realista y en los casos en que hay recuperación ninguno de ellos se convierte de la noche a la mañana en un triunfador, simplemente en una persona que reconduce su vida hacia nuevas metas, nuevos giros, etc.. creo que Carofiglio habla siempre de cambio, de redención, de "volver a vivir", de encontrar nuevas metas, de aceptarse a uno mismo y de dejar de flagelarse constantemente por lo que ha salido mal y empezar a pensar en lo que se puede hacer para aceptarse uno mismo, mejorar y/o cambiar. 

Sus novelas son más personales, muchísimo más subjetivas pues casi todo gira alrededor de sus protagonistas, centrándose en la forma en que se cuestionan y la manera en que afrontan los retos y situaciones que les plantea la vida (unas veces consecuencia directa de sus decisiones y otras impuestas por las circunstancias). Carofiglio no se olvida del entorno y trata temas como la prostitución, la droga o los abusos de los niños pero lo hace dejando de lado la estadística fría y el análisis barato y se centra más en "lo humano", lo que sientes y experimentan algunas de las personas que "lo sufren" (sea directamente, sea a través de sus familias). Mientras que Lorenzo Silva, con la pareja de guardia civiles al frente, refleja más el momento y la situación, habla de el entorno y la sociedad en la que habitan. La desesperación que impregna sus novelas viene casi siempre  marcada por esa sensación de impotencia que nos acompaña cuando leemos hechos y situaciones que están aconteciendo en "nuestra" sociedad y que no tienen fácil solución.

No me gustaría que quien lea esto piense que cualquiera de los dos autores (y Carofiglio en concreto) son lecturas sencillas, porque no lo son. Fáciles sí, las hojas pasan sin que te des cuenta, te sumerges en la narración y te olvidas de todo y además te enganchas con suma rapidez, no se necesitan 60 páginas para entrar en calor, con las 5 o 6 primeras lo tienes hecho pero lo que lees difícilmente deja indiferente, no sólo porque hace pensar (que lo hace) sino porque tiende (al menos en mi caso) a evocar nuestros recuerdos, a comparar situaciones, a buscar similitudes y divergencias, a intentar comprender lo que/a quien estás leyendo, a su personaje, sus cómos y sus por qués, porque sus personajes son "reales". 

Ni siquiera de "El pasado es un país extranjero", de entre sus novelas la que menos me ha gustado,  puedo decir que sea mala, era muy dura y su protagonista el que hasta la fecha menos simpatía/empatía ha despertado en mí como lector. Lo contrario a lo que me ha pasado con los de "El silendio de la ola" pues Roberto y Giacomo me cautivaron desde el principio, el primero sentado en un diván, el segundo soñando con Scott y Ginevra.

Lo mejor.. 

...de la novela, la sensación de tranquilidad que me embargó cuando la terminé. Carofiglio consigue que la despedida de Roberto y Giacomo no sea tan dolorosa como lo podría haber sido y me dejó con sensación de plenitud, de camino recorrido y bien terminado. Me dejó satisfecho.

... del autor: la sensación de que con cada novela se supera. "Las perfecciones provisionales", con Guerrieri al frente  y "El silencio de la ola", como novela independiente, me parecen algo tremendo. Y la alegría de saber que todavía tengo pendiente una nueva obra suya, "No existe la sabiduría. Relatos" (no me olvido de "El arte de dudar", que también tengo pendiente de comprar pero esto es más tratado que novela y su lectura será algo distinto casi seguro).

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