lunes, 12 de febrero de 2018

El crimen del paludú - Serva la Bari, 2


La lectura no ya como entretenimiento sino como punto de encuentro de personas afines con gustos distintos.

Esa búsqueda (no reconocida) de un imaginario común que nos permita acercarnos a aquellos que queremos con referencias y momentos vividos de forma individual pero que sea posible compartir porque de alguna forma la otra persona haya llegado a la misma situación.

Dar con un medio de disfrute colectivo que poder comentar que trascienda la consabida televisión y los espacios de consumo masivo.

Poder hablar de algo con gente sin que tenga que ser por narices "Juego de Tronos" o "Gran Hermano".

La risa compartida por el recuerdo de un chiste que no  hace falta repetir porque con un par de palabras sueltas todo el mundo lo acaba asociando.

Marketing encubierto a una ciudad singular que permite acercarla a alguien ajeno a ella para que entienda parte de la idiosincracia de la ciudad y de quienes habitan en ella sin perder por ello un ápice de su naturalidad.

Todo eso es para mí "El crimen del palodú" o, mejor aún, lo son las tres primeras novelas de la serie de "Serva la Bari" o de las disputas entre rancios y modernitos.

Tengo poco que aportar sobre la novela en general. He vuelto a sonreír en algún pasaje, el reencuentro con Sevilla ha sido igual de placentero que en las ocasiones anteriores y  sigue siendo una lectura de dos-tres horas, amena, agradable y con un punto canalla que me gusta mucho.

La releí, no porque no me acordase de ella sino porque gente de mi entorno estaba haciéndolo y era una forma de tener un punto en común adicional para comentar y reirnos con algo, porque si algo tiene cualquiera de las novelas de Julio Muñoz Gijón (@ranciosevillano) es que su recuerdo siempre suele ser mejor que a la lectura y sus chistes ganan mucho cuando se disfrutan de forma compartida.

Elegí este momento porque tras "Ángeles en llamas" y "Tres funerales para Eladio Monroy" necesitaba algo ameno y ligero que me diese un respiro ante tanto exceso de realismo. Y fue un acierto.

Y, como he dicho, el recuento final es muy bueno porque durante una semana el recuerdo perduró, sirvió para amenizar alguna momento acompañado y poner algún momento alegre en una comida familiar donde muchos ya habíamos catado esta peculiar forma de escribir que, por desgracia se da poco.

"El crimen del paludú" sigue siendo hasta la fecha el más flojo de los tres libros que he leído de la serie. Le falta el efecto sorpresa de la primera y no tiene el encanto del principio del cambio de la tercera (en donde Madrid empieza a cobrar algo de importancia como personaje) pero es cierto que Jiménez empieza a cobrar peso y con él la obra tiene la dimensión perfecta que lo ajusta a lo que se espera de ella.

Valoración: me ha gustado.

En otros ámbitos..

He visto "La niebla y la doncella". Me gustaría decir que me equivoqué con mis prejuicios y que al verla me reconcilié con las adaptaciones de novelas a la gran pantalla pero sería mentir.

Quim Gutiérrez es hierático y carente de chista. Superficial y superfluo en la adaptación de un personaje que si se caracteriza por algo es precisamente por lo contrario, su intenso proceso interior, sus dudas, su pesar.... no hay nada del Bevilacqua de Silva en su interpretación y con "su ausencia" pierde la mayor parte de la novela.

Aura Garrido es una actriz que en general me gusta y esperaba una "Alicia Chamorro" próxima al personaje original pero su rol es casi tangencial, desprovisto de su naturaleza compleja y muy alejada de la complicidad que deberían exudar los dos personajes en pantalla.

De Verónica Echequi sólo puedo decir que no era la Anglada que leí pero que de todos los actores es quién más se asemeja a lo que escribió en su día Lorenzo Silva.

En cuanto a la trama... me quedo con la duda de si quién guionizó llegó a entender lo que había detrás de la historia y en qué momento confundió la sutileza con lo burdo. Hay una reescritura de algunos pasajes y un cambio de la arte final, que unido a algunos saltos y disgresiones que hacen que, salvo que hayas leído la novela, las cosas no tengan sentido (ni siquiera alguna de las conversaciones entre Bevilacqua y Chamorro, copiadas de la novela pero despojadas de todo sentido).

Quizás si no se ha leído la novela la película resulte curiosa y coherente. Para mí carece de esos dos elementos, actuación aparte.

No hay comentarios: