viernes, 22 de diciembre de 2017

California bones - Daniel Blackland, vol. 1


Con "California bones" me ha pasado como con alguna otra novela de este año que en ese constante proceso de cambio por innovar en la literatura a veces se quedan entre medias de varios géneros y no termina de cuadrar bien el invento.

Son casos complicados de valorar, entre otras cosas porque muchas veces esperas algo al leer la sinopsis y lo que luego te dan no tiene nada o casi nada que ver con lo que te habían vendido.

Veo la referencia de la portada de Steven Gould y no me termina de cuadrar.

"L.A. Noir" me lleva a pensar en novela negra, muy negra, de ambiente inhóspito e incómodo, gris, espesa, lenta, de ritmo pausado y temática cruda.

La novela de Eedkhout tiene alguna de esas variantes, por ejemplo, a pesar de presentar similitudes con las ciudades que conocemos la historia nos muestra un ambiente opresivo y gris, hasta cierto punto inhóspito, con un aire que recuerda a la ambientación de la película Blade Runner pero sin que la transformación que plantea termine de resultar real, bastante lejos de el aire que una buena novela de cyberpunk llega a tener.

El problema llega cuando la lectura no es capaz de generar tensión en el lector y poco a poco se muestra incapaz de alcanza un climax a través del desasosiego o  esa sensación de incomodidad que surge cuando estás leyendo un thriller en condiciones.

Así que la referencia la referencia al género negro no creo que sea adecuada. Calificaría "California Bones" como una mescolanza más próxima al fantástico puro y duro, con algún tinte futurista que a la novela negra en cualquiera de sus vertientes, por mucho que sobre ella revolotee un ligero aire a un Danny Ocean (el encarnado por George Clooney, pero en versión miniyo) planeando un gran golpe (virtualmente imposible y seguramente kamikaze) de fondo.

Como se ve por lo expuesto, el fondo me ha generado algunas incertidumbres, el problema es que la forma lo ha aclarado pero no necesariamente para bien.

El tono lúgubre, la denuncia política y social y un fondo bastante triste (con algún tinte siniestro y macabro) se diluyen ante el intento de aunar en un mismo libro una historia con trasfondo y una narración directa, sencilla, cómoda y manejable con mucha elipse (¿intencionada?) que deja todo eso en un ¿cuarto? plano tan lejano que acaba por perder cualquier peso específico en la novela y te aleja de la acción. 

Quizá el problema resida en la sensación de que Eekhout trata de gustar a jóvenes y adultos y pierde a una parte de cada en el intento.

El contar con protagonista adolescente, sirve para cubrir un espectro muy amplio de lectores, pero para mí gusto no es una novela para los adolescentes más pubers, demasiado gore y mucha carga subliminal para que vean todo lo que se mueve. Para ellos lo bueno, cierto toque comiquero, diálogos ágiles, mucho ritmo y poca descripción. Pero, insisto, por desfasado que pueda estar por mis años, no creo que sea para un joven de 16 años (o que vaya a entender el trasfondo que se supone que hay detrás).

Para los adultos tiene carencias. Resuelve los lances con demasiada rapidez y un punto de ingenuidad, esperando que los fuegos artificiales y la magia del momento cubran las carencias de la narración.

El lenguaje es asequible pero para una persona exigente es casi seguro que le parecerá que a los personajes les falta profundidad y el desarrollo de la trama es demasiado irregular, con muchos saltos en la trama (¿o pretenden ser cambios de escena para una posible adaptación a la gran pantalla?), mostrando fogonazos de la historia, la parte vistosa y espectacular, pero dejando huecos sin rellenar en la historia.

Para el postadolescente... si no es exigente puede ser una buena lectura.

La parte "nueva", la de la osteomancia, y la de las distintas características de otros protagonistas no deja de recordar a un cruce entre el manga post-apocaliptico de hace unos años y los comics de Marvel de los 80-90, por lo que no me ha cautivado.

Por todo y por eso, quizás lo mejor que pueda decir es que  para mí "está bien", sin más.

P.D: Leeré la siguiente entrega, porque la historia es, al menos, entretenida y no especialmente exigente para los meses venideros, que prometen de todo menos pausa.

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