domingo, 13 de enero de 2013

Los crímenes de la viuda roja

En 2004 me hice con la colección completa de novelas negras que publicó El País bajo el título "Serie Negra". Fue el resultado de uno de esos razonamientos de botijo que me caracterizan y que expuesto en palabras sería algo así como: 50 libros a un euro cada uno (mas el periódico, evidentemente, pero eso era una constante de mis padres por aquel entonces así que no lo tenía que poner yo), son 50 euros. A nada que haya 5 o 6 novelas que me puedan interesar en la colección (y las hay), he rentabilizado toda la serie y si alguna de las 44 restantes resulta una sorpresa agradable eso que me llevo.

¿Cuál es el pero? pues que poco después (o poco antes, porque ahora mismo no recuerdo bien la secuencia temporal), bajo los auspicios del mismo razonamiento, repetí experiencia con la "Serie Aventuras" del mismo periódico. Total que como resultado de estas brillantes operaciones conseguí 10-12 de las novelas que por entonces quería y 88 posibles gangas. El problema es que el tiempo ha ido pasando y las gangas siguen siendo  posibles pues han sido muy pocas (por no decir casi ninguna) las novelas “no previstas” que he llegado a leer hasta la fecha.

Como mi acumulación (porque lo ecléctico del resultado me impide usar el término “colección”) de novelas ha seguido creciendo y mi biblioteca se encuentra superpoblada, me he visto en la obligación de ir buscando acomodo entre mis lecturas a algunas de las novelas de estas seríes para así poder ir dándoles salida, decidiendo  su continuidad o su retiro (y mejor aprovechamiento del espacio que ocupan hasta ese momento).

Hago esta aclaración para que nadie se sorprenda con alguna de las novelas que irán apareciendo esporádicamente por este blog, sean con la etiqueta “negra” o con alguna de otra. Espero, eso sí, que muchas de ellas resulten, como ha sido el caso con “Los crímenes de la viuda roja”, cuando menos, entretenidas.
Esta primer experimento se engloba en la "SERIE NEGRA" y como cabe deducir de lo escrito anteriormente no esperaba mucho de ella, máxime cuando los últimos antecedentes  que tenía en la misma colección (“¿Acaso no matan a los caballos?” o “El caso Galton”), no fueron de mi agrado.
A pesar de que la cogí con cierto resquemor mis miedos no se han visto confirmados y sin ser una obra memorable, la novela de Dickson sirve para pasar el rato sin problemas y para demostrar que (afortunadamente) mis razonamientos, como los relojes estropeados, de vez en cuando atinan.

La novela cuenta a su favor con una trama algo distinta. Una de esas en las que un asesinato/robo/misterio acontece en extrañas circunstancias, normalmente en espacios reducidos (y cerrados) y donde las pruebas físicas parecen contravenir toda posible explicación racional. Son novelas que despiertan mi curiosidad, quizás por su escasez, y me gustan más que  las del detective hermético y duro que deambula por las calles buscando a alguien. Es cierto que el lector no suele poder anticiparse a la investigación que se está llevando a cabo pero por lo general, su narración, llena de interrogatorios y razonamientos expresados en voz alta, suele ser bastante dinámica y se leen con bastante facilidad. Para aquel lector que la conozca “El misterio del cuarto amarillo”, de Gaston Leroux, es una buena referencia de lo que puede esperarse de esta novela, si bien la novela de la que aquí hablamos tiene algo menos de suspense y mucha más carga/intriga familiar.

Su personaje principal, Henry Merrivale (ex-espia británico), resulta menos carismático que "el" Rouletabille de Leroux, puede que porque no es gracioso y está un poco pagado de si mismo. La noticia positiva es que su creador parece consciente del problema y lo soluciona creando una investigación más plural introduciendo entre otros la figura del inspector Masters,  con quien Merrivale tiene algo más que un sano pique, lo que contribuye a darle algo de prestancia a la obra.

Una habitación cerrada durante décadas porque quien se queda solo en ella durante dos horas es encontrado muerto, un patrimonio familiar que tiene muchos más pretendientes de los que uno podría imaginar, un elenco que no tiene nada que envidiarle al famosisimo "Cluedo", un misterio del pasado y un final un tanto exótico (y algo cogido por los pelos)  configuran una trama entretenida que sólo al final comienza a hacerse un poco larga (aunque no llega a ser pesada).

A 2013, al menos a nivel literario, le pido mucho más pero no ha sido el comienzo horrible que temí cuando cogí esta obra de la estantería.

P.D: A ti, lector cachondo, que te preguntas con sorna y mucha guasa si por un casual no seguí el mismo razonamiento con la serie "Clasicos Españoles", la respuesta es sí, pero esos no creo que aparezcan todavía por aquí, no temas.
En mi descargo diré que de la serie "Histórica", que fue la última, sólo compré los que a priori llamaron mi atención. ¡Y luego luego dicenque no aprendo de mis errores! (lo único que pasa es que tardo un poco más que el resto, ¡qué se le va a hacer!)

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