lunes, 16 de enero de 2017

Cold cold ground - Troubles, vol. 1



En las dos/tres primeras semanas del año se me está acumulando el trabajo y las lecturas, así que tengo que acelerar un poco con los comentarios o me voy a pasar el año arrastrando y descolgando libros (y no quiero que pase).

Quizás por eso intentaré ser algo más breve y, si es posible, más claro en los comentarios evitando en lo posible reventar nada.

"Cold cold ground" es la primera novela de la serie protagonizada por el sargento Sean Duffy, policía irlandés, con estudios superiores y católico en la Irlanda independentista de los años 80. Una rara avis con pocos puntos en común con casi nadie (ni dentro ni fuera del cuerpo).

La trama tiene un corte bastante clásico a pesar de estar situada en los años 80, más por el perfil del protagonista que por su ambientación temporal. 

Como novela negra dentro del "Género de misterio" está bastante alejada de las sensaciones y el vértigo de un buen thriller y aunque no está mal bien ambientada (consigue que inmediatamente te sumerjas en el clima de Irlanda en aquél momento) queda lejos de ser tratable como novela de corte social.

La narración va de más a menos, con un comienzo sobrio, pausado, en tonos oscuros (casi blanco y negro), marcado por la tensión existente en las calles y la (o)presión con la que viven los agentes de la ley su profesión en una sociedad que no les respeta y les sitúa entre los primeros objetivos de los ataques por encarnar/representar al enemigo opresor.

Pero esa atmósfera se va diluyendo conforme pasan las páginas y el peso empieza a recaer en su protagonista, un Sean Duffy igual de gris que el entorno, que pasa de  hombre mesurado, racional, coherente y cabal a un ángel vengador acelerado e intempestivo, que no sabe gestionar la situación y actúa a impulsos exagerados, mero peón en manos de personajes poderosos que le mueven desde la sombra.

La novela promete mucho más de lo que da y se va descafeinando a pasos agigantados hasta terminar con un rush final alocado que desvirtúa a personaje y autor al romper con las premisas iniciales de la obra. 

En "Pez en la hierba" de Ángel Gil Chieza (novela con la que estoy ahora), su protagonista Miquel (editor de libros) explica, en un momento en el que discute con la escritora cuya novela trata de "mejorar",  que los personajes hay que sentirlos, conocerlos, "acostarse con ellos", para poder construir novelas consistentes, donde el estilo y la perspectiva sea siempre la misma, dotando al conjunto de unidad de forma  y de tratamiento, de tal forma que el lector no pueda percibir ningún cambio que le choque y le haga salirse de la historia y pueda, así, acabar con sensación de un todo coherente.

Esa sensación es la que no he tenido durante la lectura de "Cold cold ground". Desaparece hacia la mitad de la novela, momento en que hay un cambio en el personaje que no se justifica de ninguna forma.

Que un personaje evolucione es normal, es parte del proceso, lo va haciendo "Harry Hole" de Nesbo, como resultado de las experiencias que va viviendo y la realidad en que habita, con una sociedad que no le ofrece las respuestas que considera necesarias y justas. Y lo hacen muchos otros (Harry Bosch de Michael Connelly,  Franck Sharko de Thilliez, por ejemplo), incluso en una misma novela, como es el caso de Martin Beck en alguna de las tramas construidas por Wahlöö y Sjöwall, pero en estos casos el tiempo es un personaje más de la trama y es la erosión de su paso la que menoscaba la fe y creencias y comportamiento del protagonista. 

En la obra de McKinty el tiempo no es factor determinante (todo sucede en un espacio muy limitado de tiempo), el carácter previo del protagonista no justifica su proceder (al comenzar la novela está muy lejos de las zonas grises (tirando a negras) en que habita el Rebus de Ian Rankin) y no hay hechos (ni una carrera prolongada, ni una frustración acumulada, ni una sensación de impotencia o de impunidad...) que justifiquen la vertiginosa metamorfosis del sargento Duffy, que pasa de sobrio, serio, sereno, mesurado, educado (tiene la carrera de psicología en un cuerpo donde la mayor parte de sus compañeros carecen de estudios), correcto y racional  a comportarse de forma extraña (o al menos incoherente con todo lo que nos han vendido hasta entonces), convertido en un ser temperamental, irascible, errático, que va dando bandazos y actúa de forma impulsiva, vulnerando la legalidad y dejando de lado todo lo que se suponía que era su forma de ser y sus creencias personales.

A la novela de Adrian McKinty le falta empaque, quedando en conjunto como un conjunto de lugares comunes dentro de lo que es el género, con una trama que llevada de otra forma podría haber dado bastante juego pero que no está bien gestionada. 

Una novela floja para un género que actualmente cuenta con un volumen significativo de novelas nuevas publicadas cada año. 

Difícil que repita por aquí.

Valoración: No me ha gustado.




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