sábado, 18 de noviembre de 2017

Frío en Velesta


¿Don Winslow se fusiona con Alexis Ravelo para crear un autor?

Creo que hay algo de los dos autores en el estilo de Axel Beiner/Joaquín Piquer.

Don Winslow:

De Winslow una forma de tratar la historia como una suma de distintas historias que se van entrecruzando para conformar un conjunto unitario en el último tercio de la historia.

Beiner y  Winslow coinciden en la temática (o parte de ella) con el mundo de la droga de fondo pero difieren bastante en la forma en que tratan la materia. 

El autor americano es más pausado, probablemente más árido y también bastante máx exhaustivo, pero tiene (dota de) una mayor sensación de verosimilitud y realismo. 

Donde Beiner tiene momentos en que la narración se asemeja demasiado a la plasmación en papel de acciones propias de películas de acción americanas o de aquella serie malilla de Antena 3 llamada "Polícias,  en el corazón de la calle", el creador de, entre otras, "El poder del perro" construye desde la sobriedad, la parquedad y un acercamiento menos dinámico.

Creo que ya hace poco comenté que para mí hay varios Winslows, uno tremendo pero exigente ("El poder del perro", "Salvajes", "Los reyes de lo cool"), otro bueno y entretenido, con proyección para las masas ("La hora de los caballeros", "El invierno de Franckie Machine") y otro para pasar el rato (la serie de Neil Carey).

Beiner se mueve entre el entretenido que casi llega a bueno y el de pasar el rato sin más. Se queda muy lejos de la profundidad de la historia de "El poder del perro" o de la honestidad de la propuesta de las dos partes de "Salvajes" pero tiene bastante acierto en la forma en que plantea la historia y la ramificación de las tramas.

Alexis Ravelo:

Con él también hay elementos en común. 

Un acercamiento a una realidad más cotidiana. Una forma más llana de escribir y una menor necesidad de trascendencia que en el caso de Winslow pero en el proceso por hacer "un producto" bastante híbrido y resultón, se pierde el realismo sobrio de Ravelo, la sensación de autenticidad, de estar leyendo sobre la sociedad actual desde el punto de vista de esa zona media venida a menos que ha perdido su sitio y que se mete en serios problemas en su lucha por sobrevivir.

En ese sentido Beiner es más plano y sus personajes (y son unos cuantos) carecen de profundidad, demasiado ajustados a sus roles para ofrecer algo más en un sentido u otro.

Los de Ravelo llegan y lo hacen porque es difícil que a parte de "los malos" no entiendas o te identifiques o seas capaz de justificar a alguno de los "no tan malos" que habitan en su universo (podríamos ser cualquiera de nosotros si un mal golpe de suerte pusiese nuestra vida en jaque).

Alex Beiner/Joaquín Piquer

De forma individual valorar a Beiner me cuesta.

Por un lado, lo bueno

Muchísima acción, contundencia, adrenalina, subidas de tensión y violencia a mansalva. ¿A quién no le apetece de vez en cuando un dulce?

Además la narración acompaña. Ritmo rápido, lectura ágil con sensación de bastantes menos páginas, mucho cambio de personaje (que también ayuda a ver más puntos de vista y a que no acabe uno tan saturado de "ese personaje que...") y las páginas que fluyen en concordancia con el ritmo del texto. 

Todo muy de agradecer, ayudando a crear una novela genial para una semana ajetreada donde quieres algo capaz de captarte sin que te exija demasiado. Una de esas lecturas que tiene que permitirte entrar y salir con rapidez de ella sin tener sensación de estar perdiendo información por el camino.

En ese sentido y teniendo en cuenta las semanas de las que vengo y el ritmo que me toca llevar estos días, una lectura ideal. 

Me ha ofrecido desconexión cuando lo necesitaba, me ha permitido sumergirme en sus páginas casi nada más ponerme a leer en cada ocasión y ha añadido el punto adicional de tensión que me ha hecho dejarlo aparte para retomar mis quehaceres con un deje de amargura por haber querido avanzar un poco más cada vez.

Por el otro, los peros

Personajes algo unidimensionales, con poco desarrollo interior y, quizás, demasiado circunscritos al rol para el que se les introduce en la historia, sin mayor carga ni transcedencia.

Una protagonista, Pilar Brausse, demasiado... demasiado. Algo cargante, algo resabiada, un poco demasiado capaz, excesivamente opaca y con un toque película de Serie B americana que no me termina de gustar. 

Conforme me hago mayor esa sensación de que a un personaje le pase lo que le pase no le va a suceder nada y va a seguir adelante sin alterarse, sin secuelas ni replanteos... no me termina de cuadrar.

Sobre la trama... Demasiado giro inesperado. Mucho efectismo, un exceso de juego de espejos y mucha reserva a la hora de facilitar información para tratar de sorprender... en el camino el espectador pierde parte de complicidad con la historia y se limita a dejar que le guíen y le lleven por los derroteros prefijados.  Y eso cada vez me gusta menos.

No soy dado ni a genios grandilocuentes ni a giros tramposos que surgen de la nada pero que quien escribe trata de venderme como algo lógico con una explicación surgida ex professo para la ocasión. Por eso no me gusta el escritor John Vernon y no termino de sentir cariño por Brausse y su parte de la historia.

Además queda cierta sensación de inverosimilitud en algún momento y demasiada acción sobreactuada para lo que es mi gusto a día de hoy. Curioso cuando tengo la sensación de que era innecesario a la vista del conjunto y el material del que disponía el autor. 

Del "continuará" final sólo puedo decir que me ha cabreado.

Creo que como conjunto podría haber sido más de lo que ha dado y que elementos para triunfar tiene pero que le falta un punto más en todo para ser algo realmente bueno, aunque no inolvidable.

Valoración: Está bien. Sin más. Y me ha venido de perlas.

En tono parecido... mi recomendación.

Está en la línea del spaghetti crime de Dazieri pero no ha terminado de conjugar bien todos los elementos y queda una sensación de artificiosidad que no termina de agradarme.

Con el mismo tono pero una construcción superior y una sensación de obra mucho más redonda, este año ha pasado por aquí "Efecto Dominó" de Olivier Norek.




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